Réquiem para la partidocracia neoliberal

19/02/2013
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Mediante el ejercicio del sufragio, como mecanismo democrático, el pueblo ecuatoriano ha confirmado en las urnas la continuidad del proceso de cambio que vive muestra patria; otorgando una contunde e indiscutible victoria en la primera vuelta al Presidente Rafael Correa, que se proyecta en un 60% de votos y con una holgada mayoría en la conformación de la Asamblea Nacional. Un acumulado de ocho victorias continuas; y la de ayer, expresa la consolidación de un proceso revolucionario abierto, de un liderazgo político, basado en un quehacer colectivo, y de afianzamiento de un poder no institucional sino constituyente y popular.
 
Estas elecciones aportan varias lecciones: el respaldo popular y de otras sectores sociales al horizonte emancipador de la revolución ciudadana, por primera vez en la historia política nacional, un Presidente es reelegido democrática e inmediatamente en una sola vuelta, como Presidente, aun en funciones; por otro lado, el rechazo popular a la vieja partidocracia, a los medios mercantilistas, (que encubren la verdad y mienten sobre el país y el mundo en que vivimos) una derecha nostálgica con el neoliberalismo, con diversas candidaturas, que aparentaban ser distintas, pero que sin embargo en los hechos, representan todas, el pasado empobrecedor, corrupto, aterrador y antipatriótico del capitalismo neoliberal; es el reconocimiento al ejercicio de una política de inclusión de los sectores sociales históricamente marginados y excluidos, por los gobiernos oligárquicos-burgueses, que han gobernado en base a acuerdos, componendas y pactos antipopulares, enriqueciéndose y concentrando la riqueza en poquísimas manos; es el reconocimiento a una obra que ha mejorado sustancialmente el sistema de salud, de educación, de vivienda, de atención a los grupos sociales prioritarios como los discapacitados , niños y niñas, y la tercera edad, es decir, una masiva inversión en lo social, buscando la igualdad y la equidad, lo que contribuye a un mejoramiento de la calidad de vida de nuestra población; a lo que se suma, la construcción de obras de infraestructura como carreteras, puentes, aeropuertos, y otras vías comunicación, acompañado de un mejor servicio en la seguridad social, la función judicial y otros servicios públicos. En definitiva, el regreso del Estado, para que juegue un rol activo como agente de desarrollo nacional, por encima y en lugar del mercado, rentista y excluyente por naturaleza.
 
Se trata entonces, de haber logrado recuperar los derechos del pueblo, de los excluidos de siempre, recuperando al mismo tiempo nuestros recursos naturales, rompiendo el gran negocio de las empresas transnacionales y al mismo tiempo haber aportado a un proceso de integración regional, de la “patria grande” América Latina, enfrentando las políticas imperialistas de globalización, consolidando la soberanía de nuestros pueblos, con mecanismos como el ALBA, el UNASUR y el CELAC.
 
No es un proceso perfecto, lo sabemos, ninguna revolución es perfecta, ni pura, siempre asumen formas imprevistas, así como son innovadoras y originales, también están plagada de errores, de vacilaciones, de deserciones, de retrocesos, pero también aciertos y avances construyendo subjetividad y sujeto histórico.
 
La ecuación se dio vuelta y con ella la opción política. La derecha solo ofrecía volver al pasado de la austeridad y recortes en el gasto público, de entreguismo y servilismo a las potencias imperialistas y sus corporaciones transnacionales; de protección a sus intereses mezquinos concentrados en la banca. En este espacio, la derecha ideológica nacional y extrajera y los sectores anticorreistas tradicionales y conservadores tienen y tendrán en Guillermo Lasos, su nuevo portavoz, su bandera de oposición, y su carta política electoral de preferencia.
 
El pueblo ecuatoriano apoyo una vez màs el horizonte emancipatorio de la revolución ciudadana, hecho que contribuye a fortalecer la tendencia progresista y de izquierda en América Latina y sus gobiernos; revolución ciudadana a la que hay que profundizar y radicalizar, pues revolución que no avanza, es revolución que se estanca, nos decía el Che.
 
La Ley de tierras, Ley de Soberanía Alimentaria, Ley de Comunas, Ley de Recursos Hídricos, son tareas impostergables y se convierte en una prioridad, para avanzar en la revolución agraria; Ley de Comunicación, Ley de Culturas, el nuevo Código Penal Integral, nuevo Código Laboral y una nueva legislación ambiental, son necesarias para configurar la revoluciones agraria, urbana y cultural, de las que nos habla el Presidente Correa.
 
Los resultados de este proceso electoral deben servir a si mismo, para que otras corrientes de las izquierdas, reflexionen autocríticamente; el pueblo ecuatoriano no dio credibilidad a sus propuestas, la marginalizó, y no le perdonó sus constates y repetidas equivocaciones, (al menos a un sector verticalista de la izquierda quiteña que por décadas ha impuesto sus directrices “infalibles” a su militancia nacional) unas conscientes y otras inconscientes; y la redujo a un voto ideológico cautivo, a un nicho, en la amplia avenida política. Unas izquierdas acostumbradas al acomodo, al oportunismo y al entendimiento con las élites económicas a las que dicen enfrentar, unas izquierdas, que en palabras del Che han perdido “los sentimientos de amor al pueblo”.
 
Es necesario un replanteamiento a su agenda política, a reacondicionar sus presupuestos teóricos, lo que no implica renunciamientos, si no un esfuerzo para fortalecer un pensamiento alternativo al capitalismo, un proyecto emancipador de largo alcance, que permita enfrentar una política imperialista , que no se cruzará los brazos con lo que está pasando en América Latina,(epicentro mundial de la lucha antineoliberal y emancipadora) sino que seguirá conspirando, desestabilizado, corrompiendo conciencias, preparando agresiones e invasiones militares encubiertas, solo una actitud de profunda autocrítica es lo que puede iluminar su quehacer, de lo contrario esta condenada al ostracismo, a la marginalidad, a reproducir políticas de infantilismo y visiones románticas, cuando hoy más que nunca la lucha por un ecosocialismo emancipador, y del buen vivir, libertario, democrático, que se plantee la defensa ecológica de la naturaleza, es necesario más que nunca como alternativa civilizatoria al capitalismo decadente.
 
Guayaquil, 18/02/13
 
- Tito Villacreses es Asesor Jurídico de la Federación de Comunas de la Provincia de Santa Elena
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