Ruido de sables en Palacio
09/05/2004
- Opinión
La tarde del viernes 7 de mayo, el rumor comenzó a correr por
todo el país: los militares estaban acuartelados. Al paso de
las horas, el rumor se convirtió en certeza: hacia las 8 de la
noche, el alto mando militar llegó a Palacio de Gobierno en
traje de combate. Fue sólo después de las 11 de la noche que
se estableció cuál era el motivo real de esa movilización: la
molestia ante el fallo del Tribunal Constitucional que
estableció que, los militares implicados en al menos 2 muertes
durante los trágicos sucesos de febrero del año pasado, debían
ser juzgados por tribunales civiles y, por tanto, los juicios
castrenses que los liberó de culpas, quedaban anulados.
Al concluir la entrevista con el presidente Carlos Mesa, el
Ministro de Defensa dio una lacónica conferencia de prensa
anunciando que, cuando los militares conociesen formalmente el
fallo, harían conocer su criterio. Este domingo, en un aviso
pagado en la prensa nacional, reclamaron al Tribunal la
revisión de su fallo, recordaron su largo periodo de apego a
la Constitución y alertaron que la democracia estaba en
peligro.
Para este lunes 10, se anunció que los jefes de las unidades
militares, se reunirían en el Gran Cuartel de Miraflores (La
Paz) para deliberar sobre las acciones que tomarían en torno a
lo que consideran un atentado contra sus privilegios.
Un octubre imperdonable
En los acontecimientos de septiembre y octubre pasados, que
concluyeron con la renuncia de Gonzalo Sánchez de Lozada, las
movilizaciones populares enfrentaron la represión de las
Fuerzas Armadas. La policía apenas tuvo participación en
acontecimientos que la rebasaron desde los primeros días.
Por supuesto, el trágico saldo de esas jornadas –cerca a 90
muertos y casi 3 centenas de heridos-, era responsabilidad de
los militares. Pese a la repulsa pública por la actuación que
ellos tuvieron, el presidente proclamado el 17 de octubre,
Carlos Mesa, ratificó al alto mando militar. Es más: fue a
sugerencia de éstos, que Mesa nombró al general retirado
Arredondo, como Ministro de Defensa.
A principios de este año se nombró a las nuevas autoridades
castrenses, pero todo indica que la estructura que se
construyó durante la administración anterior sigue intacta.
Es público el hecho de que, los mandos castrenses, han tenido
una estrecha relación con los partidos que están en el
gobierno. De aquí se concluye que, los jefes militares apenas
soportan la situación que actualmente vive el país.
Los aprestos de golpe
Hace algo más de una semana, el Ministro de Defensa debió
responder a dos interpelaciones simultáneas en la Cámara de
Diputados. Primero la bancada de Nueva Fuerza Republicana
(NFR) y, acto seguido, los representantes del Movimiento al
Socialismo (MAS), emplazaron al ministro a que revele toda la
información que tuviese en relación a conspiraciones en la
que, aparentemente, están implicados militares en retiro y
otros activos. Por supuesto, la respuesta fue absolutamente
negativa, aunque sus argumentos fueron evasivos. La
interpelación concluyó sin censura, por el voto de los
partidos que fueron el apoyo de Sánchez de Lozada, en el
pasado inmediato.
La denuncia del MAS, aparte de mencionar a varios militares
retirados, acusó al propio ministro Arredondo de estar
participando en la conspiración. Pese a tales evidencias,
hubo incluso algunos parlamentarios, que se declaran populares
y de izquierda, quienes votaron dándole su confianza al
ministro interpelado.
Perspectivas
El pronunciamiento militar –porque se trata, ni más ni menos,
que de esto-, ocurre en momentos en que, varios sectores
populares están movilizados en demanda de sus necesidades y de
la recuperación de los hidrocarburos. El dirigente de la
Central Obrera Boliviana, Jaime Solares, anunció que esta
semana se radicalizarían las medidas de presión que, los días
anteriores, fueron más bien aisladas.
Pero, una amenaza de estas características, puede provocar un
vuelco en tal estado de cosas. Tradicionalmente, los aprestos
militares han sido repudiados por las organizaciones
laborales. Tal reacción puede producirse en las próximas
horas.
Una aventura de las características que tiene este
pronunciamiento, aparte del repudio internacional, contaría
con una mínima base interna: talvez, los grupos más
recalcitrantes de lo que, en la jerga política local, se
conoce como "gonismo". Pese a eso, no puede descartarse que
los mandos militares, reunidos este lunes, consideren
abiertamente las posibilidades que tendrían de imponer su
propia visión de la perspectiva nacional que, por supuesto, es
contraria al proceso de democracia participativa que se está
dando en el país.
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