Razones de la Victoria sandinista en las elecciones municipales 2004.
19/11/2004
- Opinión
Para nadie era un secreto que el Frente Sandinista seria el
ganador de las elecciones municipales. Todas las encuestas a lo
largo del año así lo indicaban, pero nadie pudo predecir la
magnitud y profundidad de la victoria. El éxito alcanzado es
sencillamente arrollador. El mapa político del país, visto desde
el poder local, fue trastocado sustancialmente.
Para quienes en el exterior no conocen en detalle la importancia
y relevancia de ello hay que decir que de los 152 municipios del
país, el sandinismo y la convergencia controlarán las
principales cabeceras departamentales del país, ampliando ahora
su administración a ciudades medianas y pequeñas alcaldías
rurales. Hasta la fecha, no se discute la victoria en 13 de las
17 cabeceras, y en 83 del total de los municipios, con un
incremento de 31 nuevas plazas en todo el país.
Prácticamente se puede decir que el FSLN tendrá ahora el poder
local en las ciudades donde se concentra la mayor parte de la
población nicaragüense. Todo lo anterior, en medio de una
campaña electoral y un proceso de votación y escrutinio
respaldado por todos los observadores extranjeros.
Aunque todavía quedan por definirse una pocas plazas y aun falta
la publicación oficial y definitiva del escrutinio, es posible
adelantar desde ahora, algunas consideraciones que ayuden a
explicar las razones de la victoria. A continuación los
factores que se combinaron para producir tal resultado.
1.- La disciplina y unidad del voto sandinista.
Contrariamente a la fragmentación, dispersión y obvia abstención
en el campo del adversario, el sandinismo salió a votar de
manera militante y cohesionada. El crecimiento real del voto
sandinista es poco trascendente, pero la preservación y
cohesión de su fuerza electoral, es un elemento notable y de
gran significado político.
2.-La mayor capacidad organizativa y movilizativa del FSLN.
Es innegable que la decisión política adoptada desde hace varios
años por la dirección del FSLN, de apostarlo todo a la opción
electoral, le ha permitido fortalecer su tendido organizativo
para la lucha electoral, que contrasta - dicho sea de paso - con
su debilidad y ausencia en las luchas sociales. Mientras tanto,
su adversario principal, el Partido Liberal Constitucionalista
(PLC) ha entrado, en los dos últimos años, en un franco proceso
de debilitamiento organizativo producto de profundas fracturas
internas, divisiones, pasadas de cuentas y ausencia de dirección
política cotidiana sobre sus bases.
3.- Una exitosa política de alianzas del FSLN.
El sandinismo logró preservar en estos años, su política de
alianzas expresada en la Convergencia Nacional y además, en esta
ocasión, aumentó su proyección compartiendo con sus aliados, con
la excepción de algunas plazas claves, las candidaturas al
poder local. Candidatos no sandinistas lograron sumar votos al
FSLN y contribuyeron a la victoria en lugares de gran
significado político, como las ciudades de Masaya, Jinotega,
Boaco, para tan sólo mencionar las más relevantes. Mientras su
principal adversario el PLC, aislado, con una política sectaria
y profundamente dividido, se presentó con su fuerza debilitada.
4.-Una eficiente y transparente administración edilicia.
La gran mayoría de los alcaldes sandinistas electos en el año
2000, tuvieron un excelente desempeño. Trabajaron sin
sectarismos en beneficio de toda la comunidad y sin que hasta
ahora se hayan conocido situaciones de corrupción, que hoy por
hoy, es una de las enfermedades endémicas en el país.
Algunos alcaldes como el de la capital, lograron incluso
convertirse en el periodo, en verdaderas figuras nacionales,
mientras otros con pocos recursos, multiplicaron las obras de
progreso en plazas tradicionalmente liberales, como los alcaldes
de Nagarote y Tipitapa. La gestión no partidarizada, los niveles
de eficiencia de muchos, el contacto directo con la gente, en
especial los más pobres y la transparencia administrativa,
ganaron la simpatía de no pocos ciudadanos no sandinistas y
seguramente debilitaron el miedo producto de la polarización
del pasado.
5.- La frustración por las promesas incumplidas.
La población nicaragüense lleva ya 14 años esperando se cumplan
las promesas de bienestar, empleo y progreso de los diversos
gobiernos neoliberales. El ciudadano humilde, que es la mayoría
de la población, observa como unos cuantos viven en la
abundancia, en tanto ellos siguen en la pobreza. Mientras de
manera notoria la riqueza se concentra en unos pocos, las
mayorías, liberales y sandinistas, siguen estancadas en la
miseria. Sin embargo, mientras las bases sandinistas se llenan
de esperanzas y
beligerancia electoral con la aspiración del retorno al poder,
una parte de las bases liberales ha sido presa de la
frustración, llevando al poder una y otra vez, a una dirigencia
política corrupta. Ello seguramente debilitó la beligerancia de
muchos en la base liberal a la hora de la participación
electoral.
6.- El carácter menos polarizante de las elecciones municipales.
Se evidencia que una parte de la población comienza a ver las
elecciones locales desde una perspectiva diferente a la extrema
polarización política manifiesta en las elecciones nacionales.
El tema local comienza poco a poco a abrirse caminos y a tomar
cierta distancia del significado del poder nacional, dando lugar
en unos casos a una mayor tolerancia política, en otros, a una
pérdida de temor a la administración sandinista en las
alcaldías. También es cierto que en una cultura
predominantemente centralista, no pocos expresan una actitud de
indiferencia hacia los comicios locales con su ausencia en las
urnas. Fueron factores favorables al FSLN.
7. El fracaso de la injerencia norteamericana.
El proyecto político, trabajado tempranamente desde la embajada
norteamericana, era básicamente el de una recomposición y nuevo
reagrupamiento de las" fuerzas democráticas", bajo una nueva
conducción política que tomara distancia de la manifiesta
conducta corrupta del arnoldismo. En pocas palabras, liberalismo
sin Arnoldo Alemán y su camarilla.
Aunque resulte sorprendente, las primeras medidas concretas en
contra de la corrupción de los dirigentes liberales, no fueron
empujadas por el FSLN sino por la embajada norteamericana y el
Departamento de Estado. La embajada, pensando en las
consecuencias de largo plazo, calculó tempranamente que los
notorios actos de corrupción del gobierno de alemán y los
líderes del PLC, podría conducir a la perdida futura del
gobierno y a una probable victoria sandinista.
Las cosas hasta ahora le han salido muy mal: Una aplastante
victoria del FSLN en las municipales, una fragmentación y
dispersión de las llamadas "fuerzas democráticas " y un incierto
futuro para los objetivos de su estrategia anti sandinista.
8.- El costo de la corrupción.
Durante los últimos años las bases liberales han sufrido el
bombardeo de todos los medios de comunicación, quienes a diario
han venido publicando las noticias de los actos de malversación
y enriquecimiento ilícito de sus principales dirigentes. Es muy
probable que frente a tanta evidencia, se haya debilitado su
entusiasmo por salir a las urnas para respaldar a los candidatos
de su partido, escogidos además en procesos internos
antidemocráticos.
Es notorio también que la parte sustancial de la actividad
política de la dirigencia del PLC, ha estado concentrada en la
búsqueda de acuerdos
políticos que le permitan alcanzar la libertad de su dirigente,
cómodamente detenido. Con ello han abandonado el trabajo de
dirección y acompañamiento de sus bases y dejado al olvido
absoluto la agenda social y necesidades de su gente
empobrecida.
La campaña electoral misma fue debilitada de manera manifiesta,
aún es sus principales plazas como Managua y León, por la
ceguera de una parte de la dirigencia que centraron sus lemas
alrededor de la libertad de Arnoldo y manifestaron reservas aún
de sus propios candidatos como reflejo de los conflictos
internos.
9. Ganaron el poder para perderlo.
En las elecciones del 2000 el PLC tomó el poder en la mayoría de
las municipalidades y llevó al Frente Sandinista a una enorme
derrota en las presidenciales del 2001. Sin duda el
entusiasmo de los dirigentes intermedios y de base del PLC era
inmenso, en un país que como en muchos, el triunfo electoral es
sinónimo de empleo, cargos, favores, oportunidades y
privilegios.
La ruptura de Bolaños con Alemán se tradujo en desempleo,
abandono, despidos y frustración para cuadros y militantes del
partido arnoldista, y más grave aún, el partido perdió el
usufructo económico del poder, con lo que se desplomaron los
recursos financieros con el que se había acostumbrado a
mantener el aparato partidario, los recursos de campaña y muchas
cosas más.
10.- Un perdón que sumó votos.
Como es sabido, el Secretario General del Frente Sandinista
pidió públicamente perdón a la jerarquía católica por sus
actitudes pasadas. El Cardenal Obando, en nombre de la iglesia,
de la manera más evangélica, públicamente concedió el perdón. De
esta forma se dio por abierta una nueva etapa en las relaciones
de la jerarquía Católica con la dirigencia sandinista. De tal
suerte que para esta elección, no hubo viborazos, ni actitudes
anti sandinistas de la jerarquía en el proceso electoral.
En el juego de imágenes, votar por un candidato sandinista, en
esta ocasión, ya no fue un pecado. Es muy probable que en
algunos segmentos de los sectores políticamente mas atrasados,
la imagen cultivada de esta nueva relación se haya convertido en
un factor electoralmente favorable.
11.- El efecto de la abstención y las debilidades del sistema
electoral.-
Todo indica que la abstención en esta ocasión gravitara
alrededor del cincuenta por ciento, con un aumento superior al
7% con relación a las municipales del año 2000. Los sandinistas
votaron. Los no sandinistas votaron menos. En esta ocasión, por
los factores antes señalados, los partidos de la derecha no
desplegaron los grandes operativos económicos y organizativos,
para asegurar que su gente fuera a votar como en las elecciones
pasadas.
Por otra parte, fue notorio que no pocos ciudadanos no pudieron
votar por fallas del sistema y la displicencia de los
magistrados del Consejo Supremo Electoral, como la ausencia del
nombre del ciudadano en el padrón de las mesas electorales.
Como en definitiva los únicos votos que cuentan son los votos
validos, la abstención, qué en su mayoría provino del voto
liberal, sumó el porcentaje a favor de los candidatos
sandinistas.
Sin embargo, en términos aritméticos, en no pocos lugares ganó
la abstención, actitud que unos atribuyen al desencanto con los
partidos políticos y otros, al menor interés que de ordinario
suscitan las municipales.
12.- Una expectativa insuficiente.
El presidente Bolaños luego de la ruptura con alemán optó por
crear su propia fuerza política, la Alianza por la República
(APRE). El proyecto, que aspira a construir una tercera fuerza
que inicialmente sirva de bisagra y luego dispute el liderazgo
al PLC y el FSLN, no dio los frutos esperados. Además del corto
tiempo invertido en la organización del APRE, su impulso desde
el gobierno le significó, de entrada, el costo de aparecer
representando a un gobierno cuyas políticas neoliberales
resultan altamente lesivas e impopulares.
En términos políticos y prácticos el APRE, en estas elecciones
municipales, dividió el voto que había permitido al PLC las
victorias del 2000 y el 2001. Mientras el voto liberal y
conservador se dividió, el sandinismo no sólo conservó sus
electores sino que los amplió, dando mucho mas espacio a sus
aliados con candidatos no FSLN de la Convergencia Nacional.
13.-Una empresa privada sin partido fuerte.
Contrariamente a lo que ha ocurrido en el pasado, en esta
ocasión la empresa privada no se sumó al PLC y se apuntó por el
naciente proyecto del partido de gobierno. Pragmáticos, optaron
por maximizar ahora sus ganancias con Bolaños.
Carentes además de fuerza para imponer sus opciones al
"arnoldismo", sin fuerza política propia, ni proyecto alguno
para la Nación, la oligarquía económica, que en el pasado supo
negociar e imponer candidaturas a Alemán, desertó del
arnoldismo, debilitándolo frente a la fuerte competencia
sandinista. El gran capital, socio de Alemán en las pasadas
elecciones, había cambiado de opción.
14.- Los micro partidos aislados una fuerza insuficiente.
Además del PLC, APRE y FSLN, un conglomerado numeroso de
pequeños partidos corrieron esta vez por su propia cuenta y
fuera de las alianzas tradicionales con los partidos grandes,
con lo que se aumentó la dispersión del voto no sandinista en
beneficio también del FSLN.
Los partidos confesionales de origen evangélico no lograron
resultados trascendentes. Otros pequeños partidos pusieron en
evidencia su influencia en
algunos ámbitos locales, es el caso del Partido de la
Resistencia, en el pasado aliado del PLC, en el norte del país
o Yatama en el RAAN. El Partido Liberal Independiente (PLI) que
apostó a la figura de Edén Pastora como candidato a la alcaldía
de Managua, obtuvo un insignificante resultado. La figura proto-
caudillesca de Pastora, único eje de su campaña, no tuvo impacto
en los votantes de la capital, ni logró dividir el voto
sandinista.
15.- Medios de comunicación más balanceados.
Si bien no hubo ninguna concesión de los medios de la derecha en
favor del sandinismo, la dura competencia por la audiencia y el
mercado de lectores ha venido presionando por una información
mas balanceada. Los medios de la derecha, no ocultaron la
aprobación mayoritaria de la población por las gestiones
edilicias del sandinismo, siendo el caso más notable, el
reconocimiento a la positiva administración del alcalde Lewites
en la capital.
Los resultados de las encuestas, que marcaban tendencias
favorables para el FSLN no fueron ocultados ni manipulados, como
en otras ocasiones. Más allá de la tradicional censura al pacto
y el caudillismo. Hay que reconocer que salvo raras excepciones,
en esta campaña no hubo la rabia antisandinista del pasado.
16.- La tradicional polarización política da señales de
debilitamiento.
El tiempo parece operar en favor de la tolerancia. El país
que por años vivió en medio de la confrontación y la
polarización, da señales de cambios. La campaña electoral
transcurrió prácticamente sin confrontación alguna. No hubo en
el transcurso de la misma, ni muertos ni heridos por razones
políticas. El carácter pacifico de la campaña alentó a los
amantes de la democracia representativa. La campaña sucia y la
propaganda negra casi fueron inexistentes.
Desde el sandinismo se apreciaba que el miedo - arma
privilegiada de la derecha - se ha debilitado o por lo menos ha
dado señales de debilitamiento. Los jóvenes que se incorporaron
a los nuevos votantes, vienen menos marcados por los prejuicios
de las guerras del pasado. Este ambiente de democracia vivido en
las elecciones municipales, de "libre competencia y democracia"-
como diría Bush- favoreció irónicamente también, al menos por
esta vez al voto sandinista.
* Julio López Campos fue director de Relaciones Internacionales
del FSLN 80-90; actualmente realiza el Programa "Causa y
Efecto" en Radio La Primerísimo, programa de análisis político
desde la izquierda. Es miembro de la Junta Directiva de Popol
Na.
https://www.alainet.org/es/active/7163
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