México en tiempos de transición
11/04/1999
- Opinión
En México vivimos una transición hacia la democracia. El partido
gobernante, el Revolucionario Institucional (PRI), lleva 70 años en el
poder. Esto se explica a su capacidad de incorporar a diversos sectores en
pugna en un proyecto de nación, después de la Revolución Mexicana. El
corporativismo le permitió un control de los sectores popular, obrero y
campesino, durante varias décadas de "paz social". Esto correspondía a un
plan de desarrollo que requería estabilidad social a cualquier costo y que
brindó sus frutos de crecimiento económico en el conocido "Milagro Mexicano"
pero que no resolvió la desigualdad social.
Luego de ataques a líderes sindicales en los años cincuenta y sesenta, la
primera fractura que sufrió el sistema fue la represión a los estudiantes en
1968, en la plaza de las Tres Culturas, en Tlatelolco, a unos días de las
Olimpiadas. Movimientos guerrilleros como el de la Liga 23 de Septiembre y
el encabezado por Lucio Cabañas en Guerrero. Corrían los primeros años de
los setenta y, a partir de entonces, el gobierno comenzó a abrir espacios
para la participación, principalmente en el ámbito electoral a finales de
esta década, cuando se amnistiaría a los guerrilleros encarcelados. Don
Jesús Reyes Heroles, ideólogo del liberalismo mexicano y del PRI, fue el
promotor de la amnistía y autor de la reforma electoral que incorporaba la
representación proporcional a los partidos políticos, ante la avasalladora
representación del partido oficial.
La primera ruptura
Pasaron varios años antes que se diera una manifestación importante de la
sociedad civil, la cual sucedió de manera espontánea en 1985, ante el
terremoto que impactó las conciencias humanas. Posteriormente, en las
elecciones de 1988, la primera ruptura del priísmo, trajo consigo el que
Cuauhtémoc Cárdenas estuviera a punto de ganar la presidencia en las
elecciones más cuestionadas de México. Su candidatura estuvo sostenida por
una coalición de partidos de izquierda y algunos considerados como satélites
del PRI. Grandes manifestaciones se dieron alrededor del hijo de Lázaro
Cárdenas, el "Tata". El movimiento democratizador del sindicato de
maestros, el más grande de ese entonces; el estudiantil que había hecho en
1986, sus más grandes manifestaciones desde el 68, y sectores descontentos
por los famosos pactos económicos que contenían las alzas salariales, ante
las medidas de ajuste.
El día de las elecciones, el 6 de julio de 1988, se cayó el sistema de
cómputo de los votos. Las irregularidades fueron suficientes para anular
las elecciones. Un fraude de enormes proporciones se gestó en México y, por
muy estrecho margen dio la victoria a Carlos Salinas de Gortari. A partir
de entonces, varias gubernaturas, municipios y alcaldías han sido ganadas
por la oposición. Ésta tiene mayoría en la actual legislatura, por vez
primera en el México contemporáneo. Sin duda, el mapa político actual es
producto de la mayor participación de la ciudadanía en los procesos
electorales y refleja la diversidad de opiniones. Ha habido victorias
importantes en contra de prácticas de fraude, y que se han obtenido de
manera pacífica.
Incremento de la violencia
Desde los gobiernos populistas de Luis Echeverría y José López Portillo, así
como los gobiernos con políticas neoliberales de Miguel de la Madrid, Carlos
Salinas y Ernesto Zedillo, se han agravado las condiciones de pobreza y
extrema pobreza. En el sexenio salinista se cerraron espacios en la gestión
de políticas públicas y se incrementaron notablemente las violaciones a los
derechos humanos. Lo anterior, junto con otros elementos, ha traído como
consecuencia el surgimiento de movimientos guerrilleros en los estados de
Chiapas y Guerrero, desde el primer día de enero de 1994. En el primer
caso, la sociedad civil reaccionó de manera inmediata a través de cordones
de paz y, con el paso del tiempo, ha participado de diversas formas en la
solución pacífica del conflicto armado interno.
Como consecuencia de la peor crisis económica de México, la delincuencia
común ha alcanzado niveles alarmantes que, junto con el crimen organizado,
ha causado la pérdida de la seguridad pública.
El crecimiento de la violencia es uno de los signos que marcan al México de
fin de siglo. Desde el asesinato de Mons. Posadas Ocampo en 1993, hasta el
magnicidio del entonces candidato oficial a la presidencial, Luis Donaldo
Colosio en 1994 y el del líder del PRI, José Francisco Ruiz Massieu, hasta
el crecimiento del narcotráfico y su infiltración en altas esferas
gubernamentales, podemos señalar sin miedo a equivocarnos que vivimos en una
sociedad en la que reina la impunidad por encima del estado de Derecho.
Pese a todo, la sociedad mexicana ha contribuido a evitar mayor
derramamiento de sangre en el caso específico de Chiapas, sin detener
todavía las acciones ilegales de los grupos paramilitares, por ejemplo.
Un sector importante de la población se ha pronunciado a favor de que el
EZLN pase a ser una fuerza política y se respeten los Acuerdos de San
Andrés. Asimismo, ha manifestado su rechazo al programa de rescate
bancario, en el que hubo fraudes y con aparente conexión a financiamiento a
la campaña priísta de las elecciones presidenciales de 1994, cuando fue
elegido el actual presidente Ernesto Zedillo.
Estos pronunciamientos se han dado a través de consultas populares, como una
medida de participación directa, un método no reconocido en el diseño
institucional, pero que da muestras claras del interés ciudadano en tópicos
nacionales, ante el agotamiento de instancias de representación, como el
sistema de partidos.
La consulta zapatista
El 21 de marzo pasado, se llevó a cabo la última de estas consultas.
Convocada por el EZLN y llevada a cabo por la sociedad civil, casi tres
millones de ciudadanos acudieron a la Consulta Nacional por el
Reconocimiento de los Derechos de los Pueblos Indios y por el fin de la
Guerra de Exterminio. Una reunión de representantes de ONG's y personas
individuales, con el EZLN, dio comienzo en noviembre pasado, al proceso de
la consulta nacional. Organizados en Brigadas y coordinadoras estatales, se
llevaron a cabo diversos talleres y pláticas por todo el país. Además
elaboraron y difundieron los materiales requeridos para la difusión. Esto
tuvo un efecto multiplicador que logró una participación mayor a las
expectativas.
En cuatro preguntas generales (ver ALAI 288, 24/02/99), se buscó y se obtuvo
el pronunciamiento de la sociedad civil a favor de los puntos básicos de los
Acuerdos de San Andrés. Esos puntos que, retoman el tema de la autonomía,
fueron los que llevaron al empantanamiento de las negociaciones por la paz.
El 11 de septiembre de 1997, el EZLN se retiró de la mesa dos "Democracia y
Justicia", cuyos acuerdos ya habían sido pactados. Pero el gobierno se negó
a convertirlos en ley, cuando ya estaba el proyecto elaborado por la COCOPA
e hizo una contrapropuesta, contraria a lo firmado. El impase se agravó
tras el retiro de la instancia mediadora, la CONAI, encabezada por Mons.
Samuel Ruiz, obispo de San Cristóbal.
Elecciones a la vista
Estamos en un año prelectoral. En el 2000 llevaremos a cabo lo que empieza
a denominarse como la "Madre de todas las elecciones". Los tiempos
políticos en México se han adelantado de manera sorprendente. Cuando el PRI
vivía los tiempos de "carro completo", es decir, que ganaba con márgenes
superiores al 90 por ciento, incluyendo el Congreso, la etapa electoral daba
inicio cuando ese partido elegía a su candidato presidencial. Ahora los
tiempos los ha marcado la oposición. Desde el triunfo de Cárdenas, en julio
de 1997, como el primer jefe de gobierno electo en la capital mexicana, se
le considera como el candidato del Partido de la Revolución Democrática. Al
mismo tiempo, Vicente Fox, empresario y gobernador panista de Guanajuato se
postuló como precandidato.
Este año, los tres principales partidos (PRI, PRD y PAN) están renovando
dirigencias y se hallan inmersos en el proceso de selección de candidato
presidencial. Pugnas internas, golpes bajos, vicios autoritarios, han
marcado su desarrollo.
El PAN ha sido el más estable en este tránsito, debido a sus mecanismos
internos establecidos desde hace mucho tiempo. Pero no pasa desapercibida
la sensación de que Fox ha secuestrado al partido y su doctrina tradicional.
Al momento de elegir al candidato esto puede causar conflictos.
En el PRD, Porfirio Muñoz Ledo ha cuestionado que Cárdenas sea el candidato
y él se ha postulado para disputarle esa posibilidad. Mientras tanto, ese
partido acaba de sufrir una de los peores reveses en su imagen: las
elecciones internas para la dirigencia están a punto de ser anuladas debido
a las irregularidades electorales. Prácticas típicas del PRI fueron
reproducidas por el partido que más ha incorporado en su discurso la
democratización.
Por último, el PRI, por vez primera va a elegir candidato sin la práctica
del "dedazo presidencial" (aquel que señalaba el presidente era el elegido).
Pero ha sido el reimplante del dedo en el presidente Zedillo y está
incrementado la división de su partido entre tecnócratas y nacionalistas.
Dicha polarización fue notoria desde su iniciativa de ley para privatizar el
sector eléctrico y a la que algunas corrientes del PRI han rechazado.
Es principalmente el PRD quien se ha vinculado a las vastas manifestaciones
en contra de la reforma al sector eléctrico y busca alianzas con sindicatos.
También en el sector educativo ha tenido acercamientos durante el conflicto
laboral de la Universidad Iberoamericana, de jesuitas, y actualmente en el
intento de aumentar las cuotas de la Universidad Nacional, la UNAM. En la
agenda pública de este año no aparece Chiapas. Fue gracias a la creatividad
de la sociedad civil y de los zapatistas que se logró una importante
participación en la consulta.
Chiapas fuera de agenda
Un juego de fútbol entre zapatistas encapuchados y ex seleccionados
nacionales pudo brincar la censura de los medios, so pena de perder la
noticia. Fotos en el metro zapata o en el café Sanborn's (propiedad de un
empresario prestanombre de Salinas), donde hace setenta y cinco años se
tomara una foto histórica Emiliano Zapata. En fin, muchas anécdotas durante
un recorrido de cinco mil zapatistas a lo largo y ancho de la República
lograron entusiasmar a casi tres millones de mexicanos, acompañados de
extranjeros cibernéticos.
El EZLN tiene el respaldo de la población, pero sabe bien y así lo acepta,
que no será en este sexenio que vuelva al diálogo. La consulta fue una
medida para legitimar su postura, para dar una imagen fresca, nueva que nada
tiene que ver con la intransigencia y para aumentar su base social.
Dependerá del seguimiento que se dé el que esto se traduzca en una verdadera
articulación de acciones para la paz.
Los partidos políticos y el gobierno no tienen agendado el conflicto
chiapaneco. Su prioridad es la elección del 2000. Todo lo enfocan a ese
camino. Vicente Fox, quien visitara Cuba recientemente, dice que en 30
minutos de charla con el subcomandante Marcos resolvería el conflicto
armado. Cárdenas, quien diera por vez primera las llaves de la ciudad al
Papa Juan Pablo II, se ha mantenido muy cauteloso en sus declaraciones sobre
Chiapas. El Secretario de Gobernación, Francisco Labastida, uno de los pre
candidatos del PRI y quien está a cargo de la seguridad nacional, no pudo
evitar mostrar su irritación por esta jornada.
Así las cosas, a pesar de este gran esfuerzo, no veremos un cambio en la
estrategia gubernamental. Las elecciones lo impiden, a la vez que brindan
protección para evitar nuevos hechos de sangre en la entidad chiapaneca.
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