Un TLC para quién?

16/05/2004
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Después que Panamá declaró su apoyo incondicional a Estados Unidos (EU) en su "guerra al terrorismo" para acabar con las armas de destrucción masiva y los vínculos del régimen iraquí con Al Qaeda, que sólo existieron en la mente de Bush y adláteres, éste le "solicitó" a la presidenta Mireya Moscoso que pidiera lo que quisiera, a lo que el gobierno panameño respondió que un Tratado de Libre Comercio (TLC) sería lo mejor. Así se inicia el camino del TLC Panamá -EU, hoy rechazado por una buena parte de la comunidad. Primero, es extremadamente sospechoso que este país solicite a EU un tratado bilateral cuando la propuesta del ALCA pierde fuerza y EU propicia TLC´s por grupos de países. Recientemente, dicha nación ha culminado negociaciones con Centroamérica (CAFTA), antes de ello con Chile, después con República Dominicana, y hace unos días se propuso una ronda de negociaciones que iniciará próximamente con Colombia, Perú y Ecuador, ante evidente rechazo norteamericano a la propuesta encabezada por Brasil sobre negociar con el bloque de países de América Latina. Y es que EU no busca otra cosa que ampliar sus mercados y dominar a los extranjeros, sin prestarle mucho interés a la equidad o igualdad de trato comercial. Pareciera, por eso, que un TLC con los estadounidenses es una orden dada a Panamá y no una iniciativa panameña. Cuando se propuso la iniciativa del TLC por parte del gobierno panameño nadie fue consultado, ni productores agropecuarios, ni comerciantes; ni pequeños empresarios, ni vendedores de servicios, ni trabajadores organizados, etc., quienes han venido de menos a más declarando su inconformidad con lo que hasta ahora se ha avanzado. O sea que, quien menos consulta más se equivoca, todo lo contrario a la frase que popularizó Omar Torrijos. Más de 16 gremios de productores de papas, cebolla, leche, y otros, han manifestado su desacuerdo con participar en el TLC por el subsidio estatal de EU a los productos agrícolas, lo que colocaría al productor panameño en desventaja por no poder competir en el mercado estadounidense. Las manifestaciones de rechazo han ido tomando más calor con acciones en todo el país. Los abogados del país han expuesto sus preocupaciones al existir grandes limitaciones para el ejercicio de la profesión por parte de extranjeros en el territorio de USA. En tal sentido, el TLC sólo facilitaría la entrada de abogados norteamericanos a ejercer en nuestro territorio, pero no así en vía contraria. EU exige nacionalidad estadounidense para gestionar en la Oficina de Patentes (U.S. Patent and Trademark Office). Unos 35 estados mantienen restricciones a la "presencia comercial" o en el caso de los servicios a la apertura de oficinas, filiales o subsidiarias en su territorio y los 50 estados mantienen restricciones al ingreso (aún temporal) de personas naturales. La Enmienda Décima a la Constitución de EU reserva a los Estados de la Unión Federal la regulación del ejercicio de la abogacía. En consecuencia, el Gobierno Federal no puede comprometer ni garantizar el acceso al ejercicio de la profesión dentro de cada uno de los estados que forman parte de la Federación. Cada Estado impone las condiciones de acceso al ejercicio de la abogacía. En general, podría decirse los mismo de otras profesiones dedicadas a los servicios. La Cámara Marítima de Panamá abriga esperanzas de que el TLC sirva para romper los impedimentos de acceso a los puertos de EU por parte de naves extranjeras para carga y pasajeros, vigentes desde finales del siglo XIX y excluidos expresamente de los acuerdos de la OMC. Estas restricciones afectan a la marina mercante panameña, una de las más grandes del mundo, sin embargo nos surge la duda acerca de si Panamá podrá lograr lo que el mundo entero, a través de la OMC, no ha podido. Hasta ahora nadie ha definido con claridad cuáles serían los beneficios específicos para los panameños de un TLC con EU, pero todas las organizaciones descritas han expresado los perjuicios que ello podría acarrear. Los trabajadores por su parte no han encontrado ningún beneficio como la disminución del desempleo o el aumento de los ingresos como efecto directo de la aplicación de un tratado. Por eso, el gobierno entrante deberá escuchar y distinguir los intereses del pueblo panameño más que los del gobierno saliente y los de EU, para hacer una gestión pública diferente, basada en el axioma torrijista: "Quien más consulta, menos se equivoca". * Carlos Ayala Montero. Abogado.
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