Ganar por goleada, la apuesta de Hugo Chávez
10/08/2004
- Opinión
¿Ratificatorio o revocatorio? El pueblo
venezolano sabe que su futuro está en juego en esta
votación del domingo porque se trata de algo que va más
allá del rechazo o el apoyo a un presidente. La
alternativa es entre dos modelos de país, dos modelos
de mundo. El voto es para consolidar un proyecto
político, económico y social, o para impedirlo.
En la consulta, donde unos 14 millones de electores
inscritos votarán "sí" o "no" a la pregunta de si
quieren sacar del cargo a Chávez, éste sería revocado
si los votos en su contra igualan o superan los 3,76
millones que lo eligieron en el 2002 y si son mayores a
los votos de quienes lo apoyan. Todas las encuestas
dan ganador a Chávez, con entre cinco y 15 puntos
porcentuales de diferencia.
A mediados de semana la situación en Caracas y en todo
el país es de absoluta calma, aunque los rumores se
multiplican. Los observadores internacionales
(latinoamericanos, europeos, norteamericanos;
personalidades, intelectuales, académicos, miembros de
tribunales electorales, además de las infalibles
misiones de la OEA y del Centro Carter) también se
multiplican. Los periodistas venidos de todo el mundo
descubren el realismo mágico de esta revolución sin
revolución, en democracia y paz.
Pero sin importar quién triunfe el domingo, el país
petrolero culminará 2004 con una impresionante cifra de
crecimiento económico, del 12% del PIB según CEPAL, y
servirá de locomotora para el crecimiento de toda la
región de 4,5% del PIB.
Hoy hay dos modelos de país en juego. Uno que busca -
con tropiezos, claro- superar la exclusión política,
económica y social de las grandes mayorías. Si gana el
sí, si se revoca el mandato de Chávez, se habrá dado un
gran paso hacia atrás, hacia un modelo de exclusión que
fue el que predominó durante las décadas de la
democracia declamativa y formal. Por ello no es
difícil saber quienes apoyan al Presidente y quienes lo
adversan, y entender la polémica y confrontación
constante de parte de quienes se niegan a que el modelo
"bolivariano" -de cambios estructurales en democracia y
paz- fructifique.
Hoy, la política social del gobierno, articulada en
torno a las denominadas 'misiones' en la que participan
millones de venezolanos, ha conseguido mejorar
sustancialmente los indicadores de salud y educación
del país. Y esto lo reconoce hasta la oposición, que
ha perdido el enorme capital de movilización de
importantes contingentes que tuviera un par de año
atrás.
Pero. ¿cuál es el proyecto de país de la oposición?
¿Volver a 1998? Un esbozo a trazos gruesos no termina
de convencer. Y, a escasos días del referendo, la
pregunta seguía siendo la misma a una oposición
descoordinada, incoherente, sin unidad ni liderazgo
fuerte. En plena confrontación, permanentemente y con
sectores que siguen incitando al magnicidio o a un
nuevo golpe.
Su Acuerdo Nacional por la Justicia Social y la Paz
Democrática, intenta establecer las bases de un
proyecto político, económico y social común a todos los
que se sienten antichavistas, que sea liderado por un
único candidato a elegir a través de unas elecciones
primarias El contenido de este acuerdo y el denominado
Plan de Consenso elaborado por la CIPE (Center for
International Private Enterprise) de Estados Unidos ha
sorprendido a muchos. A otros, ni siquiera.
La Paz Democrática opositora supone la inexistencia del
conflicto social, dejando el poder nuevamente en manos
de las élites económicas del país, renovando la
Constitución. Caminando siempre para atrás. Las
escasas propuestas son incoherentes y hasta
contradictorias: defensa de una utilización competitiva
del tipo de cambio cuando se propone, simultáneamente,
no intervenir sobre él. Habla de sacar las acciones de
la estatal petrolera Pdvsa a 'oferta pública', para
privatizarla. Para ello, precisamente, deben reformar
la Constitución.
No hay una figura que aglutine a la oposición, para
colocarla como alternativa a Chávez, y eso permite que
el mandatario ubique la lucha en "Bush o la revolución
bolivariana", como casi 60 años atrás fue "Braden o
Perón".
La carencia de un líder carismático la oposición la
suple con el poder económico que infunde respeto y
miedo a ciertos sectores con dificultad para
desprenderse de la secular obediencia y genuflexión a
las jerarquías sociales, en un país donde la democracia
reclamativa, formal o representativa hizo desaparecer
en 40 años unos 300 mil millones de dólares de ingresos
petroleros, para dejar en su lugar al 80% de la
población en situación de pobreza y una deuda externa
que alcanzó los 27.500 millones de dólares. El enemigo
principal parece ser Bush y al atención se centra en lo
que puedan preparar los llamados radicales para crear
un clima de terror, de inestabilidad ligados a la
continuidad de Chávez.
El Presidente entendió que aquí se juega todo, que hay
que echar toda la carne en el asador, asegurar cada
voto sin confiar en las encuestas, porque cuanto mayor
sea el número de votos ratificando a Chávez, menor será
el margen de maniobra que tendrán Bush y sus
repetidores locales. Ganar por paliza, es la consigna.
Tras una alta conflictividad política en torno al breve
derrocamiento de Chávez en abril del 2002 y a fines de
ese año e inicios del 2003 por un paro que golpeó la
vital industria petrolera, este año los venezolanos
viven algo parecido a la bonanza económica.
"Los venezolanos tendremos la posibilidad cierta de
frenar al demonio de la intolerancia, de la división,
con sus secuelas de desempleo, inseguridad y hambre y
abrir para esta patria que hemos decidido compartir un
nuevo camino de estabilidad," dijo el gobernador
opositor Enrique Mendoza, uno de los dirigentes de la
Coordinadora Democrática y gobernador del estado
Miranda, reitera a diario acusaciones de que Chávez
busca imponer una dictadura, que es autoritario, y
domina todos los poderes públicos imponiendo leyes y
que ha arruinado al país al dilapidar los elevados
ingresos extraordinarios.
Luis Vicente León, director de Datanálisis, una
encuestadora que trabajó para la opositora Coordinadora
Democrática, advirtió que las muestras arrojan una
tendencia favorable a la ratificación del mandato de
Chávez. "Hay una tendencia clara de crecimiento en la
aprobación de gestión, mientras que el rechazo del
Presidente cae", señaló.
Precisó que "la tendencia de crecimiento de la
disposición del voto por el No es positiva, mientras
que en la disposición de voto por el Sí es negativa",
lo que se debe a tres razones fundamentales.
La primera tiene que ver "con la estrategia de las
misiones que fue muy exitosa desde el punto de vista
político. Esos programas sociales han sido altamente
aprobados por la población incluyendo parte de la
oposición", indicó.
"La segunda variable es un escalón más que un cambio
sociopolítico: Cuando el presidente Chávez acepta la
convocatoria y llama a su gente a votar, un grupo muy
importante de la población, que antes se manifestaba
indiferente ante el referendo, resulta que realmente
era chavista", destacó.
"El tercer elemento es la campaña. Cuando se comparan
las dos campañas, se encuentra un desbalance muy
importante entre la del Gobierno y la de la oposición.
La del Gobierno es una estrategia comunicacional
sumamente agresiva, y sobre todo intensa y rica, y con
la ventaja de que el mensaje es uno solo, el de la
oposición es múltiple, y a nivel de mercadeo político
siempre es más fácil recordar el mensaje de Chávez que
el de la oposición", concluyó León.
"Ganar por goleada es la única forma de terminar con
tanta especulación dentro -y sobre todo- fuera de
fronteras, y avanzar en el sueño de una Venezuela, una
América Latina para todos y no solo para las élites",
señala un editorial del mensuario Question. Tal cual.
https://www.alainet.org/es/active/6563
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