Elecciones y encuestas
- Opinión
Como es natural, ante la reciente encuesta CEP todos los aspirantes tienen una respuesta que justifica y anima su candidatura a la primera magistratura del país. Lo que se desprende de las cifras es que la señora Michelle Bachelet sigue manteniendo, como era previsible, la primera opción de llegar a La Moneda (44%). Llama la atención la escasa adhesión de la candidata de derechas, señora Evelyn Matthei (12%). Asimismo, se registra escaso interés por candidaturas no binominales en que ninguna supera el 4%.
A diferencia de la elección anterior, el voto alternativo aparece disperso en varias candidaturas lo que debilita la opción de cada una de ellas. Un dato no menor que se desprende de las cifras es el “abstencionismo” cuyo núcleo duro bordea el 20%, pero que podría duplicarse en noviembre próximo. Hasta hoy todas las candidaturas sacan cuentas alegres y no han ponderado lo suficiente la incidencia de esta cuestión en los escenarios después de las elecciones. Lo menos que se puede afirmar es que el panorama de las próximas elecciones presidenciales en Chile es más que complejo para todos los candidatos, aunque se mantiene una hegemonía de los polos tradicionales.
En lo que queda de campaña, cada candidatura tiene tareas difíciles. Para Bachelet resulta casi imposible evitar una segunda vuelta, esto, en parte, por la dispersión de candidaturas fuera de Nueva Mayoría. Para Matthei la cuestión es alcanzar, por lo menos, la votación histórica de la derecha que la aproximaría a un tercio del electorado. Para esta candidata hay dos fantasmas que la acechan, el primero se llama Cuarenta años del Golpe de Estado, el segundo se llama Franco Parisi, votos que no se endosan necesariamente a la señora Evelyn Matthei como pudiera pensarse. No podemos olvidar que la conmemoración de los cuarenta años del Golpe ha creado una especial sensibilidad en la sociedad chilena hacia tan trágico suceso y el apellido Matthei se asocia de inmediato con aquella fecha. Por su parte, para las candidaturas alternativas la posibilidad de repetir la alta votación de ME-O en los comicios anteriores ya no es posible. Como no ocurría en nuestro país desde hace décadas, esta vez los comicios esconden una buena dosis de incertidumbre que las desprestigiadas encuestas no son capaces de esclarecer.
A la luz de estas cifras y su proyección, resulta altamente probable que estemos ante una segunda vuelta en las elecciones presidenciales con el triunfo de Bachelet. Todo hace presagiar una merma significativa en el voto de derechas. Por último, no es previsible qué candidatura no binominal será la fuerza mayoritaria fuera de Nueva Mayoría y de la Alianza. Tampoco es posible saber, hasta ahora, si la debilidad de la presidenciable de la derecha se traducirá en una baja de su sector en las elecciones parlamentarias, permitiendo el doblaje en parlamentarias que Nueva Mayoría necesita para llevar adelante las transformaciones que promete, sabiendo como sabemos, que tales comicios se juegan según las reglas del binominalismo.
- Álvaro Cuadra es investigador y docente de la Escuela Latinoamericana de Postgrados. ELAP. Universidad ARCIS
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