Ecuador, las elecciones y lo que vendrá

11/02/2013
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Todo indica que  las elecciones del 17 de febrero las ganará Rafael Correa en la primera vuelta, y muy probablemente Alianza País obtendrá la mayoría en la Asamblea. Es decir, podrá gobernar desarrollando el proyecto político sin mayores tropiezos y todos los latinoamericanos aspiramos a que se fortalezca el Sumac Kausay o el proyecto del Socialismo del  Buen Vivir, que va ocupando espacio en nuestro Continente.
 
Las razones para votar por el Presidente Correa y por la lista 35 completa, responden a la necesidad de que esta mayoría consiga que el proyecto camine de una vez por todas, sin una oposición  conservadora,  retardataria y de un profundo egoísmo antinacional como lo es la de la derecha. Y que encuentre y se vaya reconstruyendo, en la oposición de la izquierda, un rumbo de alianzas que sean fructíferas.
 
Alianza País ganará no por inercia, no porque está en el gobierno, no porque se aprovechó del precio del petróleo o por cualquier otra razón mezquina que arguyen sus oponentes. Ganará por lo que hizo hasta hoy, por voluntad libre y consciente de las mayorías populares.
 
Este voto por la lista 35 va  para hacer prevalecer “a la persona por encima del capital.” La lucha que ha desenmascarado al FMI,  el Banco Mundial y los intereses transnacionales de someter a nuestros países. Es el voto por el  multilateralismo como un instrumento de política exterior y el fortalecimiento de UNASUR, CELAC, MERCOSUR como posibilidades reales de desarrollo regional y de establecer mecanismos de contrapeso a los poderes hegemónicos. Jugar en pared (como se dice en el fútbol) con Brasil, Venezuela, Argentina, Uruguay, Bolivia; trabajar dentro del ALBA con Cuba y Nicaragua, desarrollar el SUCRE como mecanismo de intercambio y conseguir que todo ello funcione, es parte de un sueño de generaciones pasadas y recientes y por el que  murieron muchos combatientes, dirigentes, sindicalistas, campesinos y pobladores. Esto no debe ser olvidado y su sacrificio debe ser recordado y respetado. Y una forma de hacerlo es construir esta nueva América latina.
 
Votar por Rafael Correa va por la redistribución de la riqueza,  además de hospitales, escuelas, carreteras, el sector de la economía popular y solidaria, el camino a la autosuficiencia energética, el pago justo de salarios, el seguro social, la vivienda y la lucha contra la tercerización; la eliminación de la pesca de arrastre y el rescate de la pesca artesanal y, como ejemplo mundial, la destacada atención a las personas con necesidades especiales. Además de todo ello, está el camino para los jóvenes. Muchachas y muchachos entre 16 y 17 años que suman 554 mil personas.  A ellos se les ofrece  alternativas de trabajo, algo que no pueden ofrecer los opositores de derecha (aunque lo anuncien con bombos y platillos) los seguidores del Imperio, sean Banqueros, empresarios o ex gobernantes. Porque el desempleo es inherente a la religión del mercado y si no, preguntémosle a los españoles o a los griegos o sin ir muy lejos a los peruanos, a los chilenos y a los colombianos, cómo les va con el empleo y la educación pública y gratuita. La política del Fondo Monetario, del capitalismo irracional, de los Estados Unidos y la nueva Unión Europea, bajo el mando de Alemania y sus seguidores, solamente ofrecen un futuro de desempleo, falta de acceso a la salud, a la educación, al trabajo. América Latina, los nuevos procesos en construcción, y en este caso el Ecuador, ofrecen lo opuesto.
 
 Finalmente este voto por Rafael Correa y por Alianza País, va porque este proyecto de reforma profunda del estado, de la propiedad, de la soberanía, merece la oportunidad de consolidarse y plasmarse en la realidad. Las ecuatorianas y los ecuatorianos y las y los latinoamericanos merecemos  un periodo de construcción sólida y coherente.  La historia nos demuestra que nada es perfecto ni nada es irreversible, pero en este caso las luchas deben ser dadas desde adentro y con la firmeza de pertenecer a un proyecto nuevo, valiente, coherente con su propia historia y con la modernidad de América Latina. Quedarse atrás, volver a las bases militares extranjeras, someterse al caduco FMI o humillarse frente esa burguesía vergonzante que hubiera preferido mil veces haber nacido en Miami, está fuera de los cálculos del pueblo ecuatoriano hoy.
 
Los Riesgos de la hegemonía
 
 En este marco la hegemonía  tiene sus riesgos. Las tendencias internas son el espejo de todo movimiento surgido de las movilizaciones populares y organizado desde el gobierno. Posiciones controlistas y posiciones más democráticas batallan al interior. Algunos y muy buenos activistas e intelectuales o profesionales han dejado el gobierno. Unos prácticamente expulsados, otros automarginados. Ampliar la política de alianzas es parte de la construcción democrática. Fortalecer el trabajo de descentralización y autonomía consolidará  el nuevo camino.
 
Es de esperar que se concreten planes eficaces de reforma agraria y que no se caiga ante los cantos de sirena de los Monsantos u otros perversos. Todos deseamos que la minería sea rigurosamente controlada y que el nuevo modelo de matriz productiva  se mantenga en el camino de los sueños equilibrados entre la naturaleza y el bienestar de las mayorías que se merecen esa ruta de vida.
 
Es de esperar que se retomen posiciones de protección con respecto a los solicitantes de refugio que no dejan de llegar desde Colombia; que el código penal no sea un instrumento regresivo en nombre de la seguridad ciudadana. Es de esperar que, efectivamente, la justicia se vuelva eficiente y el poder judicial sea independiente y no como ha sido hasta antes de su reforma, corrupto y sumiso a las oligarquías.
 
Habrá que seguir batallando ya que la multiculturalidad y los derechos de la naturaleza  no se pueden construir de la noche a la mañana, pero este es el camino que hay que recorrer, con sus avances y retrocesos. Habrá que ir sentando la huella para no tener que pasar, nuevamente, por la humillación del sometimiento. Se lo debemos a los caídos el 30 de Setiembre y a todos aquellos que quedaron  a lo largo de la historia y en particular a los luchadores sociales y combatientes de los 70s y los 80s. A los muchachos del Alfaro Vive y a todas y todos los que desaparecieron o fueron asesinados públicamente en todo nuestro Continente.
 
 Ya lo sabemos, ninguno es indispensable, pero hoy, Correa es  el dirigente y Alianza PAIS  es el movimiento. Hoy, este es el camino. Las batallas no terminan y una nueva guerra de Independencia se ha iniciado y Rafael Correa, en el Ecuador, lleva la espada en esta etapa. Que nunca se le caiga, que se profundice la Revolución Ciudadana y que ganen desde las mujeres y hombres de todas las regiones y los pueblos ecuatorianos, hasta los colibríes del trópico húmedo o los peces del Pacífico. Esa armonía se requiere y por allí va el camino. Por ello, este voto es fundamental y esa victoria es un paso más al futuro.
 
 

 

 

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