A 25 años de la Masacre en la Embajada de España: La lucha sigue
31/01/2001
- Opinión
Comunicado conjunto de las organizaciones que participan en la Convergencia “31 de Enero”
Hoy, hace 25 años, una delegación de campesinas y campesinos indígenas del norte del Quiché, acompañados por campesinos de otras partes del país, un obrero, un poblador y cuatro estudiantes, muchas y muchos de ellos cristianos, tomaron pacíficamente la Embajada de España como último recurso para dar a conocer nacional e internacionalmente la represión estatal que se vivía en el país y particularmente en esa región.
Desde 1975, una vez más, el gobierno había optado por responder con represión, selectiva en algunos casos y generalizada en otros, a los procesos organizativos y a las demandas de tierra, mejores salarios y condiciones de trabajo en el campo y la ciudad, mejores condiciones de vida, educación, vivienda, salud y otros derechos básicos que un Estado está en obligación de garantizar.
Las fuerzas represivas del Estado, violando la extraterritorialidad de que gozan las sedes diplomáticas, asaltó y prendió fuego al edificio, con todo y sus ocupantes. Como resultado de esta acción represiva, murieron en la Embajada y en hechos posteriores ligados a estos acontecimientos un total de 41 personas, entre los que se encontraban además un ex vicepresidente, un ex canciller, empleados y visitantes de la Embajada. Una vez más, el régimen demostraba que no estaba dispuesto a respetar ni la legalidad del país, ni los convenios internacionales, los que violaron descaradamente.
Lo que siguió fueron niveles mayores de aplicación de la política contrainsurgente del Estado.
Este hecho llenó de dolor y luto no sólo a los familiares, amigos, compañeras y compañeros cercanos a las víctimas, sino también a amplios sectores de la población. Sin embargo, lo que parecía un revés para el movimiento popular y democrático, se convirtió en indignación, conciencia y mayor decisión de lucha por cambiar al país, lo que llegó a expresarse incluso en la consigna de “A derrocar el gobierno de Lucas e instaurar el gobierno revolucionario, popular y democrático”.
Años más de lucha pasaron hasta que en diciembre de 1996 se llegó a la Firma de la Paz, con lo que se ponía fin al conflicto armado interno de 36 años en el país. Se abrió así la posibilidad de cambiar por medios políticos las condiciones económicas, sociales, políticas y culturales injustas y excluyentes que fueron las causas del enfrentamiento.
Sin embargo, ninguno de los gobiernos que firmaron la paz y posteriores a éste han tenido un compromiso real con el cumplimiento de los Acuerdos. Poco a poco, pese a su validez como agenda básica para la transformación de Guatemala en un país democrático, multiétnico y pluricultural, con justicia social, los Acuerdos se han ido diluyendo y se impone la agenda neoliberal que busca favorecer a unos pocos, en detrimento de las mayorías.
Pasados 25 años, aunque se han producido algunos cambios políticos, prevalecen las condiciones económicas, sociales y culturales que provocaron la confrontación. Más aún, en muchos aspectos hay un deterioro y regresión.
Hoy tenemos un gobierno empresarial, que favorece el avance neoliberal y los negocios que enriquecen a unos pocos, como el de la minería que mucho daño hace al país a cambio de migajas. Además, es un gobierno que está nuevamente por la represión en lugar del diálogo y la negociación para solucionar los conflictos. Sólo como ejemplos recientes, mencionemos la matanza de campesinos de la Finca Nueva Linda, en el mes de agosto pasado, la represión en Sololá, durante la cual fuerzas combinadas actúan en defensa de intereses extranjeros, mientras la población indígena y campesina protege las entrañas de la Madre Tierra. Y hace pocos días, en la Finca Corozo, Suchitepéquez, la prepotencia de un finquero y sus ejércitos privados segaron la vida de siete campesinos. La persecución y la amenaza en contra de dirigentes populares y defensores de los derechos humanos, es cotidiana.
Por eso, al cumplirse 25 años de aquel 31 de Enero, las organizaciones que hemos coincidido en este esfuerzo por recordar a nuestras y nuestros héroes, queremos ratificar la obligación del Estado de atender las necesidades y demandas de sus ciudadanos. Para ello, la sociedad civil ha formulado varias propuestas que deben ser atendidas.
Demandamos:
Fin de la impunidad, es decir, aplicación de la justicia. Particularmente, demandamos que se dé seguimiento legal al caso de la Masacre en la Embajada de España, enjuiciamiento a los responsables materiales e intelectuales de este hecho, de los crímenes ejecutados bajo el mandato de Ríos Montt, así como los crímenes recientes cometidos en contra de población campesina e indígena. Los crímenes de lesa humanidad no prescriben.
Resarcimiento efectivo a las víctimas de la represión estatal durante el conflicto armado y durante los hechos recientes.
Atención a la conflictividad agraria. Retomar las propuestas de Reforma Agraria Integral con desarrollo rural, de reformas al Código de Trabajo, de Reforma Educativa, entre otras. Aprobación de la Ley de Catastro.
Respeto y vigencia efectiva de los derechos de los Pueblos Indígenas. Cumplir, con prontitud, los compromisos adquiridos en el Acuerdo sobre Identidad y Derechos de los Pueblos Indígenas, del Acuerdo sobre Aspectos Socio-económicos y Situación Agraria, así como en el Convenio 169.
No más violencia contra las mujeres y la juventud.
Cumplimiento efectivo de los Acuerdos de Paz.
Hacemos un llamado al Presidente Oscar Berger para que recapacite y dé nuevo rumbo a sus políticas. No creemos que sea su deseo e interés el pasar a las páginas de la historia al mismo nivel que lo han hecho Ríos Montt, Lucas García, Mejía Víctores ni cualquiera de los otros represores que han llenado de luto y dolor a las familias guatemaltecas.
A la vez, hacemos un llamado a la unidad de acción de todas y todos los que queremos una Guatemala más humana, más justa, que dé oportunidades a todas y todos sus ciudadanos, reconociendo y valorando la diversidad. “... una patria donde todas y todos coman, donde los niños rían y donde los secuestros, asesinatos, masacres y torturas económicas, políticas y sociales sean una vieja y desagradable historia...”
GLORIA A LOS COMPAÑEROS Y COMPAÑERAS HEROES DEL 31 DE ENERO.
PORQUE EL COLOR DE LA SANGRE JAMAS SE OLVIDA,
¡¡DEMANDAMOS JUSTICIA ¡¡
Convergencia “31 de Enero”
Comité de Unidad Campesina – CUC –
Majawil Q’ij
Ukux B’e
Centro de Acción Legal para la Defensa de los Derechos Humanos – CALDH –
Sector de Mujeres
Grupo de Apoyo Mutuo – GAM –
Fundación Rigoberta Menchú Tum
Fundación Guillermo Toriello
Grupo por la Recuperación de la Memoria Histórica de la Facultad de Medicina
Fundación Mario López Larrave
Asociación de Estudiantes de la Normal
Fundación Manuel Colom Argueta
Fundación de Antropología Forense de Guatemala – FAFG –
Jóvenes por el Cambio, en el contexto de las actividades de “Hace 25 años, ¿y vos dónde estabas?
HIJOS
Asociación Comunicarte
MANIFESTARTE
Majawil Q’ij
Ukux B’e
Centro de Acción Legal para la Defensa de los Derechos Humanos – CALDH –
Sector de Mujeres
Grupo de Apoyo Mutuo – GAM –
Fundación Rigoberta Menchú Tum
Fundación Guillermo Toriello
Grupo por la Recuperación de la Memoria Histórica de la Facultad de Medicina
Fundación Mario López Larrave
Asociación de Estudiantes de la Normal
Fundación Manuel Colom Argueta
Fundación de Antropología Forense de Guatemala – FAFG –
Jóvenes por el Cambio, en el contexto de las actividades de “Hace 25 años, ¿y vos dónde estabas?
HIJOS
Asociación Comunicarte
MANIFESTARTE
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