Las “ratas” en Bolivia y el símbolo de la Media Luna
24/08/2005
- Opinión
Ya antes de que el barco se hundiera, es decir la Alemania Nazi y sus aliados
se rindieran ante el bloque antifascista, las ratas abandonaron sus países. No
solo Alemania, sino también Lituania, Polonia, Checoslovaquia y sobretodo
Croacia, estaban llenos de colaboradores, oportunistas y fascistas convencidos,
que aprovechando la guerra se habían convertido en torturadores de sus propios
pueblos. Toda esa escoria tuvo que escapar y lo hizo como las ratas, de noche,
por las alcantarillas, por donde sea.
“La vía de las ratas”. Ese es el nombre que recibió el “callejón de escape”
sustentado por gobiernos reaccionarios, los EEUU, el Vaticano y la Argentina,
entre otros, que brindaron ayuda a los fascistas europeos en su huida. Por ella
llegaron a Latinoamérica un número apreciable de criminales de guerra, que
perseguidos por las justicias europeas no tuvieron mas remedio que escapar al
tercer mundo. Por ejemplo: Klaus Barbie, alias “Altmann”, ex jefe de la
policía secreta alemana (Gestapo) en la ciudad ocupada de Lyón, (Francia), en
los primeros años de la decada del cuarenta, responsable de haber asesinado al
jefe comunista de la resistencia francesa Jean Moulin, (sus restos reposan en
el Panteón de los Héroes, París), torturándolo de forma inhumana, al cocerlo en
agua hervida, al mejor estilo medieval. Barbie fue uno de los criminales, que
llegaron a ese suelo inocente, pero revoltoso llamado Bolivia. Barbie hizo bajo
la égida de la CIA carrera en ese país sudamericano. Amasó una considerable
fortuna con negocios sucios de madera y barcos para ese país mediterráneo,
hambriento de mar. Barbie llegó a ser General “ad honorem” del ejercito
Boliviano y es responsable de la muerte de por lo menos tres mil bolivianos
durante los años de las dictaduras militares. Fue “asesor” en labores de
inteligencia y de seguridad estatal. Fue uno de los impulsores de la
organización paramilitar “Los Ángeles de la Muerte”. Quienes financiaban dichos
angelitos y para que es algo hasta ahora no esclarecido. Nadie quiso destapar
la caja de Pandora.
Prosigamos con nuestro relato. El fascismo alemán ha sentado raíces profundas
en muchos países latinoamericanos, sobretodo en las Fuerzas Armadas y diversos
estamentos de la seguridad Nacional. Gracias al aura que lo rodea por los
logros en la Gran Guerra es admirada por cuadros técnicos, admiración que
llega luego al plano político. Es en dicho momento en el que se hace peligroso.
El fascismo alemán no es pasado. Es, en muchos países, Chile, Argentina,
Guatemala, Paraguay, Bolivia un presente peligroso. Esta circunstancia, esta
simpatía, fué aprovechada por los norteamericanos para “depositar” a técnicos
policiales, con experiencia en la lucha anti- subversiva, en Latinoamérica. Ya
llegaría el momento en el que esta escoria sería útil. A los alemanes se
unieron muchos otros, libaneses, sirios, lituanos, croatas.
¿Quienes son los croatas?
En los años posteriores al fin de la guerra el gobierno boliviano aceptó la
solicitud de la CIA de dar cobijo entre otros a miembros de la Ustacha, la
organización fascista croata, a quienes no los recibía ningún país, ni siquiera
la Argentina. Ha de saber el lector, que la Ustacha ha sido condenada ante
varias Cortes como organización criminal por delitos de lesa humanidad
cometidos durante la Segunda Guerra Mundial. Sus miembros son considerados
fanáticos racistas, que desprecian a todos los que no son miembros de la “Raza
Blanca”.
Este tipo de gente llega a Bolivia y se instala en el oriente del País. Santa
Cruz era en ese entonces una ciudad pequeña, casi al borde de la civilización.
Y estos nuevos inquilinos llegaron no solo con muchas ganas de trabajar, lo
cual, no se los niega nadie, sino también con mucho dinero. Pero a pesar de
todos los esfuerzos, no lograban arrancar, hasta que se presentó la oportunidad
esperada.
El año 1971 dichos círculos llegan al poder, mediante un coronel de ejército,
de ascendencia alemana, Hugo Bánzer Suárez. Durante casi dos décadas los
capitales y las inversiones
llovieron sobre Santa Cruz. Surgió una burguesía agroindustrial y tapujos
aparte, Bolivia, ingreso al mercado de la cocaína como uno de los productores
mas importantes del planeta. El éxito no se dejo esperar. No pasó una década y
Santa Cruz se convirtió en una metrópoli pujante. El capital, los conocimientos
técnicos y la experiencia administrativa del fascismo lograron arrancar del
atraso a esa ciudad, que hoy se cuenta entre las más pujantes del mundo. Algo
parecido sucedió en casi todas las ciudades, que dieron acogida a los
refugiados nazis. Este éxito económico ha contribuido a difundir y asentar
ideas nacionalsocialistas en vastas capas de la población pudiente. En la
mayoría de estas colonias las fascistas prefirieron cerrar filas y mantenerse
en lo posible alejada de la población local. Ese es el caso en el sur de la
Argentina, Chile y Paraguay. Pero en Bolivia y en el Brasil han logrado
enraizarse en la burguesía local, gracias en parte a la belleza de la mujer
oriental.
En Bolivia, se ha dado el caso de una mestización acelerada entre migrantes y
población local. Incluso se ha dado el caso de transformaciones ideológicas
extremas, tal el caso de Hans Ertl, camarógrafo del Tercer Reich, quién llegó a
colaborar con grupos de izquierda alzados en armas. Su hija murió combatiendo
para el ELN. (Ejercito de Liberación Nacional).
Los que quisieron y lograron integrarse a las poblaciones locales no siempre se
despojaron de sus ideas fascistas. Muchas veces estas cobraron cuerpo en
partidos políticos de clara connotación nacionalsocialista. ADN, Acción
Democrática Nacionalista, fue la versión boliviana. Sus colores negro, blanco y
rojo son una clara alusión alemana. Y para quién entiende algo de estas
ideologías no existe nada mas contradictorio, que ver a un indígena chiriguano
o chiquitano, agitando una bandera fascista. (En caso de una victoria nazi toda
esta gente hubiera desaparecido).
Pasemos a observar a otras colonias. Una de las mas numerosas era la yugoslava,
que aglutinaba a servios, croatas, bosnios, albanos y macedónicos, sin
distinción alguna.
La colonia yugoslava no era considerada reaccionaria. La mayor parte de sus
integrantes coparon cargos administrativos en las universidades. Muchos de
ellos se sumaron incluso a los diferentes grupos armados, (Ivo Stambuck,
Oruro), pero una vez disuelta Yugoslavia la colonia ingreso en un proceso de
fraccionamiento y polarización acelerada. Los clubes yugoslavos se dividieron y
los croatas reaccionarios cobraron fuerza sobretodo entre la juventud.
Los croatas bolivianos han jugado un papel importante en la Guerra de Secesión
de Yugoslavia al haber conseguido, que importantes partidas de material bélico
destinadas al Ejército Nacional de Bolivia, sean desviadas con ayuda del
Consulado Boliviano de Hamburgo hacia Croacia. En ese entonces una familiar de
Jaime Paz dirigía el Consulado. Debido a ese escándalo, el Consulado tuvo que
cerrar por el lapso de casi un año.
El grupo croata es uno de los más activos en el proceso de desintegración de
Bolivia. Ha impulsado la creación de varios grupos secesionistas, de los cuales
el más activo es “La Nación Camba”. Ha retomado el símbolo de la Media Luna, en
alusión a la Media Luna Croata, que en el año 1482 se constituyó en el último
bastión de Europa contra la expansión del imperio otomano. Esta vez la Media
Luna defenderá a la “civilización” contra los enemigos de la globalización y el
progreso, los collas.
Los croatas, según ellos, tienen aproximadamente cuatrocientos combatientes
totalmente “confiables”, es decir “blanquitos”, entre hombres y mujeres y casi
nueve mil “bolivianos”, todos comprables y relativamente baratos, pero de
lealtad cuestionada (muchos empleados de haciendas). Su motivación de lucha se
reduce al racismo “anti kolla” y no es racional ni lógica. Se hallan
organizados en torno a la UJC, (Unión Juvenil Cruceñista), en células de
barrio, la mayor parte en Santa Cruz (75) y Montero (20). En haciendas en torno
a Santa Cruz tienen instaladas campos de entrenamiento y en muchas de ellas ya
se encuentra armamento pesado, muchas veces proveniente del Ejército Boliviano.
Son asesorados militarmente por la gente que controla Diodato, quién además es
el mayor intermediario en la compra de armamento (Croacia, Italia, Austria). Su
actual dirigente es Jorge Hollweg, de ascendencia alemana, pero los mandos
medios son croatas, sirios y argentinos. Croacia y la inteligencia chilena, que
colaboran muy estrechamente cifran pero su mayor esperanza en los sesenta
oficiales activos, muchos de alta graduación, infiltrados en las Fuerzas
Armadas, sobretodo en el ejército. La mayoría está en este momento al mando de
tropa, pero su poder disminuye de día en día como consecuencia de que los
mandos medios, sobretodo suboficiales, cobran conciencia étnica. Este factor es
uno de los que han conducido a que se aceleren los acontecimientos y que el
“Comité Cívico de Santa Cruz” haya abortado el proceso secesionista ya en
marzo. Se teme, que el MAS y el Movimiento Pachakuti tomen el control del
ejercito basándose en la extracción mestiza de los suboficiales. Es una carrera
contra el tiempo.
Otro grupo importante de fascistas, que llego a Bolivia, fue el italiano. En
los años 70, Bolivia estuvo involucrada en una serie de “problemas” de la
guerra fría secreta. La ejecución de “Toto” Quintanilla, el Cónsul de Bolivia
en Hamburgo por Mónica Ertl con ayuda de revolucionarios italianos condujo a la
colaboración de la inteligencia Boliviana con la inteligencia y los fascistas
italianos. Consecuencia de dicha colaboración llegaron a Bolivia personajes
como Diodato y otros fascistas italianos, sospechosos de numerosos actos
terroristas en Italia. Todos sabemos, que Diodato formo unidades especiales en
el ejercito boliviano. Comandos de acción inmediata, unidades de
francotiradores, comandos de “neutralización silenciosa, etc. Santa Cruz está
lleno de acólitos de estos fascistas, que fueron desmovilizados del ejército en
la década del 90. Constituyen una verdadera amenaza, porque no pueden ser
controlados por el ejército nacional por la falta de medios.
Existen pero otras fuerzas extranjeras, que hasta este momento no han entrado
en acción. Una de ellas son las escuadras del Mosad. El Mosad tiene la mayor
parte de sus fuerzas estacionadas al norte de La Paz en la zona del Alto
Madidi, así como en Santa Cruz é incluso en el Chapare. Hace veinte años el
gobierno Boliviano otorgó la Hacienda de Klaus Barbie a la inteligencia
israelí. Con su ayuda se logró desarticular a las milicias paramilitares
fascistas de Santa Cruz. Pero no se logró controlar a las croatas, porque las
croatas tienen el apoyo de facto de los alemanes, para quienes se los hacen
todos los trabajos sucios. Y el gobierno alemán prácticamente mantiene a casi
la cuarta parte del aparato estatal por medio de NGOs y la GTZ. De esa forma se
compra la complicidad del gobierno en el descuartizamiento de los riquísimos
yacimientos de todo. Bolivia es un país, que tiene de todo.
Otra fuerza extranjera de consideración es la presencia americana.
Los americanos tienen tres tipos de fuerzas distintas estacionadas en el país.
Escuadras de bolivianos, ex-miembros de las fuerzas represivas, poco confiables
y de accionar limitado; latinoamericanos residentes como fuentes de
información, mayoritariamente gente de negocios y escuadras de Acción Rápida,
incluso una muy numerosa camuflada entre menonitas y residentes argentinos.
Otra fuerza apreciable son las unidades de la mafia cruceña, con base en
Palmasola. (prisión- pueblo) Esta no luchará por una independencia de Santa
Cruz. Es más boliviana que el mismo ejercito. Existe también grupos de
“collas”, pero que todavía no han pasado al plano militar. En la ciudad de
Santa Cruz en torno a clubes de fisicoculturismo y en el campo aglutinados en
torno a los sindicatos agrarios, (MAS), Movimiento Al Socialismo y (MST)
Movimiento Sin Tierra. Estos son los actores de un escenario en extremo
explosivo. Bolivia es, por su localización, de extrema importancia geopolítica.
Su destino decidirá el destino de toda Sudamérica. (Traducido por Andrés
Lapita).
- Markus Besser, Analista de la Revista Mensual “Ernst Thaelmann”
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