Año nuevo con viejos retos
15/01/2005
- Opinión
Mal estamos si comenzamos 2005 con idénticas inquietudes y
retos que en 2004. Mal: es decir, en el estancamiento y sin
ver la luz al fondo de nuestras injusticias.
Un ejemplo de lo anterior se encuentra en la muy sensible
cuestión tributaria. A inicios de 2005, los gobernantes
guatemaltecos manifiestan –una vez más- la voluntad de
retomar el Pacto Fiscal; la disponibilidad a impulsar el pago
de tributos; y, sobre todo, la necesidad de discutir y
definir "qué tipo de país queremos".(1) Idénticos
compromisos que los asumidos (e incumplidos) el primer año de
la administración de Oscar Berger.
Durante 2004, no existieron esfuerzos gubernamentales
sostenidos para incrementar la carga tributaria al porcentaje
exigido por los Acuerdos de Paz (12%) lo que hubiera
implicado, especialmente, que los que nunca han pagado o
pagan por debajo de sus posibilidades se incorporaran a la
dinámica tributadora y al esfuerzo de solidaridad y
construcción colectiva de un país. "El presupuesto 2005
contempla una carga tributaria del 9.7% al 10.0% del PIB.
Esta incluye artificios y cambios contables que, si no se
hubiesen realizado, harían la carga tributaria inferior a la
del periodo 2003 – 2002 (10.3% - 10.6% del PIB).(2)
Así, más allá de la retórica, la Política Fiscal del actual
gobierno se caracteriza por la simplificación y reducción,
tanto de las necesidades reales como de los compromisos
adquiridos, especialmente en el Acuerdo sobre Aspectos
Socioeconómicos y Situación Agraria.
Se reduce permanentemente el objetivo de incrementar la carga
tributaria al 12%, objetivo inicialmente previsto para el año
2000 y que a partir de esa fecha debería haber sido
progresivamente incrementado.
Además, el gobierno parece ignorar que detrás de la no-
tributación descansa una cultura de insolidaridad e intereses
sectoriales, que hay que comenzar a atacar para construir un
país incluyente. Es decir, el aspecto tributario es la señal
más visible de una sociedad discriminadora y el estancamiento
de la carga tributaria (des)dibuja un país detenido en su
secular injusticia.
En este punto, la definición de la Política Fiscal y la
estructura tributaria es también una disputa cultural donde
hoy las fáciles consignas de No más impuestos y No al
terrorismo fiscal se imponen sobre una práctica en la que
todos, especialmente los que más tienen, aporten al esfuerzo
común denominado Guatemala. Una vez más en nuestra historia,
lo sectorial predomina sobre lo integral y el individuo sobre
la comunidad.
Qué Estado y qué país tenemos
Sin incremento de la recaudación vía impuestos, sin un Estado
fuerte y consolidado, sin cambios culturales, la inversión
social y las acciones del gobierno no pueden pasar de
"enderezar y pintar el carro" sin entrar a componer el "motor
y el sistema eléctrico" como afirma Virgilio Álvarez a
propósito de algunas medidas del Ministerio de Educación:
"Sus logros son equiparables a los que sufre un carro cuando
está en el taller de enderezado y pintura, pues, aunque lo
hecho ha levantado polvo y expresiones de admiración, estamos
aún en las cuestiones externas del sistema escolar, sin que
hayamos llegado a resolver las cuestiones de fondo"(3)
En esta línea, el COS afirma: "El gasto publico será
equivalente a menos del 13% del PIB. El Estado contará con
menos recursos y gastará menos (como proporción del PIB) que
en 2004 y 2003. El gasto social tiene un ligero incrementó al
pasar de 5.3% del PIB en 2004 a 5.6% en el 2005, el cual es
insignificante para atender las grandes brechas de
desigualdad y pobreza. El gasto del Ministerio de Salud se
reduce en términos reales y respecto al PIB. El Presupuesto
de Educación es de 2.7% del PIB, y esto porque se traslada el
rubro de los almuerzos escolares del MAGA al MINEDUC. El
crecimiento presupuestario en educación incluyendo la
alimentación escolar, daría como resultado una reducción real
por habitante".(4)
La discusión que supuestamente plantea el gobierno: qué tipo
de estado y país queremos, se vuelve aquí irrelevante. La
actual estructura tributaria delimita dramáticamente el país
que tenemos y nos condena a repetirlo año tras año. En este
contexto, las declaraciones gubernamentales parecen meramente
retóricas. Demagogia vertida en promesas de nuevo año.
También, una oportunidad menos para enderezar el torcido y
desigual derrotero de este país.
Notas:
(1) María Antonieta de Bonilla, Ministra de Finanzas, declaraciones de prensa.
(2) "Presupuesto 2005: Una oscura negociación entre Gobierno y Genocidas" de Colectivo de Organizaciones
Sociales, COS, noviembre de 2004.
(3) Virgilio Álvarez, Siglo XXI, 12 de enero de 2005.
(4) COS, Op. Cit.
*Memorial de guatemala, n. 29, 15 de enero de 2005
https://www.alainet.org/es/active/7426
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