Retirada estratégica

05/10/2013
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Resulta indiscutible que aquel cinco de octubre de 1988, incorporado ya a la mitología nacional como el día del “No”, fue parte de un itinerario constitucional trazado por la mano militar.  En el límite, podría argumentarse que fue parte del plan inaugurado en “Chacarillas” y del cual todavía no logramos zafarnos. Como suele decirse, pasamos de una dictadura de seguridad nacional a una democracia de seguridad nacional.
 
Sin embargo, se hace indispensable reconocer que aquel día de octubre significó un salto cualitativo en la realidad sociopolítica chilena. No olvidemos que las formas que adopta el tardo capitalismo –incluido el neoliberalismo- constituyen no solo formas tecno económicas sino, también, procesos civilizatorios. De suerte que el rechazo a la dictadura de Pinochet representó el comienzo de un nuevo clima político y cultural que no se puede desdeñar a la hora del análisis. En este nuevo “ethos”: una democracia de “baja intensidad” en lo político, una democracia que ha desplazado la noción de ciudadano por aquella de “consumidor”, ha sido en el que se han socializado las nuevas generaciones de chilenos.
 
Cierto, las estructuras fundamentales del capital se han mantenido inalteradas hasta la fecha, el orden judicativo sigue en pie, pero todo eso es cuestionado hoy por amplios sectores de las nuevas generaciones que gritan en las calles. Es cierto que lo viejo persiste, pero lo nuevo adquiere una presencia abigarrada y difusa que reclama su lugar. Todo ello pone en evidencia que la democratización es un proceso histórico y cultural. Atender a estas transformaciones sutiles de una sociedad es una manera de comprender el sentido del cambio.
 
Los gobiernos de la Concertación representaron, quiérase o no, el momento post dictatorial en que se administró la “retirada estratégica” de una cruel dictadura, minimizando los costos políticos y asegurando la “paz social” sin desarticular el castillo de naipes neoliberal. Todo esto ha llevado un cuarto de siglo en que de manera paulatina se han reordenado las fuerzas y los intereses en la arena política y social del país. Todo indica que en la actualidad nos aproximamos a otro momento de la historia.
 
En la hora actual, la emergencia de los movimientos sociales y ciudadanos de diverso cuño, el desprestigio de los partidos políticos y el creciente abstencionismo están señalando que el proceso de democratización ha alcanzado otro estadio de desarrollo. A cuatro décadas de distancia, el diseño dictatorial ya no se sostiene ni en lo constitucional ni en lo económico, se hace, pues, imprescindible avanzar hacia cambios de fondo. Diríase que aquel lejano día de octubre fue el primer paso de un cambio que está alcanzando, por estos días, una madurez capaz de abolir la transición para dar un nuevo salto cualitativo hacia un nuevo horizonte democrático.
 
- Álvaro Cuadra es Investigador y docente de la Escuela Latinoamericana de Postgrados. ELAP. Universidad ARCIS
 
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