La población boliviana fue informada al mediodía de hoy martes 15 de junio del ajusticiamiento que la comunidad del municipio de Ayo Ayo, ubicado a 80 kms. de La Paz, cometió contra la vida del que fuera su alcalde. Aproximadamente a las 03 horas, la comunidad que había secuestrado al alcalde, lo trasladó a la plaza principal luego de flagelarlo amarrado a un poste, le roció el cuerpo con gasolina y lo quemó vivo. En horas de la mañana se trasladó hacia dicha localidad un cuerpo policial con 50 efectivos que, apenas pudo resguardar las diligencias de levantamiento del cadáver, debiéndose retirar apresuradamente ante la violenta reacción de los pobladores que prácticamente los expulsaron del lugar. Los vehículos policiales y de los medios de comunicación que acudieron a recoger imágenes del hecho fueron apedreados por la población enardecida que inclusive llegó a herir a un camarógrafo y tomar como rehenes a dos periodistas que felizmente fueron liberados. El alcalde había sido acusado de corrupción y los comunarios de Ayo Ayo se mantenían en emergencia demandando sanciones haya ya tres meses, inclusive el domicilio del alcalde había sido saqueado e incendiado con anterioridad. La situación ha estremecido a la población boliviana. Amalia Pando, una de las periodistas con mayor credibilidad en los medios de comunicación, expresó en su informativo televisivo del medio día que, lo ocurrido demuestra no sólo la lentitud de la justicia sino la ineficacia del Estado para actuar oportunamente ante las demandas y acusaciones por corrupción. Ayo Ayo es un municipio con una población dispersa que suma cerca de 6.000 habitantes, su creación data de 1957, maneja en un presupuesto aproximado de US$150.00 y la información oficial señala que las autoridades en los dos últimos años no habían reportado los informes financieros y de ejecución presupuestaria al ministerio correspondiente. Las coincidencias con lo ocurrido en el municipio de Ilave-Perú pueden ser muchas o pocas; pero lo cierto es que el territorio común de la Meseta del Collao muestra los extremos a los que pueden llegar los pueblos originarios cuando no son tomados en cuenta, cuando se les sigue considerando sólo como un dato en el mapa, en el cual por cierto casi no figuran. Las implicancias para el gobierno del presidente Carlos Meza pueden ser muy serias, en la medida que enfrenta múltiples presiones por parte de diversos sectores políticos que pudieran encontrar agravantes para justificar su campaña de desestabilización.