Bush no es bienvenido en Panamá

01/11/2005
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El pueblo panameño ve con sorpresa la anunciada visita del presidente de EEUU a Panamá. Además, la gran mayoría de los panameños repudian la presencia de ese mandatario sobre suelo patrio. Durante todo el siglo XX, el pueblo panameño luchó contra la presencia militar norteamericana que usurpaba la soberanía territorial de la nación. Esa lucha le costó muchas vidas a Panamá. Sangre generosa de jóvenes estudiantes y trabajadores humildes fue derramada a lo largo del istmo panameño en defensa de los valores más sagrados de la patria. La nación panameña no puede aceptar esta visita cuando, aún, las heridas de los abusos cometidos en el pasado reciente y no tan reciente todavía están abiertas. La afrenta contra Panamá no es sólo responsabilidad de Washington. Debe asumir parte de la carga moral el actual gobierno de Panamá, que se presta a las maniobras de relaciones públicas del presidente Bush. Durante la permanencia en la capital panameña del mandatario norteamericano no se discutirá sobre las necesidades de los pueblos panameño y norteamericano. En la agenda no se incluyó la exigencia panameña de que el gobierno norteamericano limpie las áreas que formaban parte de los polígonos donde las fuerzas armadas norteamericanas realizaban sus ejercicios militares. El gabinete del presidente Martín Torrijos tampoco hablará con Bush sobre las indemnizaciones que el gobierno de EEUU aún le debe a las miles de familias del barrio de El Chorrillo que perdieron padres e hijos durante el bombardeo de la medianoche del 20 de diciembre de 1989, cuando la población de ese barrio popular dormía. La agenda tampoco incluye discusiones sobre los planes de ampliación del Canal de Panamá. Además, el presidente Bush y el presidente Torrijos no le dedicarán momento alguno para hablar sobre las negociaciones en torno al tratado de comercio preferencial. Bush ha prometido que le recordará a los panameños sobre sus compromisos de apoyar a EEUU en su guerra contra el “enemigo terrorista”. El gobierno que preside Bush quiere que Panamá militarice su Policía Nacional, así como sus servicios marinos y aéreos. Esta transformación sería para servir los intereses de EEUU, sin pensar en las consecuencias que puede tener para Panamá. Aún más peligroso, vería con buenos ojos que Panamá militarice los muelles de la antigua base naval de “Rodman” en la entrada del Canal. La escala de Bush en Panamá se debe a una campaña publicitaria que el mandatario norteamericano está organizando para detener el proceso de deterioro de su imagen como líder político de su país. Por un lado, quiere proyectar la creencia que las invasiones de EEUU en terceros países pueden ser exitosos. A Bush le gusta comparar a Irak con Panamá. Según los círculos gobernantes de EEUU, hay invasiones que fracasan pero hay otras que tienen éxito. Por el otro, cree que su reunión con Martín Torrijos le dará dividendos en el mundo que aún confunde al general Torrijos, militar populista de la década de 1970, con su hijo que promueve políticas neoliberales a principios del siglo XXI. El Frente Panamá Soberana (FPS) rechaza esta visita y le pide a todas las organizaciones populares del país, así como a todos los pueblos del mundo, que hagan saber su protesta en forma organizada y firme para que los militaristas que gobiernan en Washington sepan que en Panamá no hay olvido ni perdón. Ciudad de Panamá, 21 de octubre de 2005
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