Madurando la ciencia verde

20/10/2013
  • Español
  • English
  • Français
  • Deutsch
  • Português
  • Opinión
-A +A

En la ciudad de Caracas. el pasado diez de octubre, se celebró el Encuentro sobre Universidad y Descolonización del Pensamiento, organizado por las altas autoridades del Ministerio del Poder Popular para la Educación Universitaria y nutrido por un grupo de decentes profesionales, quienes argumentaron causas, consecuencias y efectos de tan álgido y complejo proceso de nuestro devenir histórico social. El cual, pudiésemos catalogarlo como la condición social inherente de mayor relevancia en los progresos o riquezas que aspira cualquier sociedad obtener: el estar al día en los nuevos conocimientos, saberes y adelantos que las diferentes ciencias y procesos tecnológicos nos viven ofertando.

 
Una de las principales riquezas que nuestra sociedad debe valorar e impulsar es la riqueza del conocimiento. Encontrar, crear y proporcionar el mayor número de condiciones y oportunidades para avanzar en los nuevos conocimientos y valores del pensamiento, los cuales progresivamente dinamicen los cambios exigidos y necesarios que estamos esperando.
 
En el evento en mención, si bien se refrescaron pensamientos, y entre los ponentes coincidieron profundas reflexiones sobre la colonización del pensamiento e intentar superarlo, muy tenuemente se tocó el tema de los avances del conocimiento, por ejemplo el  ¿cómo podríamos ponernos al día en los debates de temas emergentes que demandan aceleradas y coherentes soluciones eficientes y efectivas?  Temas como el stress de agua; los cambios climáticos; la pérdida de agrobiodiversidad; las múltiples expresiones del extractivismo neoliberal y la merma de nuestros recursos naturales; la afección de nuestros suelos; la basura, la contaminación agrotóxica y las implicaciones que ello está acarreando en la población; la calidad de las dietas, el sobrepeso y las múltiples afecciones que se manifiestan en nuestra salud pública; la sociología del consumo enloquecedor, entre otros, demandan de estudio, de formación, investigación e innovación.  Acá se nos presenta otra forma de dominación e implícita en la universidad y la descolonización del pensamiento. Se exige ser soberano en el conocimiento: en la producción de ideas,  en la libertad del pensamiento para crear y en la libertad de crear para la producción del pensamiento.
 
En los ámbitos de la soberanía y seguridad agro-ambiental-alimentaria, que tienen que ver con los temas emergentes anunciados anteriormente, el Presidente Maduro en ocho alocuciones presidenciales, ha venido proponiendo que se camine, se empuje y consolide la agroecológica. En su última, en el estado Anzoateguí el pasado 12/10, solicitó se trabaje, investigue e innove en las semillas agroecológicas. No en las semillas transgénicas. Incluso el Ministro de Agricultura,  Yván Gil,  el pasado mes de agosto, le anuncio a Venezuela la creación de “zonas especiales de desarrollo agroecologico” (reflexiones que al respecto prepararemos para otra entrega).
 
Los retos anteriores, no pueden quedarse en el vacío como lo fueron las Zonas Especiales de Desarrollo Sustentable que los sectores empresariales de Fedecamaras-Fedeagro,  asesorados por Monsanto, Bayer y otras trasnacionales, hipotecaron al inicio de nuestro proceso revolucionario. Precisamente se propusieron y no se hizo nada, para posteriormente argumentar el fracaso de la sustentabilidad en el proceso revolucionario venezolano.
 
Independientemente  de las tantas contradicciones técnico-políticas que otros sectores agro-empresariales han de imponer al mantener sus condiciones de producción, basadas en el monocultivo y uso de semillas transgénicas; de la charlatanería de los protagonistas y politiqueros; de las mafias clepto-burocráticas enquistadas en los espacios de gobierno; de la falta de interés y sinceridad que demuestran los profesionales universitarios para avanzar en un nuevo tipo de conocimiento agroambiental, como es la ciencia agroecológica, espacios donde igualmente se identifican con la agro-corrupción de vieja data, deben imponerse las condiciones y propuestas de producción agroecológica, para mitigar la conspiración y el bloqueo que también pretenden imponerse en Venezuela, obstaculizando el desarrollo de la misma.
 
Tengamos presente que uno de los principales objetivos de esta guerra económica -impuesta a la sociedad venezolana-  es la de vulnerar, cercar, sabotear y destruir las eco-bases materiales que fundamentan todo el andamiaje que en política de soberanía alimentaria se refiere. Para ello,  la oligarquía amarilla cuenta con recursos y apoyo científico-técnico que las empresas transnacionales mencionadas les proporcionan, con el mero objetivo de continuar enajenados y colonizados por el mismo agro-pensamiento del pasado que se sigue imponiendo.
 
El magno desafío de consolidar agroecológicamente la producción primaria de alimentos en Venezuela, se puede lograr, en especial cuando tenemos en nuestro país unas extraordinarias condiciones agroecológicas, las cuales se sustentan en la inmensa diversidad de especies alimenticias (462) que la rica dieta tropical de nuestro país tiene. Es desde acá donde se sustenta el despliegue de la ciencia agroecológica. Aquí se madura la ciencia verde. En la riqueza        que los conocimientos  y la agrobiodiversidad nos ofrecen. Otros pueblos hermanos vienen logrando resultados sustanciales y poseen iguales o menos virtudes agro-ambientales que el nuestro.
 
En los complejos procesos investigativos que la agroecología está cursando, no se plantean propuestas, recetas y modelos fijos para hacer investigación. A estos, se le deben agregar otras ideas, ajustes y pensamientos mediante la observación, el diálogo de saberes y los procesos sociales y culturales, los cuales buscan y apuntan hacia la sustentabilidad. La agroecología siempre estará gestando una formulación social alimentada por la dinámica participativa para la construcción de conocimientos a partir de experiencias originarias y ancestrales. Es desde allí que se propone re-significar y re-contextualizar estrategias de lo acumulado a lo largo del tiempo e integrarlas a los conocimientos de avance que la ciencia agrícola aporta (sin repetir y causar daños agro-ambientales-salud) generando los nuevos conocimientos e innovaciones para los nuevos procesos productivos que se exigen.
 
Debemos reconocer los tantos avances de la ciencia agroecológica; su visión emergente de nueva ciencia y valorar los importantes debates que se vienen dando, como los beneficios y reconocimientos que en los diferentes foros internacionales esta ciencia ha logrado . Así mismo debemos reconocer los tantos y modestos logros que el proceso agroeecológico venezolano nos está brindando, entender que es un indetenible e interminable proceso en construcción. (Ver, La Alternativa Agroecológica: http://alainet.org/publica/487.phtml)
 
Hacer y saber de agroecología, es todo un reto que algunos sectores de la sociedad venezolana esperaban. La voluntad política expresa de hacer con creces agroecología, en los niveles y distintas dimensiones productivas de alimentos, nos exige un sobrio compromiso de mucha tenacidad en la corresponsabilidad social a compartir y tener la férrea voluntad para avanzar y mantenerse en las diferentes estrategias, que han de debatirse en los procesos de transición hacia un nuevo modelo de producción agroecológico y eco-socialista.
 
Sin prejuicios, miedos y otros, debemos fomentar un debate primario en instituciones de todo tipo, en especial las universidades y en los espacios sociales y productivos. Plantearse un marco general de investigaciones para y desde la agroecología. Debemos agendar acciones de trabajo en común y dejarles dicho esbozo a la academia e institutos de investigación que deseen incorporarse a la producción de conocimientos en la agroecología y bien puedan elaborar sus propias propuestas y rutas, desarrollando líneas de investigación en esta nueva ciencia emergente.
 
Así mismo y en este devenir de diálogos, debemos respetar las diferentes percepciones, virtudes y limitaciones de los investigadores; identificando sus similitudes y diferencias, opuestos y ajenos, para supera  los conflictos, los aislamientos y malos entendidos, los cuales nunca podrán estar por encima de los niveles de trascendencia que las razones de un nuevo paradigma científico de producción agrícola nos exige: madurar la ciencia verde agroecológica.
 
- Miguel Angel Núñez
 
 
 
https://www.alainet.org/es/active/68323
Suscribirse a America Latina en Movimiento - RSS