Javier Diez Canseco el internacionalista
28/04/2014
- Opinión
Era fines de agosto de 1979 en Lima, sonó el teléfono y en línea estaba Javier el internacionalista: "Patequeso ¿conseguiste a los cuatro profesionales que le hemos prometido a los sandinistas?” Respondí que no y que nadie había aceptado. “Busca a Oscar (Ugarteche) y convéncelo para que vaya contigo a Nicaragua”. Le expliqué que yo no podía ir porque estaba trabajando con los holandeses, me acababa de separar y tenía muchas deudas. “No importa yo hablo con Dirk (Kruijt) y Menno (Velinga) que son amigos. Además sólo es por unos meses y eres economista que es lo que necesitan. Tú habla con Oscar y me avisas”. Ni modo.
Así era Javier en todo: persuasivo, impulsivo, tajantemente afectuoso, siempre con las luces altas, sobre todo cuando se trataba de asuntos internacionales. Y la Nicaragua sandinista era una luz en el horizonte, 20 años después del triunfo de la Cuba revolucionaria de su amigo Fidel. Alucinado con el principio de que la solidaridad es la ternura de los pueblos, desde muy joven Javier lo hacía causa y tarea cotidiana.
Cuando el sábado 4 de mayo del 2013 Javier nos dejó para irse a otras dimensiones, muy pocos recordaron que al ser injustamente sancionado por la mayoría del actual congreso de la República - inventando una patraña demostrada por la justicia -, ocupaba el cargo de Presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores del parlamento que le dio la espalda y al que le dedicó 30 de sus 45 años de vida política. Pero no sólo eso, Javier al morir era el coordinador de la secretaría Andino-Amazónica del Foro de Sao Paulo que fundó en 1990, en el Hotel Danubio de esa ciudad, con Luiz Inácio Lula da Silva, Marco Aurelio García, Cuauhtemoc Cárdenas, Roberto Regalado y otros latinoamericanistas. Por si fuera poco, Javier al morir presidía el Comité de Solidaridad con el Pueblo Saharaui y la Liga Parlamentaria Perú – Argelia. Tal era su consecuente militancia internacionalista, solidaria e integracionista con las luchas de los pueblos de todo el mundo.
La Revolución Popular Sandinista (RPS) había triunfado el 19 de julio de 1979 y, a los pocos días de la llamada de Javier, junto con Oscar Ugarteche estábamos rumbo a Panamá y Managua para apoyar este proceso. Todavía guardo el pasaporte en el que una niña linda uniformada, con botas sin pasadores y de ojos verdes, nos estampó un sello azul de migraciones que dice: “NICARAGUA espera por vos con la sonrisa de Lagos, Volcanes y el sol brillante y vivificante de la Libertad. AÑO DE LA REVOLUCION”. El poeta Chichí Fernández era el jefe de la instancia migratoria del Ministerio del Interior que dirigía el comandante Tomás Borge y que en el frontis decía “Somos los guardianes de la alegría del pueblo”.
Estuve esa vez en Managua hasta diciembre de 1979 apoyando en temas macroeconómicos y de participación de los trabajadores en las empresas confiscadas a Somoza, en tanto que Oscar Ugarteche fue al Banco Central y al Fondo Internacional de la Reconstrucción para lograr la condonación de las deudas corruptas que había dejado el dictador. Oscar se quedó hasta el primer semestre de 1980 y trajo a trabajar con él a una amiga internacionalista y brillante documentalista a su vez amiga de Javier: Maruja Bedoya. Retorné a Lima y en setiembre de 1980, luego de unos meses en la Universidad de Utrecht para concluir un libro elaborado con los holandeses, viajé nuevamente a Managua invitado por el jesuita Xabier Gorostiaga amigo de Javier que apoyaba al gobierno sandinista. Javier me dijo: “vas como economista e internacionalista en representación de VR (Vanguardia Revolucionaria)”.
Vino un largo periodo que duraría hasta diciembre de 1986, en los que trabajé para el MIPLAN (Ministerio de Planificación), fundamos con Xabier Gorostiaga el INIES (Instituto Nicaragüense de Investigaciones Económicas y Sociales) y luego la CRIES (Coordinadora Regional de Investigaciones Económicas y Sociales), fui investigador en temas rurales de la UNAN (Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua), representé a VR primero y luego al PUM (Partido Unificado Mariateguista) – desde 1984 que fundamos la célula en el exterior “Esteban Pavletich” -, me casé jurando “por los Héroes y Mártires de la Revolución Popular Sandinista” y tuve dos hijos, fui miliciano carnetizado, fundamos con otros y otras la Asociación de Peruanos Residentes en Nicaragua “José Carlos Mariátegui” y fui un referente para Javier cada vez que llegaba por Managua, sólo o con su esposa Liliana Panizo.
Pero la militancia internacionalista de Javier era de larga data y, como hemos informado, se proyectó hasta que nos dejó. En 1970-1980 a favor de los movimientos de liberación, Cuba revolucionaria, el parto de Nicaragua Sandinista – con Esteban Pavletich, que aún vivía, Javier fundó en 1977 el COSALC (Comité de Solidaridad con los Pueblos de América Latina y el Caribe) - y contra las dictaduras militares latinoamericanas, especialmente las de Brasil, Bolivia, Chile, Uruguay y Argentina. Junto con otros dirigentes de la izquierda peruana Javier fue deportado por la dictadura de Morales Bermúdez a Jujuy, Argentina, en este último país en 1978 durante la dictadura sangrienta de Videla. Participó activamente y promovió la solidaridad con los combatientes de Vietnam contra la invasión norteamericana, con el pueblo palestino en defensa de sus territorios y a favor del gobierno socialista de Salvador Allende.
En 1980-1990 fue su incansable lucha en defensa de los derechos humanos, fundó APRODEH (Asociación Pro Derechos Humanos) en Lima, en Washington fue un importante referente para WOLA (Washington Office on Latin America) y fue presidente de la Comisión de Derechos Humanos de la Cámara de Diputados. Durante esta década abogó y lucho en foros internacionales por la democratización en Nuestra América, en defensa de Nicaragua Sandinista y Cuba Revolucionaria.
En 1990-2000 como promotor y fundador del FSP por democracia sustantiva y alternativas al neoliberalismo, mientras en el Perú se instalaba la dictadura cleptocrática y genocida fujimontesinista y se deshacía la Izquierda Unida. Javier fue un referente en casi todas las reuniones del FSP y su Grupo de Trabajo. En cada una de las declaraciones y planes de acción que se trazó el FSP desde su fundación, allí estaban las sugerencias de Javier.
En 2000-2010 promovió el apoyo a los gobiernos democráticos, progresistas y de izquierda – 10 gobiernos que asumieron por la vía electoral, todos ellos de partidos o movimientos del FSP ¡! – y luchando en defensa de los derechos indígenas y los recursos naturales. Como ha escrito Roberto Regalado refiriéndose a su rol en el FSP: “desde el primer momento, Javier recibió –y en todo momento mantuvo– el respeto y el cariño de quienes compartimos con él aquella crucial experiencia, en la cual se destacó como miembro de las comisiones designadas para redactar los documentos y en la voz autorizada que abogaba –con cordura, con mesura, pero sin cesión de principios–, a favor de las formulaciones, declaraciones y acuerdos que llevasen a la práctica el concepto de unidad dentro de la diversidad”.
Finalmente, en 2011-2013 el Javier de siempre, el internacionalista, el solidario e intransigente con las dictaduras, las injusticias, las desigualdades y la corrupción. Respecto a esto último, el 25 de noviembre del 2012, en una de sus últimas intervenciones antes de partir, con ocasión del Seminario Internacional “Procesos de cambio en América Latina: participación, redistribución e integración. Logros y nuevos desafíos” organizado por la Secretaría Andino Amazónica del Foro de Sao Paulo (SAA-FSP), que él coordinaba, dijo lo siguiente: “las fuerzas que están en el Foro de Sao Paulo tienen que tener también- como lo plantean las fuerzas que lo integramos en el Perú-, la necesidad de mantener una batalla firme contra la corrupción y contra la impunidad. Y, el Perú no puede dejar atrás la realidad de que en América Latina, después de mucho tiempo, hay dictadores que están respondiendo por sus delitos. Así, como está preso Fujimori aquí, está preso Videla - 86 años, pero preso - y en una cárcel común por los crímenes cometidos en Argentina, por la dictadura que causó. Y, como él, está preso García Meza, que liquidó y asesinó al Comité Central - prácticamente entero -, del Movimiento de Izquierda Revolucionaria, a los dirigentes de la Central Obrera Boliviana, durante la dictadura que encabezó en Bolivia, y que hoy día está cumpliendo sus 25 años de cárcel en la prisión de El Alto en las alturas de La Paz, en una cárcel común como corresponde a un dictador. No cambiará su suerte con negociación alguna, un criminal y un ladrón como Alberto Fujimori, que tiene que cumplir con el país y devolverle al país, siquiera con la cárcel, los derechos que se apropió de nuestra patria”.
Tuve el gusto y el honor de acompañar a Javier, de literalmente cargarle el maletín, en varias de estas aventuras solidarias con otros pueblos. Desde que en 1972 me diera los contactos necesarios para conocer e informar sobre la experiencia del Chile de Allende, pasando por los encargos de representar a VR y luego al PUM en Nicaragua, incluyendo viajes a Libia en donde conocimos a los hermanos saharauis. Acompañé a Javier en sus tareas del FSP en varias oportunidades en México, Sao Paulo, Managua, Cuba y Montevideo, incluyendo dos eventos realizados en Lima, uno a principios de 1990 para contrarrestar la ofensiva del “Encuentro Mundial de la Revolución de la Libertad” que organizó Mario Vargas Llosa y otro en febrero de 1992 sobre “Integración y Desarrollo Alternativo en América Latina” para enfrentar las políticas neoliberales del Consenso de Washington. Ahora me ha dejado una tarea que me queda grande: coordinar la SAA-FSP, tarea que cumpliré hasta que los partidos y movimientos integrantes del FSP de los países andinos decidan otra cosa.
Son cientos las anécdotas con mi amigo Javier en varias partes, pero quiero recordar una. Estando en Managua a finales de 1983, me pidió que lo llevara a una casa de seguridad del FMLN que quedaba en la carretera a León. Javier se reuniría con el comandante guerrillero “Leonel Gonzáles”, dirigente de ese frente salvadoreño. Llovía a mares y el barro de la pista para mi casa que quedaba en Esquipulas por la carretera a Masaya, en donde Javier estaba hospedado, llegaba a la mitad de las botas.
Por supuesto, mi automóvil no arrancaba. “Muy fácil, bájate y empuja”, le dije a Javier. La respuesta fue rápida: “primero, ¿por qué carajo el partido tiene un carro que no arranca?, segundo ¿por qué un diputado de la República debe empujar? y tercero ¿no sabes que soy cojo?”. Solté la carcajada y me bajé a empujar mientras Javier manejaba el carro con el que llegamos con 10 minutos de retraso. En castigo y por principio de compartimentación me quedé afuera cuidando el carro y no pude conocer al comandante guerrillero salvadoreño: era el actual Presidente del Pulgarcito de América, Salvador Sánchez Ceren.
Seguiré cargándote el maletín, querido Javier.
Lima, 18 de Abril 2014
- Hugo Cabieses, economista, es coordinador de la Secretaría Andino-Amazónica del Foro de Sao Paulo y secretario de Relaciones Internacionales del Partido Socialista-Perú.
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