El hombre de Santa Helena de Uairén

24/03/2013
  • Español
  • English
  • Français
  • Deutsch
  • Português
  • Opinión
-A +A
Para Hugo Chávez  Frías 
 
Era día de tomar el rumbo de Brasil. Recién empezada la noche me dirigí a la rodoviaria  de Ciudad Bolívar donde tantas cosas habían pasado. Me senté en un banco con mi mochila y una bolsa de tela llena de libros de aquel país maravilloso y enseguida  un joven matrimonio me sonrió con esa simpatía tan propia de los venezolanos.
 
Los dos, más un chiquito muy lindo, eran como yo estaba acostumbrada a ver a la gente de allá: morenos, tal vez mestizos en  aquel tan fácil mestizaje altamente democrático que aconteció  en Venezuela a lo largo de su historia. Me llamó la atención los brillantes cabellos lisos y negros de la mujer, cuidadosamente atados en una cola de caballo. Ella estaba por la mitad de un embarazo, pienso,  y usaba un lindo vestido de color crema. El conjunto de ella, el marido y el hijito era muy bonito. Remitía a gentes simples, prósperas y cultas, tal vez agricultores pero, ¿habría agricultores en aquella tierra fértil por donde viaje en ómnibus durante toda la claridad de uno día sin ver ni una plantación o una vaca?¿Habría agricultores en un país donde podría faltar la leche para el café de la mañana, en caso que el avión de los Estados Unidos no llegase a tiempo? Hasta lechuga venía de los Estados Unido en avión… En un instante estábamos conversando.
 
Ya pasaron siete años, no me acuerdo mas de sus nombres, pero  ellos eran indios.
 
Estaba encantada con ellos, quería saber de donde eran.
 
-         Después de Santa Elena de  Uairén viajamos cuatro horas más hasta llegar a nuestra tribu -  ¡cielos, eso era muy lejos¡  Santa Elena de Uairén era una pequeña ciudad casi en la frontera con Brasil, pequeñita ,casi un puesto de avanzada de Venezuela- cuatro horas de viaje de allí en adelante era muy lejos.
 
-         Yo estoy haciendo la facultad de multiculturalismo - me explico el hombre. - Ahora allá, en  nuestra tribu, la gente puede hacer facultad, ahora se estudia en todos los lugares - el sonrió comprensivo, pues seguramente yo habré puesto cara de espanto - En cuanto mi mujer tenga a mi bebe, ella también ira a estudiar.
 
Multiculturalismo. En aquel momento todos estudiaban en Venezuela, quien antes era analfabeto ahora estaba en el secundario, quien ya hiciera la primaria estaba por llegar a las universidades, las inversiones en educación y salud eran impresionantes. Yo no imaginaba que los indios, a cuatro horas después de Santa Elena de Uairén, iban a estudiar multiculturalismo, un curso tan importante en un país tan mestizo como aquel.
 
– ¿Y antes como era?- yo quería saber todo
 
-  Antes del comandante éramos indios abandonados… sino fuese por el comandante…
 
Viajamos toda la noche en el mismo ómnibus y de mañanita llegamos a Santa Helena -  15km más y yo estaría en Brasil, cuatro horas más y mis amigos estarían en la  tribu donde se estudiaba multiculturalismo. Me despedí de aquella familia tan llena de dignidad que un día  debiera sufrir las humillaciones que sufren la mayoría de los pobres y que ahora se instruía,  allá en su tierra de una forma que nunca soñara.
 
Comandante Hugo Chávez,  gracias por aquella bellísima sorpresa dentro de tantas  otras en aquellas semanas que estuve en  Venezuela. Nunca mas, alguien  podrá pisar a aquel hombre  que vivía  a cuatro hora de santa Elena de Uairén,  ahora que el esta armado con las fascinantes  armas del conocimiento. ¡Ah, comandante! ¿por qué te fuiste tan pronto?
 
Lloro.
 
 Blumenau 13 de marzo el 2013
 
- Urda Alice Klueger – Brasil. Tradutor: Ricardo Ramil – Argentina 
https://www.alainet.org/es/active/62745

Del mismo autor

Suscribirse a America Latina en Movimiento - RSS