Elecciones: Nada nuevo bajo el sol
13/05/2004
- Opinión
Más de 5 millones de dominicanos/as concurrirán a votar el 16 de mayo para escoger al nuevo Presidente que gobernará hasta el 16 de agosto de 2008. Según los sondeos electorales Leonel Fernández Reyna, del Partido de la Liberación Dominicana e Hipólito Mejía, actual presidente de la República y perteneciente al Partido Revolucionario Dominicano, son los más opcionados, según varias encuestas difundidas en los últimos días. Fernández obtendría el 53,6% de los votos frente al 29,9% del presidente Hipólito Mejía, según los sondeos de la firma Gallup dados a conocer el 14 de mayo.
El empresario Eduardo Estrella, del Partido Reformista Social Cristiano, es ubicado en el tercer puesto con un 10,3% de la preferencia electoral. La coalición de izquierda Unidad del Pueblo, con su candidato Ramón Almanzar, parece tener pocas posibilidades. En el caso de que los resultados electorales confirmaran los datos de las encuestas, esto es que Leonel Fernández obtuviera más de la mitad de los votos, no sería necesario una segunda ronda electoral como establecen las leyes electorales.
La campaña electoral se ha caracterizado por la profusión de promesas, el derroche de recursos económicos en un país con enormes necesidades, acusaciones de fraude y enfrentamientos violentos entre seguidores de Mejía y Fernández. Frente a esto, la Iglesia Católica advirtió a los partidos que no pueden ganar las elecciones con fraude, uso de malas maneras y manejos turbios. El arzobispo Ramón de la Rosa y Carpio criticó los gastos excesivos en que incurren los partidos políticos y pidió a los electores que no vendan sus cédulas de identidad y electoral.
Leonel Fernández, que ya ejerció la Presidencia de la República en el período 1996- 2000, cuenta con que los dominicanos se vuelvan amnésicos y confíen otra vez en sus ofertas incumplidas. Su régimen, masivamente repudiado en las votaciones de 1998 y 2000, se caracterizó por el enriquecimiento ilícito de varios funcionarios, la política favorable a las transnacionales, el descuido del campo, los asesinatos extrajudiciales y los abusos del poder. Sin embargo, ahora vuelve a proponer las mismas recetas fondomonetaristas que han llevado al país al abismo: reforma fiscal en el contexto de un acuerdo del FMI, superávit fiscal, disminución de impuestos para el sector privado, estabilidad de los indicadores macroeconómicos.
El presidente Hipólito Mejía aspira a ser reelecto pero varios factores conspiran contra su propósito, comenzado por el desgaste que le ha ocasionado los escándalos de corrupción, la represión a los movimientos sociales que en la huelga de enero de 2004 dejó un saldo de 8 muertos y la entrega de 2.200 millones de dólares de los fondos públicos para auxiliar al quebrado Banco Baninter, medida que ocasionó la devaluación acelerada del peso dominicano y el incremento del costo de la canasta familiar.
En lo internacional, la política de Mejía se ha caracterizado por un absoluto alineamiento a los dictados de Washington que le llevó incluso a enviar tropas a Irak y por la protección a gobernantes corruptos como Carlos Andrés Pérez de Venezuela y Gustavo Noboa de Ecuador, a quienes otorgó asilo.
El candidato Eduardo Estrella representa al anacrónico Partido Reformista Social Cristiano, fundado por Joaquín Balaguer, el caudillo que gobernó al país por 22 años. Sus propuestas formuladas ante el Consejo Nacional de la Empresa Privada no difieren de las de Leonel Fernández: reducción del gasto corriente, promoción de la inversión y de la pequeña y mediana empresa. Sean cuales fueren los resultados electorales, el nuevo mandatario deberá enfrentar una crisis económica y social que es considerada la más grave de las últimas décadas. La inflación acumulada en el 2003 fue del 43% y en el primer trimestre de este año llegó al 24,37 por ciento, en tanto que los salarios de la mayoría de trabajadores/as son absolutamente insuficientes. El presidente Mejía ha prometido, si es reelecto, aumentar los sueldos, pero pocos creen en sus promesas.
Por otro lado, el peso de la deuda externa, que supera los 5.000 millones de dólares, complicará la gestión del próximo gobierno. Por otro lado, la crisis social se presenta muy aguda: los hospitales públicos están en pésimas condiciones, carecen de medicamentos y sus equipos son obsoletos.
Las duras condiciones del país determinan que, casi a diario, decenas de dominicanos/as traten de huir del país hacia Puerto Rico o Nueva York. Muchos pierden la vida en el intento. Vistos los programas de los candidatos que las encuestas colocan como favoritos, es muy dudoso que República Dominicana salga de la crisis, más aún cuando ninguno de ellos implica una ruptura con las políticas neoliberales que han profundizado las brechas sociales y han agudizado la dependencia y la subordinación del país.
El empresario Eduardo Estrella, del Partido Reformista Social Cristiano, es ubicado en el tercer puesto con un 10,3% de la preferencia electoral. La coalición de izquierda Unidad del Pueblo, con su candidato Ramón Almanzar, parece tener pocas posibilidades. En el caso de que los resultados electorales confirmaran los datos de las encuestas, esto es que Leonel Fernández obtuviera más de la mitad de los votos, no sería necesario una segunda ronda electoral como establecen las leyes electorales.
La campaña electoral se ha caracterizado por la profusión de promesas, el derroche de recursos económicos en un país con enormes necesidades, acusaciones de fraude y enfrentamientos violentos entre seguidores de Mejía y Fernández. Frente a esto, la Iglesia Católica advirtió a los partidos que no pueden ganar las elecciones con fraude, uso de malas maneras y manejos turbios. El arzobispo Ramón de la Rosa y Carpio criticó los gastos excesivos en que incurren los partidos políticos y pidió a los electores que no vendan sus cédulas de identidad y electoral.
Leonel Fernández, que ya ejerció la Presidencia de la República en el período 1996- 2000, cuenta con que los dominicanos se vuelvan amnésicos y confíen otra vez en sus ofertas incumplidas. Su régimen, masivamente repudiado en las votaciones de 1998 y 2000, se caracterizó por el enriquecimiento ilícito de varios funcionarios, la política favorable a las transnacionales, el descuido del campo, los asesinatos extrajudiciales y los abusos del poder. Sin embargo, ahora vuelve a proponer las mismas recetas fondomonetaristas que han llevado al país al abismo: reforma fiscal en el contexto de un acuerdo del FMI, superávit fiscal, disminución de impuestos para el sector privado, estabilidad de los indicadores macroeconómicos.
El presidente Hipólito Mejía aspira a ser reelecto pero varios factores conspiran contra su propósito, comenzado por el desgaste que le ha ocasionado los escándalos de corrupción, la represión a los movimientos sociales que en la huelga de enero de 2004 dejó un saldo de 8 muertos y la entrega de 2.200 millones de dólares de los fondos públicos para auxiliar al quebrado Banco Baninter, medida que ocasionó la devaluación acelerada del peso dominicano y el incremento del costo de la canasta familiar.
En lo internacional, la política de Mejía se ha caracterizado por un absoluto alineamiento a los dictados de Washington que le llevó incluso a enviar tropas a Irak y por la protección a gobernantes corruptos como Carlos Andrés Pérez de Venezuela y Gustavo Noboa de Ecuador, a quienes otorgó asilo.
El candidato Eduardo Estrella representa al anacrónico Partido Reformista Social Cristiano, fundado por Joaquín Balaguer, el caudillo que gobernó al país por 22 años. Sus propuestas formuladas ante el Consejo Nacional de la Empresa Privada no difieren de las de Leonel Fernández: reducción del gasto corriente, promoción de la inversión y de la pequeña y mediana empresa. Sean cuales fueren los resultados electorales, el nuevo mandatario deberá enfrentar una crisis económica y social que es considerada la más grave de las últimas décadas. La inflación acumulada en el 2003 fue del 43% y en el primer trimestre de este año llegó al 24,37 por ciento, en tanto que los salarios de la mayoría de trabajadores/as son absolutamente insuficientes. El presidente Mejía ha prometido, si es reelecto, aumentar los sueldos, pero pocos creen en sus promesas.
Por otro lado, el peso de la deuda externa, que supera los 5.000 millones de dólares, complicará la gestión del próximo gobierno. Por otro lado, la crisis social se presenta muy aguda: los hospitales públicos están en pésimas condiciones, carecen de medicamentos y sus equipos son obsoletos.
Las duras condiciones del país determinan que, casi a diario, decenas de dominicanos/as traten de huir del país hacia Puerto Rico o Nueva York. Muchos pierden la vida en el intento. Vistos los programas de los candidatos que las encuestas colocan como favoritos, es muy dudoso que República Dominicana salga de la crisis, más aún cuando ninguno de ellos implica una ruptura con las políticas neoliberales que han profundizado las brechas sociales y han agudizado la dependencia y la subordinación del país.
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