Santos, Capriles y la OTAN

08/06/2013
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Indiscutiblemente que fue un globo de ensayo la aspiración de que el gobierno colombiano quería formar parte de la Organización del Tratado del Atlántico Norte, organismo que agrupa los sectores militares mejores entrenados criminal y tecnológicamente para someter a los países del mal llamado “tercer mundo”.
 
Santos, el presidente colombiano que de “santo” no tiene na’ creó una matriz de opinión con dos objetivos. Primero desviar la atención por el revuelo causado en Venezuela y países amigos, al éste recibir casi con honores presidenciales al opositor venezolano Capriles Radonski y poner en juego un gran intercambio comercial entre Venezuela y Colombia, donde la mayor beneficiada es la burguesía colombiana con casi un 80 % de ganancia a su favor sobre todo en el área de producción de alimentos donde en los últimos años se ha movido más de veinte mil millones de dólares. El gobierno venezolano mantuvo una posición firme y digna ante este gesto de irrespeto al proceso democrático venezolano. Segundo, se trató de medir hasta qué punto ante algún conflicto que se presentara con Venezuela donde está la mayor reserva energética del planeta tierra, la OTAN pudiera actuar con complacencia de algunos países suramericanos, es decir repetir el ensayo que hicieron con Kadafi donde algunos Estados integrantes del consejo de seguridad, supuestamente aliados estratégicos del líder apoyaron la resolución que autorizaba a la Otan bombardear a Libia, trayendo la terrible consecuencia del asesinato de Kadafi, repitiendo ese guion actualmente en Siria y en menor proporción en Mali. Donde haya recursos estratégicos ahí va a estar la OTAN.
 
Colombia sí ha participado en la OTAN
 
Ante la comunidad internacional en las dos estrategias del ensayo lanzado por Santos, tanto el recibimiento de Capriles, como el discurso de guerra preventiva que busca con la OTAN, fueron rechazados. El recibimiento de Capriles, lo cual pretendía darle reconocimiento a este opositor, no tuvo feliz aceptación, pues ya la comunidad excepto Estados Unidos, reconocieron la victoria de Maduro y la transparencia de las elecciones del pasado 14 de abril. La decisión del gobierno Colombiano de pedir su participación abiertamente en la OTAN, inmediatamente con la posición condenatoria del gobierno venezolano a la vanguardia, produjo una reacción de rechazo en cadenas por los demás países agrupados desde UNASUR al Alba, llevando al presidente Santos al rincón del cuadrilátero a desistir de esa posición. Pero recordemos algo trascendental y es que ya el ejército colombiano venía participando como aliado de la OTAN en la famosa operación Medusa llevada en Afganistán en el año 2008 (durante el gobierno de Uribe), bajo la sombrilla de ISAF (Fuerza Internacional de Asistencia de la Seguridad-OTAN), con la cobija de la bandera española. Más de doscientos militares colombianos especialistas en minas y narcóticos fueron enviado a ese país. No sabemos cuántos regresaron vivos. Para este mes de junio del año en curso Colombia aspiraba al menos a entrar como observador, ya que anteriormente había participado en algunas reuniones de dicho organismo. Pero Santos se atoró y a nivel internacional ha quedado mal parao, sobre todo en Suramérica y el Caribe donde se ha profundizado la soberanía territorial y política.
 
Somos la región energética más importante del planeta
 
América Latina como totalidad goza de las mayores reservas de agua del planeta no solo por la Amazonia sino también por pacífico biográfico colombiano, el corredor ecológico que va desde Chapias a la misma Amazonia, la mayor cantidad de oxigeno, así como la energía tradicional que mueve al mundo: petróleo y gas, sin dejar de mencionar otros que componen materiales estratégicos. El agotamiento de los recursos minerales y materias primas en occidente le han llevado a actuar como aves de rapiña en todas partes del planeta. Han promovido cantidades de guerras en África bajo el argumento de problemas “étnicos”, religiosos o fronterizos. Yo no pongo en duda de que ese globo de ensayo de Santos esconda una estrategia de la OTAN hacia América Latina. Es una necesidad desestabilizar a Venezuela, como país que comenzó a transformar las relaciones de poder entre el Norte y el Sur, estimuló la construcción de la soberanía en nuestro continente y propuso otro modelo de cómo distribuir a las mayorías las ganancias que brotan de nuestros subsuelos.
 
 
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