Bolivia: Aprestos golpistas no logran concretarse
27/04/2004
- Opinión
En la evaluación de la "enrarecida" semana del 19 de abril, las
denuncias del Movimiento Al Socialismo (MAS) y el Movimiento
Bolivia Libre (MBL) sobre un presunto intento de golpe de estado
perpetrado por Nueva Fuerza Republicana (NFR) y la destitución
del Viceministro de Defensa Civil, Jorge Badani, emparentado con
Reyes Villa, sugieren -a desdén de la versión de Mesa y del
desmentido de la embajada de EE UU- que "algo" sucedió en
realidad. Una semana de desestabilización cerró 11
universidades públicas, atacó el abastecimiento y evitó la libre
circulación, aunque sus protagonistas y quienes la orquestaron
no consiguieron respaldo de los movimientos sociales, la
complicidad del ejército y así, ni siquiera alcanzaron a causar
descontento en la ciudadanía.
Las ciudades de La Paz, Cochabamba y Santa Cruz vivieron ésta
semana una arremetida desestabilizadora -advertida por el
gobierno como intento de golpe de estado- de mano de grupos
separatistas regionales y partidos políticos ligados a intereses
transnacionales, cuyo verdadero objetivo parece haber sido
obligar a Mesa -mediante presión sindical y desestabilización al
interior de los aparatos de seguridad del Estado- a dos
decisiones: La inmediata venta del gas a Argentina y un
adelantamiento de elecciones generales para diciembre.
Si sectores allegados al gobierno como MAS y el MBL
interpretaron -o pretendieron interpretar- con demasiada
susceptibilidad la amenaza de un presunto golpe, entonces la
prensa dio por hecho ese temor con excesiva facilidad. A
mediados de la semana que concluye, ambos -prensa y gobierno-
acusaban un intento de golpe de estado en el proceso sistemático
de desestabilización iniciado por sectores sindicales, mandos
policiales y castrenses; todos ligados a partidos políticos
neoliberales y con la venia de la embajada norteamericana.
No obstante sus protagonistas, el origen del clima de
inestabilidad fue la indefinición de Mesa respecto a la política
energética boliviana; indefinición que dejó soliviantar el
descontento social al occidente y oriente del país, tanto entre
los detractores de la venta del gas como entre sus apologistas.
Ese "estado de descontento" fue oportunamente transformado en
estado de convulsión por algunos partidos políticos que se
sienten amenazados por una impopularidad devenida de su
participación en el gobierno de Sánchez de Lozada; impopularidad
que podría materializarse en derrota electoral, de continuar
igual el panorama político hasta las elecciones municipales de
diciembre.
Los partidos responsables de tal intento desestabilizador -a
decir del diputado Evo Morales Aima- serían el Movimiento de
Izquierda Revolucionaria (MIR) y la Nueva Fuerza Republicana
(NFR), aún ligados al depuesto Sánchez de Lozada; mientras que
la razón de la perpetración sería la urgencia de ambos partidos
de truncar las posibilidades electorales del MAS, con vistas a
las elecciones municipales de diciembre.
A las denuncias del MAS, le acompañaron las del MBL, otro de los
socios de Mesa en el gobierno que a través de su jefe nacional,
el diputado Franz Barrios, corroboró la denuncia de intentos de
desestabilización hecha por Morales Aima.
La acusación de Morales aludía a "reuniones secretas", que
habrían sostenido el Viceministro de Defensa Civil, Almirante
Jorge Badani, con el secretario ejecutivo de Nueva Fuerza
Republicana (y hermano del Jefe Nacional de ese partido), Erick
Reyes Villa, para planificar el golpe. Las denuncias de Barrios
establecen las 3 razones para la supuesta perpetración: a)
Impedir la aprobación de la Ley de Hidrocarburos, propuesta por
el MAS y aprobada por el parlamento; b) impedir el juicio
político a Gonzalo Sánchez de Lozada y c) impedir la concreción
de las elecciones municipales.
Los siguientes elementos circunstanciales de análisis parecen
respaldar tales hipótesis.
@STIT = Auténticos escenarios del conflicto
Apenas iniciada la semana la prensa nacional identificó dos
escenarios de conflicto, cuyas demandas y problemática eran
genuinas en función de su vigencia histórica: El movimiento
cocalero (en demanda del cumplimiento de la pausa en la
erradicación de cocales comprometida por Mesa) y la Coordinadora
Nacional de Defensa del Gas (en demanda de la no-aprobación de
la ley de hidrocarburos de Mesa y de la no-venta de gas a
Argentina).
A estos dos deben añadirse el ejército y la policía, inmersas en
una crisis institucional y en una reforma estructural que sus
altos mandos (activos y en retiro), vinculados históricamente a
partidos como el MNR (en el caso de la policía) o ADN (en el
caso del ejército) han visto con descontento.
La Policía Nacional, sumida en denuncias contra su comandante,
Gral. Jairo Sanabria, por corrupción administrativa e
ineficiencia en la investigación del asesinato de la fiscal
Mónica Von Borries y la autoinmolación del minero Eustaquio
Picachuri, es - desde el levantamiento de febrero de 2003 - un
barril de pólvora.
Las Fuerzas Armadas pululan de rumores de conspiración y
descontento con el actual Comandante, Luis Aranda -Almirante de
la Naval-, que ha creado una élite de oficiales con poderes
especiales para coadyuvar con los servicios de inteligencia en
la detección de afanes conspirativos dentro el ejército. De las
tres unidades castrenses que componen las fuerzas armadas
(Ejército, Naval y Aeronáutica), el ejército representa el 75%.
@STIT = Escenarios de conflicto artificiales
Pero otros cuatro escenarios de conflicto e igual número de
actores, irrumpieron, de forma súbita o mediata, complejizando
la situación: El movimiento universitario nacional (en supuesta
demanda de mayor presupuesto), el Consejo Nacional de Ayllus y
Markas del Qollasuyo – Conamaq (teóricamente en demanda de la
destitución del ministro Ricardo Calla), la Confederación
Nacional de Transporte (teóricamente en demanda de la
desrregulación de los carburantes y la no-derogación del régimen
tributario integrado) y los Comerciantes Gremialistas (en
presunta demanda de la no-derogación del régimen tributario
simplificado).
En la cúpula del ejército y en la dirigencia sindical de
universitarios, comerciantes y transportistas; la militancia
política de sus líderes en la NFR de Reyes Villa, permitió ver
que detrás de los motivos manifiestos de cada sector movilizado
existían intenciones latentes que sólo afloraron el día
miércoles, cuando el concierto de desestabilización era
generalizado: La presión sobre el gobierno para forzar la
consumación de la venta del gas y para obligar a Mesa a una
rápida dimisión y nueva convocatoria a elecciones.
No conjuró la intentona la apenas oportuna reacción del poder
ejecutivo, sino la coherencia de los verdaderos movimientos
sociales - como los cocaleros, la Central Obrera Boliviana y la
Coordinadora -, que se negaron públicamente "a prestarse al
juego de los partidos políticos y la embajada americana", según
declaró a Adital Oscar Olivera, máximo líder de la Coordinadora
Nacional de Defensa del Gas.
Al mantenerse al margen de la propuesta y no permitir que sus
históricas demandas se confundieran con las intenciones
supuestamente golpistas, Evo Morales, Óscar Olivera y Jaime
Solares condenaron al fracaso el intento.
Las acciones de contingencia del gobierno son apenas
anecdóticas: El martes Mesa instruyó la destitución del
Viceministro de Defensa Civil, Alfonso Badani, en razón de las
reuniones "conspirativas" que habría tenido en su gabinete, a
altas horas de la noche, con Erick Reyes Villa, Secretario
General y diputado de NFR, además de hermano del líder de ese
partido - Manfred Reyes Villa.
24 horas después –miércoles- el Ministro de Gobierno, Alfonso
Ferrufino, denunció la presencia de elementos golpistas al
interior del movimiento universitario que se congregó en La Paz.
La presencia del Consejero Departamental (vereador) de NFR, Max
Mendoza Parra –infiltrado como estudiante– y su intento de
redireccionar la movilización estudiantil de su objetivo inicial
(presupuesto) al de "derrocar el gobierno", parecen confirmar la
hipótesis.
El jueves, el paro nacional del transporte tuvo también la
impronta de NFR. En Cochabamba la militancia política de sus
máximos dirigentes, Orlando Guillén y Pedro Cardozo, es un hecho
público tan conocido como la existencia de un diputado en la
bancada de NFR que representa a ese sector ante el parlamento.
De igual manera la dirigencia del comerciantado gremialista, que
responde periódicamente a las necesidades de presión social de
NFR, dejó casi sin abastecimiento los mercados. Su máxima
dirigente en Cochabamba, Enriqueta Imaca, es conocida militante
de NFR.
En Cochabamba, durante la marcha de protesta realizada por ese
sector la mañana del jueves, se pudo notar que la imposición
dirigencial y la desinformación eran los elementos de
congregación. Cuestionados por Adital, la mayoría de los
marchistas dijo pensar que la razón de la protesta era para
evitar la venta del gas a Argentina.
Horas antes del jueves, NFR, acusada de haber intentado
perpetrar un golpe de estado en medio de las protestas sociales
de febrero de 2003, rechazó públicamente las acusaciones de
autoría en este nuevo intento de golpe; pero en el paroxismo de
la frustración el diputado de NFR Dante Pino Archondo, acusó
ante los medios a Carlos Mesa de "haber derrocado" a Sánchez de
Lozada y lanzó una apología incriminativa del evadido ex
presidente.
El analista Álvaro García Linera, decía el mismo jueves, en un
programa de televisión, que una protesta social sólo podría
equipararse a la de "octubre rojo" si participaran de ella los
"grandes" movimientos sociales del país. La ausencia de esos
"grandes" sectores en las protestas de comerciantes,
universitarios y transportistas, puede haber frustrado el
supuesto golpe.
Como corolario el desmentido de Carlos Mesa a su regreso de
Argentina, negando un supuesto conato de golpe con
"autorización" del embajador Greenlee, preocupan más que
tranquilizar. El diario La República del Perú denunció el
miércoles que Mesa sostuvo una reunión con ..., en la que el
funcionario del gobierno de Bush le habría sugerido que
convocara a elecciones antes de diciembre.
La embajada de los Estados Unidos en La Paz reaccionó airada y
en comunicado oficial reiteró su respaldo a Mesa y desmintió a
La República. Por su parte el presidente de Bolivia corroboró
la falsedad de que se le hubiese sugerido dimitir y convocar a
elecciones. Lo preocupante es que en una entrevista concedida a
El Clarín de Buenos Aires, un día antes de su retorno a La Paz,
Mesa no desmintió el interés norteamericano en que convocara a
elecciones antes de fin de año y aceptó que la opinión de
Washington era "significativa".
Quién miente es una incógnita; lo que es un hecho es que algo
estuvo a punto de pasar en esta semana de venta de gas, de
movilizaciones sindicales y de ambiente enrarecido por el "ruido
de sables" en Bolivia.
Fuente: BolPress, http://www.bolpress.com
https://www.alainet.org/es/active/6223?language=es
Del mismo autor
