Temor a la inhabilitación
16/01/2014
- Opinión
El partido de la estrella se encuentra preocupado. La investigación de la Megacomisión lo ha metido en un remolino. El APRA, como era de esperarse, no se ha quedado con los brazos cruzados y ha pasado a la contraofensiva, para ello el Poder Judicial y la Fiscalía parecen jugar a su favor.
Lo que ocurre es que el partido aprista, se encuentra en tal deterioro que han terminado por tener vocación de satélite y girar en torno a un único líder. Un caudillo que, acusado de corrupción, resulta ahora una amenaza para el mismo partido. Esta situación los ha llevado también a aliarse con sus más impensados ex enemigos.
Ese es el caso de la nueva relación APRA – El Comercio que resulta, cuando menos, curiosa. Si bien Alan García es, a la fecha, uno de los políticos consentidos del grupo empresarial que tiene en su poder poco menos del 80% de los medios de prensa escrita, no fue siempre el APRA un partido querido por este medio. Este partido político, perseguido durante años, fue invisibilizado por el decano de la prensa y calificado, cuando no les quedaba otra cosa, de "secta” durante al menos dos décadas. La rivalidad fue tal que incluso llegó al asesinato del entonces director de El Comercio José Antonio Miro Quesada y su esposa por parte de un militante aprista. Pero esos tiempos, felizmente, parecen ya muy lejanos.
Luego, el APRA viraría hacia la derecha y, por lo mismo, se encontraría con su antiguo enemigo pero en otros términos. El líder aprista, Alan García, es, en la actualidad, entrevistado en los mejores términos y con la mayor cordialidad. Las repreguntas incómodas son mínimas, si acaso las hay. La verdad, Alan García es uno de los políticos que goza del mayor favoritismo por parte de esta prensa.
Ahora, con la probable inhabilitación del líder aprista, las alianzas y las estrategias conjuntas surgen como una necesidad. Por ello podemos ver que las fórmulas para escapar de esta posibilidad tienen juntos al partido aprista y a esta “gran prensa”. Encontramos las declaraciones en pared denostando el trabajo realizado por la Megacomisión y amparándose en la estrategia del “debido proceso”, antes que en demostrar la inocencia de García.
Parte de la arremetida consiste en agudizar un clima de inestabilidad política buscando poner en agenda temas que contribuyen con la polarización y también utilizando las cifras de encuestadoras amigas que contribuyen con el mismo propósito. Si a ello sumamos la utilización de este discurso por parte de líderes de otras tiendas de derecha, entre ellos del fujimorismo, nuevos aliados también del aprismo, el panorama se completa. La intención no es otra que la de mostrar un gobierno incapaz y débil, sin capacidad de respuesta y sujeto a los titulares de los periódicos. El mensaje subalterno es: no pueden sacarnos de la política y si dan ese paso corren el riesgo de perder ustedes el poder. De allí las amenazas, más o menos explícitas, de golpe de estado.
Cabe resaltar que Haya de la Torre, líder histórico del APRA, fue acusado de muchas cosas pero nunca de corrupto y este dato no es poca cosa. Cuidado, que el partido al aliarse con enemigos puede terminar aún más ahorcado. De aliados pueden pasar a estar simplemente en manos de quienes históricamente se opusieron a sus ideales. Habrá que ver si esos ideales, claro, se mantienen. El segundo gobierno de García evidencia todo lo contrario.
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