Entrevista a Domingo Ixcoy Hernández dirigente de la Coordinación y Convergencia Nacional Maya Waqib' Kej
Los que defienden la vida, la identidad y el futuro del país son asesinados, perseguidos, secuestrados
03/04/2013
- Opinión
El día 17 de Marzo se dio la desaparición del Presidente del Parlamento del Pueblo Xinca Roberto Morales y la muerte de una persona que iba con él, el señor Exactacion Marcos. Ambos eran dirigentes indígenas, muy comprometidos en denunciar los intentos de empresas mineras de querer entrar en estos territorios con proyectos mineros que no son bien visto por la población. No es el primer caso y es obvio que existe en Guatemala un problema serio entre las comunidades rurales y las pretensiones extractivas de parte de empresas extranjeras, que en algunos casos desemboca en hechos de violencia y represión.
Bárbara Trentavizzi, antropóloga italiana residente en Guatemala y comprometida con las luchas de los pueblos indígenas, entrevistó a Domingo Hernández Ixcoy, dirigente indígena -que a su vez ha sido objeto de amenazas de muerte el año pasado- para que nos ofrezca su opinión respeto a la difícil coyuntura que se está viviendo.
Domingo Hernández
Fuente: Prensa Comunitaria |
B.T. Domingo ¿podría ilustrar cuál es su idea de la situación que está viviendo en las áreas rurales de frente a las licencias mineras, grandes hidroeléctricas, y proyectos de varia naturaleza que se pretende implantar en Guatemala y porque las comunidades no están de acuerdo?
D.H. Nosotros queremos denunciar que desde el inicio de este año se ha agudizado la represión y se ha extendido la violencia en general. Dentro de esta violencia común relacionada también con la disputa de poderes e intereses ilegales, está también la violencia que se perpetúa contra el movimiento social que defiende la tierra, y que se manifiesta sobre todo con la persecución en contra de dirigentes comunitarios.
Han habido una serie de hecho lamentables que han afectado los municipios involucrados en la resistencia: Tomas Quej, de la comunidad Kalija, de Purulha, Baja Verapaz; Carlos Hernández Mendoza, miembro de del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Salud, del Frente Nacional de Lucha, de la Asociación campesina Camoteca; la captura de German y Santiago Vargas Hernández de la comunidad primavera de San Cristóbal de la Paz, la captura de Rubén Herrera dirigente de Asamblea Departamental para la defensa de los recursos naturales de Huehuetenango, el secuestro del 17 de marzo de Roberto González, que hasta el momento no ha aparecido y la muerte de Exactacion Marcos secretario y mayordomo del Pueblo Xinka. Roberto era Presidente del Parlamento Xinca y uno de los principales dirigentes de la región. Sin contar los gravísimos hechos de violencia del año pasado en Totonicapan, el estado de sitio en Barillas.
Como ve, estamos viviendo un escalofriante momento de violencia que nos hace recordar la época del conflicto armado, cuando los dirigentes eran asesinados por reclamar sus derechos. Ahora somos perseguidos por no entregar los bienes naturales a las empresas nacionales y extranjeras. Los que defienden la vida, la identidad y el futuro del país son asesinados, perseguidos, secuestrados.
La política neoliberal es un proyecto de muerte y división, que está propiciando la criminalización hacia los movimientos sociales. Nosotros como dirigentes sociales estamos muy preocupados por esta política vertical que en nada contribuye a la democracia en Guatemala y que utiliza métodos del terror colectivo hacia las comunidades.
B.T. ¿Cuáles son las razones profundas que están atrás de estos lamentables hechos de los cuales estás hablando? ¿Qué análisis elaboraron ustedes como movimiento indígena?
D.H. En nuestro país, durante los 36 años del conflicto armado, los grupos de poder económico han desarrollado un gran arsenal de criminalización hacia los movimientos sociales. Se dice que los indígenas se oponen al desarrollo, que son de ultraizquierda y que sólo son unos pequeños grupos. Pero acaba de salir una encuesta que afirma que el 76 por ciento de la población no quiere la minería, la gente en el área rural sobre todo tiene plena conciencia de lo que implica la minería, y el engaño que representa. Los que hemos tenido la oportunidad de estar afuera vimos que en ningún país ha significado un desarrollo para los pueblos, cuando se habla de desarrollo se refiere solo para las grandes empresas y la oligarquía no para nuestros pueblos. Uno de los grandes problemas es la falta de una política de consultas. Para nosotros en nuestra comunidades la consulta es importante, se centra en el dialogo, en el consenso, en el ponerse de acuerdo sobre aspectos de importancia común. En cambio el sistema político impone reformas. Miremos por ejemplo a la reforma educativa: este tema afecta intereses de muchos sectores pero no se consulta. Haciendo así, el estado vulnera los derechos de los pueblos y el que se opone a este proyecto es criminalizado y perseguido.
En Guatemala se realizaron más de 64 consultas comunitarias que se pronunciaron en un No a la minería y megaproyectos y han sido despreciadas por el estado, cuando han representado un gran ejercicio de ciudadanía y participación local.
B.T. Las empresas rechazan las acusaciones de los movimientos sociales de provocar hechos delictivos y de represión hacia dirigentes, ¿ustedes que opinan al respeto?
D. H. Lamentablemente hemos observado en distintos lugares que en muchos casos los trabajadores se convierten en pequeñas fuerzas de choque, en grupos armados a favor de las empresas. Vemos en San Miguel Ixtahuacan, vemos en San Juan Sacatepequez, los tristes hechos de Barillas. Las empresas engañan, hacen propaganda falsa y engañosa, y cuando encuentran obstáculos empiezan a demandar a líderes comunitarios creando mucho daño. Quieren explotar los recursos naturales de manera violenta a como dé lugar con el apoyo de los gobiernos de turno. Sabemos que muchas de las demandas que afectan a nuestros dirigentes son por haberse opuesto a empresas y proyectos y los abogados son abogados contratados por las empresas, estas se alían con los sectores poderosos del país que utilizan las fuerzas militares y policíacas para reprimir.
Donde hay destacamento militares es porque hay proyectos de recursos naturales, se intenta amedrentar la población. No es como se cree a nivel urbano para combatir el narcotráfico y la violencia delincuencial. Se vuelve a recurrir al miedo a través de la presencia del ejército.
BT. ¿Cuáles son entonces según esta apreciación de la realidad sus exigencias?
D.H. Nosotros queremos que se resuelvan los problemas estructurales del país. La firma de los acuerdos de paz impulsó lamentablemente un proyecto neoliberal que nos empobreció y nos está llevando a la violencia. No importa cuáles de los dos partidos hubiera ganado, todos siguen el mismo esquema liberal excluyente y racista y un sistema que quiere robarnos las tierras. Sin tierra el campesino maya no tiene vida, siempre la defenderá, es parte de nuestra cultura milenaria.
Queremos que se pronuncie la comunidad internacional sobre estos hechos de violencia, ahora no hay guerrilla pero hay resistencia comunitaria en defensa de la madre tierra y esta es criminalizada y perseguida.
B.T. A los grupos indígenas se les acusa de atrasados, de no querer modernizarse de no querer el desarrollo, ¿Cuál es su concepto de desarrollo entonces?
D.H. Nosotros creemos en un desarrollo surgido de los pueblos, controlado por los pueblos, administrado por los pueblos. Un ejemplo de desarrollo es para nosotros la turbina comunitaria de la Zona Reyna. Las comunidades están pagando 20 Q y tienen luz, ellos tienen el manejo de la energía. Aquí se propone que veamos con buen ojo a unas grandes hidroeléctricas extranjeras que utilizan el agua de nuestras tierras cuando en muchos lugares donde están operando las comunidades no tienen ni luz. El desarrollo se puede crear sin necesariamente entregar a las empresas transnacionales nuestro país. Si ellos dejan millones como regalías es porque se están llevando miles de millones,
Se puede pensar en un desarrollo conducido por los pueblos, respetando a la madre naturaleza. Los pueblos indígenas no manejamos una lógica capitalista de acumulación a toda costa, sin importar la vida humana y el futuro de la tierra. Las comunidades pueden sembrar y exportar de una manera equilibrada, las cooperativas por ejemplo son una alternativa, pero no reciben apoyo porque amenazan intereses económicos muy fuertes. Durante el conflicto armado se les acusaba de pertenecer a la guerrilla y se le reprimió a pesar de no tener muchas ningún vínculo con las fuerzas rebeldes. Las cooperativas son un potencial para mejorar la vida de los campesinos y de sus hijos.
B.T. Ya para terminar algunas consideraciones finales
D.H. Nosotros hacemos un llamado a los movimientos sociales, a los académicos a la sociedad indígena y mestiza, a los medios de comunicación de que exijan el cese de la represión, queremos que se tome conciencia de que la violencia jamás va a servir para desarrollar a Guatemala.
Como dirigentes y líderes indígenas estamos sumamente preocupados por lo que está pasando y pedimos a la comunidad internacional presente en el país levantar la voz sobre estos hechos.
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