Cabildear
09/09/2013
- Opinión
Cabildear es una acción acostumbrada entre los parlamentos hace siglos, consiste en intrigar entre los legisladores por parte de los poderes fácticos, económicos o religiosos a favor de sus intereses, para torcer las leyes - que deberían proteger a los ciudadanos – para beneficiar a las empresas o instituciones que tienen en juego sus privilegios.
Los cabilderos son profesionales del soborno, del chantaje, de las amenazas veladas, de la sutileza y de la persuasión. Son expertos en el arte del convencimiento, espléndidos en albricias y comilonas, poseen muchos recursos para inclinar la balanza a su favor, para violentar la norma y acoplarla para su beneficio, para evitar controversias.
El cabildeo deja así, al ciudadano simple, completamente inerme y a la deriva; los acuerdos hechos bajo la mesa y en sigilosa clandestinidad de un secreto oculto tras los manteles del formalismo.
Así se deciden los rumbos y los caminos de la política nacional los fuertes intereses económicos, a través de este sistema de cabildeo, promulgan leyes para blindar, beneficiar e inmunizar a quien tiene el poder económico para comprar la voluntad y la decisión de diputados y senadores.
En la Comisión de Reglamento y Prácticas Parlamentarias de la Cámara de Diputados se aprobó un documento que incluye íntegro un capítulo sobre cabildeo, para acabar con la falta de transparencia en que operan las empresas dedicadas a “inducir” a los diputados a ratificar o modificar reformas que los favorezcan económicamente.
Así se obligará a llevar un registro de las personas que busquen negociar asuntos de empresas, al igual que publicar todos los acuerdos que los legisladores asuman con estos. Esa práctica es regulada por seis artículos, fíjense en el cinismo: El 1º.- Define el Cabildeo como: toda actividad que se haga ante cualquier diputado, en lo individual o en conjunto, para obtener una resolución o acuerdo favorable a los intereses propios o de terceros (recuerda la conversación de Nassif con Gamboa Patrón).
Describe al cabildero como al individuo que represente una persona física, organismo privado o social, que realice actividades por las cuales obtenga beneficio material o económico en sus relaciones con los legisladores. Para ejercer como cabildero en San Lázaro tendrán que inscribirse en un registro público, a cargo de la mesa directiva, que se publicará semestralmente en la Gaceta Parlamentaria y en la Web de la Cámara de Diputados.
Las solicitudes de inscripción deberán presentar copia de identificación oficial vigente, acreditación del representante legal de la empresa, domicilio y una relación de las comisiones o áreas en las que se pretende realizar el cabildeo. A estos personajes se les expedirá una credencial, que deberán portar mientras permanezcan en el Palacio Legislativo.
Un buen paso para legalizar la corrupción, pero entonces ¿qué clase de representantes populares son los legisladores, cuando en realidad gestionan y legislan a favor de intereses particulares?
La ciudadanía no tiene por lo tanto verdaderos representantes, supuestamente deberían ser los propios legisladores sus cabilderos, pero se venden al mejor postor.
Además los legisladores una vez electos toman enorme distancia de la ciudadanía que supuestamente representan, en general votan en bloque obedeciendo la directriz del partido político a que pertenecen y/o los emolumentos que les dispensan quienes se pueden ver negativamente afectados por las iniciativas a favor del pueblo.
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