La conformación del frente por la paz: facilidades y dificultades
05/10/2014
- Opinión
“La paz que viene: imperfecta pero perfectible…”
Colombia vive momentos excepcionales. El proceso de paz, diálogo con los insurgentes y acción incesante de la sociedad desde bases sociales y territoriales, se está convirtiendo en el catalizador de viejas aspiraciones de reconocimiento, equidad social y dignidad nacional.
Hoy estamos cerrando el conflicto armado interno por la vía política, sin vencedores ni vencidos, aunque con enorme incertidumbre originada en los avatares de negociar en medio del conflicto. Sin embargo, desde ya estamos procurando proseguir la construcción societal de paz positiva, paz con más democracia, justicia social y vida digna.
La paz de hoy es el comienzo de la paz de mañana. Parece sencillo, pero no lo es. Este presente nacional está preñado de distintas posibilidades de futuro. Estamos en el tiempo político de la transición de la guerra a la paz. Desde hace más de 20 años el país busca, por muy diferentes vías, que las armas salgan de la política, tanto las de tinte izquierdista como las de tinte derechista.
Estamos a punto de que se cumplan las etapas finales de ese proceso y que comience una nueva época sin guerra, no sin conflicto. El tiempo político se convertirá en tiempo histórico. No es un tiempo ajeno a cada uno y cada una, es nuestro tiempo, es nuestra vida haciendo historia. Es un tiempo que fáctica y culturalmente nos pertenece, que nos marca y que podemos moldear.
La política no es una inercia, es un quehacer imaginativo y creativo. La política la hacen personas, mujeres y hombres, ciudadanas y ciudadanos, es decir sujetos individuales y colectivos, movimientos y partidos, a través de dinámicas concretas de movilización, deliberación, mandato, pacto y voto desde ámbitos territoriales definidos.
La transición de la guerra a la paz supone, requiere, es condición sine qua non, un sujeto consciente y activo que sea el soporte de y luche por un proyecto de país diferente porque el actual es inaceptable. La paz para este nuevo sujeto, hay que enfatizarlo, es un proyecto de país auténtica y profundamente democrático. Tal sujeto se está configurando hoy en la epifanía de la paz.
La centralidad de la paz articula, cataliza y proyecta el horizonte de un país que se transforma. Las transiciones contemporáneas se han entendido como el paso de la dictadura, casi siempre militar, a la democracia, caso países del Cono Sur en los años 80, o como paso de la confrontación violenta a la paz, caso Centroamérica, Suráfrica e Irlanda en los años 90.
Colombia en su transición postergada involucra los dos pasos: el de la confrontación violenta a la paz y el de un régimen de democracia disminuida a un régimen de democracia expansiva. La salida de las armas de la política, en el curso de varias décadas, puede leerse en el país como el paso de una situación de semi democracia poblada de violencias a una situación de democracia creciente sin violencia abierta.
Período que se abrió con un momento constituyente y que bien podría cerrarse con otro momento constituyente porque hay materias y actores que hace falta involucrar en el pacto fundante de la nación colombiana[1].
No hay proyecto sin sujeto, ni sujeto sin proyecto. El sujeto de la transición en el país no puede ser, en las condiciones de hoy, sino un sujeto plural, una inmensa e incontenible convergencia de partidos, movimientos, etnias, corrientes de opinión, dinámicas regionales y territoriales, ejercicios comunicativos y expresiones culturales, que en conjunto abra ancho camino a las múltiples resistencias ejercidas no solo ante el conflicto interno armado, sino también ante el modelo económico depredador de vidas humanas y de naturaleza, y también ante la cortedad, deformación y envilecimiento de la política.
Los millones de víctimas lo son no solo de las múltiples violencias, discriminaciones y desconocimientos, sino de la economía inhumana y de la política anti sociedad y anti país. Colombia necesita un potente sujeto socio-político plural, visionario, audaz, innovador, que se mueva con decisión inquebrantable en la lógica de la vida –el Buen Vivir- hasta superar plenamente la multiforme lógica de muerte impuesta en el último medio siglo de aciaga historia nacional.
En esa perspectiva está la gran tarea que le corresponde realizar a un frente amplio, frente común, o de fuerzas alternativas por la paz. El frente es amplio porque es incluyente, al máximo, de fuerzas revolucionarias, progresistas, democráticas, transformadoras, emancipatorias; es común porque quienes se adscriben a él, mujeres y hombres, personas y colectivos, tienen en común un horizonte y un camino estratégico hacia el poder, societal y estatal, y la construcción de una nueva hegemonía (direccionalidad incluyente); el frente mismo de carácter alternativo puede ir aún más lejos y entrar en convergencia, coalición, unidad de acción con fuerzas que no son de carácter definidamente alternativo pero amigas permanentes u ocasionales de la paz. El objetivo a través de estos diversos caminos es crear una nueva realidad política, desatar el avance hacia la constitución de nuevas mayorías en un ejercicio de pluralidad dinámica que supera la fragmentación[2].
Es posible pensar y construir de esta manera un verdadero movimiento social de paz en cuanto, hoy por hoy, la paz se constituye en el vínculo que anuda las otras grandes variables del proceso: democracia, vida digna y sentido de nación.
La visión expuesta permite identificar los elementos que facilitan el surgimiento del frente por la paz:
1. El contenido de la paz: paz con transformaciones sustantivas, a partir de, pero más allá de los diálogos y acuerdos con los insurgentes, la paz como proyecto de país.
2. La necesidad sentida de un polifónico movimiento de paz, que asuma la proyección política de lo social, que se encamine a cumplir el papel de tercería política y se proponga ser gobierno de transición en los diferentes niveles territoriales.
3. La utilización, por vía de una praxis renovada, de un método de construcción que incluye movilización, deliberación, mandato, pacto y voto.
4. La necesaria y legítima interlocución societal con las guerrillas, cada día más intensa, que prepara el camino de su conversión en actores políticos no armados.
5. El empleo de tácticas flexibles – electorales, parlamentarias, en planeación y políticas públicas - hacia objetivos de cambio perseguidos con claridad y decidida voluntad política.
Igualmente permite sacar a la luz los elementos que dificultan el surgimiento del frente:
1. El ritmo desigual de acceso a los diálogos políticos por parte de los distintos movimientos insurgentes porque ello impacta las dinámicas societales.
2. El mantenimiento de estructuras estáticas en las fuerzas alternativas que impiden liberar la capacidad política de las bases ciudadanas.
3. La inestabilidad de los espacios de convergencia, llamados a menudo comités de impulso; el entusiasmo de un día se torna en el desánimo o deserción del día siguiente; no aguantamos la marcha plural cogidos de la mano.
4. La falta de persistencia en objetivos de carácter estratégico. No pasamos de la unidad de acción ocasional para la salir a la calle, o de la precaria coalición electoral. La conquista de espacios de poder societal y estatal es absolutamente inestable e inconsistente, por no decir inexistente.
5. La prioridad que aún damos al proyecto particular de grupo o de persona sobre el proyecto común lo cual deriva en prácticas de no apertura, no inclusión, no democracia, no sinergia.
Por un camino de cambios light, reformas de superficie o gatopardistas, las élites por arriba van presurosas sacando adelante su proyecto político y buscando acomodar a él el ineludible paso a la paz. En contraste, las fuerzas alternativas, lentamente, con poco sentido del ritmo político, adelantan con parsimonia la conformación del frente por la paz que, después de la Semana por la Paz (segunda de septiembre), transita por el camino de los 100 días de acción convergente por la paz, con tibio entusiasmo, aspirando a expandirse con la movilización que anuncian indígenas y campesinos alrededor del 12 de octubre y visualizando, para noviembre o diciembre, un encuentro de articulación – ya no un gran Congreso Nacional e Internacional que sigue en perspectiva. Las aspiraciones electorales comienzan a sentirse, sin que esté claro que van a contribuir a facilitar las necesarias articulaciones.
Los 100 días de Acción Convergente por la Paz, de los cuales ya van quince, vale la pena darles relieve y servirse de ellos sanamente como una especie de gimnasia, en perspectiva de proceso, para la interlocución y la construcción de entendimientos hacia el Encuentro cercano. Es sorprendente la forma como se van multiplicando las acciones por la paz, desde Soy Capaz y acciones eclesiales por Cese de fuegos, hasta congresos y foros, casi diarios, de universidades y entidades de todo orden, imposibles de sincronizar, acciones todas que pueden ir adquiriendo un sentido común si existe una iniciativa política que sistematice información, procure aproximaciones, se atreva a la interlocución y con ello, paciente pero efectivamente fortalezca la apropiación de objetivos e impactos centrales, prioritarios y estratégicos como los cuatro que se han esbozado.
Los cuatro objetivos propuestos de 100 días de Acción Convergente por la Paz son pertinentes en relación con la coyuntura y adecuados al impulso del movimiento social de paz:
1. DIÁLOGOS DE PAZ - Apoyar plenamente los diálogos de La Habana con las FARC y exigir el inicio sin dilación de los diálogos de paz con el ELN. No levantarse de la mesa hasta pactar la paz.
2. CESE DE FUEGOS - Buscar que Gobierno e insurgentes consideren y decidan el cese bilateral de fuegos y hostilidades. A ello contribuye el desescalonamiento del conflicto con la suscripción de acuerdos humanitarios, haciendo efectivo el desminado de zonas especialmente vulnerables a este flagelo, así como la desvinculación de los niños de los cuerpos armados y el respeto pleno de las mujeres.
3. DERECHOS DE LAS VÍCTIMAS - Demandar y apoyar la plena vigencia de los derechos de las víctimas asegurando verdad, justicia, reparación y garantías de no repetición en la perspectiva de la reconciliación de todos los colombianos y colombianas.
4. ACCIÓN PEDAGÓGICA PARA LA PARTICIPACIÓN - Adelantar una eficaz acción pedagógica y comunicativa entre la ciudadanía con miras a la cultura de paz, la validación de los acuerdos, el cumplimiento e implementación de los mismos y, sobre todo, la participación social incidente en todas las etapas del proceso.
El lema consensuado de la campaña de los 100 días es muy diciente de la lógica en que se inscribe: NI UNA VIDA PARA LA GUERRA, TODAS LAS VIDAS PARA LA PAZ. Varias piezas de comunicación se han preparado con laudable esmero por un grupo de jóvenes comunicadores/as para hacer comprensible y expandir la Campaña de los 100 días.
El frente por la paz no puede quedarse esta vez en el nivel de espacio compartido por las altas vocerías de los actores colectivos que lo conforman. Es preciso que en este intento se emprenda lo que no se ha emprendido nunca: la constitución de espacios de base comunes a todos los integrantes del frente. La mayor potencialidad está en la base, no en los altos niveles. En espacios compartidos de base cuentan las personas concretas que toman iniciativa a partir de las vivencias cotidianas en sus territorios. Así tienen mayores posibilidades de ser tenidos y tenidas en cuenta, y ejercer sus derechos de hablar, proponer y hacer, las mujeres y los hombres no sectorizados, es decir, no alineados partidistamente, las y los jóvenes, aún las niñas y los niños que en la actualidad tempranamente tienen que abocar los problemas, las oportunidades y los ritos de la vida pública.
Ejemplo siempre traído a colación y nunca aprovechado de manera cabal y ajustada a las propias condiciones de tiempo y lugar es el de los Comités de Base del Frente Amplio de Uruguay con una experiencia fructífera de más de 40 años.
Hoy el ejemplo que está más al alcance de todas y todos es el de los Círculos del reciente movimiento sociocultural y sociopolítico Podemos en España. Son más de 900 grupos de ciudadanos que se reúnen para debatir ideas y propuestas. El número de Círculos que vertebran Podemos no ha parado de crecer de forma exponencial desde que la formación se hizo con cinco escaños en el Europarlamento, el 25 de mayo de este año. Desde entonces, la iniciativa que lidera Pablo Iglesias ha contestado y esquivado preguntas señalando que estas deberían ser planteadas a los distintos Círculos, las agrupaciones de ciudadanos que conforman la estructura de Podemos (López de Miguel, 20.09.14).
En enero de este año, antes de que el papel de los Círculos estuviera sobre la mesa, el propio Iglesias intentó explicar este concepto desde su blog en Público: "Un Círculo Podemos es un punto de una red por la unidad, el cambio y la ruptura democrática. Un grupo que comparte que la dramática situación que vivimos sólo se arregla entre todos y con el protagonismo popular y ciudadano".
Existe hoy en Colombia una estructura de oportunidad política, en virtud de las circunstancias excepcionales creadas por el proceso de salida política del conflicto interno armado, que no puede perderse en medio de los particularismos, egoísmos y narcisismos, personales o grupales.
Es preciso crear las condiciones para que el marchitamiento del conflicto armado se traduzca en un esplendoroso florecimiento de la política, la economía y la vida en todos sus aspectos y dimensiones. La paz, si es integral y duradera, se constituirá en una ganancia neta tanto para el país económico, como para el país político y el país social.
Los dos retos centrales – que hacen que la paz no se quede en el champú de la retórica pacifista - están en la disputa redistributiva y en la disputa por la conciencia histórica. Bienes públicos y consciencia pública son la materia prima de los cambios que la paz, si es real y verdadera, debe aportar al país de hoy y de mañana.
La paz posible es la paz imperfecta, pero perfectible en virtud de la acción sostenida de un movimiento social de paz portador de un proyecto de país. El movimiento social de paz es una dinámica muy amplia no encasillable en estructuras rígidas, pero puede materializarse en un acuerdo o consenso ciudadano básico que se exprese en el frente común por la paz. ¿Estaremos a la altura de este reto elemental?
Luis I. Sandoval M.
Investigador Social, Coordinador del Centro de Estudios Democracia HOY, columnista de El Espectador, Presidente Colegiado de Redepaz.
Lecturas relacionadas con el presente texto:
Carta de Clamor Social por la Paz al Presidente de la República y a los Comandantes de las FARC-EP y el ELN, 10 de diciembre de 2013.
Declaración Fundacional del Frente Amplio por la Paz con Justicia Social, 5 de junio de 2014.
CONPAZ se suma a Frente Amplio por la Paz y plantea 7 propuestas, 5 de junio de 2014.
CLAMOR SOCIAL POR LA PAZ: carácter, acuerdo político, agenda, espacios de convergencia, Seminario Político, Abril de 2014.
EL FRENTE AMPLIO POR LA PAZ, contexto, carácter, plataforma y tareas, 18 de julio de 2014.
CONVOCATORIA CONCERTADA DE LA 27ª. SEMANA POR LA PAZ, 7-14 de septiembre, 8 de agosto de 2014.
CONGRESO CONSTITUYENTE POR LA PAZ, DEMOCRACIA, JUSTICIA SOCIAL Y VIDA DIGNA, 15-17 de noviembre, cuarta versión de la propuesta, 24 de agosto de 2014.
ENCUENTRO NACIONAL FRENTE AMPLIO POR LA PAZ, LA DEMOCRACIA Y LA JUSTICIA SOCIAL Noviembre 15 de 2014, propuesta Septiembre de 2014.
Llamado de Clamor Social por la Paz y del Frente Amplio por la Paz, la Democracia y la Justicia Social, apoyando la Semana por la Paz y los 100 días de acción convergente por la paz, 28 de agosto de 2014.
PRESENTACIÓN DE 100 DIAS DE ACCION CONVERGENTE POR LA PAZ, 28 de agosto de 2014.
DECLARACIÓN FINAL DEL XX ENCUENTRO DEL FORO DE SAO PAULO: El logro de una paz justa y democrática en Colombia es fundamental para la estabilidad de la región. Respaldamos resueltamente el diálogo entre las FARC-EP y el gobierno colombiano, en un ambiente de cese al fuego bilateral y la humanización del conflicto. Apoyamos la apertura formal de negociaciones con el ELN y el inicio de contactos con el EPL. Foro de Sao Paulo / La Paz, Bolivia, Miércoles 3 de septiembre de 2014.
Fuente: Semanario Virtual Caja de Herramientas Nº 419
Semana del 3 al 9 de octubre de 2014
Corporación Viva la Ciudadanía
[1] Ver mi texto Transición, Referendo y Constitución: camino a la II República, marzo de 2014 y algunas de las columnas publicadas en El Espectador: La Constitución y las Farc, 10 de julio de 2011; La Paz es un Proyecto de País, 15 de julio de 2014. Y más atrás Democratizar la Democracia es el Proyecto, texto publicado en el volumen Por un Bloque Alternativo de Poder en Colombia, Fica, Bogotá, Agosto de 2005.
[2] Marcha Patriótica y Congreso de los Pueblos, Cumbre Agraria, Campesina, Étnica y Popular, Unión Sindical Obrera, con sus correspondientes entornos ensanchados: Frente Amplio por la Paz con Justicia Social y Clamor Social por la Paz, a los cuales se han asociado, sin confundirse, las iniciativas ciudadanas de paz con trayectoria de décadas como Redepaz, Asamblea Permanente por la Paz, Red Prodepaz, Cinep-Programa por la Paz, Ruta Pacífica de las Mujeres, Viva la Ciudadanía, y otras basadas en la lucha por los derechos humanos, por las víctimas, por el desarrollo local y regional, por el reconocimiento y derechos de los géneros y opciones sexuales, por objetivos de carácter social – tierra, educación, salud, vivienda, servicios, empleo - que en conjunto configuran una postura de civilismo radical democrático, expresan el núcleo básico del frente, o gran convergencia, al cual estamos haciendo referencia en este escrito.
https://www.alainet.org/es/articulo/103967
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