Un análisis crítico de la actuación del BBVA-Bancomer en México

30/05/2005
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El banco notifica a las asociaciones Enlace Civil A.C. y OSIMECH, que trabajan en Chiapas, la anulación de sus cuentas bancarias para protegerse del “lavado de dinero”. ¿Es ésta una decisión empresarial o política? Tres notas introductorias para enmarcar el contexto. Miércoles, 18 de mayo. José Ángel Moreno, director del Departamento de Responsabilidad Social Corporativa (RSC) del banco español BBVA –entidad propietaria de Bancomer en México- declaraba en el transcurso de las Jornadas sobre RSC celebradas en Madrid lo siguiente: “Tenemos normas escrupulosas en la prevención del fraude, de la corrupción y del lavado del dinero”. Dos, la declaración de intenciones del banco afirma que “el compromiso de BBVA con la sociedad es múltiple e integral, se plantea con un enfoque sistemático, coherente y proactivo, orientado a dar respuesta a las expectativas de sus grupos de interés, y toma en consideración todas las dimensiones de la actividad empresarial: la económica, la corporativa, la humana, la social y la medioambiental”. Tercero, el 19 de mayo pasado, la asociación mexicana –radicada en Chiapas- Enlace Civil A.C. recibe la notificación de cancelar sus cuentas bancarias en esta institución. La denuncia pública de tal determinación motiva el siguiente Documento OMAL. El BBVA, segunda entidad bancaria española, ganó el pasado año 2.802 millones de euros, un 25,8% más que en 2003 y sólo por debajo del otro gran coloso bancario, el Banco Santander Central Hispano (SCH). De tal beneficio, 1.239 millones de euros se obtuvieron en sus filiales latinoamericanas, lo que asciende al 44% del total. “De esta forma, el banco cierra el mejor ejercicio de su historia”, señaló el comunicado oficial del BBVA al notificarse estas cifras a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) a finales de enero último. Y añadía: “México presenta una evolución especialmente positiva, con crecimiento de negocio (37,6% la inversión crediticia y 11,4% los recursos de clientes en moneda local) centrado en las modalidades más rentables”. México está claro que es su principal mercado, como reconoció el director del BBVA América, Vitalino Nafría, en una reunión con periodistas de América Latina destacados en Madrid en febrero de este año, donde repasó la actividad del BBVA en cada uno de los 14 países de este continente en los que está presente, con 10 bancos filiales, 2.293 oficinas y 23 millones de clientes (el 61% del total del grupo bancario). O como manifestó el arriba citado, José Ángel Moreno en esas jornadas organizadas, entre otros, por el Observatorio español de RSC: “Bancomer ha sido en 2004 el mejor de nuestros bancos en América Latina”. Y es, justamente, Bancomer quien ha instado a Enlace Civil A.C. a cancelar sus cuentas bancarias en dicha institución, a más tardar en 31 días. La noticia era difundida por la agencia Adital el 24 de mayo. “Enlace Civil A.C., con sede en San Cristóbal de las Casas, Chiapas, México, recibió la indignante notificación, por parte de Adulfo Ruiz Hernández, gerente jurídico regional del BBVA-Bancomer, y los licenciados Armando Montoya y Fernando López Bautista, de la notaría pública número 41, de que tenían que cancelar sus cuentas bancarias. Cuando se les pidió una explicación, el gerente regional se negó a darlas y sólo respondió que el banco “debía protegerse del lavado de dinero y que él solamente recibía indicaciones de lo que debía de hacer”. Y que además “todos los bancos estaban haciendo lo mismo”. Hace un mes, el mismo banco sí que hizo lo mismo a la Organización por la Salud Indígena Maya del estado de Chiapas, la OSIMECH, una organización civil que se encarga de la formación de promotores de salud en las comunidades indígenas de los Altos de Chiapas: sin razón y explicación les dijeron que tenían que cerrar sus cuentas”. Recordando las palabras de José Ángel Moreno en Madrid, éste insistió en el compromiso del banco en “la prevención del fraude, corrupción, lavado de dinero en relación con los partidos políticos, con las cuenta personales”. No mencionó a las asociaciones civiles en ningún caso, a esas gentes que “contribuyen económicamente en la construcción de escuelas, de clínicas, de sistemas de agua potable, de electrificación, de bibliotecas, de viviendas dignas, de proyectos ecológicos...”, siguiendo la noticia de Adital cuando resumía la actividad de estas organizaciones mexicanas. Eso sí, el director de RSC del BBVA agregó un tema espinoso: “Y los paraísos fiscales, donde existe el compromiso de la dirección del BBVA de ir reduciendo nuestra presencia en los mismos”. Y tal cual lo dijo, aquello sonaba hasta bien, como si esos ‘paraísos fiscales’ no fueran el refugio de los capitales más corruptos de los flujos financieros internacionales. Dominio en el sector El BBVA manejó en 2004, en América Latina, 106.000 millones de euros procedentes de recursos de clientes (el 33% del total de la entidad). Sus beneficios en la región ascendieron a 1.239 millones de euros. Y, sin embargo, los recursos del BBVA y sus fundaciones en América Latina para todo el año pasado fueron de tan sólo 4,9 millones de euros, que se desglosan así: - Formación: 48% - Cultura: 22% - A. Social: 14% - C. Sociales: 8% - Medio Ambiente: 3% - Salud: 0,5% - RSC: 0,5% - Otros: casi 5% (según datos oficiales del BBVA) La CEPAL (Comisión Económica para América Latina y el Caribe), en su informe anual (página 57) correspondiente a 2004 indica que el grupo de los 10 mayores bancos transnacionales estuvo claramente dominado por los bancos españoles Santander Central Hispano y Bilbao Vizcaya Argentaria, con activos en la región que superan los 65.000 millones de dólares (el 52% de los activos). Según cifras corporativas, durante el 2004 y el bienio siguiente, la inversión en América Latina por parte del BBVA representará más de un 42% de sus ingresos anuales. Los datos correspondientes al primer trimestre de 2005 van por este camino. Los bancos mexicanos (Banamex -propiedad de Citigroup -, BBVA Bancomer -del español BBVA -, Santander Serfin -del también español Santander Central Hispano -, HSBC y el mexicano Banorte concentran el 80 por ciento de los activos del sistema) iniciaron el 2005 con una fuerte expansión crediticia, mayores tasas de interés y más ingresos por comisiones. México es la segunda economía de América Latina, pero tiene uno de los sistemas financieros menos desarrollados de la región en términos de acceso de la población a la gama de servicios financieros. La banca está dominada por pocos y grandes grupos, casi todos extranjeros, informaba el diario La Jornada el 31 de marzo reciente. El mismo rotativo, daba cuenta del proceso de entrada en México de la entidad española. Hacia finales de 1995, en plena crisis financiera, Probursa vendió una parte de su capital al entonces Banco Bilbao Vizcaya (BBV). Esa fue la primera operación en la que una entidad extranjera adquirió una parte de un banco mexicano, desde que el sistema había sido privatizado entre 1991 y 1992. Luego, BBV adquirió, en España, el Banco Argentaria, para convertirse en Banco Bilbao Vizcaya Argentaria (BBVA). El BBVA se hizo con el control al 100 por ciento de Mercantil Probursa, entidad controlada por José Madariaga Lomelín, un ex presidente de la Bolsa de Valores y propietario de la entonces casa de bolsa Probursa. Después, ya en 1999, BBVA adquirió una parte de Bancomer, posesión que extendió a la totalidad del capital el año pasado. La extensión inmobiliaria del banco en México El BBVA adquirió el pasado año Hipotecaria Nacional, la principal sofol del país, por 375 millones de dólares. Las sofoles son financieras especializadas en la concesión de hipotecas, las únicas entidades privadas que han conseguido hacerse un hueco relevante en el reducido mercado hipotecario de México. Las sofoles se han convertido por tanto en una pieza apetecible para entidades bancarias como puerta de entrada en el negocio hipotecario y con la que asegurarse además una presencia mucho menos testimonial en este mercado. Fuentes de mercado, citadas por el portal Invertia, recuerdan que los clientes que solicitan hipotecas en los bancos en México tienen un perfil más rentable que el de las sofoles, donde los riesgos que se asumen en la financiación son mayores al tratarse de clientela de clase media-baja. No en vano, las sofoles concedieron en 2004 el 65% de las hipotecas para casas de un precio de entre 560.000 y 800.000 pesos mexicanos (37.660 y 53.800 euros), frente al 11% de la banca. Por el contrario, los porcentajes se invierten en viviendas más caras, valoradas entre los 1,1 millones y los 1,6 millones de pesos (73.900 y 107.600 euros), donde la banca financia el 28% y las sofoles, el 12%, según la consultora inmobiliaria mexicana SOFTEC. En cualquier caso, a pesar del creciente interés de la banca en las hipotecas –apunta Invertia-, este mercado sigue siendo un asunto estatal en México, donde el Infonavit (Instituto del Fondo Nacional para la Vivienda de los Trabajadores) se ocupa de la financiación de más de la mitad del total de créditos hipotecarios, herencia de las dificultades por las que pasó el sistema financiero con la quiebra de 1995. De las 600.000 nuevas viviendas que se proyectan para México en 2006, el 81% serán viviendas de interés social, lo que incluye al Infonavit y a otras instituciones públicas. Otra rama del grupo bancario en tierras mexicanas es el sector de la construcción, a través de Inmobiliaria Anida. Su primer proyecto en este país es la construcción de un complejo residencia de 325 departamentos –de 300 metros cuadrados cada uno- en Santa Fe (Distrito Federal) en asociación con el grupo inmobiliario mexicano Parque Reforma. El director general de Anida en México, Julio Sáenz de Buruaga, elevó a 128 millones de dólares la inversión en la adquisición de suelo y una parte de la construcción. En definitiva, el BBVA logra en 2004 el mejor resultado económico de su historia; casi un 50% del mismo lo genera en América Latina; lidera el grupo –junto al SCH- de los diez grandes bancos transnacionales en la región; México y su filial, Bancomer, son su buque insignia, con fuertes intereses añadidos en el sector del crédito hipotecario e inmobiliario.... Pero las piezas del puzzle BBVA encajan de forma desigual dentro de las actividades e intereses que el banco mantiene en México, especialmente a raíz del comunicado dirigido a Enlace Civil para la cancelación de todas las cuentas de esta Asociación en la entidad. Enlace Civil: intervención clave en el desarrollo de Chiapas Los datos referidos a Enlace Civil los aportaba al detalle Adital. “Es una asociación que trabaja, sin ningún afán de lucro, para apoyar a las comunidades indígenas zapatistas en los proyectos productivos, educativos, de salud que éstas tienen. Sus actividades son totalmente legales y transparente, está debidamente notariada, y además registrada ante la Secretaría de Hacienda, que por cierto nunca le ha otorgado el permiso para recibir donativos sin tener que pagar impuestos por éstos, es decir, está bajo un riguroso y permanente escrutinio a cargo de las autoridades políticas y hacendarias del país. Toda la ayuda económica que recibe se destina directamente a las Juntas de Buen Gobierno zapatista, para ayudar en la construcción pacífica de mejoras materiales para las siempre olvidadas comunidades indígenas”. Entre esos donantes, algunos cuyo origen es España, como el Gobierno vasco y ayuntamientos catalanes, además de organizaciones solidarias, ONGs, grupos culturales, deportivos, etc., que hacen “lo que el gobierno y partidos políticos no hacen, es decir, hermanarse con las comunidades indígenas, aprender de su enorme dignidad y resistencia ante el poder y caminar con ellas en la construcción de un México más justo y digno, donde el racismo, la discriminación y la miseria no sean más que una mala historia del pasado”, reflejaba la nota de Adital. Debe ser que Enlace Civil o OSIMECH no se atienen a la ley, porque para el representante del BBVA, “ la Responsabilidad Social Corporativa empieza donde acaba la ley. El criterio primero es aplicar escrupulosamente la ley”. A lo que José Ángel Moreno se refiere cuando diserta sobre RSC es a “atender bien a los distintos sectores sociales, sindicatos, ONGs, etc., al patrocinio y mecenazgo de fundaciones, del voluntariado y de servicios de estudios económicos”. Con la decisión del BBVA-Bancomer sobre estas dos organizaciones toda su filosofía de buenas intenciones se viene abajo. Decisiones que no dejan de resultar sorprendentes y sospechosas porque no parecen atenerse ni asociarse con los habituales criterios que prevalecen en la relación entre las entidades financieras con sus clientes. Más que una decisión empresarial pareciera una provocación que forma parte de una estrategia política definida desde otras instancias que nada tendrían que ver con intereses bancarios o financieros. En este punto, es preciso recordar que, debido a la magnitud de los recursos que controlan y su capacidad de influencia, la presencia de transnacionales como BBVA en países como México llegan a configurar nuevos escenarios de poder que terminan desplazando o confundiéndose con los propios órganos públicos de representación política. ¿A quién si no correspondería actuar contra la sospecha de que se realizan operaciones fraudulentas de “lavado de dinero”? Sin embargo, en una iniciativa sin precedentes, el banco se lanza a una velada acusación sin fundamentos, pero dañina en sus consecuencias por los efectos que ocasionará, contra una Asociación de interés ciudadano como Enlace Civil. La pregunta que debería responder el BBVA sería la de cómo justifica las actividades que desarrolla en la amplia red de paraísos fiscales donde opera. Por último, no podemos dejar de utilizar la denuncia que Amnistía Internacional hace en su último informe: En México, “se usa el sistema judicial para silenciar o desanimar a las voces disidentes y la oposición de la sociedad civil, recurriendo a cargos penales falsos o infundados”. Al sistema judicial, ahora se suma el sistema financiero, pero esta vez el denunciante que vierte, lanza acusaciones y decide tomar medidas por su cuenta -sin prueba alguna, con la pretensión de “desanimar” a la sociedad civil- no oculta su identidad, tiene nombre y nacionalidad.
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