El abrazo de oso de Fernando Henrique Cardoso

04/07/2005
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Fernando Henrique Cardoso (FHC) aconseja Lula no presentarse a la reelección. Podría pensarse que saca experiencia de su propio –y aún más desastroso que el primero– segundo mandato. Pero no. La única autocrítica fue la de haber dado poca importancia al tema de la seguridad. (Su correligionario, el gobernador de São Paulo parece dar más importancia al sistema de castigo juvenil FEBEM, a las matanzas y a la situación de la seguridad pública en el Estado). FHC ofrece un trago envenenado a Lula. Se trata de un acuerdo político en el que Lula renunciaría públicamente a presentarse como candidato a un segundo mandato, los tucanes (1) harían el “sacrificio” de participar de un gobierno de “salvación nacional”, la máquina de denuncias amainaría y el campo estaría libre para el retorno de la coalición PSDB-PFL al gobierno, para continuar manteniendo la política económica que entregaron al gobierno Lula –varios nombres continuarían en sus puestos actuales– y retomar el proceso de privatización que dejaron inconcluso. Además de que prestarían el gran servicio a los Estados Unidos de América –del que FHC, Malan, Celso Lafer, entre otros, son fervorosos devotos– de acabar con la política externa independiente de Brasil, que articula a las más amplias alianzas de resistencia a la hegemonía imperial estadounidense y que también por eso cuentan con todas las simpatías y el apoyo de Washington. FHC tiene hoy un papel similar a lo que tuvieron personajes como Carlos Lacerda, en la tentativa de golpe de 1954 y en el golpe de 1964. Hoy no se golpea las puertas de los cuarteles, pero son los agentes de la especulación financiera los sujetos de los golpes contemporáneos. Ese el papel del cuervo de hoy –FHC–, vivandero de las Bolsas de Valores. Ya consiguieron limar aún más las uñas de Lula, con la salida de José Dirceu del ministerio. El distanciamiento y la culpabilización que Lula hace del PT, salva su imagen a corto plazo –habría sido traicionado por la confianza depositada en compañeros-, pero a medio y largo plazo lo debilita, aún más si piensa en la reelección, en que el PT puede ser el diferencial que necesita. Quieren frenar más aún Lula, llevando este a formar un nuevo gabinete que lo amarre aún más, como se fuera necesario, con el equipo económico ya cumpliendo bien ese papel. Ningún personaje de la política brasileña consigue moverse al mismo tiempo, tanto con los grandes empresarios, con Severino y con agentes del gobierno de Estados Unidos, como hace FHC. Cuenta con la confianza del gran empresariado y de Washington. Cuenta con gente experimentada en golpes –a fin de cuentas Olavo Setúbal está entre los empresarios que articularon el golpe militar de 1964, en el famoso Instituto Brasileño de Acción Democrática, IBADE, donde participaba también el entonces joven economista Pedro S. Malan, brazo derecho del gobierno de FHC, que en aquella época hacía análisis económicos para los golpistas, como relata René Dreyffus en su libro sobre el golpe militar “1964 – La conquista del Estado” (Editorial Voces). Si Lula acepta, estará decretando no solamente su muerte política, sino la de su gobierno y la del PT como partido. Los tucanes aún tienen miedo de la simpatía popular que sigue gozando Lula y de su capacidad de movilización de esos sectores. Si acepta ese presente de griego, Lula se quedará como rehén de los tucanes, en una cuenta regresiva para devolverles el gobierno. Habrá tenido un pasaje efímero por la presidencia, simplemente para dejar consignado que las élites dominantes aceptan la alternancia en el gobierno, permitiendo incluso que un ex-obrero y ex-líder sindical pueda llegar al puesto político máximo del país. Y que nada cambia, quienquiera que sea el presidente del país, ni en el contenido de las políticas, ni en el manejo nada ético del gobierno y de las alianzas. Para esa operación retorno, FHC y los tucanes cuentan con miembros del equipo económico del gobierno Lula, que podrían estar en un gobierno y/o en otro. Cuentan con los grandes medios y cuentan con la incapacidad de reacción del gobierno frente a las acusaciones que recibe. En el mismo paquete de la “gobernabilidad” estaría el déficit nominal cero: nueva forma asumida por el superávit primario. Aécio Neves hace de mensajero de ese abrazo de oso con que los tucanes pretenden ahogar a Lula y su gobierno. En una crisis, nadie se queda en el mismo lugar. Si quisiera romper el cerco de que es víctima, el gobierno necesita moverse, retomar la iniciativa, superar la actual situación. Puede hacerlo girando en el mismo lugar, con la alianza con el PMDB, lo que puede darle supervivencia inmediata, pero corre el riesgo de que no cese la ofensiva de denuncias, sin que se vea hasta donde puede llegar. A la oposición no le interesa un impeachment, que podría dar a Lula la condición privilegiada de víctima y posibilitaría que él movilizara los sectores populares que siguen demostrando simpatías por él. Interesa a la oposición sangrar Lula hasta abatirlo en las elecciones del año que viene. O puede desplazarse a la derecha, aceptando el trago envenenado que le ofrece FHC. Será su suicidio. O podrá decir: “Aleja de mí ese cáliz.” Rechazar el veneno y restablecerse por la única vía por la que puede superar el escenario político muy negativo en que su gobierno está metido. Apoyarse en la movilización de los movimientos sociales, de la ciudadanía, de los que aún creen que se puede cambiar Brasil priorizando lo social. Pero no se hace tortilla sin quebrar huevos. Será preciso cambiar la política económica para conquistar los indispensables espacios para el desarrollo económico apoyado en el mercado interno de consumo popular, con distribución de renta, en la dirección del documento que los movimientos sociales llevaron a Lula. Un gran dirigente se muestra en los momentos de crisis y su capacidad se revela, antes que todo, distinguiendo los adversarios de los aliados. Y salir por la derecha o por la izquierda, si no quiere quedar pisando el terreno movedizo en que está su gobierno, que lo llevará a hundirse cada vez más y preparar el terreno para su derrota en 2006. (Traducción ALAI) (1) NDT: Como tucanes se conocen a los miembros del Partido Social Demócrata de Brasil (PSDB).
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