Quito.- Los partidos y movimientos políticos nuevamente pusieron en marcha sus maquinarias electorales para enfrentar las elecciones que se realizarán el próximo 31 de mayo para elegir a presidente y vicepresidente de la República, diputados y minorías de los gobiernos locales. Desde el comienzo, sin embargo, se advierte indiferencia y poco entusiasmo de una población azotada por el fenómeno de El Niño, afectada por la crisis económica, conmovida por la corrupción y sumida en una permanente desesperanza.

Dentro de los seis candidatos presidenciales inscritos en el Tribunal Supremo Electoral constan, por primera vez, dos mujeres (Rosalía Arteaga y María Eugenia Lima); uno de los hombres más ricos del Ecuador (Alvaro Noboa); un conocido conductor de televisión (Freddy Elhers); y dos políticos profesionales (Rodrigo Borja y Jamil Mahuad). La sorpresa, sin embargo, la dio el derechista Partido Social Cristiano (primera fuerza electoral con fuerte incidencia en la región de la Costa, en la que vive la mitad de la población ecuatoriana), que decidió no poner candidato a la Presidencia, una vez que su líder, Jaime Nebot, se negó a postularse, pese a que en las encuestas constaba entre los favoritos. La explicación que dio Nebot, de que asumía esta actitud "debido al deterioro de la gobernabilidad", fue poco convincente, aún para sus seguidores.

La hipótesis que se maneja es que si bien Nebot podía entrar a la segunda vuelta, no alcanzaría los votos suficientes para triunfar debido a las resistencias del electorado que prefiere votar por cualquier otro y no por él. Esto ya se demostró en dos ocasiones anteriores cuando Nebot, perdió, en las finales, primero frente a Sixto Durán Ballén (1992) y después frente a Abdalá Bucaram (1996).

Es que Nebot no logra sacudirse de la imagen autoritaria que deviene de su colaboración con el gobierno del socialcristiano León Febres Cordero (1984-1988). Una tercera candidatura fallida, representaría la culminación de su carrera política, y es evidente que el dirigente socialcristiano prefiere guardarse para el año 2002. Tradicionalmente, la política ecuatoriana se ha desarrollado por factores de tipo regional. La pugna entre Sierra y Costa, las dos regiones más pobladas del país, y más exactamente entre Quito y Guayaquil viene desde la fundación misma de la República. En estas condiciones, la decisión del PSC dejó un vacío en el electorado guayaquileño y costeño, que se verá obligado a escoger entre candidatos presidenciales mayoritariamente serranos.

Los candidatos

Definido de esta manera el panorama electoral, los candidatos más opcionados, según las primeras encuestas, son el actual alcalde de Quito Jamil Mahuad, de tendencia centro-derechista, los candidatos de centro-izquierda Elhers y Borja y el guayaquileño Alvaro Noboa. Mahuad pertenece al Partido Democracia Popular (versión ecuatoriana de la Democracia Cristiana). Se presenta como un hombre experimentado que ha hecho obra pública en la capital de la República y que tiene la capacidad para replicar esta labor en todo el país.

Su partido ha abandonado la prédica del "socialismo comunitario" y ha adoptado un discurso y una práctica de corte derechista. Pactó con el Partido Social Cristiano en dos oportunidades para captar el Congreso y la Asamblea Nacional Constituyente (en donde promueven reformas a la Constitución de corte neoliberal), y aspira a canalizar los votos socialcristianos. Es criticado por aprovechar la maquinaria y los recursos del Municipio de Quito para hacer proselitismo electoral. Como ya mencionamos, Elhers y Borja se disputan el mismo espacio de centroizquierda.

El primero, que tercia por segunda vez a la Presidencia, está apoyado por fuerzas sumamente disímiles que incluyen a indígenas, socialistas y empresarios/as de corte neoliberal. Elhers, cuya popularidad se debe al protagonismo alcanzado en un programa de televisión de alta sintonía, se presenta como un independiente alejado de la "clase política", que pretende introducir al país a la era digital. Ha señalado que está por "encima de las ideologías" (antes que de ricos y pobres, prefiere hablar de honrados y corruptos) y ha adoptado como slogan de su campaña el lema indígena: "no robar, no mentir, no ser ocioso". Uno de los movimientos que lo apoya es el Movimiento de Unidad Plurinacional Pachakutic-Nuevo País, expresión política del movimiento indígena y los movimientos sociales, que, luego de infructuosos intentos por unir a la tendencia de centro- izquierda, pactó a última hora con Elhers en condiciones desventajosas. Borja, de tendencia socialdemócrata, fue presidente durante el período 1988-1992.

En los últimos meses, asumió la dirección de su partido Izquierda Democrática, en momentos en que atravesaba por una profunda crisis, fraccionamiento y desbandada de sus militantes. Su candidatura se ha visto fortalecida con la inclusión en su lista de diputados de militares retirados de prestigio, como el general Paco Moncayo, quien fue el estratega de las operaciones militares en el último enfrentamiento con el Perú, en 1995. Borja se presenta como un hombre honrado, y exhibe las obras y las bondades de su gobierno, aunque muchos no compartan su criterio.

Por otro lado, el espacio del populismo tratará de ser ocupado por el multimillonario Alvaro Noboa, quien es auspiciado por el Partido Roldosista Ecuatoriano que dirige desde Panamá el ex- presidente Abdala Bucaram, y cuya base electoral, al igual que el PSC, se ubica en la provincias de la Costa. El candidato vicepresidencial de Noboa es el ex-comunista Alfredo Castillo, quien al parecer está convencido del "fin de las ideologías". Como guayaquileño, Noboa tratará de captar el electorado costeño, aunque cargará con el peso de identificarse con la desprestigiada familia Bucaram. Heredero de una enorme fortuna, Noboa ha dicho que conoce la fórmula para generar riqueza y crear puestos de trabajo. Presencia femenina Por otro lado, es evidente que la mujer ecuatoriana ha ganado mayores espacios en el terreno político al punto que en estas elecciones intervienen dos candidatas a la Presidencia, aunque de tendencias opuestas. Revisemos brevemente su trayectoria.

La una candidata, Rosalía Arteaga, fue electa vicepresidenta en 1996 junto con Abdala Bucaram, pero a los pocos meses se distanció de éste, lo que le permitió, tiempo después, quedarse en el puesto cuando Bucaram fue echado por la movilización popular en febrero de 1997. Arteaga reclamó ser la sucesora "legítima" de Bucaram pero el Congreso eligió al actual mandatario Fabián Alarcón. Desde entonces, se originó una pugna entre Arteaga y Alarcón que culminó con el marginamiento de la primera de casi todos los espacios de poder del Estado.

En estas condiciones, Rosalía Arteaga renunció a la Vicepresidencia el día en que se cerraban las inscripciones y se postuló a la primera magistratura representando al Movimiento Independiente por una República Auténtica, MIRA, pero no se le augura muchas posibilidades. La segunda candidata es María Eugenia Lima, quien representa al Movimiento Popular Democrático, de tendencia maoísta, cuyas bases sociales se ubican en los maestros fiscales, los estudiantes y unos pocos sindicatos. Ha sido diputada por la provincia de Chimborazo y ha señalado que su candidatura conjuga las variables de clase, de género y de etnia. Las condiciones que deberá afrontar el nuevo gobierno que asumirá en agosto de este año no pueden ser peores.

El fenómeno de El Niño ha provocado cerca de 200 muertos, ha destruido miles de viviendas, carreteras, sembríos, escuelas y servicios básicos y ha provocado enormes pérdidas económicas. A ello se suma, la inestabilidad política y la vertiginosa caída del precio del petróleo, principal rubro de exportación del país, que ha tratado de ser suplida por el gobierno con medidas devaluatorias. En este contexto, todos los candidatos hablan de la reconstrucción de las Costa ecuatoriana, aunque no abundan en las fórmulas de cómo lo harán.

Publicado en el Servicio Informativo # 270, 15-04-1998, Quito