Libro Amarillo: 43% de personas archivadas fueron victimizadas

30/09/2014
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Ex militares exigen que Ministerio de Defensa certifique veracidad del documento y explique los motivos de su compaginación
 
Tres días después que saliera a la luz pública “El Libro Amarillo”, un documento del Ejército salvadoreño con nombres de cerca de 2.000 personas consideradas como opositores al gobierno durante el conflicto armado (1980-1992), el análisis efectuado al documento permite establecer que el 43 por ciento de dichos nombres fue víctima de desaparición, tortura o asesinato.
 
Phil Neff, investigador del Centro de Derechos Humanos de la Universidad de Washington, entidad que divulgó el libro, afirma que al cotejar los nombres del Libreo Amarillo con al menos cuatro bases de datos de víctimas del conflicto, se concluyó que el 43 por ciento de los nombres fue sometido al “terrorismo de Estado”.
 
Según comentó el investigador estadounidense mediante una videoconferencia, las bases de datos que permitieron dicha conclusión son las denuncias recibidas por el Comité de Derechos Humanos de El Salvador (CDHES), Socorro Jurídico y dos bases de datos del informe de la Comisión de la Verdad, conformado después de los Acuerdos de Paz.
 
Neff agregó que la expectación por conocer el análisis efectuado al Libro Amarillo ha sido tan grande, que desde el domingo en que se publicó el sitio unfinishedsentences.org, hasta el martes por la mañana, se registran más de 80.000 visitas.
 
Además señaló que el Libro Amarillo puede ser un elemento que permita identificar un patrón de ayuda estadounidense a los servicios de inteligencia militar de El Salvador y Latinoamérica. Esto debido a que un documento similar del Ejército de Guatemala, conocido como el “Diario Militar”, fue también divulgado unos meses atrás.
 
Bernabé Recinos, miembro del Comité de ex Presos Políticos de El Salvador (COPPES) y una de las personas que aparece en el Libro Amarillo, aseguró por su parte que en base a documentos desclasificados del Departamento de Estado estadounidense, había un plan para aniquilar a quienes participaban en las organizaciones sindicales y revolucionarias.
 
El Libro Amarillo, atribuido al Estado Mayor Conjunto de la Fuerza Armada, fue descubierto por “casualidad” durante una mudanza y luego enviado a Estados Unidos, según afirmó el director del CDHES, Miguel Montenegro.
 
En su portada identifica a las personas archivadas como “delincuentes terroristas del FMLN/FDR” y además contiene este acápite: “Que lo usen, sacar fotocopia de fotografías y ponerlo en boletinero para que conozcan a sus enemigos”.
 
“Soy de las personas que fue capturada, torturada y mi familia fue capturada y desaparecida (…) ¿Dónde está mi esposa, dónde está mi hija?”, mencionó Recinos, quien explicó cómo su familia fue sacada de su casa en 1987 por elementos de la extinta Policía de Hacienda vestidos de civil, y sostiene en base a relatos de testigos que ellas estuvieron en las instalaciones de la ex Guardia Nacional y la Policía Nacional.
 
“En el conflicto, todos los que estuvimos presos, guardamos secuelas importantes (…) Los traumas han sido grandes”, añade Recinos, quien a casi 30 años de su tragedia, exige al Estado que esclarezca la verdad de los hechos y puedan llevarle a él y sus compañeros, verdad, justicia y reparación.
 
Ex militares niegan haber conocido el libro
 
Bernabé Recinos señaló que en base a los análisis efectuados al Libro Amarillo, esta serie de documentos era manejada a nivel de todos los cuarteles del Ejército durante la guerra civil. Sin embargo, dos ex oficiales castrenses negaron que este documento fuera del conocimiento de toda la institución armada.
 
El ex coronel y actual diputado del partido Democracia Salvadoreña, Sigifredo Ochoa Pérez, alega que solo conoció acerca del libro por la publicación de la Universidad de Washington, pero repara en que él solo se dedicaba a “actividades operativas” y que justo en 1987, año en que se terminó de compaginar el Libro Amarillo, ya había pedido su baja. 
 
Ochoa Pérez es señalado por diversas víctimas en comunidades de departamentos en la zona paracentral del país de haber participado en masacres como El Calabozo y el Rio Lempa a principios de los años 80, en operativos conocidos como “tierra arrasada”, que según registros históricos cobraron entre ambas la vida de casi mil personas.
 
“Era algo más relacionado con inteligencia del Estado, de quienes estaban en ese tiempo al mando, así que no tengo conocimiento al respecto”, comentó escuetamente el diputado.
 
Al cuestionársele que el 43 por ciento de estos nombres están relacionados con desapariciones, insistió en desconocer el documento. A la vez que pidió explicación sobre el mismo a las actuales autoridades del Ministerio de Defensa.
 
Similar explicación tiene el también ex coronel y actual asesor legislativo Cesar Reyes Dheming, quien incluso cuestiona la veracidad del Libro Amarillo, al destacar que “la Fuerza Armada no dedicaba su tiempo en elaborar esos informes, sin un por qué”.
 
No obstante reconoció que las Fuerzas Armadas tenían pleno conocimiento de las personas que integraban estructuras insurgentes, y además manejaba información de inteligencia acerca de armamento que obtenía la guerrilla.
 
Reyes Dheming también exige explicaciones al actual ministro de Defensa, David Munguía Payés, por la divulgación de este tipo de materiales. Por otra parte consideró que exista cierta intencionalidad política en el manejo de este tipo de documentos.
 
“Hay un grado de responsabilidad de las actuales autoridades. Hay ONG’S que trabajan para el FMLN, que fueron estructuras de apoyo económico, se dedican a estas actividades y como que hay momentos en el calendario político, en el que es conveniente sacar esto”, concluye el ex diputado.
 
Miércoles, 01 Octubre 2014
 
 
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