Paramilitarismo no es opción política

13/06/2005
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Si bien el debilitamiento de los partidos políticos en el territorio nacional le abrió espacios a los grupos de autodefensa para que entrarán a ejercer poder político en las zonas bajo su control, no son una fuerza política que permita vislumbrar un proyecto político unificado a nivel nacional. A esa conclusión llegaron varios de los conferencias que participaron en el Seminario Poder y Región, una aproximación a las transformaciones de las redes políticas y económicas, realizado el pasado viernes y organizado por el Instituto Popular de Capacitación (IPC) y el Instituto de Estudios Políticos de la Universidad de Antioquia, con el apoyo de Colciencias y la agencia de cooperación irlandesa Trocaire. Francisco Gutiérrez Sanín, uno de los ponentes del evento, quien es investigador del Instituto de Estudios Políticos y Relaciones Internacionales de la Universidad Nacional, explicó que el paramilitarismo es una opción muy localista, por lo que no logran crear una estructura nacional. “En medio del colapso de los partidos políticos tradicionales, se ajusta muy bien con esos dominios territoriales”. “Quizá, tengan dominio regional, pero con muchas tensiones internas. Desde el nacimiento del paramilitarismo, se han dado bala entre sí porque su tendencia centrífuga es muy fuerte. Ese es uno de los fracasos históricos del paramilitarismo: querían hacer un proyecto fuerte, pero fueron incapaces de crear un ejército nacional antisubversivo. Entre otras razones porque sus líderes son muy de la región, del terruño propio”, explicó el investigador. Precisó Gutiérrez Sanín que una cosa es que se legitimen para que en sus dominios territoriales pueda llegar la política, y otra cosa es que ellos puedan volverse un partido político unificado. “Yo lo dudo. Eso es muy remoto. La gran dificultad es que no tienen un proceso nacional, dependen de las redes del narcotráfico y no tienen la cohesión que les permitiría ser un partido de derecha nacional”. Por último, estimó que para las elecciones, habrá muchas circunscripciones en el país con candidato único, sobre todo de alcaldías. “En muchas de las elecciones, y uno lo puede comprobar empíricamente, a todos los candidatos, incluso a los que se oponen a ellos, los obligan a aceptar compromisos mínimos, lo que no es otra cosa que una limitación brutal de la democracia local”. Al respecto, María Teresa Uribe, otra de las conferencias en el Seminario, quien se desempeña como investigadora del Instituto de Estudios Políticos de la Universidad de Antioquia, dijo que, a pesar de la fuerza que poseen, no cree en el futuro de los grupos paramilitares. “A mi juicio son muy débiles, porque predominan las estrategias individuales, porque no hay estrategias colectivas, porque es un poder fundamentado en la intimidación. Pueden que hagan daño y sean capaces de controlar ciertas cosas, pero de construir región, yo lo pondría en duda”. Por último, explicó Uribe que el proceso a través del cual se configuran las regiones es el poder. “Pero no el poder de la bala, de la intimidación, es el poder en términos de capacidad de dirección, obviamente que no prescinde de la fuerza, pero la fuerza nunca es suficiente para mantener un proyecto político”.
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