Terrorismo de dictaduras continúa impune

02/06/2005
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La Habana.- "La lucha contra la impunidad de los crímenes de las dictaduras en nuestros países ha sido un camino difícil, lleno de obstáculos impuestos por intereses poderosos (...) como bien sabemos, los desafíos de imponer bienes como la verdad y la justicia, ha estado torpedeado por la acción de los llamados poderes fácticos que han buscado asegurar su impunidad, lo que ha limitado considerablemente la plena vigencia del Estado de derecho dando lugar a una democracia tutelada por esos poderes", manifestó la chilena Carmen Hertz durante el Encuentro Internacional Contra el Terrorismo por la Verdad y la Justicia, que se desarrolla en La Habana desde el 2 al 3 de junio.

 

En la tarde del primero de junio, el evento, que congrega a más de 600 delegados de 61 países, se dedicó a desentrañar al llamado Plan Cóndor, que fue diseñado por la dictadura militar de Pinochet, en estrecha conexión con Estados Unidos, y que permitió a las dictaduras militares de Chile, Argentina, Paraguay, Brasil, Bolivia y Perú, diseñar, coordinar y ejecutar acciones represivas en distintas países de América Latina e incluso en Estados Unidos y Europa.

 

En la reconstrucción del rompecabezas represivo de la década de los 70 y principios de los 80, aportaron valiosos elementos el profesor paraguayo Víctor Almada, quien descubrió un archivo policial de la dictadura de Alfredo Strossner que ha dado muchas luces sobre el llamado Plan Cóndor; los periodistas Samuel Blixen (uruguayo) y Ernesto Carmona (chileno), la abogada Carmen Hertz (chilena) y la dirigente de las Madres de Plaza de Mayo, Hebe Bonafini.

 

El presidente Fidel Castro aportó, igualmente, valiosos detalles. En el entramado del Plan Cóndor participaron instituciones como la CIA estadounidense, los ejércitos, la INTERPOL, pero también los exiliados cubanos de Miami y los grupos neonazis italianos. Una larga y espeluznante lista de acciones se atribuye a esta transnacional del terror, como el asesinato de Orlando Letelier, ex ministro de Salvador Allende, y de su secretaria en Washington; de los generales Juan José Torres (boliviano) y Carlos Pratz y su señora en Buenos Aires; el secuestro de dirigentes del MIR chileno en Paraguay y su posterior traslado a Chile; el asesinato y desaparición de dos funcionarios de la Embajada Cubana en Argentina, las acciones terrorista contra Cuba, etc.

 

 "El Plan Cóndor tuvo tres fases. En la primera, se detecta e intercambia información sobre los perseguidos por las distintas dictaduras en sus respectivos territorios; en la segunda fase, se establece una cooperación para perseguirlos sin respetar las fronteras nacionales permitiendo a las fuerzas armadas y a los paramilitares desplazarse por los diversos territorios para secuestrar, desaparecer y asesinar a ciudadanos considerados subversivos, y en la fase tres se trasladan a territorios de Estados Unidos y Europa y prosiguen con sus acciones criminales", señaló Carmen Hertz.

 

Hebe Bonafini hizo un relato conmovedor sobre los métodos que empleó la dictadura militar argentina en contra de los opositores y cuyas heridas siguen abiertas porque no se ha hecho justicia. Los militares quemaron libros, emplearon los métodos más atroces de tortura, instauraron 364 campos de concentración, 30. 000 desaparecidos, un millón y medio de exiliados.

 

Estados Unidos participó directamente, porque los militares fueron sus títeres, dijo Bonafini, recordando que "Estados Unidos entrenó a los militares en la Escuela de las Américas, les dio los manuales de tortura, mandó los falcon verde, las armas y el dinero para secuestrar a nuestros hijos". "Las madres reivindicamos a nuestros hijos", manifestó Bonafini. "Mil veces tuvimos que decir que dejen de tratar a nuestros hijos como terroristas y que sean considerados como revolucionarios, porque todos eran revolucionarios, unos lucharon con las armas, otros alfabetizando, otros trabajaban con la Iglesia del Tercer Mundo", agregó.

 

 Por su lado Patricia Hertz dijo que el Cono Sur y América Latina se convirtieron en un reducto del terror bajo la llamada doctrina de la seguridad nacional, un concepto político e ideológico acuñado por Estados Unidos y materializado en la Escuela de las Américas, principal centro de instrucción de las Fuerzas Armadas latinoamericanas y que tuvo por objeto impedir el avance y expansión de las ideas socialistas en el continente e impedir las transformaciones sociales y políticas que América Latina requería, lideradas por los movimientos populares. "De esta manera, el luchador político y social latinoamericano pasó a ser el enemigo que había que destruir y eliminar físicamente", agregó.

 

La doctrina de la seguridad nacional y los afanes de Estados Unidos por imponer su hegemonía, dominio y control del mundo, en el marco de la guerra fría, se engarza hoy, en un mundo unipolar, con la construcción doctrinaria de la "guerra preventiva", nuevo y perverso concepto que sirve para justificar la expansión militar, económica y política de Estados Unidos y las ocupaciones a sangre y fuego de los países elegidos por ellos como en el caso de la invasión a Irak, rico en el petróleo que tanto necesitan.

 

"La lucha contra la impunidad y por la justicia es indispensable pues son la principal fuente de la memoria, es indispensable la recuperación de nuestro pasado, la reivindicación social y moral de las víctimas, la reivindicación de los ideales políticos que los animaron y por los cuales fueron exterminados, porque imponer la impunidad es imponer el crimen como norma reguladora del conflicto entre las personas e instituir la injusticia como norma de convivencia política, por lo tanto, nos están proponiendo un pacto de sociedad excluyente en donde un sector está por sobre otro, pero esto, gracias al esfuerzo de muchas personas, no va a ser posible", finalizó Patricia Hertz.

 

 

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