La dictadura en ristre

11/05/2014
  • Español
  • English
  • Français
  • Deutsch
  • Português
  • Opinión
-A +A

En Honduras la revolución es inevitable, expresó nuestro líder Manuel Zelaya Rosales, y si la dictadura se profundiza y cierra todos los espacios posibles de la democracia, la revolución será lo único que derribe este sistema político cerrado como una esfera de acero sin agujeros para el libre juego de las ideas y de las acciones patrióticas.

 
Habrá sangre y anarquía. El pueblo será perseguido y asesinado. Entraremos en un túnel oscuro del cual será difícil salir al otro lado donde la luz pueda iluminar la victoria del pueblo hondureño.
 
Si el gobierno nacionalista de Juan Orlando Hernández (JOH) sigue esa escalada y desarrolla un plan de silenciamiento y represión de todo aquello que representa una oposición a su visión de mundo tiránico, caerá en lo que habremos de denominar el tobogán de la dictadura.
 
Es decir apelará a todos los poderes que en su mano están contenidos como un naipe de cartas marcadas para hacer desaparecer el más mínimo planteamiento de LIBRE, del FNRP y de toda otra organización política adversa a su política sectariamente dictatorial. 
 
JOH, seguro de que llegaría al poder mediante cualquier argucia, maraña, falacia, o embuste, hizo todo lo que debía desde que fue electo presidente del Congreso Nacional, el cual fue convertido en una partida de seres anónimos y títeres descabezados, que a la voz de una, respondieron a todos sus caprichos políticos, construidos sobre la base de un pensamiento fascista como pocos en la historia reciente de la política nacional.
 
Así, desde esta palestra de poder público legislativo toda la institucionalidad del Estado la colocó en sus manos como si fueran la rienda suelta de las bridas que conducen un caballo desbocado que responde sólo a su fuerza y a su intelecto.
 
Nada institucional estatal está fuera de su poder omnímodo que es como su nombre lo indica un poder generalizado donde no se mueve una hoja sin su consentimiento.
 
Cuando el país, ya ensangrentado por el asesinato masivo de niños, jóvenes, mujeres y luchadores patriotas de la resistencia hondureña, sea anegado por un río turbulento de vidas segadas como el trigo en cosecha plena, entonces no habrá otra opción que responder a tal circunstancia macabra, con el slogan: en Honduras la revolución es inevitable.
 
La corrupción ha sido la primera palanca que lo ha conducido a esta dimensión dictatorial, un ejemplo de ello es la malversación financiera del IHSS de donde se obtuvieron fondos para su millonaria campaña política que repartió dinero a mansalva como si fuera arena de una playa sin límites.
 
La creación de las policías personales bajo su mando civil disfrazadas de fuerzas militares de combate al delito y al crimen, no es sino reservas para reforzar su dictadura en ristre, es decir un imperio que con lanza al aire van ensartando en su punta todo aquello que sea obstáculo a su despropósito y enajenación de megalómano enfermizo.
 
Y todo está en el principio de su gobierno represivo, con su palabra falsa, de fariseo que como dice el diccionario es una persona hipócrita que finge una moral, unos sentimientos y una generosidad que no posee, pues, al contrario, está embebido con soberbia de su capacidad de borrar del mapa a todo ser humano que se oponga a su descabellada tiranía que se caracteriza por el abuso, la imposición excesiva del poder a punta de fuerza y superioridad.
 
 A la orden de Coordinador General el partido LIBRE, Manuel Zelaya Rosales, líder de la oposición nacional, todos los colectivos de base deberán analizar este gobierno que, practicando el poder público para implantar y reforzar el neoliberalismo desastroso, realiza todas las acciones pertinentes, a fin de que todo esté en el orden de una tabula rasa, donde las moscas vuelen sin hacer el mínimo ruido de distracción o protesta social.
 
Galel Cárdenas es escritor hondureño
 
https://www.alainet.org/es/active/73672
Suscribirse a America Latina en Movimiento - RSS