Cuba hacia el 2015

Cuba desde la tozuda e impertinente esperanza (II)

22/12/2014
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¿Del lobo otro pelo aun si canoso, ralo y con tiña? ¿Qué debe esperar Cuba de los EE.UU.  ante la propuesta de normalización de las relaciones diplomáticas?
 
1. Del vilipendio histórico al respeto formal culterano.
 
. Es necesario tener en cuenta que Cuba jamás ha sido respetada como nación por parte de los Estados Unidos. Las relaciones entre los dos países hasta 1959/61 estuvieron signadas por el vilipendio como modo único de semantización hacia la isla por el poder político angloestadounidense. El reinicio de dichas relaciones diplomáticas tiene que implicar hoy, a una dimensión simétrica de éstas pertinente para el reconocimiento como igual del gobierno revolucionario de la isla que se mantiene por más de medio siglo ante el acoso genocida del imperialismo angloestadounidense.
 
Sin formalismo posible –que sería otro modo actualizado a través de la guerra de sexta generación-, por parte de este y los gobiernos estadounidenses que vengan detrás. La propuesta de relaciones entre los Estados Unidos y Cuba semantiza un hito histórico, desde la emergencia de la hegemonía angloestadounidense en 1944, solo superado por el proceso de retirada de las tropas yanquis de Indochina y el levantamiento del bloqueo contra Viet Nam por parte de William Clinton en 1995.
 
. El bloqueo de los gobiernos angloestadounidenses (10) contra Cuba -ilegal, desde la convención de los derechos humanos; de ahí que ellos le llamen desde su propia semiosis anglo, en superioridad codicial, “embargo”-, y que se extiende por más de medio siglo es la operación política de su tipo más extensa en el tiempo, tozuda y estólida de la modernidad desde 1944. La resistencia manifiesta de la población y la revolución cubanas, mucho más excepcional que el excepcionalismo “histórico” angloestadounidense, contra ese engendro político es una evidente victoria de la defensa de la soberanía y la libertad en este hemisferio, suficiente como para “vengar” a Haití (primera Revolución de nuestra región) del vilipendio histórico al que se ha visto sometida por parte de Francia y los Estados Unidos. Quiere esto decir que:
 
. No hay posibilidades de normalización para las relaciones diplomáticas entre Estados Unidos y Cuba, si éstas no implican de manera concluyente e inmediata el levantamiento de ese “embargo”. Y, por supuesto, al desmantelamiento y retirada incondicional, por parte de las tropas estadounidenses de la base naval (ilegal) en Guantánamo. Una alternativa cualquiera a lo anterior semantizaría la continuidad de ese vilipendio histórico. La inclusión de Cuba en la isla –angloestadounidense- de países que auspician el terrorismo es un sofisma político, en delirum tremends, de una hegemonía alcoholizada que pretende olvidar o disimular su crisis orgánica. Una vez cumplidas las condiciones de la perentoriedad antes enunciada para la normalización de las relaciones entre ambos países, cualquier listilla se desvanecerá al fuego de la cordura –más allá de los deseos de muchas personas con muy buenas intenciones, pero con intereses que, lamentablemente, son puestos por sobre la realidad objetiva vigente.
 
. La mayoría de la población cubana durante alrededor de cuatro generaciones ha vivido y resistido dentro de ese inútil y pertinaz bloqueo o guerra económica y política; que ha incluido un programa ancestral puesto en práctica por los servicios de inteligencia, no solo angloestadounidenses, y que ha provocado miles de víctimas inocentes, que a estas alturas alguien pudiera estar interesado en discernir como “daños colaterales”, para ser olvidados en una deshistorización que cierta porción ególatra e indigna de la propia población de la isla, y de algunos cubanos residentes en el exterior, y el mismo gobierno de Barack Hussein Obama, como políticamente prescindibles; es decir, preferiblemente olvidables. La noticia es que si ya se habla de una vuelta a la página, esta se suscita dentro del libro de la misma Historia; dentro de la misma acumulación histórica o cultural. Los vilipendios no son olvidables, menos dentro de la autoproducción capitalista; o se correrá el riesgo de volver a padecerlos.
 
. Somos parte ineludible de un proceso de integración regional en marcha que ya dio frutos. Es decir, a diferencia de hace 56 años, hoy los intereses de los Estados Unidos no son los que rigen los concesos regionales. Un país solitario vale nada sin integración y compromiso solidario con los otros.
 
. Y esta es una percepción muy personal. Dentro de las diametrales diferencias existentes entre Cuba y los Estados Unidos no veo ni la más remota posibilidad de que el gobierno revolucionario cubano le pueda llamar “socio” al de los EE.UU. –de la manera, por ejemplo, que se refiere Putin cuando habla del gobierno angloestadounidense-, ser buenos vecinos siempre que se respeten esas diametrales diferencias, significará aprender a resignarse a vivir con ellas, hasta que esa autoproducción burguesa dé un vuelco paradigmático que haga cambiar definitivamente a la reproducción social en los EE.UU. Respetar la buena vecindad será el más arduo aprendizaje para ambos países contra el regreso a otro modo de vilipendio contra la isla. El gobierno de los Estados Unidos sabrá lo que hace al respecto. Porque la soberanía cubana no está en venta. Y a pesar de lo que algunos escépticos barruntan la mayoría de la población residente en la isla está resuelta a cuidar de su soberanía, de su libertad. El caso contrario, el Canal Viejo de las Bahamas podría convertirse en la más desagradable de las tempestades porque Cuba y los Estados Unidos están a mucha menor distancia de la que marcaría un drone ubicado en medio de la pista de un aeropuerto estadounidense. Durante los últimos sesenta y pico de años quienes han promovido la guerra contra los otros son, únicamente, ellos.  
 
. La situación actual del mundo está signada por una crisis orgánica del sistema capitalista con centro en una careada hegemonía angloestadounidense. Para intentar salir de ella, los gobiernos de los EE.UU. han externalizado la inversión y producción de bienes materiales con el objetivo de abaratar al máximo los costes y aumentar las ganancias durante el acopio rentista de capital que desbarata al mundo, abocado a un ecocidio sin vuelta atrás. Cuba jamás será una herramienta expedita de ese acopio. No creo que alguien esté lo suficiente loco como para creer que se puede “chinizar” a los espacios productivos del país. Somos una nación o cultura con génesis en una sociedad colonial esclavista, hace menos de siglo y medio. La memoria que guarda la acumulación histórica cubana acerca de tal génesis es devastadora. Y solo ha sido coartada a través de un proceso de luchas independistas, continuas e incesantes desde 1968 y hasta 1959/61. Aún hoy estamos en medio del proceso de perfeccionamiento y radicalización socialista. Cada día al salir a la calle algo en el espacio público nos lo recuerda. Al margen de la conquista y mantenimiento de actos efectivos de justicia social en democracia no habrá en Cuba sino tormenta extendida a quienes la propicien. Afortunadamente la dirigencia histórica, aunque añosa, aún se mantiene viva y activa al frente de la dirección del país, pero lo más interesante es que se ha ido gestando la emergencia de un relevo curtido en la confrontación contra el imperialismo angloestadounidense. Sé que no son buenas noticias para quienes sueñan con cabalgar el “horizonte infinito” encima de una hamburguesa McDonald. A los Cinco Héroes Antiterroristas Cubanos no pudieron asesinarlos, y Obama terminó teniendo que canjearlos por el espía Alan Gross y comparsa. Mientras les torturaban y mantenían en prisión ilegal por 16 largos años, el gobierno de los Estados Unidos sin tener conciencia de ello, les impartió un semanario de muy alto nivel cultural y político, acerca de las gravísimas consecuencias de confiar en el imperialismo. Es decir, un profundo y extenso seminario con análisis crítico histórico sobre el vilipendio.   
 
2. De una posible relación culterana por sobre diferencias diametrales
 
. Sin aludir a nombres específicos, sino atender y estudiar a la tendencia, comienza a develarse dentro de la sociedad cubana y entre sectores de amigos buenos y malos de Cuba, entre los que cabe esa que denomino de los “ni fú ni fá”, que ven a la isla como disfrute paradisiaco; acceso abierto y despolitizado. Todo es político; algo imposible de velar ni con el más retorcido culteranismo burgués. En unas relaciones posibles con los Estados Unidos siempre estaremos obligados a comer pescado teniendo cuidado con las espinas.
 
. El espacio académico angloestadounidense es una extensión de su zona de libre mercado; y por ende de reproducción del fundamento de su cultura política; no existe apoliticismo alguno en la academia, la que sea. Existe una tendencia del espacio en el desarrollo del intelecto, que por razones evidentes navega desde la insustentabilidad en la pobreza material, que de alguna manera desata manifestaciones de indignidad espiritual. Y eso es también política porque:
 
§ Tratar de, o proponer una espacialidad sociorrelacional que intente manipular con pinzas a la acumulación histórica cubana, con el objetivo de alejar lo más posible disgusto alguno ante el recuerdo crítico de los vilipendios históricos, acusando de “chusma” ya intolerable a la mayoría de la diversidad social con conciencia política antiimperialista, insistiendo en imponer normas “culteranas” para el buen comportamiento ante quien antes nos vilipendió, y que aún no ha dado señales efectivas de arrepentimiento, en pos de conseguir cuatro dólares, intercambios académicos que favorezcan a intereses personales, y una ancianidad cómoda con intercambio acrítico y despolitizado en armonía inexplicable con la reproducción de la cultura del capitalismo en su perspectiva angloestadounidense, pudiera llegar a ser criminal. El respeto a las diferencias diametrales por antagónicas es un principio blindado contra cualquier aspiración de buenos modales con que besar gratuitamente la mano del sistema de dominación que aún nos bloquea para matarnos de hambre; y que extiende esa estrategia al resto de la región y del mundo. 
 
La dirigencia histórica de nuestra revolución no solo ha luchado de manera denodada contra esa dominación y contra su herramienta política de aniquilamiento masivo que ellos llaman eufemísticamente “embargo”. Y hasta junto a nosotros ha mentado algunas madres putativas. Que nadie recuerda una pieza de Bach cuando lo están matando de hambre y lo vilipendian. Todos hemos mentado nuestros tacos, hemos dicho nuestras barbaridades cuando hemos visto a niños y personas inocentes muriendo por falta de algún medicamento codificado como estadounidense, por inconseguible. Ante los asesinatos que provocan los sabotajes y las guerras imperialistas. Entre tal culteranismo y la apostasía no existe sino un leve hilo invisible. Contra las injusticias de las guerras imperialistas y contra la explotación de los dilucidados sin derechos políticos, contra el genocidio masivo de pueblos enteros no existe lirismo culterano posible. Las interpretaciones desde el campo de la Historia, las más críticas, han sido apabullantes, sin ápice alguno de vocabulario de fina tertulia burguesa. Demasiado revoltijo de sangre, destrucción y muerte ante el acopio egoísta del rentismo imperialista hacia la plutocracia global.  Cuidado; todo es política.
 
Desde el litoral oeste de La Habana martiana, revolucionaria, marxista y bolivariana. 23/12/2014  
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