Chiapas la resistencia
20/09/2004
- Opinión
Caracol I: La Realidad
El caracol de La Realidad, el primer espacio construido por los
zapatistas para organizar su autonomía, festeja aún su primer
aniversario. Las lluvias están en pleno apogeo, el lodo empieza
a ganarle a los caminos, se terminaron los elotes y los
indígenas ya han empezado a doblar la siembra de maíz. Quizás no
hay menos hambre que antes, la situación es difícil en estas
tierras de la selva, pero un recorrido por la zona permite ver y
oler algo que hace 10 años, cuando los reporteros nos
internábamos por primera vez en este territorio, simplemente no
existía.
En la entrada a este emblemático lugar que alberga a la junta de
buen gobierno Hacia la esperanza, hay una pequeña clínica de
madera pintada de verde con decenas de personas formadas a su
alrededor. Unas cartulinas blancas anuncian, además de los
diferentes métodos anticonceptivos, una campaña de vacunación
infantil y para adultos. "Estamos combatiendo la difteria y el
tétanos", dice, orgulloso, el promotor de salud encargado, un
indígena de mediana edad que lleva el registro de cada una de
las personas atendidas. En la fila, las mujeres portan en la
mano la tarjeta de vacunación autónoma de sus niños.
"Desde antes de nuestro levantamiento -afirma en entrevista
Doroteo, miembro de la junta de buen gobierno- los pueblos
zapatistas empezamos a organizar nuestra salud, porque de por sí
la salud es una de las principales demandas de nuestra lucha,
porque la necesitamos para vivir y nuestra lucha es por la
vida."
Aquí, en el caracol Madre de los caracoles del mar de nuestros
sueños, famoso en el mundo de la resistencia porque en 1996 la
lucha antiglobalización tuvo en este mismo lugar uno de sus
momentos fundacionales, el logro en salud más reciente es la
puesta en marcha de un quirófano. Lo tenían desde hace tres años
sin utilizar por la ausencia de médicos y, reconocen, por la
falta de organización de los cuatro municipios autónomos de la
región: San Pedro de Michoacán, General Emiliano Zapata,
Libertad de los Pueblos Mayas y Tierra y Libertad.
"Acaban de operar a dos hombres, uno de la hernia y otro de un
tumor, y a una mujer le quitaron un quiste y hasta le hicieron
la salpingo. O sea que ya operamos en esta zona zapatista",
afirma Doroteo, mientras la indígena recién operada, de paso por
el caracol, se recupera visiblemente. ¿Cuántas mujeres indígenas
con un quiste esperan en esta zona una operación? La respuesta
seguramente es preocupante pero, como dicen por acá, "ya se
empezó".
La salud es uno de los rubros con avances más palpables en el
territorio zapatista. En esta zona selvática, frontera con
Guatemala, no sin problemas y obstáculos, unos internos y otros
externos, se multiplican las campañas de medicina preventiva. La
limpieza de las letrinas con cal, por ejemplo, es revisada
semanalmente por una comisión de salud en muchas comunidades,
aunque, reconocen, hay otras que "todavía no entienden la
importancia de la limpieza, hay que explicar que la salud es lo
más grande que te puede dar la lucha, lo más preciado pues."
Esta zona cuenta con uno de los dos grandes hospitales autónomos
que existen en todo el territorio rebelde. Se trata del
hospital La primera esperanza de los sin rostro de Pedro, en
honor del subcomandante Pedro, muerto en combate el primero de
enero de 1994, mando y compañero de los habitantes de estos
pueblos.
En la comunidad de San José del Río, separado por un puente del
poblado y en medio de una gran vegetación, aparece el hospital
que beneficia a cuatro municipios autónomos pero que, como todo
proyecto en resistencia, ha costado más de un problema a las
comunidades zapatistas. Cuentan que costó mucho trabajo
organizar los turnos de los miles de indígenas bases de apoyo
que durante tres años participaron en su construcción; reconocen
que han enfrentado muchos problemas para echarlo a andar; que no
tienen ni han tenido médicos de planta; que apenas inauguraron
el área de quirófano; que una vez lo tuvieron que cerrar todo un
mes; que se gastaron mucho dinero en el apoyo a promotores, y
un largo etcétera de obstáculos predecibles y problemas
inimaginables.
El hospital existe y, quién lo dijera, compite ahora con el gran
hospital gubernamental de Guadalupe Tepeyac, inaugurado en 1993,
justo antes del alzamiento, por el entonces presidente Carlos
Salinas de Gortari. Este aparatoso elefante blanco fue
temporalmente administrado por la Cruz Roja Internacional, hasta
que el 9 de febrero de 1995 fue escandalosamente tomado por el
Ejército Mexicano (sin que la institución de Ginebra hiciera
nada), para ser entregado posteriormente al sector oficial de
salud.
En el hospital de Guadalupe Tepeyac, cuentan las bases de apoyo,
"a veces no nos quieren dar atención si decimos que somos
zapatistas, o nos hacen muchas preguntas para conocer de nuestra
organización, o nos tratan como de por sí nos trata el
gobierno, o sea, con desprecio, como de por sí tratan a los
indígenas. Por eso no queremos ir, y ahora hasta los priístas
prefieren ir a nuestro hospital o a nuestras microclínicas,
porque ahí se atiende a todos, zapatistas o no, y se les trata
con respeto, como humanos, pues".
Es común encontrarse a priístas o miembros de otras
organizaciones en el hospital autónomo. Han dejado de ir al
enorme hospital de Guadalupe Tepeyac, porque "como indígenas a
ellos también los tratan muy mal o les dicen que no hay
medicina". En las clínicas autónomas los que no son zapatistas
sólo pagan 10 pesos la consulta, y "si tenemos medicina donada,
pues se las regalamos, y si sólo tenemos comprada pues pagan el
costo. Nosotros no hacemos negocio con la salud", afirma
Doroteo.
El reto de atender la salud no sólo de las bases de apoyo, sino
de todos los habitantes de las regiones donde tienen presencia,
es de gigantes proporciones. Los integrantes de lajunta
afirman: "Nos falta mucho trabajo porque es muy grande la
necesidad, a veces parece que falta mucho más, se siente que
falta el doble, pero otras veces se siente que ahí vamos".
El hospital de San José también es una escuela de promotores y
promotoras de salud. Se construyó con el apoyo de una
organización italiana y cuenta también con consultorios dental y
de herbolaria, laboratorio clínico, y hasta una planta de luz.
Además, existen tres clínicas municipales, una en el municipio
autónomo Tierra y Libertad, otra en Libertad de los Pueblos
Mayas y una más en San Pedro de Michoacán.
En toda esta zona hay actualmente 118 promotores y promotoras de
salud atendiendo las enfermedades primarias en el mismo número
de casas de salud comunitarias. Tanto en el hospital central La
primera esperanza de los sin rostro de Pedro, como en las tres
clínicas municipales y en las más de cien casas de salud, se
ofrece consulta gratuita a las bases de apoyo y, cuando hay,
medicina gratuita.
"Hasta hace unos meses -explican los encargados de la salud- el
hospital funcionaba con promotores de salud de los pueblos, que
recibían un apoyo económico de los cuatro municipios autónomos.
Se apoyaba con 800 pesos al mes a cada uno por estar de tiempo
completo en el hospital. En total se gastaron más de 100 mil
pesos en esos apoyos durante tres años. El dinero salió de un
proyecto de bodegas de abastecimiento que tenemos en la zona.
Pero ahora, ya con la junta, decidimos hacer un llamado a los
pueblos para conseguir voluntarios de tiempo completo que cuiden
de la salud del pueblo en el hospital. Respondieron al llamado
tres hombres y tres mujeres, que dejaron sus pueblos y sus
familias y ya están trabajando como internos. La junta los apoya
con su alimentación, con su pasaje, su zapato y su vestido.
Les compramos sus playeras y lo que les haga falta, pero no se
les da un sueldo o apoyo económico. Ellos y ellas están
conscientes de que están trabajando para su pueblo y están
aprovechando la oportunidad de capacitarse y de aprender muchas
cosas de la salud."
Parteras, hueseras y yerberas fortalecen la medicina
tradicional
En un costado del caracol de La Realidad se aprecia la
construcción casi lista de un nuevo espacio. Se trata de un
laboratorio de herbolaria y casa de alimentos conservados, que
se une a un proyecto de salud que es el orgullo de esta zona:
la capacitación de más de 300 mujeres yerberas, hueseras y
parteras.
"Este sueño -explican- empezó cuando nos dimos cuenta que se
estaba perdiendo el conocimiento de nuestros ancianos y
nuestras ancianas. Ellos y ellas saben curar el hueso o las
torceduras, saben el uso de las hierbas, saben atender el parto
de las mujeres, pero toda esa tradición se estaba perdiendo con
el uso de las medicinas de farmacia. Entonces hicimos acuerdo
entre los pueblos y llamamos a todos los hombres y mujeres que
saben de curación tradicional. No fue fácil esta convocatoria.
Muchos compañeros y compañeras al principio no querían compartir
su conocimiento, decían que era un don que no puede traspasarse
porque es algo que ya se trae adentro. Entonces se dio la
concientización en los pueblos, las pláticas de nuestras
autoridades de salud, y se logró que muchos cambiaran su modo y
se decidieran a participar en los cursos. Fueron como 20
hombres y mujeres, gente grande de nuestros pueblos, que se
decidieron como maestros de la salud tradicional y se apuntaron
como 350 alumnas, la gran mayoría compañeras. Ahora se han
multiplicado las parteras, las hueseras y las yerberas en
nuestros pueblos."
El nuevo laboratorio de herbolaria también guarda una historia:
"Sucedió que un futbolista italiano que murió dejó su herencia
para que se construyera una cancha de futbol en un pueblo
zapatista. Esta cancha sólo iba a beneficiar al pueblo de
Guadalupe Tepeyac, por eso nosotros hablamos con todo el pueblo
y le explicamos que había otras necesidades más urgentes para
beneficio de todos los pueblos, tal como un espacio para que
trabajen las compañeras que se dedican a la salud tradicional.
El pueblo de por sí entendió y dijo que estaba bien, que era
justo destinar el dinero a la salud de todos; el segundo paso
fue hablar con los donadores y ellos al principio no querían
que se usara el dinero para otra cosa, pero después dijeron que
estaba bien".
Más de 300 promotores de educación dan clases en sus pueblos
Otro rubro en el que se trabaja contra viento y marea, venciendo
las inercias internas y las campañas gubernamentales de
contrainsurgencia, es la educación: "Para nosotros, la educación
de nuestros hijos es la base de nuestra resistencia. Ha servido
mucho en los pueblos, y nació la idea porque la mayoría de
nosotros no tuvimos educación o si la tuvimos fue muy mala en la
escuela oficial. No había escuelas en las comunidades y cuando
había una pues no tenía maestro, y si tenía maestro pues no se
presentaba y entonces no había clases. Así era antes", explican
las autoridades autónomas de esta región.
En 1997 empezaron a elaborar sus planes y programas de estudio,
y siete años después cuentan ya con tres generaciones de
promotores de educación capacitados para impartir clases en sus
pueblos. "En nuestras escuelas se enseña la historia de México,
pero la historia real, lo que ha pasado con los luchadores de
este país. También se enseña a los niños y niñas sobre nuestra
lucha zapatista, que es la lucha del pueblo", afirma Fidel,
promotor de educación.
"La mayoría de los pueblos ya cuentan con sus promotores de
educación, sólo nos faltan 30 comunidades y completamos todos
los pueblos de los cuatro municipios", señala por su parte la
junta de buen gobierno.
En esta región, exactamente aquí en La Realidad, se organizó por
primera vez la educación autónoma zapatista en 1997. En 1999 y
2001 se capacitaron otros dos grupos de promotores, logrando
preparar a más de 300 indígenas para dar clases en sus pueblos.
Sin embargo, comentan los representantes de la junta, "tenemos
el problema de que algunos promotores solteros se nos desaniman
cuando se casan, o porque no los apoya mucho su pueblo, o hay
algunos que se van a trabajar a Estados Unidos. Esto ya lo
estamos viendo cómo resolverlo, porque de por sí existe
deserción de promotores".
En estos momentos, mientras se realiza la entrevista con la
junta, se lleva a cabo en La Realidad un curso de nivelación
con más 70 promotores y promotoras. "Los que ves ahorita que
andan por el caracol están tomando un curso que se necesita para
que se nivelen los conocimientos, que se emparejen, pues, para
después pasar a un segundo nivel de capacitación, algo así como
la secundaria, pero aquí no le vamos a llamar así", explica
Doroteo.
En los cuatro municipios rebeldes de la zona selva fronteriza
existen 42 nuevas escuelas comunitarias: 10 en el municipio
Libertad de los Pueblos Mayas; cuatro en General Emiliano
Zapata; 20 en San Pedro de Michoacán y ocho en Tierra y
Libertad. Las escuelas son de piso de cemento, techo de lámina y
paredes de madera. Todas tienen su pizarrón, mesabancos, la
bandera de México y, por supuesto, la zapatista, y hay algunas
que cuentan con grabadoras y otros utensilios didácticos.
Para atender la educación en las 30 comunidades en las que hace
falta promotor, la junta de buen gobierno citará próximamente a
los responsables "para concientizarlos de la importancia de este
trabajo. Nosotros no obligamos, se trata de que los pueblos
entiendan la importancia y lo apliquen en sus pueblos porque
están convencidos de que sirve".
La mayor parte de las comunidades en esta región tienen dos
escuelas, una oficial y otra autónoma, y los zapatistas afirman
que en sus escuelas "nuestros niños aprenden a leer y a
escribir primero, y como que son más conscientes. No le echamos
la culpa a los maestros oficiales, pero es que ellos abandonan
mucho sus clases porque dicen que seguido tienen reuniones, y
nuestros promotores de por sí no tienen descanso ni tienen
sueldo".
Sólo una mujer forma parte del gobierno autónomo
La junta de buen gobierno Hacia la esperanza está integrada por
siete hombres y una sola mujer. Tres de los cuatro concejos
autónomos no tienen ni una mujer y sólo el municipio autónomo
Tierra y Libertad tiene una integrante.
Por otra parte, de los más de 100 promotores de educación, sólo
seis son mujeres (cinco del municipio autónomo Tierra y Libertad
y una de San Pedro de Michoacán). Los otros dos municipios de
esta zona, General Emiliano Zapata y Libertad de los Pueblos
Mayas, no tienen ni una mujer responsable de la educación.
En el terreno de la salud la suerte no es mejor para las
mujeres. Existen únicamente siete promotoras en los cuatro
municipios, cinco de Libertad de los Pueblos Mayas y dos en
Tierra y Libertad.
"Estamos conscientes -reconoce la junta- de que en esta zona
todavía es muy poca la participación de las mujeres, pero
también vemos un pequeño avance, pues antes ni pensarlo que una
sola mujer participara. Nos falta mucho, pero debe empezar el
cambio desde la familia.
"Nosotros -afirman- como junta de buen gobierno tenemos que
hacer más trabajo político en los pueblos, con las familias de
las compañeras. Desgraciadamente todavía está en la cabeza de
muchos que sus hijas si salen de su pueblo pueden hacer alguna
chingadera. Eso todavía existe. Por eso se tiene que fortalecer
la plática y el trabajo. Nosotros aquí, en la junta, tenemos a
una compañera y ella anda con nosotros para todos lados y nunca
hemos tenido problema porque nosotros la respetamos a ella y
ella nos respeta a nosotros. Muchos hombres de los pueblos
todavía piensan que las mujeres pueden meterse en problemas si
se van a trabajar con hombres, pero esto no es así. Entonces,
pues, tenemos que concienciar más a los esposos y a los padres,
ellos tienen que meterse en la cabeza que los hombres y mujeres
tenemos los mismos derechos."
Combatir el coyotaje, otro reto
En la comunidad Veracruz, los zapatistas operan una bodega de
abastecimiento para atender a cientos de tienditas comunitarias,
zapatistas y no zapatistas. La bodega Para todos todo sirve
para que los tenderos de los pueblos ahorren el pasaje para
surtirse en Margaritas o en Comitán. A partir del éxito
comercial del local, otra bodega de abastecimiento se levantó
en el pueblo de Betania y una más en Playa Azul. Estas bodegas
surten a toda la zona y comercializan aceite, jabón, sal, azúcar
y también frijol, maíz y café de los pueblos.
Durante tres años y medio las ganancias de la bodega de Veracruz
se usaron para apoyar económicamente a los promotores de salud
que atendían el hospital central. Fueron cien mil 641 pesos los
que se utilizaron para este rubro. Las ganancias, explica la
junta, también sirvieron para apoyar los pasajes de los concejos
Autónomos y algunos otros movimientos de la organización. En
total se gastaron 116 mil 614 pesos en apoyos diversos.
En estas mismas bodegas se comercializa el maíz que compra la
junta de buen gobierno, dentro de un proyecto que surgió para
combatir a los intermediarios (coyotes) que compran el maíz a
precios ofensivos y lo venden más caro. La ganancia de la venta
es para el trabajo de la junta y de los cuatro municipios
autónomos de la región.
"Este primer año compramos más de 500 bultos de maíz, como 44
toneladas. Ya vendimos la mitad, y el resto lo tenemos
embodegado y lo estamos comercializando inclusive hasta la
costa", señala Doroteo.
En el espacio del caracol, justo frente a la oficina de la
junta, un gran torton rojo espera estacionado. Se trata del
Chómpiras, un camión de reciente adquisición que la junta
utiliza para la comercialización de sus productos. El Chómpiras
recorre la selva y viaja hasta la costa y Los Altos a
distribuir los productos. También tienen un camión de pasajeros
que viaja de Margaritas a San Quintín, cuya primera ganancia se
invirtió en una tienda de abarrotes regional.
"Las dificultades no terminan, como que no acabamos... Bueno,
pero ahora hasta Internet tenemos, y ya lo aprendimos a usar
para manejar directamente nuestra comunicación. Lo que más
sentimos es que tenemos mucha responsabilidad. A veces sentimos
que se nos viene el mundo encima, porque es difícil gobernar,
sobre todo si se manda obedeciendo y no tenemos recursos. A
veces pensamos que somos como adictos a los problemas, o sea,
que parece como que nos gustan, pero ahí vamos aprendiendo a
resolverlos", finalizan los tres miembros de la junta de buen
gobierno entrevistados.
Caracol II: Oventic
Es pleno verano y el amanecer y atardecer en Oventic es
acompañado por una espesa y fría neblina que cubre totalmente al
caracol II de la zona de Los Altos. Lugar de zapatistas
tzotziles. Región rebelde de pobreza y marginación extremas. La
más visitada de todo el territorio zapatista por gente de todo
el mundo. Tan solo en su primer año de gobierno autónomo
llegaron hasta aquí 4 mil 458 hombres y mujeres procedentes de
Francia, Argentina, Grecia, Estados Unidos, Japón, Australia,
Eslovenia y México, entre otros países de los cinco continentes.
No es casualidad que el caracol Resistencia y rebeldía por la
humanidad tenga el mayor número de visitas. Es el más cercano a
la ciudad de San Cristóbal de las Casas y, desde ahí, se llega
por una carretera pavimentada en aproximadamente una hora. Pero
no sólo la cercanía atrae a la sociedad civil nacional e
internacional. También es el misticismo que se encuentra en esta
zona, una presencia indígena particular, una rebeldía que se
asoma en cada rostro tzotzil...
Este es el caracol que tiene el mayor número de edificaciones en
su interior, quizás es el más grande de las cinco zonas
zapatistas. Tiene una calle central muy larga en la que aparecen
cada vez nuevas construcciones (cooperativas, oficinas de los
municipios autónomos y de la junta de buen gobierno, clínica,
auditorio y dormitorios). La calle finaliza en un terreno más
amplio y circular en el que se encuentra la cancha de
basquetbol y la primera secundaria de todos los pueblos
zapatistas, perteneciente al interminable nombre de Sistema
Educativo Rebelde Autónomo Zapatista de Liberación Nacional
(SERAZLN).
La primera secundaria zapatista
Josué y Ofelia son egresados del SERAZLN y actualmente miembros
de su coordinación general. Ellos explican que la educación es
una de las demandas del Ejército Zapatista de Liberación
Nacional (EZLN) y por eso desde 1994 "se buscó la manera de
organizarla en nuestros pueblos". En un principio, señalan,
"citamos a los maestros y maestras que trabajan en las escuelas
oficiales, con el propósito de invitarlos a participar con
nosotros en otro tipo de educación. Llegaron más de cien
maestros del gobierno a una reunión que tuvimos, pero se vio
difícil organizar el trabajo con ellos, no porque no quisieran
participar con nosotros, sino porque están acostumbrados a
recibir paga".
Al ver este problema, continúa Josué, "se pensó citar a los
jóvenes y jóvenas de la zona, quienes llegaron un 12 de
diciembre de 1998 aquí a Oventic. Ellos eran estudiantes y
todavía no tenían la costumbre de ganar. Apenas se juntaron ese
día 19 muchachos y muchachas, quienes, convencidos de la
necesidad de la educación, se capacitaron durante dos años
consecutivos, antes de ingresar a la secundaria".
Finalmente, en septiembre del año 2000, se iniciaron los cursos
de la primera secundaria autónoma zapatista. Las clases fueron
apoyadas por hombres y mujeres de la sociedad civil, a quienes
en esta zona nombran "acompañantes".
La planeación de los cursos fue un trabajo colectivo. Hubo
interminables reuniones en las que participaron comisiones de
todos los pueblos que analizaron las necesidades de las
comunidades para, a partir de ahí, planear los cursos y
programas de estudios.
En la secundaria zapatista de Los Altos se estudia Lenguaje y
comunicación, Matemáticas, Ciencias Sociales, Ciencias
Naturales, Humanismo, Lengua materna (tzotzil) y Producción. En
Humanismo, explica Josué, "se trata la filosofía del zapatismo.
Ahí se hace la reflexión sobre la lucha, pues el objetivo
principal que nos planteamos es que los jóvenes que terminan sus
estudios tengan una visión diferente de la vida. Que no hagan
una vida individualista, sino que trabajen en beneficio del
pueblo y del colectivo. Que los jóvenes entiendan más nuestra
lucha, quiénes nos dominan y quiénes nos explotan".
Después de tres años de estudio, explican los coordinadores de
educación, "hemos visto que se entiende mejor la realidad de lo
que estamos viviendo, que se crea conciencia y se sale con una
mentalidad diferente. No es que aquí se vengan a convencer de la
lucha, lo que sucede es que aquí agarran más elementos y
herramientas para conocer sus derechos y defenderse. La
educación, sin duda, nos motiva a la lucha y fortalece la
autonomía de nuestros pueblos."
"La Iglesia nos dice que somos pobres porque Dios nos hizo así.
La educación oficial nos dice que de por sí hay pobres y ricos
y a nosotros nos tocó la pobreza. Pero esto no es así, y para
entenderlo sirve la educación", afirma, categórico, Josué.
Josué y Ofelia reconocen que a pesar de todos los esfuerzos no
cuentan con recursos para que todos los pueblos tengan una
educación, pero el sueño, explican, "es que todos los pueblos
tengan posibilidad de estudiar, los indígenas y los no
indígenas, los zapatistas y los no zapatistas. Todos tenemos
derecho a la educación".
En la zona zapatista de Los Altos, cuando los alumnos terminan
la secundaria, se les pide, como parte de su graduación, que
decidan cómo pueden ayudar a su pueblo. Ellos y ellas eligen
realizar tareas de agroecología, de educación en primarias, de
apoyo a las oficinas de comercialización, trabajo en las
farmacias, etcétera. Todos tienen la obligación y el compromiso
de "compartir con su pueblo lo que han aprendido, si no, pues
no tiene caso su preparación".
Con estas características se han graduado ya dos generaciones.
La primera con 21 alumnos, de los cuales únicamente tres son
mujeres; y la segunda con 19, con sólo cinco mujeres. Muy pocas
pero, aún así, "un avance pequeño para estos pueblos en los que
la mujer no ha tenido derecho a educarse.
"Hay pueblos que todavía piensan que la mujer sólo sirve para
casarse y alimentar al niño. Que no puede estudiar ni trabajar
fuera de la casa. Esto es así, pero poco a poco la mujer está
despertando y vemos que tenemos derecho a compartir otras
experiencias", afirma Ofelia, actual coordinadora del SERAZLN.
Y es precisamente en la educación donde las mujeres tzotziles se
están abriendo espacios. En la materia de Humanismo, explica
Ofelia, "vemos los derechos de las mujeres y la necesidad de
cambiar algunas costumbres. De esta manera la educación sirve
para que tanto hombres y mujeres tomen conciencia de la
importancia del trabajo de la mujer. Esto no es fácil, porque
hay que cambiar muchas cosas que se tienen en la cabeza, pero ya
estamos empezando".
La educación autónoma, continúa la entrevistada, "es la base del
conocimiento en nuestros pueblos, y a partir de ella podemos ir
cambiando la situación de la mujer indígena, quien es capaz de
hacer cualquier trabajo, ya no sólo ser mamá y hacer
artesanía".
Esta es la única de las cinco zonas zapatistas que inició la
organización de su educación con el nivel de secundaria (las
otras cuatro empezaron por la primaria). La explicación la
ofrece Josué: "primero teníamos que preparar a promotores o
maestros de las primarias. Ahora algunos de los egresados de la
secundaria son los que dan clases en las primarias recién
creadas".
En todos estos años, los municipios autónomos que conforman la
zona de Los Altos: San Andrés Sacamch'en de los Pobres, San Juan
de la Libertad, San Pedro Polhó, Santa Catarina, Magdalena de la
Paz y San Juan Apóstol Cancuc, organizaron la educación
primaria de manera independiente y con diferentes proyectos.
Desde hace un año, a partir del nacimiento de la junta de buen
gobierno Corazón céntrico de los zapatistas delante del mundo,
organizaron un solo sistema educativo para toda la zona. En
estos momentos, más de cien promotores y promotoras dan clases
en igual número de pueblos.
El problema de las escuelas en estos municipios es diferente al
de otras zonas, pues aquí muchos maestros oficiales abandonaron
las escuelas y éstas fueron puestas a funcionar por las
autoridades autónomas. Otras tantas han sido construidas en el
camino y unas más están por construirse.
La secundaria fue construida por el proyecto estadunidense
Escuelas para Chiapas, encabezado por Pedro Café. Es un proyecto
con muchos retos que no carece de problemas, ya que, por
ejemplo, al funcionar como internado tiene que cubrir la
alimentación de los alumnos y no hay recursos, como tampoco los
hay para materiales didácticos ni para equipos. Para disminuir
estas carencias la secundaria cuenta con un Instituto de Lenguas
e Idiomas Mayas, donde se ofrecen clases de tzotzil cobrando a
los extranjeros una pequeña cuota, que es utilizada para la
alimentación de los alumnos, quienes, además, cooperan con
cinco pesos mensuales y un kilo de frijol cada quincena.
No son pocos los problemas y dificultades que enfrenta un nuevo
y autónomo sistema educativo, pero tampoco son pocas las
satisfacciones y "alegrías" que deja. "Estamos muy contentos
porque el fruto de las secundarias ya está en las primarias
dando clases, porque la educación autónoma zapatista está
empezando desde abajo, porque es para todos nuestros pueblos y
porque la situación ya no es igual que antes", señalan Josué y
Ofelia. Y van más allá: "la educación autónoma tiene que ser
para todos, no sólo para los indígenas y no sólo para los
zapatistas". Y tampoco sólo para los niños. En esta zona, por
eso, opera ya un sistema de educación para adultos.
El objetivo, explican, "es cambiar nuestra situación. La
obligación de los pueblos es luchar para cambiar, porque no
podemos esperar que alguien venga a hacerse cargo de nosotros
y, en este sentido, la educación es el arma más poderosa de los
pueblos".
Y la salud no lo es menos.
Más de 100 consultas diarias en La Guadalupana
Anastasio, un viejo zapatista tzotzil, es el coordinador general
de salud en la clínica central La Guadalupana, una de las
primeras organizadas por el EZLN, incluso antes del
levantamiento armado. Anastasio guarda en su memoria la fecha
exacta en que empezó a funcionar: 28 de febrero de 1992, apenas
con ocho promotores de salud.
Anastasio tiene apenas el segundo año de primaria y cuenta que
desde hace más de 12 años el pueblo lo nombró para prepararse en
el trabajo de salud. "Yo -dice- acepté por la lucha, por el
pueblo, pues". Hoy coordina uno de los proyectos de salud más
ambiciosos de todo el territorio zapatista.
Nada queda ya de esa pequeña clínica que atendió a insurgentes y
milicianos heridos durante la guerra. En el mismo lugar, y
aprovechando la construcción anterior, se levanta ahora una
clínica-hospital con quirófano, consultorio dental, laboratorio
de análisis clínicos, un área de oftalmología y otra de
ginecología, laboratorio de herbolaria, farmacia y cuartos de
hospitalización. Todo atendido por los pueblos.
En La Guadalupana y en otros dos centros de capacitación, uno
ubicado en Magdalena y otro en Polhó, se preparan más de 200
promotores de salud que atienden en sus comunidades. Ellos y
ellas, al igual que todos los promotores zapatistas, no reciben
ningún tipo de sueldo, únicamente el pueblo los apoya con su
alimentación y sus pasajes para ir a tomar sus cursos. Los
promotores se preparan en anatomía, fisiología, sintomatología,
diagnóstico y tratamiento y, sobre todo, en medicina preventiva,
higiene personal y colectiva y talleres de vacunación.
En los hospitales del gobierno cercanos, cuenta Anastasio, "no
reciben a los enfermos graves, prefieren que se les mueran en
otro lado. Nosotros sí los recibimos, sean zapatistas o no, y ya
sólo cuando vemos que no podemos con la enfermedad los
trasladamos a donde puedan atenderlos. Para eso nos falta una
ambulancia".
La clínica cuenta con el apoyo de médicos y pasantes que los
auxilian en cirugías y en la capacitación de promotores. Pero
"cuando no viene nadie, pues hay que atender de todas maneras.
Por eso estudiamos los manuales y los libros de medicina, lo que
haya", dice Lucio, promotor de salud que dejó su comunidad, su
familia y su tierra para trabajar de tiempo completo en la
clínica desde hace ocho años.
"Antes -continúa- no teníamos nada y había muchos muertos, la
mayoría por enfermedades que se pueden curar si se les atiende a
tiempo. Muchos niños se nos morían, y por eso empezamos a
organizar nosotros mismos la salud, porque del gobierno de por
sí no esperamos nada."
Actualmente opera una clínica en cada uno de los ocho municipios
autónomos de Los Altos, así como más de 300 casas de salud
comunitarias que cuentan con un botiquín de medicinas básicas.
La consulta es gratis para todas las bases de apoyo del EZLN, y
sólo se les pide una pequeña cooperación a los de otras
organizaciones.
Anastasio cuenta que, desafortunadamente, sólo se están haciendo
cirugías menores, pues faltan materiales para operaciones
mayores. "Estamos viendo cómo resolvemos este problema, porque
de por sí carecemos de lo necesario. Pero con lo que tenemos
trabajamos lo que se puede, ni modo de no hacer las cosas
porque no lo tenemos", dice.
Esta clínica, con todo y sus carencias, es una de las mejor
organizadas y equipadas de todo el territorio, por lo que aquí
se atienden a bases de apoyo de otras regiones, ya sean de la
selva o del norte del estado.
La organización de la salud autónoma ha querido ser
contrarrestada con proyectos gubernamentales de salud. De tal
forma que donde nace una clínica zapatista al poco tiempo
aparece una del gobierno. Explica Anastasio que "esto lo hacen
para presionarnos, para que la gente se vaya con ellos, pero la
gente no va porque en sus clínicas los tratan mal, no los
respetan y no les dan la medicina, además de que construyen las
clínicas pero siempre están cerradas. Nosotros, en cambio,
trabajamos las 24 horas del día y atendemos a todos por igual".
Tuberculosis, problemas respiratorios, reumatismo, infecciones
de la piel, paludismo y tifoidea son algunas de las enfermedades
de la pobreza que asolan estas tierras en las que las mujeres
aún padecen abortos provocados por la desnutrición y la falta de
control prenatal. Aún así, explica el promotor Lucio, "la gente
ya no tan fácil se nos muere. Hemos salvado muchas vidas,
hospitalizamos pacientes graves, promovemos campañas de
vacunación, preparamos a nuestros promotores y pues ahí vamos
avanzando".
Café, miel, artesanías: comercialización en la resistencia
Zona productora de café, las comunidades zapatistas de Los Altos
han organizado la comercialización del aromático orgánico
mediante dos cooperativas autónomas: Mut vitz (cerro del
pájaro, en tzotzil) y Ya'chil Xojobal Chu'lcha'n (la nueva luz
del cielo).
Mut vitz opera desde 1997 y cuenta con 694 socios, todos bases
de apoyo de los siete municipios autónomos de la zona. Tienen
certificado de café orgánico y permisos legales para
exportación, por lo que trasladan el producto hasta el puerto
de Veracruz y desde ahí viaja hacia Alemania, Estados Unidos,
Francia, España, Suiza e Italia.
Desafortunadamente, explican los responsables, no han podido
expandir el mercado en México, donde sólo abarcan el estado de
Puebla. Tampoco cuentan con máquinas para moler y tostar el
café, por lo que exportan el grano sin cáscara.
La cooperativa La nueva luz del cielo tiene aproximadamente 900
socios (de los cuales, 600 son desplazados de Polhó). Apenas
iniciaron la exportación del café y trabajan ahora para abrir
sus mercados.
Las mujeres, por su parte, trabajan también en colectivo.
Famosas en el mundo del bordado y las artesanías, las
zapatistas tzotziles que antes de la guerra ofrecían sus
mercancías en las racistas calles de San Cristóbal de Las Casas,
hoy se organizan en cooperativas mediante las cuales producen y
comercializan sus productos. Las cooperativas Xulum Chon y
Mujeres por la Dignidad ofrecen sus bordados a precios justos,
obteniendo ingresos que son parte importante de la economía
familiar.
Polhó: siete años fuera de casa, asolados por la violencia
En esta zona se encuentra el centro de desplazados de Polhó,
donde más de 9 mil personas que huyeron de la violencia
paramilitar sobreviven sin tierras que cultivar, con comida y
medicamentos que nunca son suficientes. De esta zona se retiró
la Cruz Roja Internacional, "porque dijo que aquí no hay guerra
y en Irak tienen mucho trabajo". Aquí, el desplazamiento ha
creado nuevas formas de resistencia y autonomía. La educación y
la salud se organizan en situaciones especiales, mientras que
surgen cooperativas y otros medios para sostenerse.
En su primer año de gobierno, las autoridades autónomas de esta
zona destinaron 2 millones y medio de pesos a la alimentación
de los desplazados de Polhó, cantidad nada despreciable pero
aún insuficiente para atender a los miles de hombres, mujeres y
niños que desde hace siete años sueñan con las condiciones de
seguridad que permitan su retorno.
No es fácil organizar la autonomía, y menos en condiciones como
las de Polhó, afirma la junta de buen gobierno entrevistada
pocos días después de su primer aniversario.
Nosotros no hicimos campaña: JBG
Después de un año de trabajo, afirman los miembros de la junta,
"vemos que tenemos capacidad para gobernar, para trabajar, ver y
conocer los problemas. Hemos aprendido a no caer en
provocaciones, ni del gobierno ni de los partidos. La
experiencia nos enseña que el que levanta primero la mano pierde
por la vía política. Nosotros tenemos la idea de resistir por la
vía pacífica, aunque también sabemos defendernos".
En todo este año, explican, "lo que más aprendimos fue a
negociar, aprendimos a coordinar el trabajo de la junta con los
municipios autónomos. Reconocemos que no podríamos solos, sin
el apoyo de la sociedad civil nacional e internacional.
Trabajamos de lunes a domingo las 24 horas del día y ni así nos
alcanza para atender todo, pero ahí vamos aprendiendo.
Obedeciendo y cumpliendo. No es fácil. Nada es fácil.
"Nosotros -añaden- no hicimos ni campaña ni propaganda para ser
junta de buen gobierno. El pueblo nos eligió como personas
honestas y ahora tenemos el compromiso. No tenemos periodo fijo,
o sea que en cuanto el pueblo diga que no servimos, pues nos
saca y pone a otros. Soñamos con que un día se reconozca nuestro
derecho, que haya un cambio total no sólo con los indígenas,
sino con todos los pobres del mundo. Esto no se termina. Por ahí
nacen otros que tampoco piden permiso para construir su camino.
Eso es lo que soñamos."
Caracol III: La Garrucha
La tecnología en comunicación llegó a la selva lacandona de la
mano de los zapatistas. El café-Internet Cyber-pozol, atendido
por bases de apoyo, es el único Internet público que existe en
toda la cañada de Patiwitz y en el resto del territorio en
resistencia. En él, además del servicio cibernético, se ofrece
café de la cooperativa en resistencia Smaliyel, música de la
nueva y ya numerosa discografía zapatista, videos, paliacates,
artesanía, abarrotes, gasolina y algo para saciar el hambre.
La tienda-cafetería-Internet-comedor Smaliyel, se localiza en el
caracol Resistencia hacia un nuevo amanecer, en la primera zona
rebelde que fue abierta a los periodistas en 1994. Desde aquí
el mundo entero conoció a los pueblos indios que se levantaron
en armas, a la insurgencia, sus razones y sus dolores. Hoy, más
de 10 años después, el panorama es otro.
La primera vez que los periodistas llegamos a La Garrucha no
sólo no había Internet, ni siquiera había luz. No existía la
clínica autónoma con consultorio dental, laboratorio de
análisis clínicos y ambulancia, la escuela no funcionaba y una
biblioteca era inimaginable, al igual que la iglesia del pueblo,
la única que se encuentra dentro de un caracol zapatista.
Después del asesinato de Luis Donaldo Colosio, en 1994, el
futuro se tornó más incierto, el territorio se cerró y
posteriormente los reflectores de la prensa cambiaron de cañada.
Miguel, un niño de apenas tres años, deambula ahora por la
tienda zapatista y afirma que el hombre araña "es compa". Al
paso del convoy diario de soldados cambia su identidad y se
convierte en el mismísmo hombre araña quien, escondido detrás
de una bugambilia, lanza sus redes a los soldados. Su mamá lo
reprende y él, llorando, dice que la acusará nada menos que con
la junta de buen gobierno.
El patrullaje militar que ve pasar Miguel oficialmente no
existe, pero aquí, al menos los días de nuestro recorrido, ha
pasado cuatro veces diarias. Una hilera de camiones repletos de
soldados con el arma en posición de combate, es la rutina en
estas tierras militarizadas.
Moisés, el mismo indígena tzeltal que recibía a la prensa hace
más de una década, es ahora videasta autónomo. Con una cámara
mini dv graba las imágenes que posteriormente edita en una
computadora Mac. Trabaja en estos momentos en la fase final de
un video sobre las mujeres zapatistas, y ya cuenta con una
construcción de block y cemento destinada a un proyecto general
de medios de comunicación.
Al igual que en el resto del territorio en resistencia, en estos
días hay una campaña de vacunación en todos los pueblos. Las
mamás con sus niños en los brazos hacen fila en la clínica
autónoma que funciona desde 1995.
La Cruz Roja Internacional, que operaba en la comunidad de San
Miguel desde 1994, ha abandonado la zona. "Ellos dicen que aquí
no hay guerra, que necesitan muertos para quedarse más tiempo",
acusan las bases de apoyo. Anteriormente, las campañas de
vacunación estaban en manos del organismo internacional. Hoy, el
responsable es el gobierno autónomo zapatista y la Cruz Roja ya
sólo atiende algunas comunidades.
Con el propósito de organizar el servicio de salud para todas
las bases de apoyo, en esta zona todas las familias zapatistas
cuentan con una pequeña tarjeta o credencial de salud con la que
identifican su resistencia. Presentando su credencial tienen
derecho a la consulta y medicina gratuita.
En un pequeño y funcional laboratorio de análisis clínicos,
atendido por promotores de salud especializados, se practican
biometrías hemáticas, exámenes de orina, coproparasitoscópicos
y otras pruebas básicas. "Lo que más hacemos son exámenes de
gota gruesa, porque en esta zona hay mucho paludismo, y de
tuberculosis", afirma uno de los indígenas encargado del
laboratorio.
La clínica de color rosa mexicano está tapizada con murales que
aluden a la resistencia. "Aquí sembramos con viento de
esperanza, vida y dignidad", se lee en el mural cuyas figuras
principales son, por supuesto, un caracol y el rostro de Zapata.
Ampliado y pintado recientemente, el centro de salud autónomo
atiende aproximadamente 30 consultas diarias. Enfermedades
parasitarias, paludismo, infecciones en la piel y tuberculosis,
son algunos de los padecimientos más frecuentes en la selva
tzeltal. Cuentan también con un consultorio dental, una farmacia
y los recientemente inaugurados cuartos de hospitalización.
Como en todas las clínicas zapatistas, los indígenas del PRI
también son atendidos por los promotores autónomos. "A los
priístas les cobramos a 25 pesos la consulta con todo y
medicinas, para recuperar el costo", explican los encargados.
Los cuatro municipios autónomos de la zona selva tzeltal son
Francisco Gómez, San Manuel, Francisco Villa (el único nombre
que se repite en dos zonas) y Ricardo Flores Magón. En todos
ellos ya opera el servicio de salud en resistencia y, tan sólo
en Francisco Gómez, 78 promotores de salud atienden las
enfermedades básicas en sus pueblos.
A pesar de los avances, la junta de buen gobierno El camino del
futuro reconoce que están muy lejos de una situación
medianamente ideal. El municipio autónomo Francisco Villa, por
ejemplo, no cuenta con clínica ni mucho menos con una farmacia,
y su desarrollo general está muy por debajo del municipio
Ricardo Flores Magón. Es precisamente trabajo de la junta
equilibrar el desarrollo.
La clínica central de la zona es apoyada por una organización
italiana y la ambulancia fue donada por Médicos sin Fronteras.
Los promotores no reciben ni un peso de sueldo, y sólo son
apoyados en su alimentación. Muchas veces, afirman las
autoridades autónomas, muchos promotores no asisten a los
cursos por falta de dinero para sus pasajes: "Ellos dan un
servicio a su pueblo, pero pensamos que les hace falta más apoyo
para su trabajo".
Para resolver este y otros problemas existe un representante de
salud por cada uno de los cuatro municipios autónomos, quienes
se reúnen cada dos meses con el propósito de coordinar el
trabajo de toda la zona.
La educación verdadera
Aun con rezagos en la construcción de escuelas y en la
preparación de promotores, actualmente los cuatro municipios
cuentan con educación autónoma en sus pueblos. "Nuestra
educación -afirman los miembros de la junta- sale del
pensamiento de los pueblos. Nada viene de afuera y no se parece
nada a la educación oficial, donde no se respeta al indígena ni
su historia".
Las comunidades de la selva tzeltal cuentan con dos centros de
capacitación de promotores de educación, uno recientemente
inaugurado en la comunidad La Culebra, en el municipio autónomo
Ricardo Flores Magón; y otro en La Garrucha, que pertenece al
municipio Francisco Gómez.
Julio, del concejo Autónomo de Ricardo Flores Magón, explica el
sentido de la educación autónoma zapatista: "Nosotros estamos
viendo cómo se relaciona el conocimiento con las 13 demandas de
la lucha zapatista. No es que alguien de afuera nos dice cómo
lo vamos a relacionar. Somos nosotros los que vivimos aquí, los
que sufrimos, los que luchamos aquí, entonces somos nosotros los
que sabemos cómo se relaciona todo. El pueblo tiene el
conocimiento, el pueblo sabe muchas cosas y desde ahí se
rescatan los conocimientos y los saberes".
Uno de los objetivos principales de la educación, explica el
también miembro de la junta de buen gobierno, es fortalecer la
identidad indígena y responder a las necesidades de los
pueblos: "No tiene caso enseñarles a los indígenas cómo ser
indígenas, eso ya lo sabemos. Lo que necesitamos es conocer
nuestra historia, nuestro pasado... Para eso es la educación
verdadera.
"También ?agrega? en nuestras escuelas se ve la situación
nacional, la situación de nuestra lucha, la vida de nuestros
pueblos. Lo principal de nuestra educación es no salirse de la
política y del camino de la lucha zapatista, y el respeto a
cada comunidad, su lengua y todo. Nuestros promotores de
educación reflexionan sobre el problema de la reubicación de los
pueblos de Montes Azules, que quiere hacer el gobierno; sobre el
Plan Puebla-Panamá; también del problema de las semillas
transgénicas, de las maquiladoras, del contrataque político del
gobierno, de la resistencia de nuestros pueblos, de los Acuerdos
de San Andrés, de la guerra de baja intensidad, de la
manipulación del gobierno para comprar los pueblos como sus
programas con Procede, o desayunos escolares o de apoyo al
campo. Todo eso se ve en nuestras escuelas autónomas."
Al promotor o promotora de educación lo elige el pueblo y le
pregunta si quiere participar. "Uno puede decir que sí, pero
también puede decir, que no porque se tiene otro trabajo, como
otros cargos, porque la autonomía tiene muchos trabajos, no
sólo la educación", explica la promotora Hortensia.
Hay promotores, explica, "que empiezan este trabajo y no saben
leer ni escribir y entonces empiezan desde nada... Hay algunos
que entraron bien chiquitos a ser promotores y aquí han crecido
y aprendido, y luego ya regresan a sus pueblos. También hay
promotores voluntarios, o sea que no son elegidos por el pueblo,
sino que se presentan por sí mismos. Hay unos que no saben nada,
ni hablar en castilla ni nada, y aquí todo lo aprenden".
Como en todas las zonas indígenas, zapatistas o no, las mujeres
continúan padeciendo el rezago y la desigualdad. La mayor parte
de los promotores y de los alumnos en las escuelas autónomas
todavía son hombres, porque, señala la promotora Hortensia, "el
cambio cuesta para hacerlo. En nuestros pueblos las mujeres
promotoras que se ausentan de su casa para ir a los cursos de
capacitación todavía reciben burlas con los mismos de nuestro
pueblo, y también reciben burlas los padres o los esposos, que
porqué lo dejó a su hija, que no está haciendo buenas cosas o de
otros inventos, porque de por sí no es la costumbre que la
mujer salga de su pueblo. Pero nosotras no nos desmoralizamos,
aunque nos burlan o que digan cosas que no estamos haciendo,
nosotras como promotoras lo tenemos que seguir el camino.
Nosotras debemos echarle más ganas para ver hasta dónde
llegamos, porque de por sí es nuestro derecho. Si lo dejamos
nuestro trabajo quiere decir que nos ganó la burla.
"Las mujeres ?insiste? de por sí son las primeras que defienden
su pueblo cuando entra el Ejército, son las primeras que hacen
frente, entonces, si son capaces de defender también son capaces
de estudiar. No podemos estar ya con las bocas cerradas porque
así la situación no cambia. Estamos así creando una educación
muy diferente."
Y fue precisamente una mujer, Rosalinda de nombre, la encargada
del discurso político del primer aniversario de esta junta de
buen gobierno: "Ya no necesitamos pedir permiso para
gobernarnos. Ya vimos que lo podemos hacer y que en este primer
año de trabajo hemos aprendido mucho. Aquí estamos. No nos
vendimos", dijo la única mujer que forma parte del gobierno
autónomo.
Renta de bicicletas y taller de zapatería
Hasta el caracol Resistencia hacia un nuevo amanecer llegó una
donación de bicicletas. Hoy, al fondo del caracol, un local
autónomo ofrece el servicio de renta y reparación de
bicicletas, y los beneficios son para el municipio.
Opera también, desde hace algunos años, un taller de zapatería:
Taller libre del arte del calzado Francisco Gómez, en cuyas
paredes aparece un gran mural de Zapata con un libro abierto en
el que se lee: "Imaginación, creatividad, informalidad,
improvisación..."
Al fondo del tercer caracol de la resistencia zapatista, se
observa una vieja máquina de molido de café y, a un lado, el
campamento de paz visitado todo el año por cientos de personas
de todo el mundo. Tres cooperativas de mujeres, un dormitorio
general, dos bodegas, la clínica, una escuela y una biblioteca
completan las instalaciones.
Así construyen los zapatistas su autonomía, un proceso que, como
dice Julio, "viene de nuestra historia, de nuestras propias
costumbres, de nuestro sistema de justicia, de nuestros
cultivos... Un proceso que es como caminar solo. Nosotros de
por sí sabemos caminar, aunque podemos tener errores, pero son
de nosotros esos errores y no de otros que nos los imponen",
finaliza la autoridad autónoma.
Caracol IV: Morelia
Una vereda de ocotales conduce al cuarto caracol zapatista,
ubicado en el ejido Morelia, en Altamirano. Es la región tzotz
choj (tigre valiente, en tzeltal), zona de ganaderos y
paramilitares, lugar en el que el Ejército federal violó a una
mujer indígena y donde en 1994 fueron torturados y masacrados
tres milicianos del EZLN.
El caracol se ubica en un extremo del pueblo, en un paraje
rodeado de pinos en el que en 1996 se construyó lo que entonces
se conoció como el Aguascalientes IV, un espacio de encuentro
político y cultural. Hoy, el lugar nada tiene que ver con el de
hace años: en la entrada aparece un taller de tecnología
apropiada, en el centro un taller de zapatería y los
dormitorios, en un extremo el auditorio y a un lado la oficina
de la junta de buen gobierno con su conexión satelital de
Internet.
Como en cada caracol zapatista, las construcciones de madera y
de cemento están tapizadas de murales con imágenes
revolucionarias. En las paredes de uno de los dormitorios
destaca una pintura dedicada a "los mártires de Morelia,
asesinados el 7 de enero de 1994" cuando, en plena guerra, el
Ejército tomó el poblado, sacó de sus casas a los hombres que
encontró, los reunió en el centro de la comunidad, los torturó
y luego les dio el tiro de gracia. La historia, aunque vieja,
viene a la memoria de los pobladores a cada momento.
Hoy, el ambiente es otro. Ha llegado un grupo de catalanes del
Colectivo de Solidaridad con la Rebelión Zapatista y,
aprovechando que los promotores de educación se encuentran en
el caracol tomando un curso de capacitación de matemáticas,
preparan con ellos un espectáculo de títeres con canciones
revolucionarias y cuentos infantiles.
La construcción más reciente es la cafetería "El paliacate",
ubicada al fondo del caracol, donde, además de saciar el
hambre, se pueden encontrar las ediciones locales de la
autonomía. Esta región fue la primera en organizar sus propias
publicaciones con la palabra de los pueblos. Hace unos años
contaba con un periodiquito que enviaba a sus reporteros
indígenas a cubrir las marchas y movilizaciones zapatistas.
Ahora distribuyen, bajo el sello de Ediciones Autónomas en
Rebeldía, un folleto con la historia del Centro de Comercio
Nuevo Amanecer del Arco Iris y otro que narra la lucha de las
mujeres zapatistas, las de los pueblos y las insurgentas.
Y es precisamente el Centro de Comercio Nuevo Amanecer del Arco
Iris uno de los orgullos de esta zona. Está ubicado en el
crucero Cuxuljá, en la comunidad Moisés Gandhi, justo en el
predio ocupado anteriormente por una de las siete posiciones
militares cuyo retiro fue demandado por el EZLN. Actualmente,
"en el mismo lugar en el que luchamos con valor en contra de la
presencia militar", se levanta este esfuerzo colectivo que ha
sobrevivido a las amenazas de desalojo de Seguridad Pública y al
hostigamiento de priístas y perredistas. Es un espacio que
representa los primeros trabajos que organizaron en conjunto los
siete municipios autónomos de la zona, inclusive antes de la
existencia de la junta de buen gobierno. Los siete municipios
son: Primero de enero, Olga Isabel, 17 de noviembre, Ernesto Che
Guevara, Vicente Guerrero, Miguel Hidalgo y Lucio Cabañas.
Otro rubro que distingue a las comunidades de la región es el
trabajo de las mujeres. La ahora famosa comandanta Esther es
producto de más de 10 años de trabajo político en estos pueblos
en los que, aunque la desigualdad de género persiste, los
pequeños avances son innegables. Esta junta de buen gobierno,
por ejemplo, es la única en la que en cada uno de los siete
concejos autónomos hay una mujer. La junta tiene un total 28
integrantes, 21 hombres y siete mujeres, de tal manera que en
cada turno siempre hay una mujer trabajando, misma que
representa la cuarta parte del gobierno autónomo. Es poco,
pero, en comparación con otras juntas, tiene la mayor presencia
de mujeres en el gobierno.
Las mujeres tzeltales, tzotziles y tojolabales de los siete
municipios son también pioneras del trabajo colectivo. En los
pueblos se multiplican los colectivos de siembra de verduras y
hortalizas, costura y bordado, fabricación de velas y
panadería. El beneficio de este trabajo, explica María, "se
reparte muy poco en individual, pues la mayor parte se usa para
beneficio comunitarios."
La participación de las mujeres en la economía familiar las
coloca en nuevos espacios dentro de la comunidad y, de esta
manera, ganan también el respeto de los padres, esposos,
hermanos e hijos.
Sentada en medio de seis varones dentro de la oficina de la
junta de buen gobierno, la única mujer en el turno afirma:
"todavía falta más participación. Algunos hombres que entienden
la lucha ya están aprendiendo que las mujeres son igual de
capaces que los hombres para cualquier trabajo, pero no todos
entienden... hay muchos hombres que no dejan a sus esposas o
hijas participar en cursos o trabajos fuera de sus pueblos. En
los pueblos donde los hombres tienen bueno su pensamiento las
mujeres hacen bien su trabajo".
La influencia de las indígenas zapatistas que se involucran en
el trabajo permea actualmente a otras organizaciones. Cuenta
María: "en mi pueblo los hombres priístas empezaron a dejar
salir a sus mujeres, porque ellas les reclamaron que sólo las
zapatistas salimos. Ellas, las priístas, les dijeron a sus
maridos que también pueden ganar dinero honradamente y así se
pusieron a trabajar".
Educación por la paz y la humanidad
Mientras se realiza la entrevista en las oficinas de la junta,
en la cancha de basquetbol se disputan el balón un equipo de
promotores de educación contra otro de promotoras. La
desigualdad de género en el ámbito educativo también es
palpable, pero sólo en el nivel de promotores, educadores o
delegados de educación (aquí los nombran de las tres formas),
pues en las escuelas comunitarias hay casi el mismo número de
niños y niñas. Esto quiere decir que la mayor parte de los
maestros son hombres, pero el alumnado está equilibrado. Las
niñas ya van a la escuela y se quedan cada vez menos cuidando a
los hermanitos o echando las tortillas.
La educación autónoma funciona aquí desde 1995, y actualmente un
total de 280 delegados de educación imparten clases a 2 mil 500
alumnos de los siete municipios. También es la única zona que
posee un centro de capacitación de promotores en cada municipio
autónomo, y no uno que atienda a toda la zona.
Aquí, como en el resto del territorio zapatista, los niños no
sólo aprenden a leer y escribir, sino, lo más importante,
"aprenden a luchar, a defender su entorno, a cuidar la
naturaleza y a estar orgullosos de su cultura". Las materias
con las que se forman son: producción, educación política,
educación artística, cultura, lecto-escritura, salud, deportes,
matemáticas, historia y lenguas (español y materna), mismas que
fueron elaboradas en decenas de reuniones de trabajo por 200
educadores indígenas de los siete municipios.
Un dato curioso, que habla de la autogestión educativa, es que
para inscribirse a la educación básica cada niño lleva una
gallina como cuota, por lo que ahora los promotores ya cuentan
con una granja con pollos y huevos para la alimentación de los
propios alumnos. Asimismo, cada una de las primarias fue
construida con los propios recursos de la comunidad, sin apoyos
externos, de tal manera que hay escuelas primarias de block, de
tablas o de cemento. Los promotores ejercen también en casas
prestadas o a la intemperie, con un techo de plástico como
protección. La escuela, dicen, "no es la construcción".
El programa educativo de la zona, como todos los nombres
zapatistas, ostenta uno lo suficientemente rebuscado:
Organización para la nueva educación autónoma indígena por la
paz y la humanidad. Nada más y nada menos.
El logro más reciente en materia educativa es que este año
inauguraron los cursos de nivel secundaria. Es también la única
de las cinco zonas zapatistas que cuenta con una secundaria en
cada municipio autónomo, siete en total. Ha salido ya la primera
generación de niños y niñas de primaria, mismos que recibieron
cursos de nivelación para ingresar al siguiente nivel. "Antes,
ni siquiera soñábamos con una escuela, y ahora ya tenemos más de
cien primarias y siete secundarias", señalan las autoridades
autónomas.
Muchas carencias y la consulta gratuita
Los pueblos zapatistas en esta región utilizan cada vez menos
las medicinas químicas y promueven mediante campañas el uso de
infusiones y pomadas elaboradas con hierbas y plantas
medicinales. La herbolaria cobra cada vez más importancia y se
preparan remedios a base de romero, tomillo, manzanilla,
albahaca y un sinfín de remedios naturales.
Un total de 150 promotores de salud atienden a los zapatistas y
no zapatistas en las más de cien casas de salud comunitarias
que cuentan con dos botiquines básicos cada una,uno de medicinas
de farmacia y otro de herbolaria. "La medicina de herbolaria de
por sí no se cobra, y en la de farmacia pues sólo se recupera el
costo", explican los integrantes de la junta.
Operan también siete clínicas municipales, en las que se ofrece,
como en todo el territorio en resistencia, consulta gratuita a
todas las bases de apoyo. Asimismo, ha empezado a funcionar un
laboratorio de análisis clínicos atendido por promotores
especializados.
Las carencias son muchas. En esta zona, por ejemplo, no cuentan
con consultorios dentales, ni clínicas con quirófano, ni
servicio de hospitalización y mucho menos ambulancia. Cuando
alguien se enferma de gravedad tiene que ser trasladado al
hospital de San Carlos, ubicado en la cabecera municipal de
Altamirano y atendido por las monjas amenazadas de muerte en
1994 por los caciques y ganaderos locales, acusadas del terrible
delito de abrir las puertas del hospital a cualquiera que las
toque.
Aún con las grandes insuficiencias, las bases de apoyo
zapatistas valoran los logros alcanzados, pues recuerdan cuando
"en las clínicas del gobierno nos daban medicinas caducadas, no
nos atendían con respeto y además nos cobraban la consulta y la
medicina, como las particulares".
El fenómeno de los indígenas del PRI que se atienden en las
clínicas y en las casas de salud autónomas, se multiplica en
esta zona pues, reconoce Hilario, priísta del municipio Miguel
Hidalgo, "hay veces que con ellos ni la consulta pagamos, pero
es que tampoco tenemos dinero. A veces nos dan pomadas y tampoco
las cobran, de por sí creo que está bien para las urgencias".
Por su parte, la junta señala: "ni modo de negarles el servicio.
La salud es para todos. Sus dineros que les da el gobierno a los
priístas se lo gastan en trago y luego no tienen para curarse
ni para comer. Para nosotros la salud es muy importante y ellos
como indígenas también necesitan el servicio".
Cada municipio autónomo tiene una comisión de salud que se
encarga de investigar la situación en todas sus comunidades.
Antes de la existencia de las juntas de buen gobierno,
reconocen las autoridades, "muchas comunidades no tenían casa
de salud, pero ahora ya todas tienen. Nosotros tenemos un plan
general de trabajo de salud y cada tres meses se reúnen las
comisiones para ver cómo va el trabajo, para ver dónde falta
botiquín, para estudiar qué enfermedades se están dando y
echarle ganas donde no hay trabajo".
En un recorrido por los poblados cercanos, se observa a los
promotores difundiendo tres campañas de salud: una de
desparasitación general, otra de vacunación y una más de
higiene para prevención de enfermedades. "Es importante educar
a todo el pueblo del porqué viene la enfermedad, si no, pues no
paramos de curar", advierte Daniel, de la junta de buen
gobierno.
Fin del uso de insecticidas y abonos químicos
La tierra es uno de los temas que más preocupa a los pueblos,
por lo que, no sin problemas, se ha empezando a organizar la
producción. En estos momentos opera una comisión de producción
en cada municipio, con el propósito de organizar proyectos de
ganadería y de agricultura. También se capacitan promotores para
aprender técnicas de agroecología y de veterinaria.
Ejemplo de lo anterior es que algunos campesinos ya limpian las
plagas "con puro machete", sin insecticidas ni fraticidas,
además de utilizar abonos orgánicos y no químicos.
Ha pasado ya un año de trabajo de la junta de buen gobierno,
pero muchos más de trabajo colectivo. Los zapatistas siguen
aprendiendo, sobre todo, "a gobernarnos nosotros mismos y a
resolver nuestros problemas. Los pueblos aprenden a mandar y a
vigilar nuestro trabajo y nosotros aprendemos a obedecer. El
pueblo es sabio y sabe cuando uno se equivoca o se desvía en el
trabajo. Así trabajamos nosotros", finalizan las autoridades
autónomas.
Caracol V: Roberto Barrios
En pleno caracol dos pandillas de nueve saraguatos pelean el
territorio. El espectáculo atrae a los miembros de la junta de
buen gobierno Nueva semilla que va a producir, a los
campamentistas de paz procedentes de Argentina, Barcelona y
Francia, al equipo de indígenas encargado de un proyecto de
comunicación autónoma y a un grupo de estadunidenses
constructores de secundarias zapatistas.
En medio de la aún exuberante selva y muy cerca de las hermosas
cascadas anheladas por inversionistas nacionales y extranjeros,
los saraguatos bajan por agua a estas tierras asoladas por el
grupo paramilitar más sangriento de todo el territorio
zapatista: Paz y Justicia.
El espacio destinado al caracol, localizado aproximadamente a
una hora de Palenque, está en construcción permanente. Ya casi
está lista la oficina de Internet, desde donde enviarán
directamente su palabra y recibirán la del mundo entero; y está
recién terminada la oficina de la junta de buen gobierno,
levantada con cemento y bloc, y decorada con enormes y coloridos
murales zapatistas.
El caracol Que habla para todos, de la zona norte del estado,
está integrado por seis municipios autónomos constituidos, más
otros tres que están a punto de ser declarados. La naturaleza es
generosa en estas regiones, "y por eso hay que defenderla",
afirma Pedro, miembro de la junta de buen gobierno, luego de
explicar que la autonomía de los pueblos empieza por el cuidado
de la tierra.
Y precisamente para cuidar los recursos naturales, los
zapatistas llevan a cabo un plan de mejoramiento del suelo, que
consiste, entre otras cosas, en eliminar poco a poco la quema
de acahuales, utilizar abonos orgánicos y dejar de usar
insecticidas para las plagas, con el fin de recuperar la
fertilidad de las tierras. "Todo esto no es fácil, cuesta
trabajo, porque de por sí el gobierno les entrega a los priístas
fertilizantes, herbicidas e insecticidas y así se sigue
maltratando la tierra, aunque los compas ya se dieron cuenta que
se puede desarrollar la siembra sin bajar la calidad de las
parcelas", explica la autoridad autónoma.
A partir de las campañas de mejoramiento ambiental, cada vez son
más los zapatistas que utilizan bioinsecticidas, pues, dicen,
"no se trata de eliminar las plagas, sino de ahuyentarlas".
Asimismo, emplean el árnica, que sirve como insecticida y
fertilizante al mismo tiempo, hacen compostas de abonos
orgánicos y, por supuesto, rechazan el uso de semillas
transgénicas.
A los niños nunca se les pone cero
El manejo de la agroecología no es nuevo en estos pueblos, como
tampoco lo es el sistema de educación autónoma que inició hace
cinco años, "cuando se empezó a pensar en la necesidad de que
los pueblos tomen la educación en sus manos. Esto ya lo hacían
compañeros de la zona de La Realidad, por lo que nosotros
decidimos hacer también este trabajo".
Empezaron así los cursos de promotores de educación bajo el
programa autónomo Semillita del sol. Han pasado ya cinco años
del inicio y se han formado cuatro generaciones de promotores.
La semilla se extendió y en estos momentos participan en estos
programas comunidades de Huitiupan, Sabanilla y Tila.
Con la educación autónoma, explica otro integrante de la junta,
"se les abrió a los padres de familia zapatistas una
alternativa diferente a la del gobierno. Muchos nos critican,
dicen que no hacemos bien el trabajo, pero el caso es que ahora
tenemos 352 promotores de educación que dan clases en 159
escuelas en resistencia, de las cuales son totalmente nuevas 37.
En ellas se forman cerca de 4 mil niños y niñas zapatistas".
En las escuelas oficiales las clases se imparten sólo en
español. En ellas, reclaman los zapatistas, "se enseña a los
niños a dejar de ser indígenas, mientras en nuestras escuelas se
trata de fomentar nuestra identidad". Es por eso que en la zona
norte las clases se dan en español, zoque, tzeltal y chol, "y
además se habla de nuestra lucha y los niños van desarrollando
sus ideas".
Aquí, explican, "a los que no saben no se les pone cero, sino
que el grupo no avanza hasta que todos vayan parejo, a nadie se
reprueba". Asimismo, a fin de cursos los promotores indígenas
organizan una serie de actividades que son presenciadas por los
padres de familia, quienes valoran el aprendizaje de sus hijos
sin otorgarles ninguna calificación.
El proceso educativo en esta región se hace cada vez más
independiente. La primera y segunda generaciones de promotores
fueron capacitadas por auxiliares de la sociedad civil,
mientras que la tercera y la cuarta generación fueron formadas
por los miembros de los primeros egresados, ya sin los
acompañantes externos. En este terreno cada vez se prescinde más
del apoyo "de afuera", aunque cada que enfrentan un problema
solicitan asesorías para la elaboración de materiales
didácticos. La alimentación de los promotores durante los
cursos, por otra parte, ya no depende de un proyecto, sino de
los propios pueblos.
En estos momentos funcionan dos centros de capacitación de
promotores, uno en Roberto Barrios y otro en Ak'abal Na. Las
materias que se imparten en las primarias son: matemáticas,
lenguas, historia, vida y medio ambiente e integración, en donde
se relaciona todo lo aprendido con las demandas zapatistas.
La historia que aprenden los niños autónomos no es la de los
libros de texto oficiales, sino la de sus propios pueblos y su
propia lucha. Los promotores y los niños han preparado las
historias de cada una de sus comunidades que, mediante una
línea del tiempo, se sigue en las escuelas en resistencia. "Los
niños van a consultar a los viejitos de los pueblos y junto con
ellos van armando su propio material didáctico", comenta uno de
los promotores.
El reto en educación es ahora relacionar todos los proyectos. De
esta manera, se busca que en las escuelas se impartan también
clases de salud y de agroecología. En el municipio autónomo
Benito Juárez, por ejemplo, los niños empiezan a sembrar
cuidando la tierra, y ahí también aprenden cuestiones de
higiene y prevención de enfermedades. Asimismo, los promotores
de educación preparan excursiones con los niños a la montaña y a
los ríos, donde, en directo, los involucran en el cuidado al
medio ambiente.
Las autoridades autónomas afirman orgullosas que ya trabajan un
proyecto de secundaria (el edificio está listo detrás de la
oficina de la junta de buen gobierno), donde se impartirán las
mismas materias que en el nivel de la primaria, agregando una de
cultura. En realidad, no es propiamente una secundaria sino,
como su interminable nombre lo indica, un Centro cultural de
educación tecnológica autónoma zapatista.
La idea de este centro, explican los encargados, es que se
adapte a la realidad indígena, pues "no se trata de estudiar
para dejar de ser indígenas, sino para ser indígenas con más
ideas". Lo que sigue, dicen, "será cumplir un día el sueño de
tener nuestra universidad zapatista. Antes, todo esto que
tenemos también era un sueño, y mira, ya lo cumplimos".
Los seis municipios autónomos de esta zona son: El Trabajo,
Ak'abal Na, Benito Juárez, Francisco Villa, La Paz y Vicente
Guerrero, y existen tres regiones más que operan como municipios
autónomos, aunque no hayan sido declarados formalmente; además
de una serie de comunidades que aún no están organizadas por
medio de un consejo autónomo. Entre toda la zona reportaron un
ingreso anual de un millón 600 mil pesos y un egreso aproximado
de un millón de pesos. Muy poco, teniendo en cuenta el extenso
territorio y la suma de carencias, pero nada despreciable si se
considera que todo es aprovechado en colectivo.
En el apoyo a esta región, La Garriga, una pequeña y próspera
ciudad de Barcelona, ha sido decisiva. Está hermanada con el
municipio El Trabajo desde hace años y actualmente labora,
junto a las autoridades del gobierno autónomo, en otros
municipios de la zona, en proyectos de educación, salud y
agroecología.
La salud... falta mucho
Uno de los rubros con mayor rezago en estos pueblos es la salud.
Apenas, reconocen, "estamos organizando este servicio en todos
los municipios y regiones, ya que la salud es una urgencia en
las comunidades en resistencia. Todo lo estamos organizando
desde los mismos pueblos con el fin de contar con un sistema
propio de salud comunitaria y autónoma".
Desde hace un año, cuando se inauguraron los caracoles y
entraron en funciones las juntas de buen gobierno, "los centros
de salud del gobierno incrementaron el hostigamiento hacia
nuestras bases, a quienes les hacían muchas preguntas y no les
daban buena atención. Por eso nuestra gente tenía hasta miedo
de atenderse en las clínicas oficiales", afirman los
responsables del gobierno autónomo, quienes, junto a los
pueblos, elaboran un plan de prevención de enfermedades.
Destaca en la zona norte el trabajo de un pequeño grupo de
mujeres fisioterapeutas procedentes de Cataluña, quienes en un
cuartito acondicionado para el caso, ofrecen masajes
terapéuticos que, sin la necesidad de medicamentos, auxilian en
algunas enfermedades. El intercambio cultural que se presenta
durante los masajes es asombroso, pues ni los hombres ni las
mujeres indígenas de los pueblos están acostumbrados a que los
"toquen" con fines terapéuticos, mucho menos se atreven a
desnudarse totalmente. Estas jóvenes y entusiastas
profesionistas van de pueblo en pueblo masajeando y capacitando
para que, cuando ellas partan, otras u otros puedan hacer lo
mismo.
Hasta hace unos meses el trabajo de salud "iba muy disparejo" en
los pueblos. Cada municipio trabajaba sus necesidades por
separado y había unos que no tenían nada, ni casas de salud ni
promotores. Hoy ya cuentan con una clínica en cada uno de los
seis municipios declarados y cursos de promotores para atender
a la totalidad de comunidades. Se trabaja, al igual que en los
otros cuatro caracoles del territorio zapatista, en cursos de
herbolaria y alopatía.
Las clínicas autónomas, como en la mayor parte de los centros de
atención comunitarios, no cuentan con doctores ni enfermeras.
Son atendidas por promotores de salud de los pueblos, quienes
también llevan a cabo las campañas de vacunación y medicina
preventiva. El municipio autónomo El Trabajo es el único que
actualmente cuenta con un doctor en la clínica localizada
precisamente en Roberto Barrios. Se trata de un pasante de
medicina que se encuentra haciendo su servicio social.
Las enfermedades parasitarias y respiratorias, las infecciones
de la piel y la calentura, son algunas de las enfermedades que
atienden actualmente un total de 35 promotores de salud en El
Trabajo y 41 en Benito Juárez; mientras que en el municipio
autónomo Francisco Villa se trabaja un proyecto de herbolaria,
y en el resto se realiza un diagnóstico para conocer la
situación sanitaria.
Mientras tanto, se trabajan campañas de limpieza de letrinas,
mantenimiento de animales fuera de las casas, higiene personal
y comunitaria. "Todo esto cuesta trabajo, pero los compas ya lo
están haciendo", afirma el responsable de salud.
Videastas autónomos
Moy, un joven zapatista de la región, forma parte de un sistema
de medios de comunicación autónomo que incluye, además de una
estación de radio regional, la elaboración de videos que
recrean su propia historia, rescatan sus fiestas y tradiciones
y registran las violaciones a sus derechos humanos. Producto de
este trabajo es el video La guerra del miedo: Paz y Justicia,
imágenes que narran la violencia del grupo paramilitar
responsable de matanzas y otros crímenes en la zona norte.
Rosaura es locutora de la única estación de radio municipal
operada por bases de apoyo (Radio Insurgente es manejada por
insurgentes y no por personas de los pueblos). Se trata de una
estación local que en un principio recibió el nombre de Radio
Resistente y que es escuchada en un perímetro corto, mientras
estudian dónde colocar la emisora para conseguir mayor alcance.
Cuentos para niños, campañas de salud, entrevistas con las
mujeres de las cooperativas y noticias locales es lo que se
puede escuchar cuando funciona la emisora operada por un grupo
de hombres y mujeres jóvenes de los pueblos.
Las mujeres de la zona norte
Frente a la entrada principal al caracol se encuentra el
campamento de paz en el que decenas de hombres y mujeres de
distintas nacionalidades acompañan a la continuamente asediada
comunidad de Roberto Barrios. A un lado del campamento destaca
una construcción multicolor en la que un grupo de mujeres
también multicolores bordan blusas y esperanzas.
La primera cooperativa nació como producto indirecto del
hostigamiento paramilitar. Resulta que por periodos
indeterminados los hombres tenían que dejar de trabajar para
hacer guardia en el caracol (entonces Aguascalientes) y, con
esto, el dinero empezó a escasear en las familias. Las mujeres
entonces se organizaron y empezaron un proyecto que les ha
permitido, hasta el día de hoy, "sacar adelante a sus familias".
Con los años, el trabajo en cooperativas se incrementó
sustancialmente y ahora se llevan a cabo distintos proyectos
colectivos encabezados por mujeres, tales como crianza de
cerdos y de pollos, panadería, tiendas de abarrotes,
cooperativas de artesanías, corte y confección y hortalizas. El
municipio Benito Juárez es el que más ha impulsado los
colectivos, con 33 mujeres responsables de su organización.
El trabajo no cesa. La junta de buen gobierno reconoce que falta
mucho para equilibrar el trabajo entre hombres y mujeres; que
en materia de salud están lejos de sus metas; que no todos los
pueblos aplican las normas de agroecología, a pesar de contar
con 54 promotores capacitados; que la secundaria aún no
funciona; que los paramilitares de Paz y Justicia siguen
operando; que la Comisión Federal de Electricidad les corta la
luz; que no hay recursos... "Nos falta mucho y a ratos parece
que más que al principio, pero estamos contentos mientras
tengamos vida. Nada es igual que antes", finalizan Pedro,
Soledad, Leonel, Concepción, Walter, Sofía, Rodolfo y Enrique,
el equipo completo de la junta de buen gobierno.
Radio Insurgente
Buenos días. Estás escuchando Radio Insurgente, la voz de los
sin voz. Voz oficial del Ejército Zapatista de Liberación
Nacional. Son las cuatro de la madrugada, hora de combate
suroriental".
La luz del día aún no llega, las mujeres echan las primeras
tortillas en el comal y los hombres se preparan para ir a la
milpa, mientras los niños permanecen dormidos en filas de tres,
cinco o hasta 10 en un estrecho cuarto de techo de lámina y
piso de tierra.
La única luz en este poblado zapatista es la que se desprende de
los fogones recién prendidos y el silencio es casi total. Las
mujeres se apartan un minuto del comal y sintonizan sus viejos
radios. "Ya se mira el horizonte, combatiente zapatista, el
camino alcanzará, a los que vienen atrás...", se escucha en la
radio, e inmediatamente después aparece la voz clara, nítida, de
una indígena insurgente: "Buenos días. Están escuchando Radio
Insurgente... esperamos que se encuentren muy bien los
compañeros y compañeras que resisten, dondequiera que estén. A
las bases de apoyo del EZLN les decimos que estén tranquilas
haciendo su trabajo. A los que no son zapatistas también los
saludamos. Ésta es la voz de los sin voz".
La locutora insurgente, una mujer que combina el fusil con el
micrófono, ofrece entonces parte de la programación del día:
"Hoy tendremos programas con nuestra palabra del EZLN, tendremos
también las complacencias de su música preferida y los saludos
que ustedes mandan. Transmitiremos también programas de salud,
para que no nos enfermemos y nos cuidemos; además de programas
sobre el trabajo y los derechos de las mujeres y muchas cosas
más... Recuerde que está usted escuchando Radio Insurgente y que
somos una radio libre que está hecha para el pueblo, para que
todos conozcan su lucha".
La mujer frente al comal no deja de echar tortillas y de
escuchar. Su hija, una adolescente, no sólo escucha, se diría
que a ella le gana la impaciencia. Llega la hora de los saludos
y complacencias y sale a relucir el motivo que la inquieta. Se
escucha en la radio: "Aquí tenemos una cartita que nos llegó
hasta esta cabina y que vamos a leer con mucho gusto: Saludos a
la Rosa, del municipio autónomo San Pedro de Michoacán, para
ella quiero pedirles la canción de La cárcel, con los Bukis.
Les pido que la toquen los días 8, 9 y 10 de este mes, a las
seis de la mañana, a las ocho y a las 12, porque de por sí ella
lo va a estar escuchando Radio Insurgente. Saludos al
subcomandante Marcos, a todos los insurgentes y a todas las
bases de apoyo...". Firma Pablo, del mismo municipio autónomo.
A la adolescente se le ilumina entonces la mirada, la mujer
frente al comal parece indiferente y el hombre de la casa, a
quien seguramente no le ha hecho ninguna gracia el saludo, toma
su machete y su morral y parte a la jornada diaria. Carga un
radiotransmisor de baterías.
En Los Altos de Chiapas, a más de 10 horas de la selva tzeltal y
tojolabal, en esos mismos momentos tzotziles de San Juan
Chamula trabajan en los cafetales. No son zapatistas ni mucho
menos, pero han instalado un altoparlante o bocina de trompeta
con dirección al campo y ahí, mientras recogen el café, escuchan
Radio Insurgente Zona Altos.
Lo mismo ocurre en el cuartel militar de San Quintín, en la
selva fronteriza, donde, aunque les han prohibido a los
soldados sintonizar la estación de los rebeldes, no dejan de
hacerlo a escondidas de sus mandos. En los retenes y
guarniciones que, como no existen oficialmente pueden ser sólo
una ilusión óptica, la tropa del Ejército federal, acalorada y
de mal humor, se entretiene con la música zapatista. Las ondas
hertzianas de Radio Insurgente se cuelan también a los lodosos
campos de futbol y a las infaltables canchas de basquetbol en
las que, sin dejar de jugar, los indígenas priístas escuchan a
todo volumen la voz del EZLN.
Uno de los efectos más notables de las transmisiones, platica el
coordinador general de las tres emisoras de Radio Insurgente, es
que "han llegado a la estación peticiones de cientos de familias
que estaban trabajando con grupos paramilitares y ahora piden
su ingreso al EZLN; y hay también solicitudes de gente del PRI
que pide materiales de nuestra lucha, para conocerla más".
Radio Insurgente enfrenta en cada transmisión la interferencia
del Ejército federal. En muchos poblados apenas empieza la
programación y en la frecuencia se meten otras estaciones o
canciones en inglés. Los programas que, por lo visto, enojan más
al gobierno, son los cuentos en la voz del sup Marcos y la barra
de noticias.
Otro problema es la falta de recursos y las condiciones en las
que se transmite la señal. Las precarias estaciones se ubican
en la montaña, hasta donde llegan los locutores con todo o
parte del equipo y los bidones de gasolina a cuestas para cada
transmisión. No faltan las tormentas y los rayos que "se
chingan todo", como sucedió una vez con la emisora de la selva
fronteriza.
Y es precisamente esta emisora la que se encuentra en la montaña
más alta. El locutor insurgente (acompañado por una insurgente y
esta reportera), sube una loma con todo el equipo sostenido en
la espalda con un mecapal. Un pedregal empinado no deja lugar a
la respiración. El insurgente se adelanta, pues aún tiene que
hacer otro viaje con 20 litros de gasolina. El ruido del motor
anuncia que la punta del cerro está cerca. Llegamos y solo,
bajo un techo de plástico, el locutor en turno ha iniciado la
transmisión: "Muy buenos días. Son las 11 de la mañana, hora de
combate suroriental. Está usted escuchando Radio Insurgente, la
voz de los sin voz que transmite su señal desde las montañas
del sureste mexicano, territorio libre de la opresión del
neoliberalismo."
Una pequeña mesa de bejuco es toda la escenografía. Sobre ella
descansa la mezcladora y los aparatos de audio. Una antena y un
motor son el complemento. El canto de los pájaros, los grillos
y la caída del agua, son sonidos naturales que se mezclan con
las canciones y mensajes. El insurgente no suelta su arma.
Transmite con ella a un lado sin dejar de atender el micrófono.
En esta zona los responsables de las emisiones hacen entrevistas
a la junta de buen gobierno, a las mujeres promotoras, a la
sociedad civil que visita el caracol. También han transmitido
mesas redondas en vivo, con temas sobre el neoliberalismo; y un
programa, recordado por todos, sobre los ofensivos salarios de
los diputados, senadores y presidentes municipales.
Termina la transmisión. El insurgente desconecta el equipo y,
nuevamente con más de 30 kilos a cuestas, baja la montaña. Al
día siguiente la historia se repetirá, volverá a subir la loma
y, como todos los fines de semana, se volverá a escuchar su voz
hasta Guatemala.
Radio Insurgente es una realidad desde el 14 de febrero del
2002. Hoy opera en tres regiones zapatistas: en Los Altos, en
la selva tzeltal y en la selva fronteriza. Son tres emisoras
distintas que, de acuerdo con su ubicación y alcance,
transmiten mensajes en español, tzotzil, tzeltal y tojolabal.
La programación la realiza cada unidad insurgente, aunque
existen programas generales que se comparten entre las tres
estaciones. Los horarios de cada emisora también son distintos
y cambian de acuerdo con las condiciones climatológicas
(tormentas), económicas (recursos de la estación) y políticas
(interferencias).
Todas las estaciones operan en frecuencia modulada (FM) y existe
una más que transmite en onda corta. Ésta última tiene orientada
su antena hacia el norte del país, Centro y Sudamérica: "Radio
Insurgente, voz oficial del Ejército Zapatista de Liberación
Nacional, transmite en la frecuencia de 6.0 megahertz en la
banda de los 49 metros de onda corta de su radio", se escucha
todos los viernes de tres a cuatro de la tarde, en países como
Guatemala, El Salvador, Nicaragua y el resto de Centroamérica, y
falta aún recibir confirmaciones de países de América del Sur.
Por lo pronto, y adelantándose a la ampliación de la cobertura,
se transmite un espot de identificación en japonés, turco,
alemán, francés, chino e italiano, grabado por simpatizantes de
la lucha que han visitado las comunidades. Una mezcla
musicalizada de idiomas y sonidos en la que, para alguien que
sólo habla español, las únicas palabras identificables son
"Radio Insurgente".
La programación, "lo que hace viva nuestra radio", abarca
programas de salud y educación autónoma, derechos y trabajo
colectivo de las mujeres, cuentos para niños, campañas contra el
alcoholismo, lectura de los comunicados del EZLN, audioteatros
sobre la resistencia y la autonomía, barra de noticias y el
platillo fuerte es regularmente un cuento creado, producido y
narrado por el subcomandante insurgente Marcos, en su papel de
locutor y productor.
"Cuando los pueblos escuchan la voz del sup piensan que de por
sí está en vivo. Hay veces que de por sí habla en vivo, pero hay
otras que son cuentos grabados. Los compas piden mucho que se
vuelvan a pasar y pues se repiten, porque en la Radio Insurgente
de por sí pasamos lo que nos piden", afirma una de las locutoras
entrevistadas.
El cuento de "El Chómpiras", que habla del compañerismo, y el de
"La bruja Pánfila y la princesa Panfililla", que se refiere a
los derechos de las mujeres, son las producciones más recientes
del subcomandante Marcos. En ambas él hace diferentes voces,
bromea con los posibles radioescuchas, con la tropa y con su
equipo de producción, que musicaliza y llena de efectos
especiales las narraciones.
El espacio dedicado a los saludos y complacencias musicales es
el más esperado en todas las regiones. Las bases de apoyo
zapatistas y hasta algunos priístas o de otra organización,
solicitan, mediante cientos de cartas enviadas a las
estaciones, la transmisión de una serie interminable de saludos
y canciones.
Los Bukis, el grupo Brindis, Los Temerarios, Los Ángeles Negros,
Juan Gabriel y hasta Julio y Enrique Iglesias (quién lo
dijera), comparten el espacio rebelde con los grupos locales que
entonan canciones y corridos revolucionarios, en su mayoría
composiciones nuevas que hablan de la lucha zapatista. Grupos
como Dos vientos de voz y fuego, Nuevo Amanecer, Jacinto y su
guitarra y Los veteranos del Sur, son el éxito del momento en
Los Altos y la selva zapatista.
A través de las canciones se da también un intercambio cultural
entre las bases de apoyo y grupos prozapatistas de México y de
otras partes del mundo. No es raro que en la hora de las
complacencias los requeridos sean Maldita Vecindad, Panteón
Rococó, Los de Abajo, Manu Chao o Amparanoia. El infaltable es,
por supuesto, Pedro Infante, y el jazz, dicen, "sólo le gusta
al sup".
En Los Altos
"Está prohibido decir no puedo. Aquí todo se puede, menos
rendirse", dice un letrero escrito sobre una cartulina y pegado
en una de las paredes de la cabina de Radio Insurgente- Los
Altos. En un extremo del pequeño y limpio local, agrupados en
estricto orden, esperan su turno Sargento García, Oscar Chávez,
Pérez Prado y una lista interminable de cantantes y grupos
locales, nacionales y extranjeros. Un mapamundi, un reloj, y la
programación del día ocupan las otras paredes de madera
tapizadas con cartones de huevo, para aislar el ruido.
Mientras un locutor atiende la transmisión en vivo, la
insurgente Angélica deja por unos momentos sus dos armas: el
fusil y el micrófono, y relata a La Jornada su experiencia como
locutora: "Mi trabajo de ser locutora es estar animando a las
bases, programar, editar, cambiar la música. En la mañana pongo
mi himno zapatista, a las seis en punto empezamos. Después del
himno les doy la bienvenida y tocamos la música. A las 6:30 ya
doy las complacencias y luego ya lo que se programó sobre
salud, sobre educación, discursos o lo que se vaya a dar.
"En estos días -platica- estamos transmitiendo sobre las
medicinas preventivas. Hemos entrevistado a las mujeres
parteras de los pueblos. Les preguntamos cómo ayudan a las
compañeras que están embarazadas. Ellas nos explican a través de
la radio cómo se deben tomar plantitas para que el niño se
acomode. Lo hacemos todo en tzotzil y ya luego lo traducimos al
español."
Otros reportajes que las insurgentes han preparado para la radio
se refieren a un proyecto de tienda cooperativa de las mujeres
de Polhó; otro de una panadería, y uno más del colectivo de
telar. "Estamos, pues, aprendiendo a ser como reporteras",
afirma Angélica, orgullosa y contenta con su nuevo trabajo.
"Todo esto -continúa su relato- es muy importante para que los
pueblos vean los avances de cada municipio. Hay municipios
autónomos que no se organizan y cuando lo pasamos en la radio
lo que hacen en otros lados, ellos se animan y empiezan a
trabajar."
Las instalaciones de Radio Insurgente en esta región tienen otro
pequeño cuarto de trabajo tapizado con decenas de cartas
enviadas a la estación y, junto a él, la cabina de edición. Ahí,
frente a la computadora en la que en esos momentos se editan
saludos enviados desde Francia, Grecia y España, Rosa, otra
insurgente, continúa el relato: "Una vez llegó una carta que nos
dice que sigamos adelante y que un día ella, la que escribe, va
a llegar con nosotros. Dice 'yo me siento muy triste porque no
estoy cómoda, porque no estoy en ningún partido, me siento sola.
Llámenme si puedo llegar a Radio Insurgente. Quiero integrarme
en ser zapatista.
"Otra cosa que pasa -continúa Rosa- es que en las fiestas de los
pueblos ya no ponen casetes o discos, ahora ponen la música de
Radio Insurgente. Antes poníamos música clásica o instrumental
y una vez nos dijeron: 'no nos gusta, nos da sueño'. Ahora, ya
sólo ponemos cumbias, tropical, revolucionarias, románticas,
gruperas, baladas, trovas, rock, casi de todo. El cuento de la
"Bruja Pánfila...", del sup Marcos, lo hemos transmitido muchas
veces desde que llegó. Sirve mucho para ver el respeto a las
mujeres y de paso les divierte a los pueblos".
Se transmiten también mensajes sobre la violencia a las mujeres
y programas para fomentar la participación femenina, "para que
no se dejen que sus esposos les prohíban salir". Hay también
programas destinados a los padres y madres de familia, "para que
no golpeen a sus hijos"; se transmiten también espots sobre los
carros chocolates, "para que no los compren porque son
ilegales", y campañas de higiene y prevención de enfermedades,
"en los que se dice cómo cuidar una diarrea, cómo prevenir la
gripa (esta zona es de mucho frío), o cómo deben cuidar su salud
las mujeres".
En La Garrucha
A las 12 en punto, "hora suroriental", se inician las
transmisiones en la selva tzeltal. En la tienda zapatista
Smaliyel, ubicada en el caracol de La Garrucha, se intenta
sintonizar la estación desde minutos antes. Como en las otras
regiones, los acordes del Himno Zapatista abren la emisión,
primero en su versión tzeltal y, al día siguiente, a cargo de la
rockera española Amparanoia.
Es fin de semana y hay más gente que de costumbre paseando por
esta comunidad que alberga a la junta de buen gobierno El
camino del futuro. Después de la bienvenida, se inicia la
transmisión con Las mañanitas revolucionarias, para "todos los
compañeros y compañeras de nuestros pueblos que hoy festejan su
cumpleaños". La señal es recibida hasta el sitio de taxis
prozapatistas que se encuentra en la cabecera municipal de
Ocosingo, y atraviesa también la cañada de Patiwitz y los
municipios autónomos de San Manuel y Francisco Villa.
Durante la primera hora, dedicada a la voz y palabra zapatista,
se transmiten en esta ocasión "materiales discográficos que se
han hecho en favor de nuestra causa zapatista". La locutora de
esta región explica que Los Nakos "son un grupo que hizo un
disco que se llama Va por Chiapas, del que vamos a pasar una
canción". Se arrancan entonces Los Nakos con eso de que "por
cada fusil una escuela, y que el amor sea tu sol".
Las efemérides dan paso a un corrido zapatista entonado por el
grupo Los Miserables, que sirve de fondo al patrullaje de más de
20 vehículos repletos de militares con la ametralladora
apuntando al pueblo. Escenas cotidianas en estos parajes desde
hace más de 10 años.
Aún no acaban de pasar los soldados y ya se escucha un espot
sobre la salud en la resistencia. La segunda hora es de saludos
y complacencias, y es el momento en el que Clara, una joven de
la región, corre a un lado del radiotransmisor ubicado en la
tienda-comedor zapatista y, sin contener la sonrisa, escucha el
saludo que ha enviado a su familia. Con el rostro satisfecho se
retira de la bocina una vez concluido su mensaje.
La programación continúa y en un tercer momento inicia "la hora
de la poesía, el cuento y el relato". Es el año del centenario
del poeta chileno Pablo Neruda y en territorio zapatista no pasa
desapercibido. La locutora en turno explica: "Neruda luchó y
escribió sobre el amor, la mujer, la guerra y la paz... es un
poeta que apoyó la lucha popular de Chile. Es por eso que en
Radio Insurgente lo recordamos..." Una fluida lectura de
Crepusculario (fuiste mía y fui tuyo...) finaliza la
intervención.
Otro aniversario, el de la lucha sandinista en Nicaragua, ocupa
un espacio. Y una efeméride más se refiere a Pancho Villa.
También se habla de la lucha de "nuestros hermanos indígenas en
los Loxichas, en Oaxaca" y, a la hora de las complacencias,
hacen su aparición, ni hablar, Los Temerarios y Los Bukis.
En todas las estaciones de Radio Insurgente se escucha un
mensaje que, con humor, el subcomandante Marcos envía a los
paramilitares: "Queremos mandarle un saludo a los paramilitares
que andan por ahí amenazando a nuestras bases de apoyo. Les
digo claro que ya no va a pasar como otras veces, ya no nos
vamos a quedar así nomás viendo sus maldades, ahora lo vamos a
cobrar bien caro (sonido de dos cuchillos). Mejor escuchen Radio
Insurgente, la voz del EZLN, que también transmite para los
indígenas que no son zapatistas, y les explica la lucha para que
también se organicen y luchen".
También los soldados son destinatarios de Radio Insurgente. En
los campamentos y cuarteles militares de la selva y de Los
Altos, escuchan el siguiente mensaje: "Soldado que provienes del
pueblo, escucha: Eres igual que nosotros, estás igual de pobre.
Si dejas de ser soldado vas a ganarte una vida digna. Deja de
pelear contra tu propia gente... Únete a la vida en rebeldía,
que es una vida interesante, libre y digna... Desanímate y
rájate del Ejército. Es hora de abrir los ojos".
El objetivo de Radio Insurgente, señala su coordinador general,
"es mantener informadas a las bases de apoyo sobre la lucha,
apoyar su formación política, fomentar la salud y la educación
autónoma, divertir y entretener a los pueblos. La radio es un
arma muy poderosa que estamos aprendiendo a conocer".
A través de la radio, explica, "se fomentan también las
tradiciones de los pueblos, se toca la música indígena, se hacen
campañas de prevención de enfermedades, se cubren actividades
importantes, como fiestas o movilizaciones zapatistas, se hace,
pues, que viva la radio".
En estos momentos se busca también que crezca la cobertura y se
abran nuevas emisoras, pues aún hay huecos en el territorio en
resistencia a los que no llegan las ondas insurgentes. No hay
recursos, pero están produciendo su propio material
discográfico, de cuyas ventas se adquiere material y equipo.
Radio Insurgente cuenta con sus propios estudios de grabación,
donde grupos musicales como Nuevo Amanecer producen los discos
que sacan a la venta. De esta manera, se apoya a los músicos y
se obtiene una ganancia para el mantenimiento de la emisora.
El coordinador general explica: "Hay mucho trabajo y, sobre
todo, nuevas ideas. Está por salir la página web de la Radio,
donde se podrán escuchar en vivo las transmisiones, se podrán
escuchar programas anteriores y se explicará cómo se puede
colaborar con este proyecto. La radio tiene mucho potencial y
esto, como todo, apenas empieza".
* Gloria Muñoz Ramírez es periodista. Autora del libro "EZLN 20
y 10: El Fuego y La Palabra". Es integrante del Consejo
Editorial de la revista Rebeldía.
https://www.alainet.org/es/active/6795
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