Agenda política

12/07/2005
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  • Opinión
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Son varios los pendientes en la apretada agenda política nacional y estatal, y algunos son los que se están consolidando en este momento, tanto de una como de otra parte; se necesitarían innumerables cuartillas para comentarlos brevemente todos. Por lo que se refiere a la República, el Presidente trata de llevar el barco a buen puerto, a pesar de lo encrespado de las olas que amenazan hundirlo después de los resultados del Estado de México y Nayarit, porque más que una derrota de su partido es una reprobación a su bien intencionada, pero desconcertante y confusa administración. En relación a los partidos, éstos se encuentran en la etapa previa de la consolidación de sus candidatos, y pareciera que sus dirigentes no la tienen nada fácil para lograr los objetivos deseados. La declinación de Francisco Barrio a su candidatura, y su acusación al Presidente de poner dados cargados en la elección interna del PAN; la renuncia de Madrazo por parte del PRI y la probable llegada de la maestra a la presidencia interina presagian nubarrones al interior de ambos institutos políticos, porque, dígase lo que se diga, las bases de militantes se han vuelto más críticas y aguerridas y no se dejan envolver fácilmente por las cúpulas de poder. El PRD empieza a sentir los embates de una oposición interna que demuestra que no todo es color de rosa para López Obrador, cuando el sempiterno candidato fundador del mismo partido señala que él no juega, porque todo parece indicar que sólo una candidatura está consolidada, y que precisamente no es la de él. Presintiéndose que volverá un nuevo frente a surgir, para aglutinar otras "izquierdas" que ya Cuauhtémoc empieza a concretar. Respecto a la seguridad pública nacional, las cosas parecen desbordarse, manifestándose un descontrol de la delincuencia organizada, que amenaza con llegar a la anarquía; es tal la desesperación que los manoteos llevan al gobierno al innecesario ridículo a través del vocero presidencial, que me recuerda al señor aquel que, en la invasión americana a Irak, teniendo a las tropas yanquis en su solar, salía terriblemente angustiado a declarar que su ejército estaba ganando la batalla, aun cuando éste tenía como justificación la defensa de su país, mientras que el nuestro sólo defiende a Los Pinos. En el panorama financiero vivimos una situación difícil, aun peor que en los viejos tiempos del priismo, cuando la crisis era reconocida y se trataba de sacar agua del barco; fue precisamente el presidente Zedillo el que trató de salvar las cosas con su blindaje económico y los constantes recortes al circulante para evitar una mayor inflación. Esta política se ha continuado hasta la fecha, pero sin mayores aportaciones que vengan a paliar un poco la economía doméstica y gerencial. Las quejas se escuchan por doquier, tanto de las amas de casa como de los señores empresarios. No se ha quedado bien ni con Dios ni con el diablo. En la política internacional las cosas están para llorar; hemos perdido todo sin ganar nada, estamos mal con Bush y con Castro. La tendencia hacia la izquierda, que impregna al cono sur, pasando por Venezuela, Argentina, Chile y Brasil nos ha dejado rezagados, terminando con aquella aureola del hermano mayor, que también nos iba en tiempos pasados de mejor prosapia y mayor alcurnia internacional. Aquí sí se puede afirmar categóricamente que todo tiempo pasado fue mejor. En nuestro Estado las cosas van, a pesar de los "dimes y diretes" que a veces se dejan sentir. Las relaciones de nuestro gobierno con el federal son buenas, a pesar de las diferencias partidistas, lo que impacta positiva y constructivamente en nuestro terruño, gracias a un gobernador que sabe negociar, cediendo y obteniendo, que a final de cuentas es la esencia de la negociación política, buscando siempre lo mejor para todos. El acuerdo obtenido con los diversos factores de poder en el Estado es consecuencia de lo mismo. Esta es, también, la percepción popular. En cuanto a sus colaboradores, la mayoría trata de estar al ritmo del Ejecutivo estatal que lleva un paso difícil de alcanzar. En la Secretaría General de Gobierno la agenda es apretada y permanente, por la misma condición de su naturaleza, pues es ahí donde se recarga, después del Ejecutivo, la mayor operatividad política. El titular de la misma trata de ser congruente con los lineamientos públicos trazados por el gobernador, acelerando el paso, a pesar del encono de sus agudos críticos que, como todo político, sabe que los tiene. En el área educativa trasciende la lucha por la rectoría de la Universidad, donde dos corrientes se enfrentan: la que está por la continuidad y los que buscan aires frescos de renovación; parece que esta última es la de mayor peso al interior de la academia, pero muchos se resisten a manifestarlo, quizás por pudor o ¿temor? Rafael Arias ha lanzado su espada en prenda, y por su experiencia y capacidad pareciera la mejor opción, sólo que el principal escollo pudiera ser la junta de notables, cupularmente formada, que está en el momento de demostrar que realmente es autónoma, (el gobernador ha expresado su respeto absoluto) y que no es rehén de ningún coto de poder. Se debe recordar que las autonomías universitarias, al contrario de la veracruzana, se dieron en lucha contra el autoritarismo y la imposición, o sea, buscando la democracia de todos, que debe de ir abajo hacia arriba y no al revés. La generación de Vasconcelos es un ejemplo. Ojalá se lograra en esta renovación la capacidad y el talento que logró conjuntar Gonzalo Aguirre Beltrán, cuando tenía a su lado a un Sánchez McGregor, a un filósofo como Salmerón Roiz, y a otras inteligencias que escapan a mi memoria y que le dieron a la universidad, con poco dinero, mucho prestigio nacional e internacional. La revista "La Palabra y el Hombre", de esa época, por citar un ejemplo, no ha podido ser superada jamás. En esta misma área educativa es importante mencionar el convenio reciente que acaba de firmar el gobernador del Estado con el titular del INEA, que viene a consolidar el esfuerzo que el profesor Guillermo Zúñiga, titular del IVEA, está realizando a lo largo y ancho del Estado, recorriéndolo permanentemente, sin demagogias ni banderas blancas que levantar. Aquí dejo estos comentarios al margen porque el espacio, generosamente concedido, no da para más.
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