¿Saldrá trasquilado Uribe?

Frida Modak

24/05/2014

Opinión

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A una semana de las elecciones presidenciales de Colombia se desató un escándalo en el centro del cual se encuentra el ex presidente Álvaro Uribe, quien ni es candidato ni ocupa algún cargo que explique por qué juega un rol de primera figura.

Uribe es, y ha sido, una figura controvertida, hombre autoritario, fue electo y reelecto como presidente, intentó modificar la constitución colombiana para postular a un tercer mandato, pero la Corte Suprema determinó que eso no era posible y rechazó sus planteamientos.

El episodio estuvo a punto de generar un conflicto de poderes y Uribe no tuvo más remedio que aceptar lo establecido en la constitución. Pero no por eso ha admitido que ya es un ciudadano igual a los demás y continúa intentando gobernar a Colombia.

En su lugar fue postulado y elegido el presidente actual Juan Manuel Santos, a través del cual Uribe trató de seguir gobernando, lo que no logró. Ha dividido de hecho al Partido Liberal y apoya una candidatura opuesta al actual presidente, el que sí puede postular a un segundo mandato, como lo está haciendo.

En su cuenta de Twitter, Uribe escribió una columna de crítica a su sucesor, en la que relata cómo incorporó a Santos a su gabinete diciéndole “lo nombro Ministro de Defensa para que sea Presidente”.

Y más adelante, al aludir a las negociaciones de paz con las FARC iniciadas por Santos, se declaró angustiado de que el país, que en su opinión estaba “energizado por el optimismo de la seguridad” terminara “en el albur reconocido por el Presidente que hace pocos días dijo “y si me suena la flauta”.

El caso es que a Santos le sonó la flauta y tras reuniones que se prolongaron por dos años, por primera vez un gobierno colombiano llega a un acuerdo con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, las FARC, que años antes habían hecho pública su propuesta para un gobierno democrático.

El origen de la violencia

La violencia en Colombia no fue consecuencia del surgimiento de las FARC, las que surgieron como una forma de respuesta a la violencia existente en el país, como consecuencia de la pugna por el poder.

La violencia ha sido una constante desde que Colombia se independizó de España en 1819. Las confrontaciones entre liberales y conservadores fueron sangrientas, llegando al extremo de que cada bando tuviera su propio ejército, del tamaño que fuera.

A comienzos del siglo veinte, el resumen de los hechos de violencia incluía una revolución conservadora, 9 guerras civiles de carácter nacional y 14 de carácter local, 2 guerras con Ecuador, 3 cuartelazos y 11 constituciones.

Los relatos de la época son estremecedores, las confrontaciones entre los dos grupos políticos se traducían en incursiones en las propiedades agrícolas de los adversarios, los que también tenían su grupo armado y al término de la confrontación se podían encontrar cabezas colgadas a la entrada de los predios como trofeos.

En medio de estas confrontaciones, los conservadores gobernaron durante varias décadas y luego les tocó el turno a los liberales, que en 1946 fueron derrotados al postular a dos candidatos, uno centrista y otro izquierdista, Jorge Eliécer Gaytán.

Con los conservadores volvió la violencia y en esta etapa se produjo el asesinato de Gaytán, lo que dio origen a una gran protesta popular, conocida como el bogotazo, que puede considerarse como el punto de partida de situaciones que perduran.

En esta etapa surgieron 36 grupos guerrilleros, formados tanto por liberales como por conservadores, las cárceles estaban atestadas y fue entonces cuando miles de familias optaron por irse a vivir a las montañas, cuestión que ciertos sectores colombianos prefieren olvidar.

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