Racismo y exclusión
- Opinión
La Conferencia Mundial contra el Racismo es una oportunidad para reconocer derechos.
Ginebra.- La exclusión social, que aumenta en América Latina, tiene mucho que ver con el racismo y la discriminación racial porque los más excluidos son los más pobres, y entre los más pobres están los negros y los indígenas, expresaron en forma coincidente el brasileño Luiz Bassegio, coordinador del Grito de los Excluidos, y la nicaragüense Mirna Cunnigham, rectora de la Universidad de las Regiones Autónomas de la Costa Caribe Nicaragüense.
La académica miskita y el líder social asistieron a la primera reunión preparatoria de la Conferencia Mundial contra el Racismo, llevada a cabo del 1 al 5 de mayo en Ginebra, y hablaron con los/as periodistas acreditados/as en Naciones Unidas. De sus declaraciones, hemos extraído algunos de sus principales puntos de vista.
Reforzar derechos
M. Cunnigham: En los últimos 30 años los pueblos indígenas hemos comenzado a visibilizar nuestras demandas que pueden englobarse en lo que podríamos llamar los derechos indígenas fundamentales como son la autodeterminación, autonomía, el derecho a los territorios y el derecho a la participación política, en los niveles donde se deciden cosas que tienen que ver con nuestra vida. Estas demandas se dan en un contexto en el que todavía hay violaciones muy grandes de los derechos de los pueblos indígenas: en las Américas somos los más empobrecidos, las estadísticas reflejan en cada uno de nuestros países que somos los sectores con los niveles más bajos en cuanto al acceso a la salud, a la educación, a los índices de analfabetismo.
La Conferencia Mundial contra el Racismo podría servir para reforzar algunos aspectos que tienen que ver con los derechos indígenas. En primer lugar, reforzar la conformación de agendas en cada uno de nuestros países que retomen los temas de la autodeterminación y de la autonomía, de la demarcación de los territorios y de la participación política.
En el ámbito regional, podría servir para que los espacios de integración regional incorporen el tema de derechos indígenas. Por ejemplo, en América Latina hay 12 años de discusión de una declaración americana, en el seno de la Organización de Estados Americanos, OEA, que es muy limitada y mala, incluso es menor y reconoce menos derechos que lo que dice el Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo, que no recoge todo lo que quisiéramos los pueblos indígenas
Creemos que el proceso y la Conferencia deberían servir para adoptar resoluciones muy fuertes sobre el Foro Permanente de los Pueblos Indígenas en el seno de las Naciones Unidas y reforzar el debate para que concluya la Declaración Universal de los Pueblos Indígenas al nivel de las Naciones Unidas.
La Conferencia debería servir para iniciar un proceso que permita mayor articulación con los afro-americanos de las Américas, cuyo tema ha sido bastante invisible y no ha tenido mucha proyección. En algunos países todavía están entre los sectores más empobrecidos, y creemos que la Conferencia también debiera servir para que se conozca esta situación y se comience a tomar medidas para resolverlos.
Gobierno de Brasil: A otros con esa "papa caliente"
Luiz Bassegio: Es muy importante esta primera reunión preparatoria de la Conferencia Mundial contra el Racismo porque en Brasil nosotros tenemos también problemas de racismo, de desconocimiento de la cultura y los derechos indígenas. Hemos visto el día 22 de abril, cuando el Brasil tenía la posibilidad de pedir perdón, luego de 500 años, el gobierno colocó soldados y todo tipo de barreras para impedir que los indígenas llegaran al centro de la fiesta.
Manifestamos nuestra preocupación por el hecho de que Brasil no haya aceptado ser sede de la preparatoria regional de la Conferencia contra el racismo. Ello se debe a su intención política de no meterse en problemas con los pueblos negros y no afrontar el racismo y la discriminación que existe en el país; porque en Brasil los pobres son los negros, por ello, racismo y mercado de trabajo debería ser un tema de la Conferencia. En Brasil hay 29 millones de personas que ganan menos de 150 dólares al mes, y los negros son el 60 o el 70%.
Racismo: temor de abordarlo
M. Cunnigham: El tema del racismo, por ser un tema universal que afecta a todos los países del mundo, no ha recibido todavía suficiente atención. La sesión preparatoria de la Conferencia refleja que no hay mucha claridad de parte de los gobiernos, se deben acercar posiciones sobre el temario, y abordar las manifestaciones contemporáneas del racismo, el impacto del racismo sobre la migración, el tráfico de mujeres, el tema de los pueblos indígenas, de los afro americanos, los conflictos étnicos.
En segundo lugar, se debe avanzar sobre una participación amplia, la Conferencia contra el Racismo tiene abrirse no solo a los organismos tradicionales que han tenido acceso al debate en el seno de la ONU, sino a las organizaciones tradicionales de los pueblos indígenas que no necesariamente están en la categoría de ONGs, y para ello se debe seguir el formato que sigue el Grupo de Trabajo de Pueblos Indígenas, en el que sí pueden participar.
Esperamos, igualmente, que en las conferencias regionales haya una participación efectiva de las expresiones de la sociedad civil, pero no ese tipo de formato en donde los gobiernos y las ONGs discuten por separado, porque eso no va a contribuir en nada a que hayan resultados favorables en un tema tan complicado como es el tema del racismo. Desde el principio hasta el final de la Conferencia debiera haber una participación civil efectiva en todo el debate.
Un Grito que ya no se puede ignorar
Luiz Bassegio: Para hacer frente a la exclusión social, desde 1995 hemos empezado en Brasil el grito de los excluidos y excluidas, que inicialmente fue una iniciativa de la iglesia católica, y ahora es de todos los movimientos sociales, sindicales y populares.
En el primer año, hicimos una manifestación en 170 ciudades, el 7 de septiembre, el día de la independencia. Nosotros pensamos que Brasil no es independiente, porque un país que tiene 20 millones de analfabetos, un país que tiene su política determinada por el FMI y Estados Unidos, no es un país independiente. Hacemos esta manifestación el día de la patria, en el que normalmente hay desfiles de niños muy bien vestidos, de tanques, soldados y caballos: nosotros queremos que el día de la patria sea el día de todos los brasileños, y los excluidos son la mayoría de brasileños.
El segundo año, la manifestación se extendió a 300 ciudades; el tercero a 1700; el cuarto a mil; el quinto a 1200, con una participación de cerca de un millón y medio de personas que se tomaron la calle para gritar contra la exclusión.
El Grito es una nueva forma de manifestación, con una metodología propia que valoriza la pedagogía del ejemplo, la mística y no la fuerza de los discursos. En el Grito no hablan los liderazgos políticos ni sindicales, hablan los excluidos y excluidas, hablan con símbolos, el primer año todos llevábamos una olla vacía; el otro año hicimos una manifestación con pito y una tarjeta roja -aquella que usan los árbitros de fútbol para echar a los jugadores cuando cometen faltas- que mostramos a la política económica del gobierno.
En este sexto año 2000, el lema será "Progreso y vida, patria sin deuda". Este Grito se suma a otras luchas como la campaña Jubileo 2000 por el no pago de la deuda externa, a la marcha mundial de las mujeres, a la campaña de la fraternidad de la Iglesia; el Grito ha provocado una convergencia de fuerzas: Movimiento Sin Tierra, la Central de los Movimientos Populares, al CUT, los trabajadores rurales, la iglesia, las pastorales sociales, ahora ha ganado tal fuerza que la prensa no puede ignorar.
Un Grito continental
Luiz Bassegio: El año pasado hablamos con diversos países y empezó el Grito Latinoamericano, con el Lema: "Trabajo, Justicia y Vida", en 14 países: Argentina, Uruguay, Paraguay, Brasil, Bolivia, Colombia, México, Nicaragua, Ecuador, Honduras, Costa Rica y Guatemala, entre otros.
Después de la experiencia del año pasado, empezamos a pensar en el Grito continental de las Américas, esto sucederá el día 12 de octubre. En Brasil vamos a hacer, del 2 al 7 de septiembre, un plebiscito popular sobre la deuda externa en el que vamos a preguntar a la gente si se debe romper o no con el FMI, si se debe hacer una moratoria, etc.
En las Américas habrá marchas en las capitales y rumbo a las ciudades fronterizas, de México a Estados Unidos en donde hay un muro de 3000 kilómetros que impide a los emigrantes llegar a los Estados Unidos; de Brasil a Paraguay donde hay muchos conflictos; de Argentina a Bolivia. El 10 de octubre de cada país irá una delegación a Nueva York, ahí vamos a marchar de la Prefectura de Nueva York hasta la ONU, en donde vamos entregar un documento, elaborado con la participación de todos los países, sobre la situación de exclusión que crece en todos los países y el tipo de globalización que queremos, una globalización de los derechos, de la tecnología, de la información, de la solidaridad, y no la globalización financiera que favorece solamente a los mercados financieros.
En Nueva York pretendemos juntarnos con la Marcha Mundial de las Mujeres y con otras entidades como el Jubileo 2000 y la Alianza Social Continental que agrupa a luchas sindicales y populares.
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