Carta de explicación
22/06/2005
- Opinión
EJÉRC1TO ZAPATISTA DE LIBERACIÓN NACIONAL. MÉXICO.
21 de Junio del 2005.
A la Sociedad Civil Nacional e Internacional:
Señora, señorita, señor, joven, niño, niña:
Ésta no es una carta de despedida. A ratos va a parecer que sí, que es una
despedida. Pero no. Es una carta de explicación. Bueno, eso trataremos.
Originalmente esto vendría en un comunicado, pero hemos elegido esta forma
porque, para bien o para mal, cuando le hablamos a usted casi siempre lo hicimos
en este tono más personal.
Nosotros somos los hombres, mujeres, niños y ancianos del Ejército Zapatista de
Liberación Nacional. Tal vez nos recuerde, nos alzamos en armas el 1 de Enero de
1994 y, desde entonces, hemos mantenido nuestra guerra contra el olvido y
resistido la guerra de exterminio que los distintos gobiernos han emprendido,
sin éxito, en contra nuestra. Nosotros vivimos en el último rincón de este país
que se llama México. En ese rincón que se llama "Pueblos Indios ". Sí, así en
plural. Porque por razones que aquí no daremos, en este rincón se usa el plural
para todo: sufrimos, morimos, peleamos, resistimos.
Bueno, pues como usted bien sabe, resulta que, desde aquella madrugada del
inicio del 94, hemos dedicado, primero con el fuego y luego con la palabra,
nuestra lucha, nuestro esfuerzo, nuestra vida y nuestra muerte, exclusivamente a
los pueblos indios de México, al reconocimiento de sus derechos y su cultura.
Era lógico, los zapatistas somos abrumadoramente indígenas. Indígenas mayas,
para ser más precisos. Pero no sólo, los indígenas en este país, no obstante
haber sido la base de las grandes transformaciones de esta Nación, siguen siendo
el sector social más agredido y más explotado. Si con alguien se han ensañado
las guerras militares, y las guerras disfrazadas de "políticas", de despojo, de
conquista, de aniquilamiento, de marginación, de ignorancia, es con los
indígenas. La guerra en contra nuestra ha sido tan intensa y brutal que se ha
convertido en lugar común el pensar que los indígenas sólo saldrán de su
condición de marginación y ¡pobreza, si dejan de ser indígenas... o si están
muertos. Nosotros hemos estado luchando 'por no morir y no dejar de ser
indígenas. Hemos luchado por, vivos e indígenas, ser parte de esta Nación que se
ha levantado sobre nuestras espaldas; de la que hemos sido los pies (casi
siempre descalzos) con los que ha caminado en sus momentos decisivos; de la que
hemos sido los brazos y manos que han hecho dar fruto a la tierra, y han
levantado las grandes construcciones, edificios, iglesias y palacios de los que
se enorgullecen los que tienen todo; de la que, con palabra, mirada y modo, es
decir, cultura, somos la raíz.
¿Estamos lloviendo sobre mojado? Quizás es porque estamos en Junio, el sexto mes
del año. Bueno, sólo queríamos señalar que el inicio de nuestro alzamiento no
fue sólo un "Aquí estamos", gritado al oído de una Nación sordomuda por el
autoritarismo de arriba. Fue también un "Esto somos y seguiremos siendo... pero
ahora con dignidad, con democracia, con justicia, con libertad". Usted lo sabe
bien, entre otras cosas, porque nos ha acompañado desde entonces.
Desgraciadamente, después de más 7 años empeñados en ese camino, en abril del
2001, los políticos de todos los partidos políticos (principalmente del PRÍ. PAN
y PRD) y los autodenominados "tres poderes de la Unión" (o sea la presidencia,
el congreso y los jueces) se aliaron para negarle a los pueblos indios de México
el reconocimiento constitucional de sus derechos y su cultura. Y lo hicieron
sin importarles el gran movimiento nacional e internacional que se levantó y
unió con ese objetivo. La gran mayoría, incluidos los medios de comunicación,
estaban de acuerdo en que debía saldarse esa deuda pendiente. Pero a los
políticos no les importa nada que no les deje dinero y rechazaron la misma
propuesta de ley que habían aprobado años antes, cuando se firmaron los Acuerdos
de San Andrés y la Cocopa hizo una propuesta de reforma constitucional. Lo
hicieron porque pensaron que, pasado un poco de tiempo, a todos se les
olvidaría. Y tal vez a muchos se les olvidó, pero a nosotros no. Nosotros
tenemos memoria y fueron ellos: el PRI, el PAN, el PRD, la presidencia de la
república, los diputados y senadores y los jueces de la Suprema Corte de
Justicia de la Nación. Sí los pueblos indios siguen hoy en el sótano de esta
Nación y siguen padeciendo el mismo racismo de hace 500 años es por ellos. No
importa qué digan ahora que se están preparando para las elecciones (o sea para
conseguir puestos que les den ganancias): no van a hacer nada en bien de la
mayoría ni van a escuchar nada que no sea dinero.
Si de algo nos preciamos los zapatistas es de hacer honor a la palabra, a la
palabra honesta y consecuente. Todo este tiempo le hemos dicho a usted que
luchamos por los pueblos indios de México. Y eso hemos hecho. Le dijimos a usted
que intentaríamos la vía del diálogo y la negociación para conseguir nuestras
demandas. Le dijimos que nos esforzaríamos en la lucha pacífica. Le dijimos que
nos concentraríamos en la lucha indígena. Y asi ha sido. No la hemos engañado.
Toda la ayuda que usted, generosa, ha aportado para esta noble causa y por esos
medios, ha sido para eso y para nada más. No hemos usado nada para otra cosa.
Toda las ayudas y apoyos humanitarios que hemos recibido de todo México y de
todo el mundo, han sido empleadas únicamente en mejorar las condiciones de vida
de las comunidades indígenas zapatistas y en iniciativas pacíficas por el
reconocimiento de los derechos y la cultura indígenas. Nada de lo recibido ha
sido dedicado a la adquisición de armamento ni a prepaarativo bélico alguno. No
sólo porque no lo hemos necesitado (el EZLN mantiene intacta su capacidad
militar desde 1994), sino, sobre todo, porque no hubiera sido honesto Decirle a
usted que su apoyo era para una cosa y usarla para otra. Ni un centavo del apoyo
recibido para la paz con justicia y dignidad, se ha dedicado a la guerra. Para
hacer la guerra no hemos necesitado apoyo. Para la paz sí.
Claro que hemos usado nuestra palabra para referirnos (y en algunos casos para
manifestar nuestra solidaridad) a otras luchas en México y el mundo, pero hasta
ahí. Y muchas veces, sabiendo que podíamos hacer más, hubimos de contenernos
porque nuestro empeño, así se lo habíamos dicho a usted, era exclusivamente por
y para los indígenas.
No ha sido fácil. ¿Se acuerda usted de la marcha de los 1,111?, ¿de la consulta
de los 5000 en 1999?, ¿de la Marcha del Color de la Tierra en 2001? Bueno, pues
imagine usted lo que sentimos cuando vimos y escuchamos las injusticias y las
rabias que íbamos tocando en campesinos, obreros, estudiantes, maestros,
empleados, homosexuales y lesbianas, jóvenes, mujeres, ancianos, niños. Imagine
usted lo que sentía nuestro corazón.
Tocamos un dolor, una rabia, una indignación que ya conocíamos porque había sido
y es la nuestra. Pero entonces la tocamos en el otro. Y escuchamos que el
"nosotros" que nos animaba quería hacerse más grande, hacerse más colectivo, más
nacional. Pero nada, habíamos dicho que sólo lo indígena y eso teníamos que
cumplir. Creo que es por nuestro modo, o sea que preferimos morir antes que
traicionar nuestra palabra,
Ahora estamos consultando nuestro corazón para ver si vamos a decir y hacer otra
cosa. Si la mayoría dice que sí, pues vamos a hacer todo lo posible por cumplir.
Todo, hasta morir si es preciso. No queremos parecer dramáticos. Lo decimos nada
más para que quede claro hasta dónde estamos dispuestos a llegar. O sea que no
"hasta que nos den un puesto, una cantidad de dinero, una promesa, una
candidatura".
Tal vez alguno recuerde que, hace seis meses, empezamos con eso de que "falta lo
que falta". Pues bien, como es evidente, llegó la hora de decidir si vamos a
caminar para encontrar eso que falta. Encontrar no, construir. Sí, construir
"otra cosa".
En alguno de los comunicados de días pasados, le informamos que hemos entrado a
una consulta interna. Pronto tendremos los resultados y se los daremos a
conocer. Mientras pues aprovechamos para escribirle a usted, A usted siempre le
hablamos con sinceridad, también a quienes son nuestro corazón y guardián,
nuestro Votan Zapata, las comunidades zapatistas, nuestro mando colectivo.
Será una decisión difícil y dura, como de por si ha sido nuestra vida y nuestra
lucha. Durante cuatro arios hemos estado preparando las condiciones para
presentarle a nuestros pueblos puertas y ventanas, para que, llegado el momento,
tuvieran todos los elementos para elegir por cual ventana asomarse y cual puerta
abrir. Y es que así es nuestro modo. O sea que la dirección del EZLN no dirige,
sino que busca caminos, pasos, compañía, orientación, ritmo, destino. Varios. Y
entonces le presenta a los pueblos esos caminos y analiza con ellos qué pasa si
seguimos uno u otro rumbo. Porque, según el camino que andamos, hay cosas que
serán buenas y cosas que serán malas, O sea que no hay camino que puras cosas
buenas. Y entonces ellas, las comunidades zapatistas, dicen su pensamiento y
deciden, después de discutir y por mayoría, por dónde vamos todos. Y entonces
pues dan la orden, Y entonces pues la dirección del EZLN tiene que organizar los
trabajos o preparar lo que se necesita para caminar ese camino. Claro que la
dirección zapatista no mira según lo que se le ocurre solamente a ella, sino que
tiene que estar pegada con los pueblos y tocar su corazón y hacerse, como quien
dice, la misma cosa. Entonces se hace la mirada de todos nosotros, el oído de
todos nosotros, el pensamiento de todos nosotros, el corazón de todos nosotros.
Pero qué tal que, por lo que sea, la dirección no mira, ni oye, ni piensa, ni
siente como todos nosotros. O le falta ver algunas partes o escuchar otra cosa o
pensar y sentir otros pensamientos. Bueno, pues por eso se consulta a todos, por
eso se pregunta a todos, por eso se toma el acuerdo de todos. Si la mayoría dice
que no, pues entonces la dirección tiene tache y tiene que buscar otra vuelta, y
otra vuelta presentarse ante los pueblos a proponer y así hasta que, en
colectivo, llegamos a una decisión. O sea que acá mandan los pueblos.
Ahora el colectivo que somos tomará una decisión. Se están sopesando los pros y
los contras. Se están haciendo bien las cuentas, lo que se pierde y lo que se
gana. Y, viendo que no es poco lo que se arriesga, se decidirá si vale la pena.
Tal vez, en la balanza de algunos, pesará mucho lo que hemos logrado. Tal vez,
en la balanza de otros, pesará más la indignación y la vergüenza que provoca el
ver a nuestros suelos y cielos destruidos por la estúpida avaricia del Poder. En
cualquier caso, no podemos permanecer pasivos, contemplando nada más como una
banda de rufianes despoja a nuestra Patria de todo lo que la hacía ser y ser a
todos: la dignidad.
Bueno, ya es mucha vuelta. Nosotros le estamos escribiendo esta vez. acaso la
última, para devolverle su palabra de apoyo comprometido. No es poco lo que
hemos logrado en la lucha indígena, y eso ha sido, así lo hemos dicho en público
y en privado, por su ayuda. Creemos que puede enorgullecerse, sin pena alguna,
de todo lo bueno que, junto a usted, hemos construido hasta ahora los
zapátistas. Y sepa usted que ha sido un honor, a todas luces inmerecido, el que
personas como usted hayan caminado a nuestro lado.
Ahora vamos a decidir si hacemos otra cosa y el resultado lo haremos público en
su momento. Aclaramos desde ahora, para acabar con las especulaciones, que esta
"otra cosa" no implica ninguna acción militar ofensiva por parte nuestra. No
estamos, por nuestra parte, planeando ni consultando el reinicio de los combates
militares ofensivos. Desde febrero-marzo de 1994, todo nuestro dispositivo
militar ha sido, y es, defensivo. El gobierno debería decir si, por su parte,
hay algún preparativo bélico ofensivo, sea de las fuerzas federales o de sus
paramilitares. Y el PRI y el PRD deben decir si planean algún ataque en contra
nuestra con los paramilitares que apadrinan en Chiapas.
Si es decisión de la mayoría zapatista, quienes nos han apoyado hasta ahora en
la lucha exclusivamente indígena podrán, sin pena ni remordimiento alguno,
deslindarse de esa "otra cosa" a la que se refirió el Comandante Tacho en la
plaza de San Cristóbal de Las Casas en enero del 2003, hace dos años y medio.
Es más, hay un comunicado que, de acá allá, hace ese deslinde y que puede ser
presentado en una solicitud de empleo, currículum vitae, reunión de café, sala
de redacción, mesa redonda, templete, foro, escenario, solapa de libro, nota de
pie de página, coloquio, precandidatura, libro de arrepentidos o columna
periodística y que, además, tiene la ventaja de poder ser exhibido, como prueba
de descargo, en cualquier juzgado (no se ría usted, hay un antecedente: en 1994,
a unos indígenas que detuvo el mal gobierno ~y que no eran zapatistas- los
liberó un juez dando validez a una carta del CCRI-CG donde se deslindaba a esas
personas de lo realizado por el EZLN. O sea que, como dicen los abogados, "hay
precedente jurídico”).
Pero quienes encuentren en su corazón un eco, así sea pequeño, de nuestra nueva
palabra y se sientan llamados por el camino, el paso, el ritmo, la compañía y el
destino que hayamos elegido, tal vez decidan renovar su apoyo (o participar
directamente)... sabiendo que será "otra cosa". Así. sin engaños, sin dobleces,
sin hipocresías, sin mentiras.
Agradecemos a las mujeres. A todas las niñas, adolescentes, jóvenas, señoritas,
señoras y ancianas (y a las que fueron cambiando de uno a otro de esos
calendarios en estos 12 años) que nos apoyaron, nos acompañaron y, no pocas
veces, hicieron suyos nuestros dolores y nuestros pasos. A todas esas, mexicanas
y de otros países, que nos apoyaron y caminaron con nosotros. En todo lo que
hicimos, ustedes fueron la inmensa mayoría. Tal vez porque compartimos con
ustedes, aunque cada quien en su modo y lugar, la discriminación, el
desprecio... y la muerte.
Agradecemos al movimiento indígena nacional, al que no se vendió por puestos
gubernamentales, por viáticos, por lisonjas que los poderosos catalogan como
"para indígenas y animales ". Al que escuchó nuestra palabra y nos dio la suya.
Al que nos abrió el corazón, es decir, su casa. Al que resistió y resiste con
dignidad, levantando bien alto el color que somos de la tierra.
Agradecemos a los jóvenes y jóvenas de México y del mundo. A quienes eran niños,
niñas o adolescentes aquel 94 y, nobles, crecieron sin escatimarnos ni la vista
ni el oído. A quienes llegaron a la juventud o, a pesar de las hojas arrancadas
al calendario, se mantuvieron en ella tendiendo la mano de su rebeldía a la
morena mano de la nuestra. A quienes optaron por venir a compartir días,
semanas, meses, años, nuestra digna pobreza, nuestra lucha, nuestra esperanza y
nuestro necio empeño.
Agradecemos a los homosexuales, lesbianas, transexuales, transgenéricos y "cada-
quien- sumodo ". A quienes compartieron con nosotros su lucha por el respeto a
la diferencia, sabiendo que ésta no es un defecto para ocultar. A quienes
demostraron que la valentía no tiene nada qué ver con la testosterona y que. una
y otra vez, nos dieron algunas de las más hermosas lecciones de dignidad y
nobleza que hemos recibido.
Agradecemos a los intelectuales, artistas y científicos, de México y el mundo,
que nos apoyaron en la lucha por los indígenas. Pocos movimientos u
organizaciones se pueden preciar de haber tenido el respaldo (siempre crítico, y
lo agradecemos) de tanta inteligencia, ingenio y creatividad. Ustedes ya saben
que siempre los escuchamos con respeto y atención, incluso cuando no
compartíamos sus puntos de vista, y que algo de la luz que emanan ayudó a
alumbrar nuestros oscuros caminos.
Agradecemos a l@s trabajador@s honesf@s de la prensa y a los medios de
comunicación decentes que mostraron, con verdad y a todo el mundo, lo que
miraban y escuchaban, y respetaron, sin distorsionar, nuestra voz y caminar.
Reciban nuestra solidaridad en estos duros momentos que atraviesa el ejercicio
de su profesión, donde arriesgan su vida, son agredidos y, como nosotros, no
encuentran justicia.
Y, para que no falte nadie, agradecemos en general a todit@s tod@s que, honest@s
y sincer@s, nos apoyaron.
He dicho, al inicio de esta carta, que no era una despedida. Bueno, pues resulta
que para algunos sí lo es. Aunque para otros será lo que es en realidad, es
decir, una promesa... Porque ya se alcanza a ver lo que falta...
Vale. Salud y, de corazón a corazón, gracias por todo.
A nombre de tod@s l@s zapatistas del EZLN.
Desde las montañas delSureste Mexicano.
Subcomandante Insurgente Marcos
México, en el mes sexto del año 2005
P.D.- Ya se ve que no estábamos pensando enjugar fútbol. Bueno, no sólo. Porque
algún día jugaremos contra el Intemazionale de Milano. Nosotros o lo que quede
de nosotros.
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