TLC Chile-Estados Unidos: Un modelo para armar

31/05/2004
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Presentación


El Tratado de Libre Comercio entre Chile y Estados Unidos (en adelante “TLC”, “Acuerdo” o “Tratado”, indistintamente), coronó los esfuerzos de doce años de los sucesivos gobiernos democráticos chilenos, que buscaron por diversas vías establecer un acuerdo con el país del Norte.


Como veremos en el curso del análisis, el Acuerdo -que se enmarca en la estrategia comercial chilena de priorizar la vía bilateral para establecer acuerdos con países desarrollados- introduce una cantidad importante de temas sensibles aún no consensuados a nivel multilateral ni hemisférico, y tiene, entre otras motivaciones, ‘allanar el camino’ para facilitar el libre movimiento de las inversiones estadounidenses que han operado en Chile desde hace muchas décadas.


Pese a su escasa gravitación en términos económicos, dado el reducido tamaño de la economía chilena, la suscripción del TLC fue fruto de un intenso lobby por parte de delegaciones empresariales y parlamentarias de ambos países.


Para Estados Unidos, en tanto, el acuerdo constituye un precedente relevante para las negociaciones que impulsa actualmente con diferentes naciones de América Latina y el Caribe, reconociendo públicamente su decisión de cerrar acuerdos bilaterales - del tipo suscrito con Chile - con todos los países de América, exceptuando al MERCOSUR y a Venezuela.


Así, nuestros negociadores se han convertido en una suerte de embajadores de la vía bilateral, enseñando a diversos gobiernos a ‘negociar bien’, de acuerdo a esta ‘constitucionalidad corporativa’. Delegaciones completas de nuestro país han partido a asesorar a los gobiernos de Colombia, Costa Rica, Honduras, República Dominicana, Guatemala y Nicaragua. Al momento de redactar este informe se desarrolla un intenso seminario de capacitación a miembros del equipo de negociación ecuatoriano.


Por esta razón, y por su calidad de ‘modelo a imitar’, nos parece importante la elaboración de este documento, que releva aspectos no mencionados en las versiones oficiales y empresariales. Nuestra intención es analizar los reales alcances e impactos de los compromisos contraídos, desde una perspectiva de exigibilidad.


También, este análisis persigue confrontar las reales implicancias del Acuerdo con el discurso declarado, ya que, el TLC fue presentado como una forma de establecer normas de protección frente a las inversiones procedentes de Estados Unidos, y a la vez de posibilitar un mayor acceso de los productos nacionales al importante mercado de dicho país.


En cambio, lo que se deduce del contenido central del Tratado, es que éste persigue profundizar la apertura comercial, la preservación y profundización del modelo económico neoliberal, a la vez de consolidar una estrategia de desarrollo basada en el mercado externo y sus designios. Así, el TLC no sólo es posible de ser cuestionado mediante la lógica del desarrollo humano, (promovido por el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo, “PNUD”) sino mediante su propia lógica interna.


Desde esa perspectiva, el documento devela la imposibilidad de hablar de reciprocidad, en los casos de los acuerdos norte – sur, basados en criterios fundamentalmente mercantiles. En cambio, señala la profundización de las asimetrías ya existentes.


1. Introducción


Nuestro país fue pionero, a partir del comienzo de la década de los años ’80, en aplicar, con singular grado de profundidad, las reformas económicas impuestas por las instituciones multilaterales. La apertura comercial y financiera al mercado externo estaba en marcha. La estrategia implementada hasta nuestros días ha significado un proceso progresivo de liberalización económica; la disminución del tamaño y funciones del Estado; y la suscripción de acuerdos de libre comercio.


En la búsqueda de ampliar sus mercados de exportación y de recepcionar mayores flujos de inversión extranjera, las autoridades chilenas durante la década de los noventa en adelante, han sido muy activas en la promoción y suscripción de acuerdos comerciales. En la actualidad, el país cuenta con tratados de libre comercio con sus principales socios comerciales (Unión Europea, Canadá, Corea, EFTA, y EEUU); y, es miembro de APEC, al igual que los 34 países de las Américas y el Caribe. Además, participa activamente en el proceso de negociaciones para la creación del ALCA y ha suscrito acuerdos sobre inversiones con cerca de cincuenta países.1


Los argumentos esgrimidos para la aplicación de esta estrategia han sido:


  1. Generar condiciones de certeza legal y económica para el acceso de la oferta exportable nacional a los mercados externo;


  1. La apertura comercial ya existente desde los años 80;


  1. El reducido tamaño de la economía chilena, por lo que ésta debe fortalecerse sobre la base de acceder a mercados de mayor amplitud;


  1. La convicción de que una economía pequeña y abierta, que mantiene reglas del juego claras e inamovibles que favorezcan a la inversión, permitirá afianzar un modelo de crecimiento viable.


No obstante, las líneas que expondremos más adelante demostrarán que la realidad pone en cuestión ese tipo de convicciones.


Por otra parte, podemos señalar que los alcances y obligaciones contraídos, guardan una falta de correspondencia no sólo con la agenda mencionada, sino que también con lo que señala el propio texto del acuerdo, en cuanto a las siguientes finalidades para el establecimiento de una zona de libre comercio entre Chile y Estados Unidos. A saber:


(…) estimular la expansión y la diversificación del comercio entre las Partes; aumentar substancialmente las oportunidades de inversión en los territorios de las Partes; proteger en forma adecuada y eficaz y hacer valer los derechos de propiedad intelectual en el territorio de cada una de las Partes y establecer un esquema para una mayor cooperación bilateral, regional y multilateral con el fin de ampliar y mejorar los beneficios de este Tratado.”


Sobre esto, continuaremos más adelante.

2. Comercio desigual entre Chile y Estados Unidos: más allá del mito.


Como resulta obvio, el peso de la economía chilena es reducido: equivale a alrededor de un 1,5 por ciento del tamaño de la economía estadounidense.


Mientras EEUU tiene un PIB que supera los 9 millones de millones de dólares, el de Chile sólo bordea a los 70 mil millones de dólares. El PIB per cápita norteamericano es de US$36.200, mientras el chileno no llega a los US$5.000. En relación a su importancia en la región, Estados Unidos equivale a los dos tercios de Latinoamérica, mientras el PIB de Chile llega apenas al 4% del regional. Estados Unidos es el principal socio comercial mundial de Chile, en tanto Chile es el sólo 38avo socio del país del norte.


Tradicionalmente, la balanza comercial favoreció a los Estados Unidos, salvo en los últimos años, en que ha sido progresivamente deficitaria para el país del norte, aumentando desde 75 millones en 2000, a US$1.200 millones en 2002. La ventaja de Chile se da fundamentalmente en base al comercio de productos agrícolas, forestales, minerales y pecuarios.


Por su parte, la balanza comercial bilateral ha sido deficitaria para Chile, alcanzando cifras que fluctuaron en alrededor de 1.500 millones de dólares entre 1995 y 1998. La contracción de la demanda interna en Chile y la devaluación del peso, junto con el empuje de la demanda en los Estados Unidos, contribuyeron a que se registrara un leve superávit en 1999 de 66 millones de dólares. En el año 2000, el déficit comercial fue cercano a los 150 millones de dólares.


2.1 Exportaciones chilenas a Estados Unidos


En cuanto a las exportaciones, Estados Unidos es el principal país receptor de las exportaciones chilenas, con US$3.500 millones, un quinto de las exportaciones totales del año 2003. Se ubica en el tercer lugar como destino de los embarques de productos procedentes de Chile, inferior a las que se dirigen al conjunto de países del nordeste de Asia y los estados miembros de la Unión Europea.2


Hasta ahora, los principales rubros de exportación a Estados Unidos se ubican en cuatro sectores básicos:


  • Agricultura: el sector agropecuario, principalmente uvas y vino, ha acumulado cerca de un tercio de las exportaciones totales.

  • Minería: un 27,1% de productos mineros, fundamentalmente cobre.

  • Pesca: salmones, productos del mar frescos, congelados y conservas, con una participación relativa de 15,1%.

  • Forestal: un 11,7% corresponden a exportaciones derivadas de esta actividad.

  • Otros productos industriales: 10,7% del total de los embarques chilenos.


Respecto de la bullada relación que existiría entre el aumento de las exportaciones y el empleo, que ha sido base de la estrategia de 'crecimiento con equidad', que sustenta la supuesta necesidad, casi compulsiva, de suscribir TLCs a lo largo y ancho del planeta, un informe económico preparado por la ACJR, ha señalado que: “(éstas) destacan por su débil impacto en la generación de empleo directo total y de empleo femenino en particular”.3 Al respecto, el premio Nobel Joseph Stiglitz ha señalado reiteradamente que la firma de TLC no es un camino fácil ni seguro hacia la seguridad eterna ni el crecimiento económico, por el contrario, los ejemplos de fracasos son numerosos. Entre nosotros, no podemos olvidar el caso de México.


Según Hugo Fazio, destacado economista chileno, el majadero discurso de las autoridades respecto de la ventaja que supone el Tratado para la exportación de los productos nacionales al inmenso mercado norteamericano debe ser analizado a partir de la situación del intercambio bilateral. En su opinión, y como veremos más adelante en las proyecciones del TLC, el acuerdo beneficiará mucho más la exportación de productos estadounidenses que los chilenos, debido principalmente a la mayor reducción arancelaria efectuada por Chile y a la mantención de los mecanismos de protección y subsidios por parte de Estados Unidos.4


    1. Importaciones


En la década de los noventa, Estados Unidos era el principal país abastecedor de los productos que ingresaban a Chile, representando el 20% del total. Sin embargo, a partir de 1999, las importaciones desde el MERCOSUR, la Unión Europea y Asia las han superado notoriamente. Así, en el año 2003 la estructura de las importaciones hacia Chile estuvo liderada por Argentina y Brasil con el 29%, Asia y la Unión Europea con el 17%, cada bloque, y finalmente EEUU con el 13%.


Cabe señalar, que en el año 2002, las importaciones desde Estados Unidos se concentraron en un 51,8% en productos intermedios, bienes de capital (39,5%) y bienes de consumo (8,4%). Además, Estados Unidos es, lejos, el principal proveedor de importaciones de bienes de telecomunicaciones e informática, con un monto que superó, en el 2000, los 650 millones de dólares.


Como ya hemos anunciado, la proyección de los efectos del TLC indican que el volumen de las importaciones desde Estados Unidos crecerá notoriamente, profundizando el proceso de sustitución de producción nacional por importaciones y transformando el actual saldo positivo en el intercambio bilateral en negativo.


2.3 Inversiones


Estados Unidos es el mayor inversionista extranjero en Chile, con alrededor de un tercio de la inversión extranjera directa (en adelante, “IED”) actual, desde 1974. Ésta ha sido avaluada en US$15,9 millones de millones. En 2002, el 50% de la IED en Chile se concentró en transportes y comunicaciones; un 18 por ciento en servicios; y un 15 en minería.


Las cifras que arrojan las IED durante la década 1990 a 2000, reflejan una vez más el fracaso de la estrategia de crecimiento basada en la promoción de exportaciones e inversiones como motor de desarrollo. No obstante que durante dicho período la inversión extranjera que llegó a Chile alcanzó los 41.800 millones de dólares, cifra no sólo record en el país, sino también en la región latinoamericana, el aumento real de los salarios fue infinitamente menor a los ingresos generados por dichas inversiones, aumentando de este modo la ya enorme desigualdad social existente en Chile.


El papel de Estados Unidos en la materia ha sido significativo: desde mediados de la década de los setenta y hasta fines de la siguiente, dicho país aportó 2.248 millones de dólares, representando un 44% de la inversión extranjera directa materializada en Chile, destacándose como el principal inversionista. En el período, Estados Unidos acumuló 11.297 millones de dólares, lo que representa un 29% de la inversión recibida por Chile.


Sin embargo, como señalamos anteriormente, al igual que en el sector exportador, las inversiones extranjeras y las provenientes de Estados Unidos, se concentraron fundamentalmente en los sectores primarios; y en los últimos años, en la adquisición de empresas de servicios ya existentes, particularmente de los sectores de electricidad, telecomunicaciones y financieras. Son las denominadas inversiones sustitutivas, que no generan nuevos empleos, y que por el contrario generalmente vienen acompañadas de reestructuraciones y despidos.


Durante el año 2000 la inversión de EE.UU. se concentró principalmente en:


  • Electricidad, Gas y Agua con 269 millones de dólares

  • Servicios con 182 millones de dólares

  • Transporte y Comunicaciones con 179 millones de dólares


Estos sectores representan un 86% de la inversión de Estados Unidos y los inversionistas identificados, en sus respectivos sectores, representan más del 50% de la inversión de estadounidense en el 2003.


Las inversiones estadounidenses – y en general las IED- , al igual que en el caso de las exportaciones, han producido una bajísima generación de empleos. Ello, porque éstas no se han concentrado en sectores que generen valor agregado.


Además de la concentración de las inversiones estadounidenses en commodities, un tema no menor es el carácter absolutamente asimétrico entre ambos países de los flujos de inversión.


Según SILVA, “es al nivel de los flujos de inversión donde se expresa con mayor fuerza las asimetrías existentes entre ambos países. No solamente se da un flujo de inversión casi unidireccional (desde Estados Unidos a Chile), sino que además queda en evidencia el poder absolutamente distinto de las empresas que llevan a cabo tales inversiones”.5


Silva también ha señalado que “según la teoría más ortodoxa, cuando dos países de importancia desigual muy marcada acuerdan una zona de libre comercio, el más pequeño de ellos obtendrá ventajas de tal asociación. Dicha teoría parte del supuesto que no hay movimiento de capital entre ambos países, lo cual no corresponde en el caso del TLC Chile - Estados Unidos”.


Por otra parte, en el caso de nuestro país, y por el carácter altamente transnacionalizado de nuestra economía, tenemos la presencia de grandes e influyentes empresas norteamericanas en la mayoría de los sectores de la economía, principalmente en el sector servicios. Ello relativiza – y en gran medida anula – el argumento sobre la relación entre el aumento de las exportaciones y el supuesto beneficio para el país.


Esto se expresa en el recuadro que sigue:



Empresas Estadounidenses en Chile6

Sector

Empresas

Agronegocios

Mondavi - The Cortese Family -

Phillip Morris - Kendall-Jackson -

Nature’s Farm

Pesca y Acuicultura

ASC Group

Industria

Coca Cola - 3M - Procter & Gamble -

Caterpillar – Eastman Kodak -

General Electric - General Motors -

Sara Lee - R.R. Donnelley -

Clorox - Sherwin Williams -

Abbot Laboratories - Merck

Pfizer

Tecnologías de la Información

AT&T – IBM - Bellsouth - Microsoft

- Motorola – Hewlett Packard - Xerox

Electricidad, Gas y Agua

AES Corporation - Stevodoring Services - CMS Energy - Sempra Energy - Duke Blue Water -

Entergy - PP&L - PSEG Global

Servicios Financieros

JP Morgan Chase – Citibank -

BankBoston - Chubb – HSBC -

MetLife

Otros Servicios

Tyco – Marriot - Mc Donald’s

Minería

Phelps Dodge – Cyprus – Exxon - Minessota Minning.


2.4 Proyecciones del TLC


Según el Comité de Representantes de Comercio de Estados Unidos (en adelante, “USTR”), las proyecciones sobre el intercambio comercial con el TLC favorecerían significativamente las exportaciones de EEUU a Chile. “Para el 2016, las exportaciones estadounidenses a Chile aumentarían de un 18 a un 52 por ciento, en tanto las provenientes de Chile crecerían sólo de un 6 a un 14 por ciento”.


Estos datos desmienten categóricamente las afirmaciones hechas por la Ministra de Relaciones Exteriores de Chile, Soledad Alvear, quien reiteradamente ha señalado a la prensa que el TLC impactará muchos más a las exportaciones chilenas hacia Estados Unidos que los envíos norteamericanos a Chile.


De este modo, se desvanece parte del discurso que señala que Chile crecerá más fruto de la apertura a los productos nacionales del mercado estadounidense. Apertura que, como veremos, no es verdadera.


En efecto, a parte de la amplia gradualidad en la desgravación de ciertos productos de exportación de Chile, en el TLC se mantuvo intacto el enorme aparato estatal estadounidense de subsidios a sus productores locales, en precisamente aquellas áreas donde la producción chilena puede efectivamente competir.

3. TLC: MÁS QUE COMERCIO


3.1 Áreas de cobertura:


El TLC ha sido definido como un tratado de tercera generación. Como tal, comprenden ocho grupos de negociación y 19 áreas.


        1. Comercio de bienes. Acceso a mercados. Reglas de origen y procedimientos aduaneros.

        2. Mecanismos de Defensa Comercial. Solución de controversias y transparencia.

        3. Normas y estándares. Asuntos sanitarios y fitosanitarios; normas técnicas y estándares.

        4. Inversiones y Servicios Financieros. Comercio Electrónico. Entrada temporal de personas.

        5. Asuntos vinculados al comercio. Política de Competencia. Derechos de Propiedad Intelectual. Compras Públicas.

        6. Asuntos Institucionales. Complementación de Gobiernos.

        7. Antidumping y Derechos Compensatorios.

        8. Asuntos Laborales y Ambientales.


Según el USTR, las mayores ventajas del acuerdo vendrían de las ‘barreras para-arancelarias’: durante las negociaciones, EEUU aseguró un amplio marco de regulaciones en propiedad intelectual, servicios, inversiones, entrada temporal de personas de negocios, y telecomunicaciones. En relación con la eliminación de aranceles, también existen asimetrías: Chile muestra una mayor reducción de aranceles que Estados Unidos, en áreas claves de la economía, lo que evidentemente redunda en su impacto y proyección.


    1. TLC y OMC


Es importante destacar que muchos de los temas que se negociaron en este acuerdo, tales como inversiones, políticas de competencia, compras gubernamentales y facilitación del comercio, son temas que aún no se negocian en la OMC, pero sí están incluidos en el borrador del ALCA. Por ello, lograr acuerdos bilaterales como el suscrito con Chile sienta un importante precedente para los próximos acuerdos bilaterales que pueda establecer Estados Unidos en la región.


Además, cabe destacar que en la Cumbre de Cancún se rechazó precisamente aquellas materias que Chile aceptó en el Tratado. Como hemos dicho, el TLC nada hace ni nada dice respecto de los enormes subsidios agrícolas que Estados Unidos mantiene en su economía.


Algunos de los temas claves del TLC7:


  • Uno de los temas importantes del acuerdo es la desgravación comercial. El 87% de las importaciones chilenas a Estados Unidos tendrá desgravación inmediata. En ocho años más se elevará el 95% y en 12 años existirá una liberación completa de las exportaciones a Estados Unidos. En este caso, se encuentran los productos de la agroindustria y el azúcar.


  • La eliminación completa del encaje, mecanismo que facultaba la restricción a la salida de capitales antes de un año (cláusula de mantención de un año de los capitales antes de repatriarse). En cambio, se creó un mecanismo al que sólo se puede recurrir en situaciones extraordinarias y por un período no superior al de un año.


  • Estas disciplinas también se extienden a las inversiones en servicios. Se avanzó en la liberalización inmediata del sector y con muy pocas excepciones. Las excepciones más importantes están relacionadas con la industria cultural, como lo señalaremos en la sección siguiente.


  • La penetración de capitales extranjeros a sectores tales como salud, educación y servicios de correos privados hará mucho más extensa o total su ingreso. Es decir, llegarán más inversiones a esos sectores.


  • En materia de servicios se acuerdan disciplinas inspiradas en el GATS. En el acuerdo general de servicios de la OMC y, particularmente, en lo referente al acceso a mercados, la reglamentación doméstica y la transparencia.8


2.3 Servicios


Entre las áreas más 'beneficiadas' y de mayor proyección, Cancillería chilena ha ubicado el sector servicios. Supuestamente, sería la forma de romper el reconocido patrón exportador y avanzar a la segunda fase exportadora.


Por la relevancia que a nivel oficial se otorga a la proyección en el comercio de servicios, reproducimos el cuadro sobre "oportunidades vs. amenazas", que contendría el TLC en el sector Servicios, basado en el informe de DIRECON (2002). En síntesis, es posible afirmar que, de continuar con la actual lógica, el comercio con EE.UU. en el sector, se traduciría en una profundización de las privatizaciones y transnacionalización de rubros como los servicios públicos. Esto es especialmente preocupante, tomando en cuenta los impactos ya producidos en sectores como educación y salud.


Las dos primeras columnas son extraídas de un informe de la DIRECON, en tanto la tercera columna es nuestra.


Área

Oportunidades9

Posibles impactos

Médicos y de Salud

Oportunidades en los hospitales privados, las asociaciones médicas y el outsourcing para hospitales públicos.

Mayor privatización de centros médicos; asimetría entre la salud pública y la privada; encarecimiento de medicamentos y privatización de laboratorios (caso Lab. Chile)

Computacionales y Servicios de Información y Telecomunicaciones

Es una industria que no se ha desarrollado en todo su potencial, grandes perspectivas de crecimiento en un entorno abierto y con un nuevo énfasis en las políticas públicas.


Leasing de equipos

Crecimiento explosivo, pero concentrado en ciertos segmentos de empresas. Amplio mercado potencial en el segmento personas en vehículos, equipos de oficina y computadores personales.


Arquitectura, Ingeniería y Construcción

Amplio potencial en vivienda básica, vivienda de lujo, obras públicas, servicios de ingeniería, diseño y evaluación de proyectos.

Licitación y privatización de obras públicas, como autopistas, caminos, aeropuertos, etc., desechán-dose las obras no rentables o encareciéndose el costo por el uso de la infraestructura fiscal.

Franchising

Potencial de crecimiento asociado al desarrollo, en comidas y mercancías.

Proliferación de comida chatarra, con los consecuentes daños a la salud individual y al sistema de salud pública, por el aumento de enfermedades como la obesidad morbida, desnutrición, etc )

Consultoría Medioambiental

En minería, energía, industria y forestal, además en el tratamiento de aguas servidas, aprovechamiento de residuos industriales y eliminación de desechos tóxicos o peligrosos.

Continuidad y profundi-zación de la canasta exportadora basada en materias primas: presión sobre fuentes renovables y no renovables. .

Turismo y viajes

Potencial en transporte aéreo al amparo de un política de "cielos abiertos".

Proliferación de 'resorts' y presión por enajenar las tierras de las caletas y balnearios a sus colonos.

Transporte Ferroviario

Potencial sujeto a fuertes inversiones para modernizar el sistema.

Privatización de Ferroca-rriles, y alza de tarifas.

Telecomunicaciones

Servicios de consultoría en un mercado en franca expansión.

Dificultades para la fijación de tarifas justas y equilibradas debido a la fuerte presión de las empresas del sector, que ya son mayoritariamente extranjeras.


3.4 Propiedad Intelectual


El TLC también incluye un capítulo sobre normas de protección de los derechos de propiedad intelectual. Se trata de un extenso capítulo que incursiona en materias de gran complejidad, pero claves para el desarrollo de la creación e innovación en el país. Aquí se incorporan temas como protección de marcas, indicaciones geográficas, nombres de dominio de Internet, protección de señales satelitales portadoras de programas codificados, derechos de autor, y derechos conexos, patentes de medicamentos, normas de observancia; protección a la información no divulgada y la suscripción de ciertos acuerdos internacionales.


En materia de propiedad intelectual, se avanzó en un acuerdo superior al de la OMC (TRIPS plus, por sus siglas en inglés), ampliándose los plazos de protección para las patentes de invención e innovación, otorgándole nuevos derechos a las empresas transnacionales farmacéuticas. Los gobiernos tendrán que esperar cinco años antes de permitir que quienes producen medicamentos genéricos tengan acceso a sus datos de prueba, lo cual podría conducir a retrasos innecesarios y a efectos devastadores en la producción de medicamentos con precios reducidos.


Cabe señalar, además, que Estados Unidos reconoció y se comprometió a proteger las indicaciones geográficas de los productos chilenos, elemento importante para agregar valor a las exportaciones agrícolas.


Respecto de los derechos de autor y sus normas de observancia, otro informe de la ACJR ha señalado que si bien se reconocen las diferencias entre los respectivos sistemas de protección, en atención a sus fuentes normativas, en el TLC se acordó aumentar sustancialmente el estándar de protección de estos derechos, mediante el establecimiento de severas sanciones penales y/o civiles contra cualquier uso no autorizado, situación que ni siquiera ocurre en el derecho norteamericano donde rige un principio fundamental bajo el cual cualquier uso de una obra protegida por un derecho de autor que sea hecho sin ánimo de lucro no es considerada una infracción al copyright; es el llamado Fair Use.


Además, se acordó aumentar el plazo de protección de las obras, de 50 a 70 años contados desde el fallecimiento del autor. El aumento comenzó a regir en Chile desde el 1 de enero de 2004, sin que si hiciera ningún tipo de debate público sobre la conveniencia social del aumento. De hecho, el proyecto de ley que introdujo la modificación en la Ley de Propiedad Intelectual fue aprobado sin discusión por el Parlamento chileno, dada las urgencias legislativas que utilizó el Ejecutivo.


Finalmente, en el estudio ‘Exigibilidad del TLC Chile - Estados Unidos”10 se analizan una serie de temas de dudosa constitucionalidad respecto a la propiedad intelectual: los especialistas señalan que hay compromisos en materia de propiedad intelectual que implicarían una transgresión a garantías y libertades fundamentales, tales como el derecho a la libertad de expresión e información, el derecho al debido proceso legal, y el derecho a acceder a bienes culturales.


Es el caso del sistema de reconocimiento de las patentes industriales, que implica centralizar la administración de la asignación de derechos de propiedad industrial en organismos internacionales, estableciendo un tribunal internacional con jurisdicción en nuestro país (medida que ha sido rechazada por nuestro Tribunal Constitucional en el caso del Tribunal Penal Internacional, por ejemplo); es el caso de las medidas tecnológicas utilizadas por titulares de derechos de autor para proteger sus obras en el ambiente digital, en cuanto dichas normas pueden eventualmente limitar diversas garantías constitucionales tales como el derecho a la educación y la libertad de enseñanza, la libertad de expresión, la libertad de trabajo, entre otras; es el caso de medicamentos, la extensión del plazo a cinco años para la utilización de compuestos genéricos en la fabricación de medicamentos, cuestión que contravendría ‘la agenda de Doha’, que señala la preponderancia de los genéricos. Ello implicaría un mayor avance que lo alcanzado en la OMC, avance que no se traduce necesariamente en beneficios para Chile.

4. Cuestionamientos de las Organizaciones de la Sociedad Civil


Los reparos a las negociaciones, lejos de ser simples especulaciones, se basaron en analizar las tendencias económicas actuales, tanto económicas como jurídicas, su profundización con la suscripción del TLC y la consecuente eliminación de las barreras comerciales para incrementar el comercio entre ambos países. Como común denominador, las críticas se refirieron a las siguientes constataciones:


Las asimetrías del intercambio comercial entre ambos países, en cuanto a exportaciones, importaciones e inversiones.


Las asimetrías de las economías de Chile y Estados Unidos y su ubicación en la división de comercio internacional: países productores vs. países consumidores.


La precariedad del marco legal chileno, de por sí deficitario.


La falta de canales de participación social y de receptividad de las instancias oficiales para incorporar en el proceso de negociaciones las propuestas de la sociedad civil.


Las demandas de las OSC en el proceso de negociaciones, se refirieron a los siguientes aspectos:


1. El contar con el borrador del TLC o con los textos oficiales que emanaron de las distintas rondas de negociaciones. Durante el proceso de negociaciones, la entrega de información fue restringida para diferentes sectores, incluso para la Comisión del Senado que debía estudiar el texto. De hecho, varios parlamentarios han reconocido desconocer el texto a la hora de la votación.


2. Exceptuar en forma explícita los servicios públicos, especialmente salud y educación, al igual que las llamadas ‘industrias culturales’, por los impactos que podría tener una mayor transnacionalización, a la luz de los impactos ya producidos. En relación a cultura y educación, sólo se obtuvo una reserva precautoria.


3. La realización de estudios independientes de evaluación de los posibles impactos ambientales, económicos, sociales, de género y culturales del tratado.


4. Resguardo de los intereses y derechos de las pequeñas y medianas empresas industriales, así como de la empresa productiva nacional, en torno a la competencia desleal que generan los productos importados. Asimismo, protección de los derechos de los pequeños campesinos, propietarios y productores, que desarrollan una agricultura familiar o son parte de la cadena exportadora.


5. La necesidad de que las negociaciones, además del tema financiero, aborden los temas sociales, de género y ambientales , y los relacionados a la profundización de la democracia, a través de las cláusulas al interior del Tratado. Y que éstas estén incorporadas en el cuerpo mismo del acuerdo, con el fin de que tengan igual status jurídico que los temas financieros.


En este sentido, se incorporó la Cláusula Laboral que estipula el cumplimiento de los convenios de la Organización Internacional del Trabajo (“OIT”), lo que constituiría un avance, con respecto a acuerdos anteriores. Sin embargo, ello se dificulta porque Estados Unidos no ha suscrito los convenios de la OIT (salvo el de erradicación del trabajo infantil).


En efecto, el texto del acuerdo señala que “las partes reafirmarán sus obligaciones como miembros de la OIT, y se esforzarán para asegurar que sus respectivas leyes domésticas sean consistentes con los estándares internacionales, así como para elevar estos estándares”. Sin embargo, a continuación se señala que”no se crearían más obligaciones que las ya existentes”.


La sección sobre ‘Empleo’ utiliza el lenguaje condicional, quedando sujeto a la interpretación de la ley la forma en que cada parte acata lo estipulado.


Un aspecto también a considerar para la ‘exportación de este modelo de negociaciones’, es lo señalado por Karen Hansen, de la coalición estadounidense Alliance for a Responsable Trade, en relación a que la cláusula y quizás otros supuestos beneficios, podrían ser duplicados en los TLC en proceso de negociación, sin considerar si son adecuados a las situaciones nacionales


6. El respetar las normas internacionales, en vez de regirse únicamente por las legislaciones nacionales respectivas. En otras palabras, hacer valer el derecho internacional y los diversos pactos, acuerdos y convenciones suscritos en el ámbito oficial. Utilizar el espacio de las negociaciones para enriquecer el marco legal nacional, y avanzar en la protección de nuestros estándares, o normas regulatorias: en vez del dumping social, el mejoramiento de nuestro marco regulatorio, o la “armonización hacia arriba”.


7. La demanda de participación ciudadana en las distintas instancias de negociación, con status vinculante. Pese a que funcionarios de DIRECON sostuvieron numerosos encuentros con los más variados sectores de la sociedad civil, las reuniones tuvieron sólo el carácter de informar y explicar a la ciudadanía, más que de recoger sus eventuales propuestas.

Las preguntas que subyacen sobre las negociaciones comerciales frente al TLC bilateral son las siguientes:

¿se trata de mejorar la vida de las personas en el marco de un fenómeno de globalización equitativo, o de hacer al país más rentable para el mercado externo, y más competitivo para aquellos sectores que estén en condiciones de jugar con las reglas del juego impuestas por los organismos financieros multilaterales (por más anacrónico que ello pueda parecer, en un mundo pos guerra fría)?


¿será una forma posible de avanzar hacia la implementación de principios del derecho internacional, consagrados en pactos suscritos por los Estados, en una especie de “globalización de los derechos”, o la dimensión internacional abarcará sólo las reglas de la Organización Mundial de Comercio, OMC?

1 Para mayor información sobre los acuerdos firmados por Chile, visitar el sitio web de la Dirección de Relaciones Económicas del Ministerio de Relaciones Exteriores de Chile, cuya dirección electrónica es http://www.direcon.cl


2 Dirección de Estudios de la Dirección de Relaciones Económicas de la cancillería chilena, mayo de 2001.


3 SILVA, Consuelo. “Comentarios críticos al TLC Chile – Estados Unidos”. Alianza por un Comercio Justo y Responsable. Junio de 2003. Publicado en http://www.comerciojusto.cl


4 FAZIO, Hugo. “TLC. El amarre del modelo”. Santiago. LOM Ediciones. 2004, página 76 y siguientes.

5 SILVA, Consuelo. Op. cit.


6Comité de Inversiones Extranjeras de Chile. 2003.


7 SILVA, Consuelo. Op. cit.

8 “Los compromisos relativos a las industrias de servicios, eliminaron las regulaciones restrictivas contra los proveedores de servicios estadounidenses, particularmente en el área de servicios financieros” – Informe de USTR, 2003.


9 Se ha reemplazado “diagnóstico” por “oportunidades”.

10 Cerda, Alberto y Alvarez, Daniel. “Exigibilidad del Tratado de Libre Comercio. Informe jurídico sobre el Tratado de Libre Comercio acordado por los gobiernos de Chile y Estados Unidos de América.” Junio de 2003. Publicado en http://www.comerciojusto.cl


https://www.alainet.org/es/active/6428
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