Desgracieidad

17/04/2013
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Las palabras nacen de expresiones populares. Así como los nombres propios expresan significados que echan sus raíces en sus respectivas etimologías.
 
Feliciano es nombre de origen latino, derivado de felix, feliz. Pero no siempre una persona llamada Modesto deja de ser arrogante, y conozco a una Anabella que es insuperada en su fealdad.
 
Todos los que estamos involucrados como defensores de los derechos humanos nos sentimos molestos por una grave situación federal. Nuestros servidores en la Cámara de Diputados, aquellos cuyos altos salarios y complementos (viajes aéreos, asesores, seguros de salud…) son pagados por nuestro bolsillo y a quienes hemos dado un empleo por medio del voto, cometieron el error de elegir al diputado y pastor Marco Feliciano para presidir la comisión de Derechos Humanos.
 
El pastor-diputado, afiliado al PSC-SP, escribió en su twitter: “Los africanos descienden de la ancestral maldición de Noé. Es un hecho”. Y en otro mensaje añade: “Entre mis enemigos en la red hay satánicos, homoafectivos, macumbeiros…”.
 
En un proceso abierto ante el Tribunal Supremo Federal, Feliciano ha sido acusado de inducir o incitar a la discriminación o al prejuicio de raza, color, etnia, religión, crimen sujeto a prisión de uno a tres años, además de una multa.
 
En su respuesta, de acuerdo al protocolo, del 21 de marzo, a cargo del abogado Rafael Novaes da Silva, Feliciano afirma: “Citando la Biblia… los africanos descienden del Can (sic) (Cam) hijo de Noé. Como cristianos creemos en bendiciones, y por lo mismo no podemos ignorar las maldiciones”.
 
¿Qué dios es éste que maldice a sus propios hijos? Esa supuesta teología tuvo vigencia en el Brasil colonial para justificar la esclavitud. El Dios de Jesús ama incondicionalmente a todos los hombres y mujeres, y aunque le rechacemos él no deja de amarnos, según atestiguan el relato del profeta Oseas con su mujer Gomer y la parábola del hijo pródigo.
 
Todo fundamentalismo cristiano está anclado en una interpretación literal de la Biblia, que deriva de la ignorancia exegética y teológica. Los creacionistas, por ejemplo, que niegan el evolucionismo constatado por Darwin, creen que existieron un señor llamado Adán y una señora llamada Eva, de los cuales somos descendientes (aunque no expliquen cómo, pues tuvieron dos hijos varones, Caín y Abel…). Ahora bien, Adán en hebreo es tierra, y Eva vida. El autor bíblico quiso acentuar que la vida, don mayor de Dios, brota de la tierra.
 
Tener a Feliciano como presidente de una comisión tan importante -por culpa de los grandes partidos PMDB, PSDB y PT- es una calamidad, pues no va de acuerdo con el nombre del diputado que, en el corro de samba que está siendo obligado a bailar, insiste en repetir aquel estribillo: “De aquí no salgo, de aquí nadie me echa”.
 
El diputado es un pastor evangélico. Su conducta debiera, al menos, coincidir con los valores predicados por Jesús, quien nunca discriminó a nadie.
 
Jesús condenó el prejuicio de los discípulos hacia la mujer sirofenicia; atendió solícito la súplica del centurión romano (un pagano) interesado en la curación de su empleado; dejó que una mujer de mala reputación le lavase los pies con sus propios cabellos, y recriminó a los que se escandalizaban al presenciar la escena; y no dijo ninguna frase moralista a la samaritana adepta a la rotación conyugal, ¡pues ya iba por su sexto compañero! Al contrario, a ella se le reveló Jesús como el Mesías.
 
Es derecho intrínseco de toda persona humana, y también de la democracia, que cada uno piense con su propia cabeza, que siga su propia conciencia. Nada que decir del pastor Feliciano, a contrapelo del Evangelio, si abomina de los negros y odia a los homosexuales y a los adeptos a la macumba. Mientras no transforme su prejuicio en actitud discriminatoria, y su mandato en retrocesos frente a las conquistas que la sociedad brasileña ha logrado en el área de los derechos humanos.
 
Todos los brasileños y brasileñas estamos indignados y perplejos ante la indecisión originada por el juego político rastrero de la Cámara de Diputados. He aquí una verdadera situación de desgracieidad, con la que no podemos conformarnos. (Traducción de J.L.Burgue)
 
- Frei Betto es escritor, autor de la novela “Aldea del silencio”, entre otros libros. www.freibetto.org/> twitter:@freibetto.
 
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