La prisión por motivos políticos
20/04/2005
- Opinión
Me sumo a tu locura callejera
a tu inconformidad con lo ya hecho
y siempre igual que tú pondré mi pecho
para tomar el rumbo que tú llevas.
Me sumo a tu verdad como bandera
del que es joven y ama lo más hermoso
y sin que ceda un rato de reposo
impone un nuevo mundo a su manera.
“Identidad”, canto de Pablo Milanés a la juventud. El cambio de gobierno no trajo democracia Un sector del pueblo mexicano se ilusionó con el proceso que culminó en la elección de julio del 2000. Pensó que al sacar al PRI de la presidencia de la República se habían generado condiciones para una vida verdaderamente democrática. Los partidos recogerían las demandas de la población y, en lucha leal y franca, dirimirían civilizadamente las diferencias, si que uno se impusiera a otro con malas artes. Y de es forma, la voluntad general de que hablan los estudiosos de la sociedad tomaría cuerpo y carne. Parte esencial de ese escenario era la desaparición de la prisión por motivos políticos. Todos aquellos que se encontraran en prisión por haber luchado contra un régimen ilegítimo, el del PRI-gobierno, obtendrían la libertad. Obviamente, tampoco habría lugar a nuevas detenciones motivadas por cuestiones ajenas a lo legal y motivadas por lo político. Pero el gozo se vino al pozo. Hoy sabemos todos (incluso los que se hicieron ilusiones con el cambio), que buena parte de los presos del PRI-gobierno siguen detenidos, y que el régimen panista tiene recluidos a luchadores sociales como el ecologista Felipe Arriaga. Además, pronto hará encerrar a Andrés Manuel López Obrador, quien es culpable de estar arriba en las encuestas para la presidencia de la nación. Lo anterior comprueba que no es lo mismo cambiar un gobierno que ganar la democracia. En materia de represión, el PRI y el PAN son siameses Así como el gobierno panista de Jalisco reprimió con brutalidad a los jóvenes altermundistas, el priísta de Oaxaca tiene presos a militantes del Consejo Indígena Popular Ricardo Flores Magón" (CIPO-RFM). Entre uno y otro, no hay diferencias de fondo; por eso se entendieron tan bien a la hora de desaforar y destituir de la gubernatura del D.F. a López Obrador. En el fondo, son similares los intereses que mueven al binomio llamado PRIAN: quieren conservar sus privilegios y por eso usan a su favor el aparato represivo (policías, jueces y cárdeles). No les importa la democracia sino su conveniencia. Ambos grupos sirven al imperio gringo, al que quieren entregar PEMEX, la electricidad y hasta el control intelectual privatizando la educación. Históricamente, las derechas han masacrado poblaciones enteras ("porque los indios no tienen alma", decían), y utilizado soldados y policías para quedarse con la riqueza de otros. Acabar con la prisión política Los sectores democráticos del pueblo de México sólo tenemos el camino de la lucha. La lección del foxismo debe ser bien asimilada: no hay que confiar en los reaccionarios, y mucho menos si son empleados de la Coca Cola o cualquiera otra transnacional. Su falsa religiosidad no debe engañarnos, pues si de verdad Fox (y Marta su pareja gobernante), creyeron en lo que postula el catolicismo, no vivirían en público amasiato porque estarían en pecado mortal, de esos que mandan directamente al infierno. Por eso, tenemos que hacer todo lo que podamos para que salgan los presos políticos, sin distinción de su origen y su orientación concreta. Sin que importe si se les acusa de ser del EPR, del CIPO-RFM o de algún sindicato, deben salir de inmediato, porque no se les ha comprobado ningún hecho ilícito. Claro que al régimen de Marta-Fox-PAN no está dispuesto a ceder, por lo que la presión debe ser firme y permanente para liberar a todos los presos políticos del país.
a tu inconformidad con lo ya hecho
y siempre igual que tú pondré mi pecho
para tomar el rumbo que tú llevas.
Me sumo a tu verdad como bandera
del que es joven y ama lo más hermoso
y sin que ceda un rato de reposo
impone un nuevo mundo a su manera.
“Identidad”, canto de Pablo Milanés a la juventud. El cambio de gobierno no trajo democracia Un sector del pueblo mexicano se ilusionó con el proceso que culminó en la elección de julio del 2000. Pensó que al sacar al PRI de la presidencia de la República se habían generado condiciones para una vida verdaderamente democrática. Los partidos recogerían las demandas de la población y, en lucha leal y franca, dirimirían civilizadamente las diferencias, si que uno se impusiera a otro con malas artes. Y de es forma, la voluntad general de que hablan los estudiosos de la sociedad tomaría cuerpo y carne. Parte esencial de ese escenario era la desaparición de la prisión por motivos políticos. Todos aquellos que se encontraran en prisión por haber luchado contra un régimen ilegítimo, el del PRI-gobierno, obtendrían la libertad. Obviamente, tampoco habría lugar a nuevas detenciones motivadas por cuestiones ajenas a lo legal y motivadas por lo político. Pero el gozo se vino al pozo. Hoy sabemos todos (incluso los que se hicieron ilusiones con el cambio), que buena parte de los presos del PRI-gobierno siguen detenidos, y que el régimen panista tiene recluidos a luchadores sociales como el ecologista Felipe Arriaga. Además, pronto hará encerrar a Andrés Manuel López Obrador, quien es culpable de estar arriba en las encuestas para la presidencia de la nación. Lo anterior comprueba que no es lo mismo cambiar un gobierno que ganar la democracia. En materia de represión, el PRI y el PAN son siameses Así como el gobierno panista de Jalisco reprimió con brutalidad a los jóvenes altermundistas, el priísta de Oaxaca tiene presos a militantes del Consejo Indígena Popular Ricardo Flores Magón" (CIPO-RFM). Entre uno y otro, no hay diferencias de fondo; por eso se entendieron tan bien a la hora de desaforar y destituir de la gubernatura del D.F. a López Obrador. En el fondo, son similares los intereses que mueven al binomio llamado PRIAN: quieren conservar sus privilegios y por eso usan a su favor el aparato represivo (policías, jueces y cárdeles). No les importa la democracia sino su conveniencia. Ambos grupos sirven al imperio gringo, al que quieren entregar PEMEX, la electricidad y hasta el control intelectual privatizando la educación. Históricamente, las derechas han masacrado poblaciones enteras ("porque los indios no tienen alma", decían), y utilizado soldados y policías para quedarse con la riqueza de otros. Acabar con la prisión política Los sectores democráticos del pueblo de México sólo tenemos el camino de la lucha. La lección del foxismo debe ser bien asimilada: no hay que confiar en los reaccionarios, y mucho menos si son empleados de la Coca Cola o cualquiera otra transnacional. Su falsa religiosidad no debe engañarnos, pues si de verdad Fox (y Marta su pareja gobernante), creyeron en lo que postula el catolicismo, no vivirían en público amasiato porque estarían en pecado mortal, de esos que mandan directamente al infierno. Por eso, tenemos que hacer todo lo que podamos para que salgan los presos políticos, sin distinción de su origen y su orientación concreta. Sin que importe si se les acusa de ser del EPR, del CIPO-RFM o de algún sindicato, deben salir de inmediato, porque no se les ha comprobado ningún hecho ilícito. Claro que al régimen de Marta-Fox-PAN no está dispuesto a ceder, por lo que la presión debe ser firme y permanente para liberar a todos los presos políticos del país.
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