1930-1980: el 50 aniversario del Partido Comunista de El Salvador

30/10/2014
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Las celebraciones del 50 Aniversario del Partido Comunista de El Salvador transcurrieron en la cresta de una ola revolucionaria muy parecida a la de enero de 1932. Se había configurado una situación revolucionaria en la que los de arriba ya no podían seguir dominando como lo habían venido haciendo hasta ahora y los de abajo rechazaban con mucha energía esa dominación.
 
Las clases dominantes propugnaban por realizar a principios de los años ochentas una brutal masacre estilo 1932 que alejara de nuevo por décadas el peligro de una revolución y lo intentaron mediante una feroz  represión, pero fracasaron. Por su parte, los Estados Unidos se orientaron por insertar un componente de reformas a la estrategia contrainsurgente, para arrebatarle banderas a la izquierda, y también fracasaron.
 
Ni reformas  ni represión lograron en esta ocasión detener o mediatizar al movimiento revolucionario, que por su parte, unificó sus fuerzas dispersas por una década y pacientemente logró la construcción al norte del país de un invencible ejército popular así como de territorios bajo control guerrillero. No fueron fusilados como ocurriera en 1932 y sus principales dirigentes a partir de 1994 se convirtieron en alcaldes, diputados, magistrados, ministros e incluso presidentes del país.
 
Y aunque finalmente las fuerzas revolucionarias de principios de los años ochenta   no lograron apoderarse del poder del estado y obtener la victoria popular soñada,  tampoco pudieron ser destruidas y lo que se impuso fue una década de Guerra Popular Revolucionaria, la cual concluyó con unos Acuerdos de Paz en 1992,  que modificaron profundamente el sistema político del país, sacando al ejército del escenario político, aunque dejando intacto el sistema capitalista de producción y distribución económica.
 
Han pasado dos décadas desde los Acuerdos de Paz. Las clases dominantes confiaban y esperaban que a partir de 1992 en el marco de un régimen democrático, y mediante elecciones pudiera reducir las fuerzas de izquierda a un movimiento simbólico pero inofensivo. Y no obstante que como ARENA lograron afianzarse del gobierno durante veinte años, en 2009 perdieron el ejecutivo, y lo volvieron a perder en el 2014. Y el FMLN se estableció legalmente en cada uno de los 262 municipios del país y en la diáspora. Y es hoy una fuerza política, social, y económica poderosa.
 
A continuación y en el marco de esta historia de las ideas políticas que estamos realizando, al explorar la visión marxista, describimos  la visión de los comunistas salvadoreños en ese lejano marzo de 1980, cuando nadie se imaginaba ni en la derecha ni en la izquierda, que venía una larga guerra de doce años y mucho menos se imaginaba que iba  a ser resuelta mediante el diálogo y la negociación. Cosas veredes, amigo Sancho.
 
Manifiesto del Partido Comunista de El Salvador en Ocasión del 50 Aniversario de su Fundación
 
La fundación del PCS en 1930 considera este manifiesto “obedeció  a la necesidad histórica del proletariado salvadoreño de tener su propio partido de clase que dirigiera y orientara a las masas trabajadoras, de la ciudad y del campo, hacia la conquista de sus más sentidas y acuciantes reivindicaciones económico-sociales, políticas y culturales, hacia la conquista de una democracia verdadera, la emancipación del dominio imperialista sobre nuestra patria y el logro de nuestra verdadera independencia nacional, hacia la liberación social, el fin d el explotación del hombre por el hombre.”
 
Reconoce que “nació hace medio siglo en la clandestinidad y desde entonces ha venido en esa situación. El carácter revolucionario de nuestro Partido ha sido la causa fundamental de su existencia clandestina, que le ha sido impuesta por la persecución y represión en su contra, de los gobiernos que se han sucedido a lo largo de ese tiempo.”
 
Considera que “fue fundado hace 50 AÑOS para cumplir su papel de vanguardia organizada y revolucionaria del proletariado, para conducir al pueblo salvadoreño hacia la conquista de un futuro sin explotadores ni explotados, sin clases sociales , en que el trabajo será la fuente de la prosperidad y la felicidad de todos y no de la riqueza y el poder de unos pocos, que condenan a la miseria y el atraso a la mayoría trabajadora y le imponen sus designios a sangre y fuego, como hoy.”
 
“Nuestro Partido, recién nacido, con escasa experiencia, a pesar de las condiciones adversas para la insurrección, para cuyo estallido jugó un papel apremiante la desesperación de las masas provocadas deliberadamente por el gobierno y las clases dominantes, cumplió con su deber histórico de no abandonar a los trabajadores a su propia suerte y se decidió, en cambio, a encabezar aquella insurrección indetenible y  a luchar hasta las últimas consecuencias.”
 
Estima que “a pesar que nuestro Partido fue golpeado dura y sangrientamente en 1932, reduciéndolo casi a la nada, logró recuperarse paso a paso, gracias a una heroica y tesonera labor de unos pocos camaradas, realizada en condiciones extremadamente difíciles, hasta situarse como una de las principales organizaciones protagonistas de la historia político-social de El Salvador.”
 
Subraya que “en todos los acontecimientos políticos relevantes en la historia  nuestro pueblo, de 1930 a la fecha, el PCS ha jugado un papel destacado como genuina organización revolucionaria del proletariado salvadoreño: Desde antes del surgimiento del Partido y, con mucha mayor fuerza y eficacia desde su nacimiento, los comunistas fueron los incansables encausadores y organizadores del movimiento obrero y campesino de los años veinte, que tuvieron su máxima expresión en la gloriosa Federación Regional de Trabajadores Salvadoreños…”
 
Precisa que “las experiencias positivas y negativas, los aciertos y errores del PCS forman fundamento y parte inapreciable de la riqueza práctico-teórica del movimiento revolucionario y democrático de nuestro pueblo, inspiran y orientan el diario quehacer revolucionario del propio PCS. Somos un Partido maduro no por le mero hecho de haber vivido medio siglo, sino porque desde hace tiempo poseemos una clara visión de nuestra realidad y una línea política general correcta, basada en nuestra multifacética e intensa experiencia.”
 
Recuerda que “durante 40 años d su vida, el PCS fue un abanderado luchador solitario d las ideas marxistas leninistas, de la causa obrera, del anti-imperialismo, de la democracia popular y el socialismo. El trabajo del PCS abrió espacios a nuevos sectores democráticos y revolucionarios con la difusión de las ideas de vanguardia, con la formación de incontables cuadros, con la educación política de grandes masas y con su ejemplo de luchador inclaudicable.”
 
Explica que “la aparición de nuevas organizaciones revolucionarias vino ligada por años a un proceso de división de la izquierda. El PCS reconoce que no estuvo en aquel momento a la altura que las exigencias revolucionarias demandaban y no pudo encausar adecuadamente tales inquietudes. Ciertos errores ideológico-políticos y debilidades para la aplicación correcta de su línea política en los últimos años de la década de los sesenta, condujeron a la dispersión ideológica y a que las otras organizaciones revolucionarias surgieran procurando negar al PCS.”
 
Analiza que “el surgimiento de tales organizaciones, a pesar de sus errores, imprimió dinamismo al quehacer revolucionario, estimulado por la emulación, y le permitió alcanzar el dominio de nuevas y superiores formas de organización y acción, especialmente de la lucha armada.”
 
Agrega que “el esfuerzo por cohesionar a la vanguardia dispersa se convirtió para el PCS poco tiempo después, pero especialmente a partir de 1976, en una tarea primordial de orden estratégico. La unidad de las fuerzas revolucionarias ha comenzado a lograrse desde losa cuerdos alcanzados en diciembre d 1979, los cuales no hubieran sido posibles exclusivamente por nuestra disposición unitaria, sin los esfuerzos y disposición que en ellos pusieron las FPL y la RN, que habían llegado ala misma conclusión de que la unidad de las fuerzas revolucionarias es una necesidad estratégica.”
 
Por otra parte “el PCS inclina su roja bandera en señal d admiración, reconocimiento y gratitud ante la memoria de los miles de mártires y héroes de la lucha de nuestro pueblo por su liberación, militante de todas las organizaciones revolucionarias y democráticas, durante los últimos 50 años. José Dimas Alas, Felipe Peña, Lil Milagro Ramírez, Carlos Mauricio Arias, Leonel Arevalo, Rafael Arce Zablah, Manuel Castilo, Sacerdotes Rutilio Grande y Alfonso Navarro, Capitán Máximo Morelli, Fernando Martín Espinoza, Mario Zamora Rivas.”
 
“El PCS salud de todo corazón a las organizaciones revolucionarias hermanas, las FPL y la RN; en conjunto con ellas hemos puesto en marcha el proceso que unirá a todo el pueblo y lo conducirá a la victoria definitiva. Saludamos a las demás organizaciones revolucionarias que habrán de integrarse a esta unidad invencible, para encabezar la revolución., ERP y PRTC. A todos ellos decimos: ¡El enemigo jamás debe volver a encontrarnos divididos!”
 
Establece que “ya no puede caber duda…que la paz solo pude alcanzarse por medio de la lucha armada, conquistando el poder, destruyendo la maquinaria sanguinaria y perversa de la dictadura militar, y creando un Gobierno democrático revolucionario que garantice la libertad para el pueblo hoy reprimido, que realice los profundos cambios estructurales…”
 
Se plantea como tareas decisivas las de “unir más y más las fuerzas revolucionarias, forjar el más amplio frente unido de estas con las demás fuerzas democráticas, empuñar las armas revolucionarias con firme decisión, disponerse a resistir incluso la agresión militar del imperialismo, prepararse seriamente a realizar la gran ofensiva final por nuestra liberación y realizar un gran trabajo por ganar una inmensa solidaridad internacional con nuestra causa…”
 
Finalmente saluda “al gran partido de Lenin, al PCUS, al Partido Comunista de Cuba, a los partidos Comunistas de Centro América y a todos los partidos integrantes del Movimiento Comunista Internacional…que aportan con su solidaridad a  la causa de nuestro pueblo.”
 
PCS condena asesinato de Monseñor Romero. 24 de marzo de 1980
 
“Con este malvado crimen- expresan los comunistas salvadoreños- los fascistas y sus amos oligarcas han querido silenciar la más clara, alta y valiente vos de  Iglesia comprometida con su pueblo; han pretendido atemorizar a todas las fuerzas y personas que luchan por el respeto a la dignidad y los derechos humanos y privar al pueblo salvadoreño de un auténtico líder.”
 
Considera que “los autores intelectuales y materiales de este abominable crímen … creen que con la muerte de Monseñor Romero se detendrá la lucha popular y podrán ellos seguir explotando y oprimiendo a nuestra patria, como lo han venido haciendo durante toda su historia.”
 
“El PCS, al condenar con la mayor indignación y energía el asesinato de Monseñor Romero, expresa su solidaridad al clero católico progresista y en este momento difícil acompaña en su dolor al pueblo salvadoreño el cual responderá sin duda aumentando su lucha y reafirmando su decisión de alcanzar su liberación plena, derrocando al feroz dictadura reaccionaria y constituyendo su propio Gobierno Democrático Revolucionario.”
 
Expresa que “Monseñor Oscar Arnulfo Romero, fiel a los principios religiosos de una Iglesia comprometida con el pueblo, lo mismo que al surgir hace dos mil años de las filas de los pobres y en contra de la dominación esclavista, fue calumniado, amenazado y por último asesinado por los enemigos de siempre del pueblo salvadoreño, hoy fascistas, oligarcas y agentes del imperialismo yanqui.”
 
Compara que “el compromiso popular de Monseñor Romero, ganó el corazón de nuestro pueblo, de un modo comparable a la devoción que las masas henchidas de patriotismo profesaron hacia el padre José Matías delgado, prócer de la independencia y forjador del indomable espíritu de resistencia frente a la invasión militar extranjera del llamado Imperio mexicano de Iturbide.”
 
Concluye diciendo que “Monseñor Oscar Arnulfo Romero y Galdámez, vivió sus cortos años de Arzobispo junto a su pueblo, lucho con él y por él ofrendo su vida. Su sacrificio no será en vano, el pueblo salvadoreño no será derrotado, acrecentará aún más su lucha y su decisión de combatir hasta vencer.¡¡ Monseñor Oscar Arnulfo Romero y Galdámez, hasta la victoria siempre!!”
 
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