Asesinato político
24/02/1999
- Opinión
Un conmocionado Miércoles de Ceniza vivió Ecuador por el asesinato del
diputado nacional Jaime Hurtado González, líder del Movimiento Popular
Democrático (MPD), y de sus dos acompañantes, el diputado alterno Pablo
Tapia y Wellington Borja, quienes fueron baleados en las inmediaciones del
Parlamento por pistoleros cuya identidad no se ha establecido.
Tras conocerse el incidente, la dirigencia del MPD ha dirigido sus
acusaciones contra el gobierno del presidente Jamil Mahuad, quien por la
noche, en una improvisada cadena de radio y televisión, deslindó
responsabilidades de su administración y anunció que "agotará todos los
esfuerzos para encontrar a los asesinos". Anticipó que creará una comisión
investigadora en la que participarán la Iglesia Católica y los familiares
de las víctimas, y también ofreció una recompensa de 130 mil dólares a
quien proporcione información sobre los atacantes.
El MPD sostiene que existe un plan oficial de militarización del país como
respuesta al descontento popular por la política neoliberal del régimen.
Ciro Guzmán, principal vocero del MPD, ha insistido que resulta muy
sospechoso que Hurtado haya sido asesinado pocas horas después de haber
oficializado una petición para que comparezca ante el parlamento el
Ministro de Defensa, a fin de que explique las imputaciones de que su
agrupación política es la instigadora de los brotes subversivos registrados
en los últimos meses.
Según informes militares filtrados a la prensa, en torno al MPD,
considerado como brazo político del Partido Comunista Marxista-Leninista, y
los frentes de masas en los que incide -particularmente sector estudiantil
y magisterio- se estaría formando una estructura militar conocida como
Grupo de Combatientes Populares. Como prueba se menciona el hecho de que
en algunas manifestaciones estudiantiles los protestantes han hecho uso de
armas de fuego. Este sector político ha cuestionado tal versión,
sosteniendo que en realidad se trata de "agentes infiltrados" para
justificar la represión. La iniciativa de Hurtado de llamar al Ministro de
Defensa buscaba, precisamente, que se aclare esta situación, han señalado
fuentes del MPD.
Organismos de derechos humanos denunciaron hace un par de meses la
existencia de escuadrones de la muerte, a raíz del asesinato del dirigente
sindical Saúl Cañar cuyo cadáver fue encontrado el 7 de diciembre con
evidentes signos de tortura, luego de que fuera secuestrado por ocho
individuos en una avenida de la capital la tarde del 26 de noviembre.
Hasta la fecha las investigaciones policiales no han arrojado ninguna pista
seria.
Estos organismos también han manifestado su preocupación por la creciente
militarización que se está operando en el país con el argumento de combatir
la delincuencia.
Se teme que por esta vía se trate de encontrar una salida al complejo tema
de la redefinición del rol y tamaño de las fuerzas armadas, una vez
suscrita la paz con el Perú, asignando a los sectores castrenses funciones
de exclusiva competencia de la policía.
Movilizaciones sociales
Desde inicios de año Ecuador ha sido escenario de constantes protestas
públicas, sobre todo estudiantiles, contra las políticas de ajuste
implementadas por el régimen. Al iniciar su gestión en agosto pasado,
Mahuad dispuso la supresión de todos los subsidios sociales, con lo cual
los servicios públicos sufrieron un severo incremento, que como en el caso
del gas llegó al 410% y el de la electricidad al 360%, mientras para los
combustibles se estableció un incremento mensual de alrededor del 15%.
Desde enero entró en vigencia una medida similar para la electricidad,
teléfonos, agua potable y servicios afines.
Para el gobierno, la prioridad es arreglar la crisis fiscal. Las medidas:
achicamiento del Estado con el despido de personal, recortes a los gastos
sociales, privatización de las empresas públicas (electricidad, teléfonos y
petróleo, ante todo); mayores impuestos y créditos externos, entre otras.
Sin embargo, dos son los factores que han enervado la indignación popular:
la entrega de más de mil millones de dólares a bancos en dificultades,
mientras a la población le exige "austeridad", y la supresión del impuesto
a la renta para sustituirlo por el impuesto del 1% a la circulación del
capital, que en términos prácticos ha significado que las grandes empresas
dejen de tributar y que la nueva carga se extienda a estratos sociales
bajos que antes no tributaban. En los dos casos, han sido decisivas las
presiones del derechista Partido Social Cristiano, que cuenta con la
bancada más numerosa en el congreso, para mantener su apoyo al gobierno.
Coincidiendo con el segundo aniversario de la caída del ex-presidente
Abdalá Bucaram, el pasado 5 de febrero se llevó a cabo una movilización
popular convocada por el Frente Unitario de Trabajadores (FUT), la
Coordinadora de Movimientos Populares (CMP), el Frente Popular y la CONAIE,
para demandar el incremento del presupuesto para la salud y la educación,
congelación de los precios de los combustibles, pago de las deudas que el
Estado tiene con el Instituto de Seguridad Social, la moratoria de la deuda
externa, derogación del impuesto del 1% a la circulación de capitales,
entre otras exigencias.
Para restarle fuerza a la medida el régimen decretó feriado el día de la
protesta. Y si bien la presencia en las calles fue menor a la que
esperaban los organizadores, no es menos cierto que el malestar hacia el
régimen es evidente, como lo señalan las encuestas.
Los sectores sociales que impulsaron la protesta han dado plazo hasta el 20
de febrero para que el régimen acoja sus pedidos, anticipando que en caso
contrario iniciarán nuevas jornadas de protesta. Entre tanto, los maestros
se encuentran en paro indefinido desde hace más de quince días ante la
negativa del gobierno a reconocer un reajuste salarial y del escalafón que
fue aprobado por la legislatura y gobierno anteriores. El régimen aduce
que tal incremento fue inconstitucional por no contar con el respectivo
financiamiento.
Política excluyente
Si una palabra se ha puesto de moda bajo el actual gobierno, no es otra que
"imagen". Bajo el presupuesto de que el mandatario es un "gran
comunicador". Y vaya que lo es, el régimen ha logrado imponer en la escena
política una dinámica donde la figura de Mahuad aparece descollante, sin
que ningún ministro le haga sombra. Su punto culminante alcanzó cuando las
negociaciones de paz con el Perú.
Tras bambalinas, en tanto, el presidente Mahuad ha privilegiado una línea
pragmática que se basa en el entendimiento parlamentario entre su partido,
Democracia Popular, y el Partido Social Cristiano, al cual le ha cedido la
iniciativa económica. Esto ha dado lugar a que se configure un esquema de
gobierno de tinte "cortesano" que únicamente negocia con su socio para la
aprobación de leyes en el parlamento, excluyendo a las demás fuerzas
políticas y sociales.
Dos días antes de la movilización popular y cuando de por medio se estaba
debatiendo el presupuesto, el diario El Comercio, uno de los más
influyentes del país, se hizo eco de esta situación en una carta abierta
titulada: "Presidente, haga un pacto con la nación". En ella, el matutino
plantea: "La política que la sociedad necesita para enfrentar la mutación
no puede constreñirse al juego de apenas algunas cúpulas. Esa
incomprensión está llevando a su Gobierno a limitar la escena de lo
político, cuando lo obvio, este rato, es politizar a la sociedad, llevarla
a que, con su participación, sea cada vez más consciente de su destino y
menos dependiente -pasivamente dependiente- del Estado y del Gobierno".
Para luego añadir: "Tan importante es... equilibrar las cuentas del Estado
como proteger el tejido social. ¿Quién duda de que hay privilegios que hay
que combatir? Pero a la nación ya no se le puede plantear los cambios como
simples ajustes. Estamos en la era de la negociación en la que los verbos
ganar y ceder no se conjugan por separado. En estos momentos no cabe,
señor Presidente, imponerle sacrificios solo a una parte de la nación".
En el proyecto presupuestario enviado al parlamento, el gobierno proponía
establecer un impuesto a los autos de lujo y al patrimonio de las empresas,
como mecanismo para de alguna manera compensar los beneficios que éstas
obtendrán con la supresión del impuesto a la renta. Sin embargo, con el
argumento de que no votará por un impuesto más, el socialcristianismo solo
aceptó respaldar al gobierno si suprimía estas dos fuentes de ingresos,
como efectivamente sucedió. En su lugar, para cerrar la brecha fiscal,
incluyó: la reingeniería de la deuda externa (sin que quede claro el
mecanismo) y la venta a las camaroneras de tierras estatales que tenían en
concesión (sin considerar el impacto ambiental que ello podría traer).
Pero a la vez, consiguió que se mantenga el subsidio al diesel, que
básicamente beneficia a las camaroneras y flotas pesqueras.
Las otras medidas adoptadas para cubrir el déficit fiscal incluyen:
recortes en los gastos estatales, principalmente vía despido y
congelamiento de la masa salarial del sector público, límites al
crecimiento del gasto de las entidades autónomas y recortes al presupuesto
de los gobiernos seccionales.
Como complemento, el PSC obtuvo la cabeza del titular del Ministerio de
Finanzas, Fidel Jaramillo, quien en su momento se opuso al impuesto del 1%
y era partidario del impuesto al patrimonio de las empresas. En su
reemplazó fue nominada Ana Lucía Armijos (hasta entonces ministra de
Gobierno), una de cuyas primeras gestiones fue para que el Banco Central
establezca la flotación de la moneda.
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