La pesadilla de Bush
24/08/2005
- Opinión
Bush II no tiene nada que ofrecer a América Latina que no sea más de lo
mismo y así lo va a confirmar su presencia en la próxima Cumbre de las
Américas, a celebrarse en noviembre en Argentina. El bárbaro de la Casa
Blanca llegará a la reunión con muchas promesas pero sin alternativas a
las políticas que ha impuesto Washington. Estas seguirán consistiendo en
aumento exponencial de la deuda externa, privatizaciones, saqueo salvaje
de los recursos naturales, intento de revivir el ALCA y su correlato
militar en el Plan Colombia, Iniciativa Andina y Plan Puebla Panamá. Como
consecuencia, pérdida de soberanía por los Estados nacionales, crecientes
índices de desempleo, pobreza y exclusión, cero posibilidades de
desarrollo endógeno y acentuación de la dependencia hacia Estados Unidos.
Pero también, cada vez más combativos movimientos sociales capaces de
derrocar gobernantes entreguistas y antipopulares, gobiernos renuentes a
asentir dócilmente a los deseos de Washington y la articulación de
instrumentos de integración latinoamericana que tiene por ahora como
vértices a Venezuela, Cuba, Brasil, Uruguay y Argentina.
Es este el contexto que explica las recientes giras por América Latina
del secretario de Defensa Donald Rumsfeld, tres en los últimos diez
meses. Lo que le queda a Estados Unidos para hacer frente a la díscola
marea popular que se levanta en la región es fomentar la división en los
movimientos sociales mediante el reclutamiento e infiltración de agentes,
la subversión de los gobiernos que no son de su agrado- como lo viene
haciendo en Venezuela- e insistir en el objetivo de subordinar los
ejércitos latinoamericanos para utilizarlos como verdugos de sus pueblos.
Esto incluye la presencia de militares estadounidenses en los países
hasta llegar a enjaezar sus fuerzas armadas a los planes del Pentágono,
como ocurre en Colombia.
En noviembre de 2004 Rumsfeld fue derrotado en la reunión de ministros de
defensa americanos cuando catorce de ellos votaron contra su propuesta de
crear una fuerza multilateral para intervenir en Colombia y para combatir
el terrorismo en la región. Sin embargo, lo que no logró en el marco
colectivo lo ha continuado fomentando mediante la presión individualizada
sobre los gobiernos más débiles. Este es el caso de su visita hace unos
días a Paraguay y Perú, donde ya hay tropas estadounidenses. Ambos países
son fronterizos con Bolivia, asiento de una gran rebelión popular que
tiene posibilidades de acceder al gobierno en diciembre próximo en la
persona del líder indígena Evo Morales, algo que Washington hará todo lo
posible por evitar. De Morales dijo Rumsfeld que obedece las
instrucciones de Venezuela y Cuba, gobiernos a los que culpó de los
levantamientos indígenas y populares que derrocaron a los presidentes
Gonzalo Sánchez de Lozada y Carlos Mesa. Ironías de la vida, el jefe del
Pentágono fue puesto en su sitio nada menos que desde la colina del
Congreso en Washington por el diputado demócrata de origen latino José
Serrano. Por razones de espacio no puedo reproducir íntegramente su
gráfica declaración, así que me limito a unos fragmentos: “El secretario
Rumsfeld –afirmó Serrano- está siguiendo la descuidada y peligrosa línea
que esta administración ha mantenido siempre hacia Cuba, aunque ahora
ellos han añadido a Venezuela a su ecuación… Las causas reales de estas
sublevaciones (como las de Bolivia) son problemas como el hambre, la
carencia de empleo y oportunidades inadecuadas de educación. Si esta
administración es seria sobre la prevención del descontento en América
Latina… la solución es respetar a nuestros vecinos latinoamericanos y
promover ayuda social y económica a la gente. La ‘solución’ de la
administración de condenas generales y acuerdos comerciales sesgados
nunca funcionará”, remató Serrano.
Los dos países visitados por Rumsfeld también son fronterizos con Brasil,
crecientemente rodeado de tropas estadounidenses, presentes asimismo en
Colombia y Ecuador. Este despliegue castrense se propone asegurar el
control del petróleo y el gas bolivianos y peruanos, del acuífero
Guaraní, de la biodiversidad amazónica y de los movimientos populares de
Bolivia y Ecuador; y amenazar a Venezuela y al gigante latinoamericano
por su protagonismo en el fomento de la integración regional. En cuanto
al viaje de Rumsfeld, su superobjetivo era lograr el aislamiento del
gobierno popular y antimperialista de Hugo Chávez, un sueño de Bush que
está por convertirse en pesadilla.
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