Documento de 2009 hace posible reabrir caso de Filiberto Ojeda

06/10/2013
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La mayoría autonomista en el Senado tiene ante sí la decisión de reabrir el caso de la muerte del comandante de los Macheteros, Filiberto Ojeda, luego de que la senadora independentista María de Lourdes Santiago obtuviese la transcripción del testimonio bajo juramento de un técnico forense que en 2009 proveyó al Gobierno pruebas de asesinato y encubrimiento.
 
Aunque la Comisión de Derechos Civiles hizo alusión al documento en el informe que hizo público sobre el caso el año pasado, el propio organismo gubernamental minimizó su importancia, en tanto que sectores políticos se distanciaban del asunto hasta que la portavoz del Partido Independentista Puertorriqueño en el Senado se atrevió a requerir copia íntegra del mismo.
 
Se trata del testimonio en el que un director del Instituto de Ciencias Forenses relató que dos agentes que participaron en el operativo, en los montes del municipio de Hormigueros en 2005, le contaron que Ojeda tocaba su trompeta al momento en que el francotirador identificado como “Brian” le hirió de un tiro que resultó ser fatal porque luego le dejaron morir desangrado lentamente. Pero contrario a lo que hacía ver el informe de la CDC, no se trató de una mención aislada sin sustanciar, sino que el testigo habló con detalle sobre el asunto en ocho ocasiones durante el interrogatorio e impugnó una serie de aspectos importantes de la versión oficial en cuanto a la manera en que se manejó la escena del sangriento suceso.
 
El testimonio, cuya transcripción permaneció guardada en la CDC durante cuatro años, es tan grave en lo tocante a las impugnaciones de la versión oficial que queda sobre el tapete si se le notificará oficialmente del mismo a los departamentos de Justicia de Puerto Rico y Estados Unidos para que se abran de nuevo las investigaciones sobre el caso.
 
Además de solicitar y obtener el documento, la senadora Santiago dejó radicadas resoluciones para que el Senado lleve a cabo investigaciones sobre el asesinato de Ojeda, así como los de Santiago Mari Pesquera, hijo del finado líder del Partido Socialista Juan Mari Bras y del agente de viajes cubano Carlos Muñiz. De igual forma, la senadora ha pedido que se hagan públicos –sin tachaduras- los documentos que tenga el gobierno de EEUU sobre estos y otros casos de persecución contra independentistas puertorriqueños.
 
 El asunto está en manos del portavoz del oficialista Partido Popular Democrático, Aníbal José Torres, quien para el día en que mataron a Ojeda era secretario de la Gobernación y estuvo presente durante la autopsia practicada al cuerpo del comandante del Ejército Popular Boricua-Macheteros. La posición que ha expresado Torres es que está convencido de que lo que ocurrió fue un asesinato.
 
Según la versión oficial, Ojeda murió desangrado la noche del viernes 23 de septiembre y el sábado poco después de mediodía fue que los agentes del FBI se aventuraron a entrar a la casa, donde encontraron al occiso boca abajo y procedieron a virarlo con un cable por temor de que tuviese debajo de su cuerpo un artefacto explosivo como trampa. De acuerdo a ese relato, avalado por la Oficina del Inspector General del propio FBI, tras comprobar que allí no había explosivo alguno, revisaron otros objetos, como la caja en la que encontraron la trompeta, que terminó tirada en el patio de la casa.
 
Los técnicos de Ciencias Forenses y fiscales de Puerto Rico, que llegaron luego de la 1:00 p.m., dieron fe de que el cuerpo de Ojeda había sido virado y que la trompeta estaba en el patio, tal y como se desprendía de la versión oficial.
 
Ahora, toda esa historia queda en entredicho. Una copia íntegra de la transcripción, obtenida por NCM Noticias, revela que uno de los jefes de técnicos forenses llegó antes de lo que se hubiera esperado, por lo que vio y escuchó cosas muy distintas. Según el testimonio, el perito forense –con más de 30 años de experiencia- llegó a la escena entre 9:00 y 10:00 a.m. y lo primero que le llamó su atención fue ver la trompeta de Ojeda tirada en el patio, además de los agentes federales haciendo cosas dentro de la casa. Relató que pidió explicaciones por la trompeta a dos de los agentes del operativo que conocía bien porque se trataba de policías puertorriqueños que fueron  destacados con los federales para la búsqueda de Ojeda. La versión supuestamente obtenida de los dos testigos participantes fue que Ojeda tocaba la trompeta en el momento en que ocurrió el disparo fatal el viernes en la noche y que ese día sábado, temprano, cuando los agentes federales viraron el cuerpo con el cable por si detonaba un artefacto explosivo, lo que hallaron fue la trompeta. Una fotografía tomada por el FBI antes de virar el cuerpo muestra una especie de joroba en la espalda, compatible con que hubiese algún objeto debajo del cuerpo. Una y otra vez, ante preguntas insistentes de la CDC, el perito se reafirmó en que eso, de haber ocurrido, tuvo que haber pasado antes de él llegar y que los agentes se lo relataron a media mañana, horas antes de que, según se alegó, entraron a la casa los agentes del FBI. Además, se mantuvo firme en que en no vio en la casa movimiento alguno de cables u otros artefactos para la operación de virar el cuerpo. La declaración levanta interrogantes en cuanto a los motivos que pudiera haber para esa discrepancia de horas tan marcada. El perito identificó a los agentes que le dieron la información y proporcionó el nombre y apellido del técnico de Ciencias Forenses que ocupó la trompeta en horas de la tarde, además de explicar el proceso que se debió seguir para su custodia y las pruebas científicas que se debieron practicar. Sin embargo, fue el FBI el que tiempo después la entregó a la viuda de Ojeda, Doña Elma Beatriz Rosado.
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