Los sucesos de Bagua y el patético pensamiento colonialista
04/06/2014
- Opinión
Hoy se cumplen 5 años de los trágicos sucesos en Bagua, pareciera que a partir del 5 de junio del 2009, los peruanos recién nos hemos ido enterando que en Perú hay personas de comunidades indígenas que habitan en esas zonas y son guardianes de la Amazonía hace miles de años.
Una parte de estos guardianes de la Amazonía ̶ entre 1,500 y 2,000 personas de comunidades nativas Awajún y Wampis ̶, decidieron alzar su voz de protesta y reclamo contra medidas legislativas que iban contra su derecho al territorio y a los recursos naturales. Lo que nunca se menciona ni se sabe en Lima (Perú formal que siempre ignora al Perú real), es que estas protestas fueron una acción final después de más de dos años de diversas gestiones y demandas públicas de las organizaciones indígenas (cartas, petitorios, reuniones, pronunciamientos, mesas de diálogo, etc)1, solicitando que se respete su derecho al territorio, pedido de respeto frente a las empresas extractivas, cuyos miembros no los consideran como ciudadanos igual que ellos y por lo tanto, no se reconoce su capacidad para decidir su propio desarrollo y entablar un diálogo justo y respetuoso respecto a su derecho más importante: el territorio donde habitan.
El pedido de respeto que hicieron las comunidades amazónicas, también fue dirigido a instituciones estatales que no ejercieron ni ejercen su rol de ser garantes de sus derechos, por el contrario, dan muestras frecuentes de que son sólo garantes de los intereses de las empresas extractivas.
Lamentablemente, el paro y la protesta amazónica del 5 de junio de 2009 duró aproximadamente 52 días y tuvo un trágico final: 33 personas muertas, 200 heridos y un desaparecido. Diversos testimonios indican que el 4 de junio de 2009, los dirigentes amazónicos y las autoridades estatales habían firmado un acta de despeje de la vía Fernando Belaunde Terry,el acuerdo fue el retiro de las personas a partir del media mañana del día del 05 de junio, dándose con esto por levantada la toma de la carretera y habiéndose acordado el retorno de los amazónicos a sus pueblos y comunidades de origen en las cuencas de los ríos de Condorcanqui, Imaza (Bagua) y otras. Sin embargo, desde el Ministerio del Interior se decidió realizar de todas maneras una intervención a cargo de la DINOES, con lo cual, se inició la sangrienta madrugada del 5 de junio, con un repaso de helicópteros y disparos de ametralladoras en la zona.
Cinco años después estamos ante el inicio del primer patético juicio oral: “Las muertes en la Curva del Diablo”, donde se están procesando a 53 personas (23 de ellos indígenas) y siguen en curso tres juicios adicionales. Me pregunto ¿cuántos peruanos conocemos al menos cuestiones generales de la vida de las comunidades nativas en el Perú?. Lamentablemente, las personas de las comunidades del Perú continúan siendo invisibles y todavía son considerados por muchos como salvajes y semi-civilizados. Esta es la lógica general y la perspectiva de muchos actores de la sociedad peruana, que pocos esfuerzos hemos realizado por conocer, valorar y respetar la riqueza cultural de estos pueblos, que por supuesto tienen un pensamiento diferente, costumbres distintas, formas de socialización particulares y una visión del mundo y de desarrollo a su manera.
Hay ejemplos muy interesantes de cómo estos pueblos tienen mayor apertura que nosotros y van conociendo y apropiándose de algunos elementos de nuestra cultura y hacen enormes esfuerzos por aprender -aunque sea un poco- el idioma español para no ser tan invisibles. Son estas comunidades que hoy tienen proyectos productivos interesantes, como por ejemplo laexportación de cacao de alta calidad a Holanda, un ejemplo valioso de aporte al desarrollo del Perú, que es impulsado por las comunidades awajún y wampis del Cenepa (frontera con el Ecuador).
Es muy raro todavía ver en el Perú a personas y funcionarios públicos que miren con respeto a las personas de las comunidades campesinas y nativas, el menosprecio a sigue siendo bastante general y frecuente. La falta de acceso a la educación formal es vista siempre como un indicativo de ignorancia, aun sabiendo que las culturas ancestrales del Perú, han sido y son básicamente orales, dondelos valores, las costumbres, las visiones del mundo y la sabiduría, se siguen transmitiendo oralmente de generación en generación.
Lamentablemente, este menosprecio se concreta en el juicio oral en curso, sobre los acontecimientos en Bagua, donde el sistema judicial no es capaz de asegurar un juicio con una mirada intercultural, donde los traductores, los peritajes antropológicos, el análisis de costos y pobreza, las distancias geográficas y las dificultades para los traslados de los imputados, sean elementos centrales del análisis y la toma de decisiones; de manera que pueda asegurarse una administración de justicia a la altura de un país democrático que se define como respetuoso de la igualdad de derechos.
Pongámonos por un instante en el lugar de un procesado indígena, que por supuesto tiene una vida valiosa como la usted y sus hijos, ¿quién de ustedes podría entender un juicio realizado en alemán ó ruso, sería justo que toda una audiencia se lleve en este idioma y usted no se esté enterando de nada?, ¿cómo podría usted ejercer su derecho de defensa lo mejor posible si no puede expresarse en el idioma de los jueces y fiscales?;por otro lado, ¿quién de ustedes podría costear los traslados a la ciudad de Bagua, que en el mejor de los casos será la asistencia 16 veces a las audiencias, si el costo de cada traslado es aproximadamente de 500 soles?, pues así de absurdo y patético serán estos juicios para los indígenas, que por supuesto no cuentan con ingresos fijos ni de 200 soles por mes, cada persona deberá costear por lo menos 8,000 soles para estar presente en las audiencias y no se ordene su captura “de grado o fuerza”. Todavía tengo esperanzas de que se realice un juicio justo y sobre todo que se respeten los derechos de otros peruanos, diferentes a nosotros pero igualmente valiosos.
1 La Verdad de Bagua. Informe en minoría de la Comisión Especial para investigar y analizar los sucesos de Bagua. Manacés Valverde y Gómez Calleja. Junio 2013. Pág.229-255
- Cecilia Serpa Arana es Abogada del Área de Pueblos indígenas IDL
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