Mapuches exigen derechos
11/04/1999
- Opinión
"Azonada mapuche", "Levantamiento indígena en la Araucanía", "Mapuches
asaltan Forestales", titulan los principales diarios chilenos. En marzo de
1999 los Mapuches se volvieron el centro de la noticia, pues el pueblo
originario radicalizó su protesta, que ya venía de años atrás, para
recuperar sus territorios ancestrales, actualmente, en manos de grandes
empresas forestales.
Casi 100 detenidos, una decena de heridos y varios miles de dólares de
pérdidas dejó la arremetida contra la movilización del pueblo mapuche hacia
las instalciones de las empresas forestales de la zona. Operaciones
conjuntas, entre cuerpos de carabineros y guardias privados de las
forestales, buscan sembrar el temor entre quienes participan de la protesta.
Indistintamente se suceden tomas, desalojos e incendios, que han sido
calificados como el prólogo de un violento enfrentamiento que busca poner
fin a un largo litigio de tierras. Litigio que enfrenta la propuesta de
desarrollo -con su garga de intereses económicos- del empresariado chileno
con aquella de los habitantes originarios de la zona sur de Chile, que
reclaman su territorio.
Las razones
Más de un millón 525 mil hectáreas de tierra son usufructadas por las
forestales en esta zona, un total que excede en el 66% a las que están bajo
el control de los habitantes originarios de la zona. Situación denunciada
como violatoria a la ley indígena.
La posesión de las forestales se basa en títulos de propiedad legales,
otorgados por el gobierno chileno. Sin embargo, un aguijón incona de esta
situación: los títulos de posesión adquiridos por las empresas forestales
son producto del proceso de Contrareforma Agraria emprendido, desde 1973,
por la dictadura del general Augusto Pinochet, que otorgó cerca de 63
millones de dólares en subsidios para expropiar tierras indígenas.
Es así que los conflictos protagonizados por la etnia mapuche son
consecuencia directa de una acción de la dictadura, que en 1974 decretó la
ley 701, en la que 300 mil hectáreas -reconocidas y reformadas por el
gobierno de Salvador Allende, en favor de los comuneros indígenas- fueron
expropiadas, compradas, rematadas o consesionadas por el gobierno
pinochetista en favor de empresas forestales o antiguos latifundistas de la
zona. Todo ello, justificado en la búsqueda del desarrollo productivo de
Chile.
¿Desarrollo?
Seferino Nahuel lonco de la comunidad de Temulemu afirma que "La siembra
prosperó, pero no dio grano. Atentaron contra ella la sequía más severa de
las últimas décadas y el efecto de las forestales sobre el medio ambiente.
No hay mapuche que no culpe a las plantaciones de pinos y eucaliptus de
haber secado los esteros. Tanta es la falta de agua, que semanalmente la
municipalidad de Traiguén manda un camión aljibe para llenar los estanques
de las familias de la zona. Como yo no tengo tierra que heredar y mis hijos
no estudiaron, la única solución que se les presenta es ir a la ciudad a
buscar trabajo". El crecimiento de los territorios de las forestales, que
-entre 1976 y 1997- se incrementaron en el 56 por ciento, ha agravado el
proceso de exclusión de la gente.
En la última veintena de años los mapuches, a diferencia de las forestales,
han visto secarse los ríos, partir a los jóvenes y morir a la tierra. Y es
que el resultado de la presencia de los grandes aserraderos y plantas de
tratamiento de madera en la región, lejos de traer el progreso y trabajo
ofrecido por los empresarios, ha sumido en la pobreza extrema a los
habitantes originarios.
Según un informe de la Cordinadora Nacional Indianista (CONACIN), 500 mil
hectáreas de los territorios, que aún están en poder de los mapuches, son
presas de la erosión; la tasa de pobreza extrema en la región es del 70%; la
deserción escolar es del 50%; y el desempleo afecta a 35 de cada cien
habitantes del sector.
"Entre morir de hambre y morir peleando..."
Seferino Nahuel explica que la violencia de los últimos días tiene su razón
en la sordera e ineficiencia de las autoridades. "Todo lo que está pasando
es por la necesidad. Yo recuerdo de niño que mi padre se pasaba la vida
yendo al juzgado, al tribunal de indios, para reclamar la tierra que le
habían quitado, y todos los grandes se llevaban en eso. Son muchos los años
de tratar por la buena, pero nunca conseguimos nada. A mí no me gusta
pelear. Yo le he dicho al mayor de Carabineros de Traiguén que tenemos que
dialogar, que la empresa y el gobierno nos tienen que escuchar. Y él me
responde: Mire, Nahuel, yo soy mandado, nomás, porque se da cuenta de que
ésta es una cuestión de justicia y necesidad. Hoy todos nosotros hemos
decidido que entre morirnos de hambre y morir peleando, es mejor hacerlo
peleando".
El viernes 12 de marzo de 1999, cientos de mapuches -hombres, mujeres,
niños, niñas, ancianos y ancianas- de las comunidades de Temulemu, Traiguén,
Didaico, Lumaco y Collinque cercaron las instalaciones de la Forestal
Mininque en Santa Rosa de Colpi. Según explicaron sus dirigentes, buscaban
entablar un diálogo con los directivos de la empresa para recuperar sus
territorios. Como respuesta, varios piquetes de carabineros y guardias de
la empresa rompieron la manifestación con bombas lacrimógenas y toletes.
Por su parte las autoridades chilenas han señalado que el conflicto mapuche
y las recientes acciones violentas son el resultado de la actividad de
infiltrados. Prueba de ello, señala un comunicado del Ministerio del
Interior, es que varios de los detenidos tiene su domicilio en Santiago y
Concepción.
Ante estas afirmaciones los líderes de las comunas involucradas recuerdan a
los funcionarios del Ministerio, que debido a la extrema pobreza muchos
jóvenes han tenido que emigrar a estas ciudades. "Y es cierto muchos de
ellos han podido estudiar y nos han recordado que debemos pelear por nuestra
tierra, porque son mapuches como nosotros".
Rejuvenece el movimiento
Existe un movimiento joven al interior de las comunas mapuches. En él
participan indígenas que tuvieron que emigrar a Santiago, Concepción y
Temuco en busca de una realidad menos privativa. Muchos de ellos reconocen
haber dado al traste con esta aspiración y como resultado de ello es fuerte
la tasa de regreso que tienen las comunidades de la zona. Especialmente se
produce el regreso de quienes pudieron estudiar. Las carreras más
frecuentes entre los estudiantes mapuches son las de Derecho, Antropología y
Pedagogía Intercultural bilingüe -enseñanza en español y mapudungun. La
presencia de estos jóvenes intelectuales ha generado una nueva corriente
reivindicativa al interior de las comunidades.
La influencia de la juventud ha unificado las demandas de los comuneros.
Hoy todos los mapuches responden al unisono cuando se trata de justificar la
legitimidad de su movimiento. Todos comparten el mismo anhelo: recuperar la
tierra que les pertenece.
Consecuencia de ello, las demandas de las comunidades mapuches persiguen la
devolución de casi 60 mil hectáreas por parte de las Forestales, para ello
han solicitado la intervención del gobierno, que -a través del ministerio de
Hacienda- es quien debe fallar el litigio.
Además anunciaron que el gobierno tiene hasta el mes de abril para instalar
una mesa de alto nivel -conformada por los representantes de las empresas,
los líderes o loncos de las comunas y el ministro de Hacienda- para que se
establezca un diálogo y evitar más acciones violentas.
Sin embargo la solución que se espera del gobierno tarda, pues como señala,
Francisca Rodríguez, presidenta la Asociación nacional de Mujeres Rurales
(ANAMUR), la inminencia de un año electoral complica el juego de intereses.
Enfoques de desarrollo
De su parte, no han faltado sectores empresariales que han señalado que la
tierra en disputa ya no es apta para cultivos tradicionales como pretenden
utilizarlas los comuneros y que lo mejor es que los mapuches se transformen
en "empresarios madereros" en asociación con los grandes consorcios. Surge
entonces la pregunta: ¿qué responsabilidad real tiene la actividad maderera
y la industria occidental en esta inutilidad del suelo para recibir los
cultivos a los que albergó por años?
Se inserta entonces un nuevo debate en el tema mapuche, a raíz del reclamo
territorios, cuál es la propuesta de desarrollo realmente sustentable, la de
los madereros o la de los indígenas?. Y es que varios líderes comunitarios
han señalado que la lucha de los pueblos originarios no se puede reducir a
la devolución de tierras, sino que debe abarcar todos los aspectos de
defensa territorial y su desarrollo.
En razón de ello el tema de la construcción de represas por parte del
consorcio español, Endesa, en tierras mapuches, es otro frente que incumbe a
las comunas de la Araucanía. También están en esta línea el debate de la
industria turística de la zona y la creación de infraestructura de servicios
comerciales.
Todo ello en medio de una año en el que todos los temas de fondo en Chile
estarán atravesados por el debate electoral de cara a las elecciones
presidenciales que se avecinan.
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