‘Se esconde el principal problema: la Policía es corrupta’
06/04/2014
- Opinión
Entrevista con el periodista Héctor Silva Ávalos, a propósito del libro que publicará - su versión en español - a principios de mayo: Los infiltrados: crónica de la corrupción en la policía de El Salvador, el cual recoge casi 20 años de investigaciones
“Ricardo Mauricio Menesses acompañaba la cabalgata. Era un jaripeo, una fiesta ecuestre en el municipio de Pasaquina, La Unión, territorio de la banda Los Perrones, el grupo de narco-transportistas más poderoso (…) con él la infiltración del narcotráfico y el crimen organizado en la PNC llegó hasta los despachos del más alto nivel en San Salvador”. Las frases, copiadas de un avance en la red, son una brevísima idea de lo que contiene el libro: Los infiltrados: crónica de la corrupción en la policía de El Salvador, del periodista salvadoreño radicado en Estados Unidos, Héctor Silva Ávalos.
Infiltrados nace de la larga vida periodística de Silva Ávalos desde los años 90 cuando la embajada de Estados Unidos en el país informaba sobre la captura de lancheros que transportaban droga a Norteamérica; sin embargo, el texto empieza a tomar forma desde 2007 cuando La Prensa Gráfica – diario en el cual laboró – investigaba a Los Perrones, grupo que para desarrollarse “requirió siempre de una participación y complicidad muy activa de la PNC, entonces paralelamente a la investigación de la banda me llegaba mucha información sobre la corrupción”. En unos 24 años de labor, Ávalos acumuló pequeñas piezas, retazos a los que en 2013 les dio forma para concluir que el pecado original con el que nació la institución es una cultura arrastrada por los militares que con la firma de los Acuerdos de Paz ocuparon puestos clave de la entonces nueva policía civil.
¿Cómo te nace la idea del libro?
Es cómo la culminación de un esfuerzo de investigación que inicié cuando estaba en El Salvador siendo periodista en La Prensa Gráfica.
¿Qué años?
Empecé en el tema de narcotráfico como… quizá a finales de los años 90 cuando empecé a reportar sobre las primeras vistas públicas que las proporcionaba la Embajada de Estados Unidos sobre la llegada de lanchas rápidas directamente a la costa, sobre todo en Oriente; pero me metí más de lleno cuando allá por 2007 investigué, junto a otros reporteros, a Los Perrones.
Siempre en el oriente del país…
Sí, fue de hecho la primera organización de crimen organizado que era resultado de la transformación de un grupo de contrabandistas a uno de transportistas de drogas, cuando incluso la misma Fiscalía los llamó el primer mini cartel. Era una constante que el desarrollo no solo en la etapa de narcotráfico sino también en la anterior, requirió siempre de una participación y complicidad muy activa de la PNC, entonces paralelamente a la investigación de la banda me llegaba mucha información sobre la corrupción en la Policía relacionada al caso, que transmitían los mismos oficiales…
Ajá…
Luego cuando dejé el periodismo temporalmente y me fui a trabajar en la administración del presidente Mauricio Funes en la embajada en Washington (EUA) veía el tema de seguridad y ahí también había un componente de trabajo en programas de depuración de la PNC, lo que me llevó a conocer desde otra trinchera el fenómeno de la corrupción, quizá ver desde adentro el fenómeno.
¿Cuántos años tardaste en escribir el libro?
Es un libro que tiene más de una década de cocinarse. Tu sabés que en periodismo muchas veces el producto final de un reportaje deja de lado un montón de cosas que apuntaste en la libreta, sea porque no te cabe, por el espacio que es más reducido en un periódico, por el tiempo que es más corto, o porque la investigación no te permite corroborar muchas cosas… había reportado sobre hechos oficiales, sobre cosas particulares pero en 2013 me di cuenta que tenía la historia de la PNC desde la perspectiva de la corrupción, no es un intento de ver las cosas desde el lado negativo sino que al rastrear…
¿Ver la historia de la PNC desde la corrupción?
Me doy cuenta que es un tema sistémico que está presente en la PNC desde su formación, entonces tenía casos aislados, retazos, capítulos y la sospecha que era un tema estructural. un cáncer y al final cuando salgo del Gobierno nace la idea de hacer una investigación académica pero desde el método periodístico para contar la historia, unirla y eso es lo que hice en 2013 gracias al financiamiento que me dio la organización Open Society Foundations (OSF) que me financió un año de investigación y al Centro de Estudios Latinoamericanos de American University que me dio un lugar donde estar y desde donde desarrollar la investigación.
¿Ricardo Menesses es la figura clave de la corrupción en la PNC?
Antes del comisionado Menesses - que como sabés es el primer policía de carrera que se convierte en director – mi hipótesis de trabajo es que con él la corrupción se extiende a los principales mandos de la PNC, se institucionaliza porque los mecanismos de vigilancia que se habían creado desde el Acuerdo de Paz de 1992 no funcionan, eso no es culpa de Menesses sino del efecto sistémico; sin embargo, con él ya la penetración de estas organizaciones criminales llega a marcar a toda la policía, pero antes de él hay otros personajes importantes.
¿Cómo quiénes?
El más importante es el mayor del Ejército Óscar Armando Peña Durán que había sido el jefe de la Unidad Ejecutiva Antinarcotráfico (UEA) de la Policía (Nacional), fue el primer subdirector de operaciones de la PNC en 1994. ¿Por qué es importante? Porque ingresa a la policía a pesar de ser un militar de alta –el presidente Alfredo Cristiani dijo que no estaba de alta –; antes debía darse de baja y luego pasar por un curso de reeducación pero nunca lo hizo, y llegó a ser el subdirector a pesar de fuertísimas objeciones de la ONU y asesores españoles, pero no es solo él, sino que ingresa una tanda de 25 oficiales que no se dan de baja, que además pasan a ocupar los mandos esenciales desde el principio y muchos de ellos terminan siendo los oficiales más cuestionados.
Escuchamé…
Me refiero no solo al comisionado Menesses ni a Godofredo Miranda…
Douglas Omar García Funes…
También el comisionado Flores Murillo que como sabés estuvo involucrado en la Sombra Negra.
¿Por qué considerás que Cristiani permitió que la tanda llegara a la PNC sin darse de baja en el ejército?
No es responsabilidad exclusiva del expresidente Cristiani, aunque él obviamente es el comandante en jefe de la Fuerza Armada pero en 1994 cuando ellos están en mandos de la Policía es que se dan de baja; Peña Durán incluso se da de baja después de haber salido de la Policía. Gino Costa, que es un oficial peruano y colaborador muy fuerte de ONUSAL, escribe un libro en 1997 que se llama: la Policía Nacional Civil de El Salvador 1993 – 1997 en el que expone todo esto y plantea la tesis que la élite militar salvadoreña, la política y la de la izquierda deciden hacerlo para no perder el poder sobre la única fuerza pública que va a ser legal en el país, es en este marco que se desactivan los viejos cuerpos de seguridad.
Querían continuar en el poder…
Correcto, y Gino Costa dice que todos esto es un irrespeto a lo que la PNC se planteó en los Acuerdos de Paz. Dice además que la inclusión de Peña Durán y otros oficiales que estuvieron con él en la OEA, así como en la Comisión Investigadora de Hechos Delictivos de la PN – la que pasó a ser la DIC –, no pasaron por procesos de reeducación, es decir que se convierte en el pecado original de la Policía.
¿Por qué?
Porque llevan a la PNC toda una cultura de encubrimiento de los años de la guerra. El libro parte de esa tesis de Costa y de otros asesores con los que hablé para escribirlo, por ejemplo Juan Faroppa – que es el equivalente al procurador de derechos humanos de Uruguay – que me dice: “el estado nuevo que se quería conformar después de los Acuerdos de Paz sigue dominado por las mismas élites que quisieron asegurarse el control sobre la única institución armada y de investigación que iba a quedar en El Salvador” y al hacer esto es que trasladaron los viejos pecados de los cuerpos de seguridad.
"la élite militar salvadoreña, la política y la de la izquierda deciden hacerlo para no perder el poder sobre la única fuerza pública que va a ser legal en el país"
Algo así como un pecado heredado…
En una presentación que hice del libro en Nueva York planteo que, si bien es cierto la PNC es una evolución de aquellos cuerpos de seguridad, sobre todo que su propósito ya no es perseguir al enemigo político, pero los pecados de encubrimiento, manipulación de investigaciones y una cola de irrespeto a los derechos humanos está ahí, y principalmente esa calidad de ser altamente corruptible, algo que ya se veía en aquellas unidades antinarcotráfico.
El segundo momento se da cuando estos defectos se institucionalizan en las nuevas direcciones de la PNC, sobre todo en la DIC. Hay varios capítulos del libro que relata sobre muchos casos que fueron famosos en El Salvador como el caso de Katya Miranda, el asesinato de Ramón García Prieto, de Adriano Vilanova y tiene otros de 2012 donde veías la manipulación de la investigación de parte de algunos inspectores para endilgarles homicidios a pandilleros con el fin de cerrar casos y presentar buenas estadísticas.
¿Qué casos me podes mencionar?
Una investigación en Quezaltepeque – revelada por El Faro posterior al reportaje de El Cartel de Texis – donde el encargado policial armaba casos, preparaba testigos para resolver homicidios que se daban en el entorno de la presencia pandillera pero que, de acuerdo a lo que indagué en el terreno, realmente él llamaba a un pandillero que ya estaba preso para que identificara al pandillero que el mismo policía aseguraba que fue el responsable de un asesinato, y al final los casos se caían porque las declaraciones no eran creíbles.
A lo que quiero llegar es cómo los fraudes procesales, la creación de casos o el ocultamiento de las pruebas son una constante en la PNC durante mucho tiempo.
¿Pero para qué llevar buenas estadísticas si realmente no las hay?
Es un propósito, según las personas con las que hablé, “práctico” por la presión que han ejercido durante mucho tiempo los jefes policiales sobre sus subalternos para mejorar las estadísticas por casos de homicidios, recordemos que el homicidio es el delito más grave en la realidad de violencia y el que más presión ejerce sobre los policías y los gobernantes. Siempre ha habido una gran presión.
No me termina de quedar claro por qué Menesses es el eslabón entre el crimen organizado y la Policía…
Él representa a la cultura institucional que no tiene a la transparencia como un valor, ¿qué pasa con él? Llega a la subdirección de la PNC con Francisco Flores, y ubica a las pandillas como los principales causantes de la violencia – lo cual es cierto – pero no son los causantes de todos los problemas de seguridad pública en el país, esto coincide con los años en que aquellos grupos de contrabandistas empiezan a sofisticarse, a tener contactos más directos con el narco internacional y ocupan el territorio salvadoreño como un pasillo abierto de tráfico, coincide además con las arremetidas del presidente Felipe Calderón en México, más el hecho que Estados Unidos, con su vigilancia aérea, ha cerrado los pasillos del Caribe y el tráfico internacional se vuelve a los corredores terrestres en Centroamérica, lo que hace que el crimen organizado, que ya tiene control sobre rutas, las ocupen y además tienen logística por las flotas de transporte, formas incipientes de lavado… todo esto es el coctel.
¿Y Menesses dónde entra?
Un requisito indispensable son sus contactos con agentes de la policía en las regionales de Oriente y en las unidades clave: finanzas, la inteligencia policial y la DAN; en las tres unidades fue jefe el comisionado Menesses; cuando accede al mando superior de la PNC – en 2003 – ya ha adquirido conocimientos y contactos. Todo esto queda demostrado en investigaciones oficiales, no solo en la época de la inspectora Zaira Navas.
¿Hay previas?
Las hay, son sospechas muy fuertes que parten de Casa Presidencial en la administración de Saca; que parten del Viceministerio de Seguridad mientras lo dirige Rodrigo Ávila y llegan a Estados Unidos. El episodio más documentado es su relación con Chepe Luna que es, digamos, uno de los símbolos de esta transformación de grupos de contrabando a grupos de narcotráfico.
En cualquier país medianamente decente habría sido para destituirlo…
Ese es el tema, lo que se ha cultivado en la Policía es un sistema que garantiza completamente la impunidad; sin embargo la presión, - se revela en mi libro – sobre la administración Saca es muy fuerte, por lo que deciden darle una salida silenciosa y lo mandan a Washington pero lo que realmente ocurre es una depuración, sacárselo de encima porque no solo los estadounidense lo ha identificado con estos grupos. El peso es tan grande que de todos los oficiales señalados es el único que termina saliendo de la policía, no por una investigación por estos eventos sino que por una menor relacionada a los temas administrativos.
Cuando entra la administración de Funes, y Navas asume la Inspectoría General, hay cinco expedientes abiertos con estos grupos en los que se menciona a Menesses, él estaba en Washington pero la Cancillería lo manda a traer porque en ese momento sigue siendo un oficial, pero no se presenta a trabajar y esa es la salida definitiva.
"llamaba a un pandillero que ya estaba preso para que identificara al pandillero que el mismo policía aseguraba que fue el responsable de un asesinato, y al final los casos se caían porque las declaraciones no eran creíbles"
Siento que tu libro parte desde 1992 hasta 2009 cuando Zaira Navas llega a la PNC ¿No has visto intentos por limpiar a la institución en los años documentados?
Has leído un resumen nada más porque el libro final está en los talleres de la UCA editores y estará listo a finales de abril pero sí hace un recorrido completo desde 1992 hasta 2013, pasando por años y periodos; habla de las administraciones de Peña Durán, Rodrigo Ávila, Mauricio Sandoval, Menesses, Rovira hasta Ascencio y Salinas. Hay un recorrido que lo divido en tres momentos: el pecado original, la consolidación de la cultura de encubrimiento, el periodo de narcotráfico hasta la actualidad.
¿No viste los intentos de limpieza?
Claro que los ha habido pero han sido aislados, que han solucionado algunos problemas puntuales y específicos pero no ha terminado con el problema sistémico de impunidad; la primera gran depuración fue en el paso de los ex cuerpos de seguridad a la PNC, el problema es que no se corta de raíz, los oficiales que venían de una cultura cuestionada terminan siendo la nueva élite policial; la segunda es en 1997 con los intentos de introducir una cultura de transparencia, hay oficiales que hablan abiertamente de los problemas del narcotráfico y empiezan a decir que los involucrados son élites poderosas: militares, empresarios, policías. El entonces jefe de la DAN, José Luis Tobar Prieto dijo: “el narcotráfico es un problema grave y no es aislado, hay exmilitares, políticos, policías y empresarios metidos en esto”. Tercero, Rodrigo Ávila hace muchos esfuerzos por limpiar la DAN, con apoyo de la ONU para crear una especie de unidad élite dentro de la DIC - así como se creó la CICIG en Guatemala, partiendo de que las instituciones estaban tan contaminadas que era muy difícil entrar - que se llamó la División Élite Contra el Crimen Organizado (DECO) que era supervisada por los españoles y le respondía únicamente al director policial de entonces y resolvió casos fuertes como el de los excomandantes asesinados del FMLN, pero Gino Costa dice: “se cortó porque era paralelo a la DIC”, y terminó muerta, sin recursos.
¿Quién más intentó depurar a la PNC?
Mauricio Sandoval consiguió pasar un decreto legislativo que le da poderes para limpiarla, y sí abarca a varios oficiales con investigaciones expeditas; el problema fue que todos terminan reinstalados, incluso les tiene que pagar los salarios caídos porque la Corte Suprema (de Justicia) los amparó. Cuando hablás con algunos de estos oficiales te das cuenta también que hubo un componente de vendetta interna.
Luego la depuración silenciosa en la época de Menesses debido a que la situación con otros oficiales es tan grave que termina exiliándolo, pero no solo pasa con él: cuando en 2008 hubo el primer intento de capturar a Reynerio Flores – que no se concreta porque le llegan filtraciones – hay un momento en que Ávila deja la dirección de la PNC para buscar la precandidatura a la presidencia en ARENA y queda Tobar Prieto y en esa administración se remueve a Godofredo Miranda que fue premiado con la DAN aunque hubo muchísimas preguntas en su accionar sobre cómo llevó la investigación por la muerte de su sobrina, Katya Miranda.
Entonces Tobar Prieto aparta a Miranda porque desde la Fiscalía llegan señalamientos de una posible vinculación con los Perrones; entonces lo mandan a Chalatenango como jefe de la delegación.
Fue como una degradación…
Digamos que fue una especie de depuración silenciosa, y luego viene el movimiento con la inspectora Navas que fue el intento más agresivo.
Hay algo que llama poderosamente la atención y es el señalamiento que hacés contra el primo del expresidente Saca, Herbert Saca…
En el libro hay un capítulo que se llama “los operadores políticos”, que plantea que, si en la administración de Menesses se institucionaliza la filtración, en el siguiente periodo la infiltración del crimen organizado se amplía al sistema de partidos políticos.
¿Cómo?
Ojo, no empieza con Saca sino que antes, habrá que investigar solo la infiltración en el sistema político pero ya con Flores hay otra figura fundamental: Adolfo Tórrez que tiene vínculos con estos grupos desde el principio. Mi investigación se basa en informes de Estados Unidos, autoridades de Honduras y Guatemala, en pláticas con narcotraficantes del Triángulo Norte, ex compañeros políticos de él que plantean que era el nexo más visible entre el sistema de partidos y el crimen organizado; a través de él ingresa dinero a campañas locales, hay ejemplos como el de Los Perrones que financian fiestas patronales.
Fuentes en Honduras me explican cómo Tórrez se relaciona con grupos importante de narcotráfico en Guatemala como Los Chamalé, Juan Chamalé capturado en 2011 y que es uno de los más importante allá; hay relación con la muerte de los diputados del Parlacen a través de Silva Pereira que estaba relacionado con Tórrez.
¿Dónde entra Herbert Saca?
Era un importador de vehículos antes que su primo ganara la presidencia; se movía en Oriente, sus socios en los negocios eran empresarios vinculados a Los Perrones, compartía abogados con algunos de esos ellos, le hicieron depósitos de dinero, eso está revisado en protocolos de abogados que legalizaron los traspasos y las compraventas… planteo la relación entre este hombre de confianza del expresidente Saca y ahora del presidente actual (Funes) con estos grupos, no planteo que sea miembro de las organizaciones o en sí mismo traficante de drogas, lo que digo es que tiene una relación activa, comercial con personas que fueron procesadas penalmente en El Salvador por crímenes del narcotráfico. Tengo otros testimonios que lo ubican como un intermediario entre candidatos y estos grupos.
Con el planteamiento ya hay una apertura del sistema político a estos grupos, antes de Herbert y el Chele Tórrez tenes el caso de diputados como Silva Pereira, Eliú Martínez que financiaron campañas. El sistema era: le financiaban la campaña a los diputados titulares y ellos se metían como suplentes.
¿Con toda la información que das a conocer no temés represalias?
El riesgo siempre existe, de hecho ya he recibido un par de amenazas por las investigaciones, la última seria fue en marzo de 2012.
¿Quién te amenazó?
Recibí información del Gabinete de Seguridad donde me decían que habían interceptado un panfleto en una cárcel, me lo mandaron con mi foto del Facebook en el que ofrecen $50, 000 por matarme. Al recibirlo puse una denuncia en la PNC, la FGR, nombré un apoderado; tiempo después la Fiscalía me dijo: “mire, nadie nos da razón de esto”. Mi corazonada es que salió de la policía pero no tengo forma de probarlo.
¿Tenes otro trabajo en mente relacionado al libro?
Hay cosas siempre que quedan fuera, he seguido escribiendo artículos en medios que me dan apertura, he desarrollado más algunos casos… tengo la expectativa que el libro se lea, y que se cuestione, que se hable del tema porque es un problema importante que está a la base de otros problemas importantes. Mi expectativa trasciende el libro y la mayor parte del país tiene que ver cuál va a ser la aproximación de este nuevo gobierno con el tema.
¿Esperás algo diferente con este gobierno?
Yo sí, hace un par de días tuiteaba que la violencia y la inseguridad son unos de los problemas más grandes del país y está relacionado con la impunidad y corrupción que van mucho más allá de la Policía, es que también hay que hablar de la Fiscalía, del sistema judicial, del ejército. Creo que el problema es tan grave que a este gobierno no le va a quedar más remedio que enfrentarlo de manera más integral, porque si no lo hace llegará a una quiebra.
¿Qué más puede pasar?
Que tengas una policía superflua, que toque fondo porque todo lo que provoca desmoralización. En una etapa más grave podes llegar a una policía completamente cómplice del crimen organizado, que es el primer indicativo del narco estado.
En el tema de la policía siento que no hay conciencia de lo grave que es el problema, y en eso mi expectativa es que el libro despierte la conciencia que hay un problema que es grave, los problemas de la policía siempre se han intentado soslayar, “es que el pecado original porque no tendrían que haber puesto a los guerrilleros con los soldados”, o sino “un grupo de los militares es malo y el otro no”, se intenta soslayar escondiendo el principal problema: que la policía es corrupta o que una buena parte de sus mandos ha sido corrupta.
Viernes, 04 Abril 2014
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