Violencia imparable

14/04/2013
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Los 40 millones de dólares que prometió la secretaria de Estado de Estados Unidos (EU), Hillary Clinton, durante la reunión de presidentes centroamericanos —de Costa Rica, Honduras, El Salvador, Guatemala, Nicaragua y Panamá, con la invitación de Colombia y México— denominada “Primera Conferencia Internacional de Apoyo a la Estrategia de Seguridad de Centroamérica”, que se realizó en Guatemala este miércoles y jueves 21 y 22, como ayuda para enfrentar al crimen organizado en la región no únicamente representan una bicoca sino una tomadura de pelo.
 
El sólo hecho de llegar hora y media tarde a la reunión como si nada, habla del desdén que le pone EU a una batalla que no es regional sino global, y donde precisamente en términos continentales el país del norte tiene una responsabilidad del tamaño del mundo. Porque así como es el gran consumidor representa también el mayor exportador de armas que van a parar a las mafias de criminales; a la vez que resulta el centralizador de los monumentales recursos ilícitos derivados del millonario negocio, ya que tarde que temprano los dólares van a caer a su sistema financiero.
 
Con su actitud, la señora no se dignó a escuchar los balances de la situación y los reclamos de los presidentes centroamericanos, como el que ofreció el anfitrión Alvaro Colom al resumir las posturas en: 1) Las “demandas desesperadas” de aumentar la ayuda internacional a la región que es considerada la más violenta del mundo; 2) La situación está llegando al límite de su capacidad porque pese a lo que se gasta en seguridad, las bandas de criminales no han tenido freno debido a que están configurando un narcoempresariado que amenaza colapsar la economía de la región, y; 3) Los gobiernos centroamericanos están gastando “muchísimo dinero” en seguridad equivalente a 4 mil millones de dólares, comparado con los 140 millones de aportaciones que llegan del exterior.
 
Los datos del PNUD, Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo, indican que la región gastó 3 mil 975 millones de dólares en 2010, la mayor parte aportada por Guatemala y Costa Rica. En el siguiente orden: Guatemala 890 millones de dólares, Costa Rica 884 mdd, El Salvador 766 mdd, Panamá 764 mdd, Honduras, 201 mdd y Belice 43 mdd. Pero eso representa un incremento del 60 por ciento con respecto a 2006; la mayor parte destinada al combate del delito y menos para la prevención de la violencia. Tácticas tan desesperadas como alrevesadas. Pero todos comprometidos para atacar un problema que los ha tomado por sorpresa, como a México y antes a Colombia.
 
También, en el ánimo de buscar el interés de EU, el presidente de Nicaragua Daniel Ortega, se quejó de los “limitados recursos” destinados a Centroamérica puesto que se trata del “punto más frágil, el talón de Aquiles” para la seguridad de Estados Unidos. En tanto la señora Hillary dio la nueva de que su país aportaría otros 40 millones adicionales, y eso “supervisando” que se haga el uso debido de los recursos como si fueran tantos. Además tiró la bolita o eludió responsabilidades, porque propuso a los presidentes reunidos que “los ricos” de cada país deben pagar impuestos justos y ser socios plenos en este esfuerzo.
 
Igualmente los presidentes de El Salvador, Mauricio Funes, el de Colombia Manuel Santos y el de México, Felipe Calderón (los dos últimos asistieron como invitados), reclamaron. Funes remarcó la deuda pendiente de EU por no haber ejercido el control de la venta de armas —que si no es por la vía legal resulta por la corrupción de las autoridades locales—. Santos dijo “pegarles a los narcotraficantes donde les duele”, con la creación de un centro regional de antilavado y un sistema de información de armas ilegales.
 
Sin embargo, y pese al estreno en el gobierno de la presidenta de Costa Rica, Laura Chinchilla, cuando más pronto que tarde admitió la presencia militar en su territorio de un contingente importante del ejército de EU —asunto por el que fue duramente cuestionada—, reviró porque se mostró ajena a “elevar impuestos” a los de por sí castigados contribuyentes para financiar esta lucha. Dicho lo anterior, porque la propia Clinton habría expresado que: “La seguridad no puede financiarse con base en los pobres, la sociedad civil debe ser socio pleno para definir e implementar soluciones de largo plazo”. Es decir, que la propuesta fue en el sentido de cobrarle más impuestos a la “sociedad civil”.
 
El gran dilema es que, incluso si se considera que en total son 300 millones de dólares —240 entregados ya en 2010 y los otros 40 prometidos por Hillary—, representan una bicoca. No obstante, y a contracorriente, los Banco Mundial (BM) y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) prometieron mil millones de dólares el primero y 500 millones el segundo, para apoyar la estrategia de los centroamericanos considerada la primera estrategia de seguridad conjunta.
 
A su vez, el presidente mexicano Calderón se arremangó la camisa y, entre otras cosas, exigió ayuda “no de manera simbólica porque esto no se trata de caridades”, sino una cantidad equivalente “a los miles de millones recibidos” por los criminales para organizarse y matar. Por ello propuso también, “cambiar los paradigmas” de la política sobre el manejo de drogas que hasta el momento tiene debilidades evidentes. Claro, lo evidente para él está en los otros, en los bueyes de su compadre.
 
Y aventuró: “Por muchos esfuerzos restrictivos que se han hecho, el consumo de drogas en Estados Unidos sigue terriblemente alto, tan alto que permite a las organizaciones criminales obtener ingresos cada vez más elevados. Eso se traduce en una capacidad de mayor corrupción de instituciones y sociedades, y mayor capacidad de fuego contra ciudadanos inocentes, alimentada, insisto, por la ambición y la voracidad de la industria armamentista”. Un discurso totalmente belicoso y sin propuestas concretas más allá de su estilo guerrero de enfrentar el problema en México.
 
No obstante, la crítica mayor la merece EU. El desprecio por la reunión de los presidentes habla del desinterés por brindar el apoyo. Las migajas son de sorna. Porque, bajo cualquier contexto, brinca siempre que EU defiende sus interese por encima de todo. Y a pesar de todos.
 
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