Inclusión de los afrodescendientes del Perú:

Un olvido in-voluntario

15/07/2013
  • Español
  • English
  • Français
  • Deutsch
  • Português
  • Opinión
-A +A
Artículo publicado en la Revista América Latina en Movimiento No. 486: Miradas del movimiento afrolatinoamericano 06/02/2014
Nos gustaría hacer un análisis de los afrodescendientes en el Perú y su inclusión en el plan de gobierno del presidente Humala, pero creemos que sería una mirada descontextualizada de lo que ha sido la inclusión de los afroperuanos en los últimos 50 años, por tal motivo nos atrevemos a realizar una mirada retrospectiva de cómo hemos sido incluidos en las políticas de los gobiernos desde el gobierno revolucionario del General Juan Velasco Alvarado (1968 – 1975), hasta el gobierno democrático del Presidente Ollanta Humala Taso (2011 – 2016).
 
El gobierno revolucionario del General Juan Velasco Alvarado realizó una serie de reformas que no tuvieron comparación en toda la historia republicana del Perú.  Estas reformas sociales, culturales y económicas impulsaron un cambio sin precedentes en el país: las clases trabajadoras consiguieron un reconocimiento que nunca habían tenido, se invirtió en una reforma cultural que rescató las artes, historia y expresiones de la diversidad racial y cultural de los peruanos; Velasco fue el primer presidente que promovió, incorporó y creó un espacio para la expresión de la cultura afroperuana.  En esas décadas se formó el Conjunto Nacional de Folklore, financiado por el Estado, a través del Instituto Nacional de Cultura.  Es significativo que el ballet folklórico afroperuano «Perú Negro[1]» también empezara sus actividades durante estos años bajo la dirección de Ronaldo Campos.  El gobierno militar creó un ambiente propicio para la investigación y el estudio de las culturas hasta entonces marginadas y desdeñadas en el Perú.  En esas décadas se publicaron numerosos artículos sobre diferentes aspectos de la cultura afroperuana y su aporte a la cultura nacional.
 
En el plano económico-social se implementó la reforma agraria peruana, que fue el proceso de la transformación de la propiedad del suelo agrícola.  Esta reforma fue impulsada en 1963, durante el primer gobierno de Fernando Belaúnde Terry (1963 – 1968) en que se promulgó la Ley de Reforma Agraria que no incluyó a las grandes propiedades de la costa norte y tuvo problemas para ser aplicada.
 
La reforma agraria fue retomada durante el gobierno militar de Juan Velasco Alvarado, con el cual se inició un proceso más radical.  En los años siguientes, alrededor de 11 millones de hectáreas fueron adjudicados a cooperativas y comunidades campesinas.  Dos tipos de cooperativas fueron formados: las cooperativas agrarias de producción (CAP) y las sociedades agrícolas de interés social (SAIS).  Las CAP fueron formadas en las haciendas agrícolas de la costa como propiedad colectiva de los trabajadores agrícolas; fue en ese espacio donde se benefició a los afroperuanos trabajadores de las haciendas, quienes pudieron acceder a la propiedad de la tierra y pasaron de ser trabajadores a propietarios
 
En 1975, con el nuevo golpe de estado, dirigido esta vez por el General Morales Bermúdez, se buscó desmontar todas las reformas sociales y económicas realizadas por el General Juan Velasco Alvarado, este periodo duró de 1975 a 1980.
 
Primer proceso organizativo
 
El Perú regresó a la democracia en el año 1980 con la elección de Fernando Belaunde Terry (1980 – 1985), para luego ser sucedido por Alan García Pérez (1985 – 1990).  Estos dos gobiernos significaron una década perdida para los afroperuanos en el ámbito formal, pues ninguno de los dos tenían entre planes desarrollar estrategias de inclusión y desarrollo de los grupos étnicos en general y de los afroperuanos en particular, a pesar de que se vivía una guerra interna, la cual tenía como uno de sus sustentos ideológicos el empobrecimiento de los grupos indígenas así como el racismo y discriminación, debido a siglos de explotación colonial y esclavitud vividos en el Perú.  Cabe indicar que durante este periodo, se dio inicio al primer proceso organizativo afroperuano denominado “Movimiento Negro Francisco Congo”, que nació el 29 de noviembre de 1986 como alternativa de lucha y movilización social de los afroperuanos contra el racismo y la discriminación racial.  Este proceso le dio un giro a la presencia afroperuana que pasó de ser meramente cultural a una presencia más reivindicativa, más de lucha, más de proceso y hermanamiento con los procesos de cambios sociales que se venían desarrollando en el Perú y el mundo.
 
Ya con un espacio de articulación incipiente pero muy activo como movimiento social nos encontramos con un nuevo proceso electoral; se abrió un nuevo reto eleccionario para el periodo 1990 – 1995, donde dos candidatos tenían la mayor fuerza para lograr la presidencia: por un lado el novelista Mario Vargas Llosa, representante de la derecha, con un discurso y pensamiento neoliberal, y por otro lado, el Ing. Alberto Fujimori Fujimori, un desconocido en la política con un discurso moderado.  El ganador de las elecciones fue Fujimori con el apoyo de la izquierda, de los pobres, de los movimientos sociales, el Partido Aprista Peruano y los gremios sindicales.  Durante su primer periodo de gobierno (1990 – 1995) Fujimori cambió radicalmente su discurso de igualdad; de un “No” al proyecto neoliberal, pasó a un programa neoliberal brutal que se denominó el “Fujishock”.  En este periodo se destruyeron las organizaciones sociales, los sindicatos y todo lo que se oponía al modelo económico.  Su segundo gobierno (1995 – 2000) se dio gracias a que se insertó la figura de la reelección presidencial en la Constitución del año 1993, impulsada por él.  Fujimori buscó una tercera reelección para el periodo 2000 – 2005 y en ese contexto político un grupo de integrantes del Movimiento Negro Francisco Congo propuso que la organización en conjunto apoye a una aspirante al Congreso que participaba en las filas del fujimorismo, lo que significaba apoyar la propuesta del Sr.  Fujimori.  Dicha actitud originó un rompimiento al interior del Movimiento Negro Francisco Congo y, por ende, en el tejido social afroperuano que hasta la fecha no se recupera.
 
Con un espacio organizativo desarticulado llegamos a los comicios electorales del 2001 después de haber pasado un periodo de transición de gobierno, donde fue elegido el candidato Alejandro Toledo Manrique para dirigir el Perú por el quinquenio 2001 – 2006.  Su gobierno se caracterizó por fomentar la inversión extranjera y la firma de tratados de libre comercio.  Durante su mandato se creó la Comisión de Asuntos Andinos, Amazónicos y Afroperuanos (CONAPA), un organismo gubernamental que, según sus estatutos, debía propiciar el desarrollo y la integración de los pueblos en extrema pobreza.  Este espacio gubernamental, presidido por la primera dama, Elian Kart, fue desactivado y luego de un consenso multipartidario, se creó el Instituto de Desarrollo de los Pueblos Andinos, Amazónicos y Afroperuanos (INDEPA) para reemplazar las debilidades y carencias de la CONAPA.
 
El INDEPA, que tenía como funciones las de proponer y supervisar el cumplimiento de las políticas nacionales a favor de los pueblos andinos, amazónicos y afroperuano, y coordinar con los gobiernos regionales y locales la ejecución de proyectos y programas dirigidos a la promoción, investigación, defensa, afirmación de los derechos y desarrollo con identidad de estos pueblos, se convirtió en un espacio de clientelismos y de desarticulación de los movimientos indígenas y afroperuanos pues muchos de los representantes de los grupos étnicos en esta institución estatal, elegidos de manera democrática por sus pueblos, pasaron a ser asalariados del Estado y, por ende, dejaron de ser fiscalizadores y críticos; fue el espacio para pagar favores políticos y se convirtió en un espacio burocrático, sin propuestas.  Se dedicó a realizar talleres sin ningún sentido programático y menos sistemático.
 
Con la existencia del INDEPA como ente articulador de las políticas públicas para los indígenas y afroperuanos, llegamos al segundo gobierno de Alan García Pérez (2006 – 2011), donde esta institución siguió siendo el espacio para pagar favores y dar cargos públicos a los simpatizantes del gobierno de turno.  Siguió dedicándose a la realización de talleres y en ningún momento, propuso una política pública de desarrollo para los grupos étnicos en general y los afroperuanos en particular.  Durante el gobierno de García se le disminuyó de categoría –de Organismo Pública Descentralizado pasó a ser un organismo dependiente del Ministerio de la Mujer y Desarrollo Social–, para luego disolverlo, al fusionarlo en la modalidad de absorción a un recién creado Ministerio de Cultura.
 
En este quinquenio, se dieron dos importantes actos simbólicos para la población afroperuana: 1) el Congreso de la República, en el año 2006, declaró el 4 de junio como el Día de la Cultura Afroperuana a través de la ley N° 28761.  La fecha fue propuesta en homenaje al gran Nicomedes Santa Cruz; 2) el presidente García, mediante una resolución suprema, pidió “perdón histórico al pueblo afroperuano por los abusos, exclusión y discriminación cometidos en su agravio”en el pasado.  En el texto, se precisó que los “agravios” contra los afroperuanos se han cometido desde el siglo XVI “hasta la actualidad”, y que representaban “una barrera para el desarrollo social, económico, laboral y educativo”; asimismo, el gobierno reconoció que “el pueblo afroperuano ha sido víctima de ese tipo de abusos y más, sin haberse reparado antes en su condición de seres humanos”.  En el artículo 3 de la norma legal en la que se publicó el perdón histórico, se indicó que el Ministerio de la Mujer y Desarrollo Social, en coordinación con los sectores competentes, dictara políticas públicas específicas para el desarrollo del pueblo afroperuano.
 
En los dos años posteriores a la dación del decreto supremo del perdón histórico, no se realizó ninguna acción que beneficie al pueblo afroperuano, más bien el INDEPA se redujo a su mínima expresión al depender directamente del Viceministerio de Interculturalidad como una simple Unidad Ejecutora.
 
La política actual
 
En este escenario institucional, resultó elegido el presidente Ollanta Humala Tasso (2011 – 2016), quien llegó al gobierno después de cambiar su propuesta progresista de transformaciones radicales en el Perú, por una propuesta más conservadora, para obtener el apoyo de los empresarios nacionales y extranjeros.
 
No hay mucho que analizar en estos casi tres años de gobierno del presidente Humala en lo referente a la inclusión de los afroperuanos; solamente se han desarrollado actividades aisladas en los diferentes ministerios.  Podemos empezar diciendo que el primer gabinete del presidente Humala fue un gabinete esperanzador, pues estaba compuesto por muchas personas progresistas y, sobre todo, porque nombró a Susana Baca de la Colina como Ministra de Cultura, quien se convirtió en la primera persona que se identificaba como afrodescendiente en llegar a un alto cargo en el Estado peruano.  Cabe indicar que Humala la incluyó teniendo en cuenta su condición de artista destacada y no como representante afroperuana.
 
Susana Baca, en los casi cuatro meses que estuvo en el cargo, poco pudo hacer por los afroperuanos a través del Ministerio de Cultura.  Ministerio nuevo, con un presupuesto pequeño, y que debería de impulsar el Viceministerio de Interculturalidad que está a cargo de la problemática de los pueblos indígenas y afroperuano.
 
Después de un poco más de dos años de gestión, el Viceministerio tiene como principal acción el tema de la consulta previa de los grupos indígenas, relegando a un segundo plano la problemática afroperuana.  Los compañeros que laboran desarrollando e impulsando el tema afroperuano, que son dos, hacen denodados esfuerzos para impulsar actividades que visibilicen a nuestra población.  Una de ellas es el desarrollo de una encuesta especializada para la población afroperuana en coordinación con el Instituto Nacional de Estadísticas e Informática (INEI).  En este espacio también participan representantes de la sociedad civil afroperuana; pero el gran problema de estas acciones es el presupuesto, ya que al no ser una política de Estado, sino una propuesta desde el Viceministerio de Interculturalidad, éste tiene que buscar los recursos para implementarla.
 
El Ministerio de Educación, por intermedio de la Dirección General de Educación Intercultural Bilingüe y Rural, viene impulsando la inclusión de la temática afroperuana dentro del currículo educativo nacional, así como diversas acciones pedagógicas en el sector de la educación sobre la cultura afroperuana.
 
Además, el Ministerio de Salud, a través del Centro Nacional de Salud Intercultural (CENSI), viene impulsando algunos protocolos de salud para la población afroperuana.
 
Todas estas actividades, como se indicó anteriormente, son realizadas no como política de gobierno sino por la voluntad de compañeras y compañeros afroperuanos que están laborando en esos espacios y pueden realizar algunas actividades.
 
Podemos concluir indicando lo siguiente:
 
·         Solamente se incluyó a los afroperuanos como política de Estado en los años a partir de 1968; después de ese quinquenio, ningún gobierno en el Perú se preocupó por la situación de nosotros.
 
·         Las acciones desarrolladas después de esos cinco años son actividades implementadas como iniciativas personales (de un funcionario) o gracias a gestiones de algún afroperuano que tiene a alguien cercano en las esferas del poder, como sucedió para la inclusión de los afroperuanos en la CONAPA y luego INDEPA, donde dos compañeros pudieron conversar con el presidente del Congreso de ese tiempo (Dr.  Antero Flores Araoz) y por su intermedio pudo mediar para que nos incluyan.
 
- Oswaldo Bilbao Lobaton es Director Ejecutivo del Centro de Desarrollo Étnico -CEDET-, especialista en Desarrollo Social para la población afrodescendiente.  Ha dictado conferencias en diversas universidades nacionales e internacionales.
 
 


[1] "«Perú Negro» impulsó la locura por el baile afroperuano durante los politizados años 70, «Perú Negro» tiene también reputación por su autenticidad en la reconstrucción de canciones y bailes tradicionales"; Gregorio Martínez y Fietta Jarque, «Program and Biographical Notes», en el CD The Soul of Black Peru: Afro-Peruvian Classics, ed. David Byrne y Yale Evelev (Burbank, CA: Luaka Bop/Warner Bros, 1995).
https://www.alainet.org/es/active/68211

Del mismo autor

Suscribirse a America Latina en Movimiento - RSS