Nebot, fiel representante de lo anti nacional

11/08/2013
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Los planteamientos y posiciones del alcalde de la ciudad de Guayaquil Jaime Nebot, respecto a los actuales temas de coyuntura: puerto de Guayaquil y reelección indefinida de autoridades de elección popular, no son más que la expresión de una constante histórica que ha mantenido una clase política y económica que se ha caracterizado por priorizar siempre sus intereses personales y no los nacionales.
 
Los puertos de un país son instrumentos que desarrollan una actividad de carácter geopolítico y estratégico, como es la actividad comercial de un Estado, por lo que su tratamiento tiene que ser visto en esa dimensión y jamás circunscribirse a los intereses particulares de un funcionario local1, o de una ciudad por más importante que sea aquella.
 
La constitución de Montecristi hizo muy bien en colocar a los puertos como parte del sector de competencia exclusiva del Estado:
 
Art. 261.- El Estado central tendrá competencias exclusivas sobre:
5. Las políticas económica, tributaria, aduanera, arancelaria; fiscal y monetaria; comercio exterior (el manejo de los puertos son parte de la política de comercio exterior)2 y endeudamiento.
 
10. El espectro radioeléctrico y el régimen general de comunicaciones y
telecomunicaciones; puertos y aeropuertos.
 
Art. 304.- La política comercial tendrá los siguientes objetivos:
 
2. Regular, promover y ejecutar las acciones correspondientes para impulsar la inserción estratégica del país en la economía mundial.
 
La derecha ecuatoriana carece totalmente de sentido geopolítico y geoestratégico, o para ser más precisos, su único “olfato estratégico” es ser serviles a los intereses de potencias que descubrieron hace mucho tiempo que los océanos eran un recurso que les permitía acceder a cualquier parte del mundo y buscaron y siempre lo hacen, imponer sus propios intereses geopolíticos.
 
A lo largo de la historia los imperios comprendieron la importancia de la estrategia comercial no menos que la militar. Muchas veces la destrucción de la competencia buscó reforzar su monopolio sobre el comercio transoceánico. Preservar sus rutas comerciales, defender a sus empresas, como por ejemplo lo hizo el imperio Británico con la célebre Compañía de las Indias Orientales, fue y es un objetivo constante.
 
El puerto de la ciudad Guayaquil está condenado a no ser competitivo por sus condiciones acuáticas y geográficas, no por voluntad política de nadie. Y el gobierno con visión prospectiva hace muy bien en planificar la infraestructura portuaria del país, pensando justamente en la inserción estratégica del país en la economía mundial, algo que tanto reclama la burguesía anti nacional en el discurso, pero que en la práctica poco ha hecho para lograrlo, ésta en esencia es una clase política y económica comisionista de las empresas transnacionales e intereses hegemónicos.
 
 
Agosto 2013
Mario Ramos
Centro Andino de Estudios Estratégicos
CENAE
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